C8 : La funda de la espada y Escapando de la prisión

Advertencia: Este capítulo será algo largo ya que condensa ocho episodios. Sé que empieza de manera diferente al fanfic original, pero decidí incluirlos porque pensé que eran relevantes para la trama. Además, ¡nunca viene mal un poco de Nonnie! ¡Espero que les guste!

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— A ver... según este libro, varios descubrimientos realizados por ciertos exploradores se deben a la ayuda de nativas que contaban con el respaldo de una diosa con seis brazos...— decía Nora en voz alta, mientras pasaba la página —Sí, definitivamente ellas tuvieron algo que ver en todo esto—

Estaba sentada en su escritorio, concentrada en sus libros de historia. Tenía un examen importante en los próximos días, lo que le había impedido unirse a las misiones recientes con las Crystal Gems. A medida que repasaba las páginas, se dió cuenta de que muchos de esos sucesos históricos estaban ligados a las Gemas... y las fusiones.

— Ojalá Perla estuviera aquí... podría preguntarle qué fue lo que realmente pasó — murmuró para sí misma, anotando ideas en su cuaderno.

De repente, un sonido familiar la sacó de su concentración. Alzó la mirada y vio un leve resplandor filtrándose por la ventana, el portal del templo había sido activado. Sin perder tiempo, guardó sus cosas, abrió la ventana y se lanzó al primer piso. Desde que había desbloqueado su habilidad de flotación, ya casi ni usaba las escaleras.

Aterrizó suavemente y comenzó a correr hacia el templo. Si tenía suerte, la gema que usó el portal sería Perla.

— ¡Perla! Necesito que me ayudes con... ¡¿pero qué demonios?! —

Frente a ella, en lugar de alguna de las gemas, había un pequeño robonoide de forma circular, de un color verde claro. El extraño aparato estaba inspeccionando el portal y, para su sorpresa, lo estaba escaneando. Nora se quedó paralizada por un segundo, pero cuando vio que el robot parecía prepararse para irse, reaccionó rápidamente. Sin pensarlo dos veces, saltó sobre él y lo encerró en una burbuja.

Con el robonoide asegurado, se dio cuenta de la gravedad de la situación. Corrió hacia la puerta de las chicas y convocó una reunión urgente.

— ¿Lo atrapaste? ¿Qué es? — preguntó Amatista, intrigada.

— Parece ser un artefacto de tecnología demasiado avanzada para los humanos... Nora, ¿de dónde sacaste esto exactamente? — cuestionó Perla, entrecerrando los ojos.

—Ahí está el problema— respondió Nora, señalando la burbuja con el robot —Este robonoide no fue hecho por humanos. Mientras lo intentaba atrapar, accidentalmente dañé el portal del templo, pero él lanzó una especie de sustancia brillante que lo reparó. ¡Lo dejó como nuevo! Creo que ese es su trabajo ... reparar portales—

— ¿Un robot que arregla portales? ¡Eso no tiene ningún sentido! — exclamó Amatista, incrédula.

Perla, aún con dudas, miró a Garnet, que se mantenía en silencio, como si procesara algo importante.

— ¿Garnet...? — insistió Perla, esperando una respuesta.

Garnet levantó la vista, con una expresión grave.

— Cristal Gems, rápido. A los portales galácticos, ¡ahora! — ordenó con urgencia.

Sin perder un segundo, todas se dirigieron hacia el centro de portales, el nexo entre la Tierra y el vasto espacio. Si algo o alguien estaba intentando llegar a la Tierra, esa era la única manera.
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Cuando las chicas llegaron, lo primero que vieron fue una gran cantidad de robonoides esféricos trabajando en la reparación de uno de los portales principales.
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El portal, al quedar listo, comenzó a brillar con intensidad. Alarmadas, las gemas se escondieron rápidamente.

— Aquí Peridot, verificando la restauración del portal terrestre. La reparación fue exitosa. Que todos los robonoides Flast7-9 se preparen para activar manualmente los portales restantes — anunció una voz.
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Delante de ellas apareció una nueva gema. Su piel verde brillaba bajo la luz, y su cuerpo parecía fusionado con partes tecnológicas. Mientras hacía un informe de trabajo, revisó algunos detalles finales y luego se retiró, llevándose consigo a todos los robonoides.

"Maldición, Peridot ya está en la Tierra. A partir de ahora, todo se va a complicar. Solo queda esperar el mensaje de Lápiz Lazuli y prepararme."

—¿Chicas, quién era esa? ¿Era otra gema? —preguntó Nora, sorprendida.

Sin responder, las tres se lanzaron hacia el portal y lo destruyeron por completo. Perla murmuraba cosas sin sentido, mientras Amatista se quejaba de la situación. Cuando lograron calmarse, las gemas explicaron a Nora sobre los portales al espacio. Sin embargo, cada vez que Amatista intentaba hablar, Garnet la detenía, temiendo que revelara demasiado. Al final, decidieron regresar a casa para que Nora pudiera descansar.

—Entonces... ¿me estás diciendo que otras gemas están intentando volver y destruir la Tierra?— Greg sintió su corazón acelerarse.

—Tranquilo, papá. Sé que suena mal, pero déjame explicarte...—

Nora le habló de algunos detalles, lo suficiente para calmarlo un poco. Tras una charla larga y alguna que otra mentira, llegó al tema del espacio exterior y su madre. Greg, tratando de disimular su nerviosismo, comenzó a contarle con entusiasmo cómo conoció a su madre, y cómo durante un tiempo cuidó de Crea Agria cuando era bebé.

Pasaron los días, y el invierno llegó. Connie llamó a Nora para pasar la tarde juntas, y ella aceptó con entusiasmo. Aquella tarde fue una de las más tranquilas de su vida, algo que agradeció profundamente. Charlar y disfrutar de la compañía de su novia, comiendo malvaviscos frente a una fogata en medio del frío, ¿podía pedir más?

—Está hecho de colágeno, articulaciones y vísceras —dijo Connie mientras se llevaba un malvavisco a la boca.

—Jajaja, más despacio, amor. No quiero que te atragantes —le respondió Nora, apoyando su cabeza en la de Connie.

Connie, que estaba acurrucada entre los brazos de Nora, cerró los ojos. El momento era perfecto... hasta que el celular de Connie comenzó a vibrar. Tuvo que contestar la llamada.
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—No, no mandes a papá, ya voy de camino— dijo antes de colgar —Lo siento, amor, pero mi mamá dice que viene una tormenta fuerte y quiere que vuelva... aunque tal vez no pase por aquí—

—No te preocupes. Ahora que tus padres y yo estamos en buenos términos, preferiría que me vieran como alguien responsable. Alista tus cosas, le avisaré a mi papá para que nos lleve—

Tras un beso en la frente, Nora se levantó para hacer los arreglos. Greg llevó a las chicas hasta la casa de Connie, donde, tras una charla, los Maheswaran las invitaron a pasar la noche.
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A pesar de la calma, Nora se sentía impaciente por lo que podría suceder. Cada cierto tiempo, iba al portal del templo y viajaba a distintos puntos para verificar si los robonoides de Peridot seguían activos. Al no encontrar nada, pidió a Amatista que le informara si había algún avance.

—Ok, solo faltan los exámenes finales y... —un pequeño ruido en su ventana la interrumpió.

Al asomarse, vio a Amatista en el primer piso, haciéndole señas para que bajara. Nora lo hizo lo más rápido posible y encontró a Amatista cargando un saco.

—Amatista, ¿qué llevas ahí?—

—Ah, nada, solo los restos de uno de esos robots gigantes que destruimos. Pensé que te gustaría quedarte con un trozo—

—¿Robots gigantes? ¡Espera! ¿Ya pelearon con una de esas cosas y no me avisaste? ¡Te dije que me mantuvieras al tanto!—

—Oye, cálmate. Lo importante es que ya lo derrotamos. No entiendo por qué estás tan molesta últimamente —replicó Amatista, dándose la vuelta— De todos modos, mañana vamos a investigar esto. Garnet cree que otro aparecerá en la Isla Máscara—

—Esta vez voy con ustedes—

Al día siguiente, tal como dijo Amatista, uno de los robots gigantes apareció en la isla.

Sin embargo, antes de que las gemas se lanzaran a destruirlo, Nora las detuvo, proponiendo un plan para aprender más sobre la máquina. Después de un rato de debate, las gemas decidieron confiar en su intuición. Se subieron al robot circular y comenzaron el viaje. Este las llevó primero a la guardería y luego hasta la base de control, que estaba bajo la dirección de la gema invasora.
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"Está bien, necesito seguir los pasos de Steven. Aguamarina y Topacio vienen a la Tierra por la lista que Steven le da a Peridot, y Jaspe llegará con Lápiz por la presencia de las Crystal Gems. Todo esto es necesario."

Nora dio un salto y aterrizó detrás de las enormes manos del robot, tal como en la serie original. Dio los nombres correctos e intentó interrogar a la extraña gema. Justo entonces, las Crystal Gems hicieron su aparición y destruyeron el panel de control.

La semana siguiente transcurrió con normalidad. Connie visitaba con frecuencia a Nora para leerle su novela favorita. A menudo le contaba lo disgustada que estaba con el final y lo mucho que había invertido emocionalmente en la historia.

—Tienes razón. Creo que se desvió demasiado del tema original solo para complacer al público general. Pero... aún así, me encantó. Puede que sea cliché, pero un final con boda me parece muy lindo, ¿no crees?— comentó Nora, entrelazando sus dedos con los de Connie.

—B-bueno... yo... puede que ahora lo vea diferente—respondió Connie, sonrojada —Pero eso no quita que el final sea una completa... ¿Para qué tanto drama si al final ni siquiera sus amigos se acordaron de ella? ¿¡Desaparecen por ocho años y solo vuelven para la boda!?—

—Jajaja, me encanta cuando te enfadas, mi Canelita—

En otra ocasión, Nora ayudó a Greg a ordenar el garaje, que estaba repleto de cosas. Las chicas se ofrecieron a ayudar, pero Nora les dijo que solo separaran algunas cosas para llevarlas luego al cuarto de Amatista, quien aceptó encantada. Mientras movían las cajas, Nora encontró una llena de cintas viejas.

"¿El mayordomito?... No, no voy a dejar que pierdan tiempo con esta basura"

Cerró la caja con cinta y la dejó a un lado. Concentrándose lo suficiente, logró entrelazar su mente con la de León, un truco que había descubierto hacía poco. Llamó mentalmente a su amigo felino, y después de un rato, León apareció. Sin que su padre la viera, metió la caja en la melena de León, asegurándose de que nadie la encontrara jamás.

Para el fin de semana, todo parecía ir bien, pero Nora estaba impaciente. Todas las mañanas iba a la playa para ver si había alguna señal del mensaje de Lápiz, pero al no encontrar nada, volvía a casa. En una de esas visitas, llegó al templo justo cuando las chicas salían del portal. Garnet llevaba una enorme lanza, mientras Amatista cargaba una pila de espadas y armas. Nora vio a Perla con una funda rosada en las manos. Sabiendo en qué episodio estaban, esperó a que Perla se alejara un poco para hablar con ella.

—Muy bien, Perli, ¿qué pasó esta vez? ¿Por qué te veo tan triste, querida?—

—N-Nora... Mmm, vaya, no te vi llegar. ¿Cómo te fue en los exámenes?—

—Sabes que los aprobé todos, no intentes cambiar de tema, linda—

—No es nada, en serio, estoy bien —respondió Perla, intentando ocultar la funda detrás de ella.

—Mi Perla... —Nora se acercó suavemente—¿desde cuándo tú y yo tenemos secretos?—

Este gesto desconcertó a Perla. Por un momento, pensó en contárselo todo, pero respiró hondo y trató de calmarse.

—Bueno... encontré la funda de la espada de Rose y... me trajo algunos recuerdos, es todo— dijo, mostrando la funda.
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—Vaya, encontraste mi funda, qué lindo—

Perla le entregó la funda a Nora, quien llamó mentalmente a León para juntarla con la espada. Nora sabía que este día llegaría tarde o temprano y que, de cualquier forma, sería doloroso para Perla. Por su parte, Perla no podía dejar de mirar, asombrada, cómo León, ya extraño de por sí, parecía ahora ser usuario de magia.

—Por fin, la espada y la funda están juntas. Gracias, Perla—

—E-espera un momento, ¿por qué León tiene capacidades mágicas? ¿Dónde encontraste la espada?— preguntó Perla, tratando de buscar dentro de la melena del felino, quien soltó un gruñido leve.

—Querida, cálmate. Este es mi León, por supuesto que es mágico. Por eso es rosado. En cuanto a la espada... bueno, lo vi en un sueño—

—E-esto no puede ser— Perla se apartó del león, mirando a Nora— ¿Qué tanto has visto? ¿Recuerdas tu vida antes de nacer? ¿Recuerdas algo sobre... —dudó un segundo, pensando si era correcto seguir— la guerra?—

—Mmm, bueno, recuerdo algunas cosas. La mayoría las veo en sueños. Algunos son borrosos, otros muy reales. Como mi armería, la espada y... creo que hay algo que te interesará— dijo Nora, dándose la vuelta — ¿Me acompañas?—

Perla tomó la mano de Nora y juntas se dirigieron al portal, rumbo al campo de fresas. A lo lejos, podían ver las pequeñas islas flotantes que llevaban hasta una gran masa de tierra. Nora guió a Perla hasta lo más alto y luego se acercó a la orilla, comenzando a hablar.
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—Recuerdo que estuvimos aquí hace más de cinco mil años— dijo Nora, girándose para mirar a Perla —Perla, yo me quedaré a luchar por este planeta, pero tú no tienes que hacerlo conmigo—

—E-espe... no puede ser— balbuceó Perla, su voz entrecortada —P-pero quiero hacerlo —las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras revivía esa escena de manera completamente distinta.

—Lo sé, pero por favor, por favor entiende... si perdemos, moriremos. Y si ganamos, nunca podremos regresar a casa —dijo Nora, con un tono suave, pero firme.

Perla se limpió las lágrimas y la nariz, tratando de recomponerse. Con un hilo de voz, agregó —¿Para qué querría volver a casa si tú estás aquí? —dijo mientras las lágrimas caían con más fuerza.

—Mi querida Perla —susurró Nora acercándose y extendiendo la mano hacia ella.

—Eres maravillosa —respondió Perla, entrelazando sus dedos con los de Nora, como lo había hecho antes con Rose.

Después de un momento, Nora se separó suavemente y añadió— Lo siento, Perla. Esto es todo lo que puedo recordar. No tengo más recuerdos de la guerra ni de lo que pasó después—

—Nora... —Perla soltó un sollozo y se lanzó hacia ella, abrazándola con fuerza— No necesito nada más—

Nora acarició la cabeza de Perla, calmándola. Las dos se sentaron en el borde de la pequeña isla flotante, contemplando la luna en silencio.

—Sé que esto es... no quiero incomodarte, pero necesito saberlo —dijo Perla sin atreverse a mirarla— ¿Quién eres realmente? ¿Eres Nora... o Rose?—

Nora respiró profundo antes de responder— Yo... soy yo. Ni más ni menos. Soy Nora, soy Rose, y también soy lo que mis amigas necesitan que sea —respondió con serenidad, levantándose y extendiendo la mano hacia Perla.

—Todo este tiempo... estuviste aquí. Por mis estrellas... —Perla soltó una pequeña risa nerviosa mientras se levantaba —Debes pensar que soy inútil...—

—Perla... —Nora la llamó suavemente— No eres inútil. No sabes lo importante que eres para mí... antes y ahora—

—Oh, Rose... te amo tanto. No sabes cuánto te he extrañado, cuánto he sufrido sin ti —dijo Perla, acercándose un poco más.

Nora la detuvo con suavidad —Mi querida Perla... no olvides que, además de Rose, también soy Nora. Y Nora tiene una novia a la que ama mucho—

La sonrisa de Perla se paralizó por un segundo. —"Un humano... por supuesto, siempre estoy detrás de un humano"— pensó, con cierto recelo. —"No, lo único que importa es que ella está de vuelta"—, se recordó a sí misma, intentando sofocar el torbellino de emociones que sentía.

—Y-yo... tienes razón. Lo siento, Nora— respondió Perla retrocediendo, con la voz temblorosa— Disculpa... pero, ¿te molesta que te llame Rose?—

"Está bien, no me importa que me llames Rose. Técnicamente ni siquiera soy Nora."

—No, no me molesta... pero mantengámoslo en privado, ¿de acuerdo? —respondió Nora con una sonrisa.

—¡Sí, mi Rose! —exclamó Perla con un pequeño salto de alegría.

Desde aquel momento, la relación entre Nora y Perla se volvió más profunda y cercana. Las demás gemas notaron el cambio, pero no le dieron demasiada importancia. A pesar de la insistencia de Perla en que Nora debería contárselo a las demás, Nora le pidió que lo mantuviera en secreto, y Perla, sin vacilar, aceptó.

Tras despedirse de las Crystal Gems, Nora decidió regresar a casa para descansar. Perla, la acompañó durante todo el trayecto. Cuando Perla intentó entrar con ella, Nora la detuvo suavemente, sabiendo que no podría dormir tranquila bajo la observación constante de Perla.

—Perla, no es necesario que entres— Nora sonrió con un toque de cansancio— Aprecio tu compañía, pero necesito algo de espacio para descansar—

Perla asintió, comprendiendo, y se retiró con elegancia.

—¡Por fin! —suspiró Nora, dejándose caer sobre su cama —Este día fue agotador...—

Sin embargo, apenas su cuerpo tocó el colchón, un estruendoso sonido resonó por toda la casa. Las paredes temblaron descontroladamente, y las ventanas parecían a punto de estallar. Nora se cubrió los oídos, sintiendo cómo los decibeles casi la destrozaban los tímpanos. Se levantó con dificultad y salió de su habitación.

"¿Qué demonios es eso?... ¡El mensaje! Lapis... ¡lo logró!"

—¡Nora, ¿qué está pasando?! —gritó Greg, saliendo de su cuarto con las manos en los oídos.

—¡Tranquilo, papá, yo me encargo! —respondió Nora mientras corría hacia la puerta, su voz apenas audible entre el estruendo.

Corrió tan rápido como sus sandalias se lo permitieron sobre la arena de la playa. Al llegar al templo, encontró a las Crystal Gems luchando por apagar el artefacto mágico que causaba todo ese alboroto.

—¡Chicas, apaguen eso! —gritó Nora.

—¡Nora! —exclamaron las tres al unísono.

—¡No podemos! —explicó Perla desesperada— El artefacto está diseñado para transmitir mensajes de voz. No se apagará hasta que el mensaje termine—

—¡Apaguen esa cosa! —gritaba Amatista, cubriéndose los oídos.

Garnet, invocó sus guantes y presionó con fuerza el botón del aparato, logrando silenciarlo por un momento. Pero, apenas lo soltó, el sonido volvió a estallar en el aire. Sin pensarlo dos veces, Nora dio un pequeño salto y se sentó sobre el botón, usando todo su peso para mantenerlo bajo control.

—Gracias... —suspiró aliviada— Bien, ahora, ¿qué es exactamente esta cosa?—

Perla, con su habitual entusiasmo, comenzó a explicar—Esto es la Roca de los Lamentos. Fue crucial durante la guerra hace miles de años, permitiá a las gemas transmitir mensajes importantes. Pero... debería sonar en un tono claro, no este espantoso ruido—

—Si este aparato es de la era antigua—dijo Nora, levantando una ceja— ¿No creen que ya seria algo obsoleto?, quiero decir, ya pasaron miles de años. Lo más probable es que estén intentando mandar un mensaje, pero el aparato es tan viejo que no puede recibirlo correctamente. Es como intentar transmitir algo digital usando un fonógrafo—

Garnet cruzó los brazos, mirando a Nora con interés.

—¿Y qué sugieres que hagamos?

—Si se trata de audio, mi papá podría ayudar. Pero si eso no funciona, tengo otra idea...—

Sin perder tiempo, Nora llevó a las gemas a donde Greg, quien, emocionado por el desafío, intentó decodificar el sonido.
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Después de varios intentos fallidos, Nora sugirió que lo probara en otro formato. Finalmente, el mensaje fue decodificado en un vídeo, revelando la advertencia de Lapis Lazuli. Tal como en la serie original, Lapis les estaba avisando sobre las gemas que pronto llegarían a la Tierra.

—Sabía que pasaría tarde o temprano... Bueno, lo importante es que ahora estamos al tanto de lo que se avecina —dijo Nora, con calma, mientras observaba el video que Lapis.

—N-Nora... ¿qué está pasando? ¿Ellas... van a venir? —preguntó Greg, claramente preocupado.

—Tranquilo, papá. Yo me encargaré de esto —intentó consolarlo Nora antes de voltear hacia las Crystal Gems— Muy bien, chicas. El enemigo se acerca y tengo un plan, sin embargo necesito que confíen plenamente en mí—

—Confío en ti—dijo Perla, poniéndose decidida a su lado.

—Mmm... No lo sé... ¿Qué dices tú, Garnet? —consultó Amatista, insegura.

—Yo... —Garnet se tomó unos segundos mientras ajustaba sus gafas— Es el mejor camino a seguir—

Pasaron algunos días, y el momento de la invasión finalmente llegó. Nora y Greg tomaron la responsabilidad de evacuar la ciudad de manera segura. Gracias a la confianza que la mayoría de las personas tenían en Nora, muchos la siguieron sin dudar. Algunos, sin embargo, decidieron ignorar sus advertencias, pero incluso ellos acabaron huyendo cuando vieron la gigantesca nave aparecer en la atmósfera.

—Nora, sé lo que me vas a decir, pero... por favor, considéralo al menos. Podríamos dejar la ciudad. Las gemas pueden encargarse de esto, las conozco. Sé que lo lograrán —rogó Greg, con el rostro lleno de preocupación.

—Sé que arriesgo mucho como humana... pero también tienes que confiar en mi parte gema. Te prometo que todo saldrá bien. Además, no estoy sola, tengo a las chicas luchando a mi lado. Y también tengo a mamá cuidando de mí. Pero, sobre todo, te tengo a ti. Tu siempre fuiste la voz que me guío y me hizo sentir segura, ahora nesecito que seas esa voz para ellos— dijo mientras apuntaba a la gente restante—Estaré más tranquila si sé que estás a salvo— dijo Nora.

—No sé qué hice para merecerte... —susurró Greg mientras derramaba una lágrima.

—Eres un gran papá. Te quiero mucho —respondió Nora con cariño, abrazándolo por última vez antes de partir.

Greg observó cómo su pequeña princesa, quien alguna vez había sido tan solo una adolescente normal, ahora lideraba con valentía a las Crystal Gems en lo que parecía una guerra por el destino de la Tierra. Con un suspiro resignado, subió a su camioneta y, sin mucho ánimo, comenzó a alejarse, dejando todo en manos de su hija.

—Bien, necesitamos a Ópalo. Concéntrense en un solo punto. A mi señal, disparen junto con los cañones de luz —ordenó Nora, posicionándose mientras observaba la nave descender.

La gigantesca nave, con forma de mano, comenzó a descender, solo para ser recibida por un ataque múltiple de flechas y rayos lazers. Sin embargo, el ataque no causó ni un solo rasguño en su estructura. Finalmente, cuando la nave se posó sobre la playa, tres figuras emergieron de su interior.
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—Ellas son Jaspe... ellas fueron las que destruyeron mis cosas —murmuró la gema verde con cierto rencor.

—¡Vaya! ¡Qué trío más curioso!— exclamó Nora —Una Peridot de la segunda era, una Jaspe nacida en la Tierra, y mi querida Lapis Lazuli—

Todas, tanto las Crystal Gems como las invasoras, dirigieron sus miradas hacia Nora, sorprendidas. La Jaspe más robusta observó a las terrícolas con desdén y le ordenó a Peridot que acabara con ellas de una vez. La nave lanzó un rayo mortal hacia las Crystal Gems, pero fue bloqueado justo a tiempo por el escudo de Nora.

—No se preocupen, tengo un plan —dijo Nora, jadeando ligeramente por el esfuerzo de crear un escudo tan grande— ¡Oye, Jaspe! ¡Ven y pelea, cobarde!—

—¿Ese escudo...?— Jaspe frunció el ceño, claramente irritada —¿De verdad eres Rose Cuarzo? ¿Qué clase de broma es esta?—

—¿Qué tal una revancha? Espero que no te hayas oxidado después de todo este tiempo —dijo Nora, posicionándose.

Jaspe esbozó una sonrisa macabra y se lanzó contra las Crystal Gems. La batalla fue feroz, pero no duró mucho. Lo último que Nora recordó fue bloquear el golpe de Jaspe con su escudo antes de ser derribada por su casco.

Cuando Nora finalmente despertó, con un ojo morado, se encontraba en el suelo de lo que parecía ser una cárcel futurista.
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—Ay... —murmuró Nora mientras se sobaba la cabeza—¿Qué pasó?... Oh... ya veo, estoy en la nave. Jeje, al menos lo hice parecer genial—

Nora se incorporó lentamente, observando a su alrededor. Para su sorpresa, la celda no ofreció demasiada resistencia, y en poco tiempo pudo salir de allí. Sin perder tiempo, empezó a correr por los fríos pasillos de la nave hasta encontrar otra celda, donde vio a Ruby encerrada.

—Vaya, vaya... ¿pero a quién tenemos aquí? —dijo Nora con una sonrisa traviesa—¿Cómo te llamas, pequeña y linda gema?—

—¡Ay, no puede ser! Lo que me faltaba... Espera, ¿cómo es que estás fuera?— Ruby parecía desconcertada —Olvídalo, ¡solo ayúdame a salir!—

—Tranquila, belleza. Yo me encargo, pero recuerda que me deberás un favorcito— dijo Nora, guiñándole un ojo antes de abrir la celda.

Gracias a su fisionomía humana, las trampas no afectaban tanto a Nora, lo que le permitió liberar a Ruby sin problemas. Con Ruby a su lado, ambas comenzaron a explorar la nave en busca de las demás. Al poco tiempo, Nora encontró a Lápiz Lazuli en una celda, sentada en posición fetal, con una expresión de total derrota.

—Oye, linda... ¿te gustaría acompañarme? —preguntó Nora suavemente.

—¿N-Nora? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo siquiera escapaste? —dijo Lápiz, sorprendida, levantando apenas la cabeza.

—Nah, trucos del oficio —respondió Nora con una sonrisa juguetona mientras usaba su cuerpo como arco para crear un espacio en dónde Lápiz pueda salir— ¿Q-que p-pasa, Lápiz...? —preguntó Nora, sintiendo un choque eléctrico recorrerle el cuerpo.

—No... No puedo... Yo... yo no voy a salir de aquí —respondió Lápiz con voz quebráda.

Nora entró a la celda, dejando a Ruby afuera. Le hizo una señal para que se fuera, y Ruby corrió rápidamente en busca de su Zafiro. Dentro, Nora se acercó a Lápiz, su tono se suavizó aún más.

—¿Qué sucede, Lápiz? ¿No te alegra que esté aquí? —preguntó con ternura, sentándose a su lado.

—No es eso...— Lápiz evitaba su mirada, su voz temblababs —Es solo que... ya te he causado suficientes problemas. Por favor... por favor, detén esto. Yo... abogaré por ti. Si nos comportamos, tal vez nos den clemencia —suplicó Lápiz, con lágrimas formándose en sus ojos.

Nora tomó la mano de Lápiz con delicadeza —Sabes que no puedo hacer eso —dijo Nora, apretando ligeramente su mano— No puedo dejar de pelear por mi hogar, ni por las personas que amo. Se que es repentino pero, sería increíble si tú también formas parte de esto... si lucharas a nuestro lado—

Lápiz dudó, sus emociones eran un torbellino en ese momento —Y-yo...—

—Tranquila— la interrumpió Nora, acariciando su mano —Sé que es difícil. No te preocupes, te lo volveré a ofrecer cuando estés lista—

Nora se levantó, lanzándole una última mirada esperanzadora a Lápiz antes de salir de la celda. Mientras corría por los pasillos, el eco de sus pasos era su única compañía. Hasta que, de repente, escuchó un suave canto que la guió hacia otra celda. Allí estaba Zafiro.

—Hola, pequeña dama. Imagino que tú eres la Zafiro de la que tanto habla cierta Rubí —dijo Nora, sonriendo con calidez.

—Oh... vaya... ¿Crees que podrías...? —preguntó Zafiro con su característico tono tranquilo.

—Por supuesto, linda —respondió Nora, liberando a Zafiro.

Ambas corrieron por los pasillos hasta encontrarse con Ruby en la sala principal. Al ver a su Zafiro, Ruby corrió a su encuentro, y en un emotivo abrazo, y uno que otro beso, finalmente se fusionaron en Garnet.
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—Me alegra verte de nuevo, Garnet. Toda tú —dijo Nora con una sonrisa.

—Nora... —Garnet la miró, algo avergonzada —Planeábamos contártelo en tu cumpleaños...—

—Jeje, tranquila — rió Nora suavemente —De alguna manera, ya lo sabía. Algo me decía que tanto amor no podía ser de una sola persona, sin mencionar las dos gemas—

—Jajaja, tú... —Garnet rió.

—Ahora tenemos que ir por las demás antes de que... —empezó a decir Nora, preocupada.

—Tranquila. Yo me encargo— interrumpió Garnet, dándole un beso en la frente a Nora —Tú ve por ellas—

Nora corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a las jaulas donde estaban Amatista y Perla. Sin perder tiempo, las liberó y las llevó al centro de control de la nave, donde sin mucho problema neutralizaron a Peridot.

—Perla, ¿crees que puedas manejar esta cosa?—preguntó Nora, agitada.

—Solo hay una forma de saberlo —respondió Perla, conectándose con el sistema de la nave.

Mientras Perla luchaba por devolver la nave a tierra, Garnet estaba enfrascada en una feroz batalla con Jaspe. La tensión en el aire era palpable. Los golpes resonaban por toda la nave, cada uno más brutal que el anterior. Justo cuando el motor explotó, Nora ya tenía planeado correr a buscar a Lápiz y protegerla en una burbuja, pero Garnet la interceptó en el último segundo, llevándola de vuelta con las chicas.

Con solo segundos antes del impacto, Nora creó una burbuja lo suficientemente grande para proteger a todas. Dentro de ella, solo podía esperar y rezar para que Lápiz estuviera bien.
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El estruendo fue ensordecedor. La nave se estrelló contra el templo y explotó, esparciendo miles de trozos de metal y escombros por toda la playa. Cuando el polvo finalmente se asentó, las Crystal Gems emergieron ilesas, gracias a la burbuja protectora de Nora. Pero, a lo lejos, se podía ver la enorme mano de Jaspe saliendo de entre los restos.

—¡Ustedes... malditas plagas! —gritó Jaspe, furiosa— Solo pudieron derrotarme porque se fusionaron. ¡No son nada contra mí! Si tan solo tuviera a alguien con quién...—

Se detuvo abruptamente cuando, entre los escombros, Lápiz Lazuli emergió, tambaleándose, visiblemente aturdida por el choque. Al ver su oportunidad, Jaspe no perdió tiempo en intentar convencer a Lápiz de fusionarse con ella. Justo cuando sus cuerpos empezaron a brillar, el león de Nora lanzó un rugido sónico que desestabilizó la fusión, dejando a ambas gemas aturdidas.

—¡Aléjate de ella, maldito monstruo! ¡Nadie se fusiona con mi Lápiz Lazuli, y mucho menos una tóxica como tú! —gritó Nora con furia, lanzándole un escudo a Jaspe, quien lo desvió a duras penas.

—¡Chicas, Alejandrita, ahora! —ordenó Nora.

Lápiz, al ver a Nora luchando con tanta determinación, sintió una oleada de emociones. Se sintió ridícula por haber considerado sacrificarse de esa manera. Con las pocas fuerzas que le quedaban, intentó alzar el vuelo, pero fue detenida bruscamente por Jaspe, quien la atrapó con una mano firme.
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—¡¿A dónde crees que vas?! ¡Te fusionarás conmigo, quieras o no! —rugió Jaspe, completamente fuera de sí.

Antes de que Jaspe pudiera hacer algo más, un enorme puño la golpeó con fuerza, mandándola a volar hasta el océano. Alejandrita había hecho su aparición en el último momento. Lápiz Lazuli no pudo soportar más la fatiga y se desmayó ahí mismo.

Nora corrió hacia Lápiz y, con un gesto delicado, la cargó como si fuera una princesa. Caminó hacia las Crystal Gems, que ya se habían desfusionado, sintiendo el peso del cansancio acumulado en su propio cuerpo.

—Eso es todo por ahora... —jadeó Perla, exhausta.

—Bien hecho, Nora. —Garnet le lanzó una mirada de aprobación —Hubiera sido peligroso que Jaspe la obligara a fusionarse. Lo hiciste bien—

—Oye, ¿y qué haremos con ella ahora? ¿La burbujeamos? —preguntó Amatista, mirando a la inconsciente Lápiz.

—Yo cuidaré de ella —respondió Nora.

Aunque sentía que su cuerpo estaba a punto de colapsar por el agotamiento, continuó caminando hacia su casa, con Lápiz en sus brazos. El camino se hizo largo, pero Nora no disminuyó el ritmo. De repente, su celular vibró. Era una llamada de Connie.

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Autor: Bueno, eso es todo por ahora. Lamento la demora, pero los siguientes episodios tardarán un poco debido a mis obligaciones. ¡Espero que les haya gustado! No se olviden de visitar al autor original de esta obra y darle su apoyo. ¡Un beso y un abrazo!

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