C7 : Una "aventura" en la isla y La guardería
—¡Carajo! Ya es la tercera vez que me amonestan. ¿En serio esa gema monstruo no podía aparecer en la tarde? —se quejaba Nora— Si llego tarde otra vez, me van a suspender del colegio—
Llevar una vida de estudiante y al mismo tiempo ser la guardiana de la ciudad era un desafío. Aunque a este ritmo, a Nora no le preocupaban mucho los estudios. Tenía en mente algo más grande: algún día gobernaría su universo. Pero no estaría mal que, además de gobernadora, la llamaran licenciada.
Llegó a casa agotada tras un día estresante en el colegio. Mientras subía las escalerasn, al mirar por la ventana, notó que la camioneta seguía estacionada. Eso significaba que Greg no había ido a trabajar de nuevo. Era el quinto día que faltaba, y Nora empezó a preocuparse. Al escuchar ruidos en la habitación de su padre, decidió ir a ver qué pasaba.
—Papá, ¿te molesta que…? ¡Demonios! ¡¿Qué te pasó en la pierna?! —exclamó Nora al ver a su padre tumbado en la cama.
—¿Esto? N-no es nada, hija. Un pequeño accidente. Con un ibuprofeno se me pasa —dijo Greg, nervioso.
—¡Papá, tu pierna parece una sandía! ¿Desde cuándo está así? ¡Está llena de pus! ¿Cómo dejaste que se infectara de esta forma? —Nora examinaba la pierna con preocupación.
—No es nada, en serio…—
—No entiendo, si estabas bien antes de… —
"¡Carajo! La misión de Lápiz Lazuli… había olvidado por completo que Greg se rompía la pierna en ese episodio..."
—No te preocupes, papá. Yo te voy a curar —dijo Nora antes de darle un beso en la pierna.
—Hija, no soy un bebé para que me… ¡¿Qué?! ¡P-pero cómo…! —Greg se quedó boquiabierto al ver su pierna completamente sana.
—Tengo besos sanadores. Es una variante del poder de mamá—
—Vaya… jaja, cada vez me sorprendes más, hija—
— No es nada Pa', por cierto estaba pensando en volver a trabajar para la pizzería de los Coffe , talvez así pueda ayudar a arreglar la camioneta —
— Aunque te diga que no es nesesario, igualmente lo harás. Ya… ya eres toda una joven independiente… A estas alturas, ya no necesitas a este viejo —dijo Greg, con la voz cada vez más apagada.
— Hey... Eso no es cierto —respondió Nora, sentándose a su lado.
—Cada día creces más, mi pequeña. Siento que llegará el momento en que ya no seré lo que tú necesitas. Sé que es algo natural… yo también lo hice con mis padres en su momento… pero aun así… el pensar que te irás algun dia... —Greg bajó la mirada, luchando contra las emociones que lo abrumaban.
—Esto... Papá, ¿qué te parece si salimos un rato? Quiero mostrarte algo —dijo Nora, tratando de animarlo, mientras se dirigía a la puerta— Ah, y trae tu guitarra—
Padre e hija caminaron hasta la montaña del faro y se sentaron a contemplar el atardecer. Al principio, conversaron sobre cosas triviales: lo que ocurría en Ciudad Playa, las clases de Nora, las nuevas ideas de Greg para componer canciones. La charla fluía con naturalidad, pero Nora podía sentir que algo seguía inquietando a su padre.
—Papá, ¿está todo bien? —preguntó con suavidad.
—Yo… Nora, tú eres lo único que me queda —dijo Greg, volviendo la vista hacia el horizonte teñido de naranja— No quiero ser una carga para ti, mi princesa, pero… no puedo evitar sentir miedo cada vez que sales a esas locas aventuras. Si algo te pasara, yo… no podría hacer nada. No soy como las Gemas, no puedo protegerte—
—Papá, has sido una gran guía para mí. Incluso ahora, sigues enseñándome —dijo Nora, tomando la mano de Greg— Es cierto que tengo habilidades increíbles gracias a mamá, pero… soy quien soy por ti, porque me criaste con tanto amor y dedicación, aunque las situaciones no hayan sido las mejores— dijo Nora para cojer su ukulele —Mi pasión por la música, mi empatía, mi sentido del bien y del mal… todo te lo debo a ti. Tú fuiste mi luz, y lo seguirás siendo, hasta el día en que… ya no esté en este mundo—
"Demonios... No me gusta hacer esto, pero Greg se lo merece. Ok, clases de ukelele que tomé el año pasado, no me fallen ahora."
Nora comenzó a cantar suavemente mientras tocaba unas notas en su ukelele.
~Querido papá, ¿recuerdas que, solías cantarme? ¿Puedes hacerlo otra vez?~
~Querido papá, ¿recuerdas cómo, me cargabas en tus hombros? ¿Lo harías otra vez?~
~Querido papá, te recuerdo que, en todo el mundo no hay, nadie como túuuuuu...~
Al escucharla, Greg no pudo evitar derramar una lágrima. Conmovido por las intenciones de su hija, tomó rápidamente su guitarra y continuó la canción.
~Nadie como túuuu...~
~Nadie como túuuu...~
~Querida hija, recuerdo que solía cantarte, y quiero hacerlo otra vez...~
~Amada hija, recuerda también, que en este mundo de Gemas, no hay nadie como túuuuuu...~
~ Nadie como túuuu...~
~ Nadie como túuuu..~
~Túuuuuuuuuuuuu...~
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Al día siguiente, Nora tenía clases temprano, así que decidió salir a comprar ingredientes para el desayuno de ella y Greg. De regreso, pasó por "La Gran Rosquilla" y se encontró con una escena peculiar, Lars y Sadie estaban discutiendo. Sin embargo, esta vez era diferente. Lars salió furioso del local, dejando a Sadie visiblemente alterada.
—Sadie, buenos días, Vaya… ¿estás bien?—
—N-Nora, yo… estoy bien —respondió Sadie, tratando de ocultar una lágrima— ¿No deberías estar en el colegio? Te vas a hacer tarde—
"¡Maldita sea!, No puedo llegar tarde, pero... Está gordita sexi me nesecita"
—Volveré en la tarde. Si no hay muchos clientes, ¿qué te parece si salimos un rato?—
—¿Salir...? Bueno... —suspiró, abatida— Supongo que no hay problema—
Durante la escuela, Nora no dejaba de pensar en un lugar especial para llevar a Sadie. Tenía que ser un sitio tranquilo y alejado, donde no pensara en el trabajo ni en su obsesión con el chico de los aros.
—¡Sadie! Ya llegué. ¿Lista para nuestra salida, hermosa?
—¡Nora! —Sadie dejó lo que estaba haciendo y tomó su cartera.
—¿A dónde crees que vas? Nuestro turno aún no ha terminado —protestó Lars, irritado.
—Eso no te importa. Siempre te cubro cuando decides no trabajar. Hazme el favor por una vez en tu vida —respondió Sadie, cerrando la puerta tras de ella.
Ya afuera, Nora le contó a Sadie lo que tenía planeado. Después de pensarlo mucho, decidió llevarla a la Isla Máscara, no solo porque en la serie así estaba destinado, sino porque quería resolver un asunto pendiente ahí.
— ¿Una isla en medio del mar? Nora, eso suena increíble, pero… creo que alquilar un bote nos costaría mucho y... —
— ¿Bote? Oh, no, no, linda. Las gemas tenemos nuestra manera de viajar, solo sígueme — dijo Nora mientras la guiaba hacia el portal del templo.
— De haber sabido que iríamos lejos, hubiera traído algo. Bueno, al menos tú trajiste estas sandías — dijo Sadie mientras cargaba una de las sandías.
— Sí, estaban en oferta, así que las compré —
"Si lo pienso bien, al final terminarán en la isla, así que mejor apresuro las cosas. Las sandías vivientes me serán muy útiles en el futuro" pensó Nora.
Una vez llegadas a la isla y después de tranquilizar a Sadie por el transporte, Nora decidió explorar junto con Sadie la Isla Máscara, buscando un buen lugar para establecer su futura población. La isla era hermosa: cuarzos y diferentes rocas brillantes adornaban el lugar, diversos frutos salvajes y una hermosa playa.
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Las chicas se establecieron cerca de una laguna que tenía su propia catarata. Sin perder tiempo, Sadie se quitó la ropa para meterse al agua. La dulce apariencia de la bajita hizo que Nora se volteara de vergüenza. Por la tarde, luego de jugar con el agua, las chicas se tiraron en la playa mientras comían sandía.
— Oye, no creo que alguien se enoje si dejas las pepas en la arena — comentó Sadie, luego de ver cómo Nora recolectaba meticulosamente las pepitas de la sandía.
— No es por eso, yo... quiero plantarlas aquí. Tal vez tenga suerte y crezca alguna — dijo despreocupada.
Luego de conversar un rato, Sadie decidió recostarse a descansar mientras Nora se fue a plantar sus semillas en su zona ya establecida. Cuando finalmente regresó, pudo ver a Sadie mirando el atardecer con una expresión nostálgica. Se acercó lentamente y se sentó a su lado.
— Este lugar es maravilloso. Gracias por traerme, Nora — dijo Sadie, con una sonrisa débil.
— Lo que sea por ti, hermosa. He notado que has estado un poco decaída últimamente. ¿Ha pasado algo? — preguntó Nora, mirándola con preocupación.
Sadie suspiró, intentando ordenar sus pensamientos. — Pues... — comenzó, pero luego se quedó en silencio, dudando.
— Tranquila, no diré nada a nadie. Me conoces, Sadie, sabes que soy la última persona que se burlaría de ti — le aseguró Nora, poniendo suavemente una mano sobre la suya.
Sadie soltó un suspiro más profundo —Bueno, para empezar, está el tema de mi casa. Mi madre está cada vez más... ¿cómo decirlo? Fastidiosa con el tema de la universidad. No importa lo que haga, siempre parece que no es suficiente para ella. Mis amigos de toda la vida se están mudando de Ciudad Playa. Oficialmente me quedaré sin amistades, y para colmo, tengo que lidiar con… — se detuvo, bajando la voz — ni siquiera sé por qué me molesto. Es obvio que Lars no siente nada por mí, pero ahí sigo yo, como una tonta… — intentó reír, pero su voz sonó quebrada — soy un desastre...
Las palabras de Sadie se apagaron mientras bajaba la mirada, sus hombros temblaban. Nora la miró con ternura y la abrazó suavemente.
— Sadie, escucha — comenzó Nora con calidez —No eres un desastre. Eres increíblemente fuerte. Has enfrentado muchas cosas y sigues adelante. Eso te hace valiente, no tonta—
Sadie permaneció en silencio, apoyada en el hombro de Nora, con lágrimas rodando por su rostro.
— Tu valor no depende de la universidad o tus calificaciones. Eres creativa, amable y tienes un gran corazón. Y aunque tus amigos se vayan, no estarás sola. Encontrarás personas que te aprecien tanto como yo. Y si Lars no ve lo increíble que eres, el se lo pierde—
Nora se apartó un poco para mirarla a los ojos.
— Eres alguien que ilumina incluso los días más oscuros. Para mí, eres una de las personas más valiosas y maravillosas que existen— finalizo con una dulce sonrisa.
Sadie se quedó en silencio, procesando las palabras de Nora. Luego, levantó la vista con los ojos todavía brillantes y, sin pensarlo, se acercó nerviosa para en cuestión de segundos sellar sus labios con los de Nora.
El beso fue tan repentino que Nora se quedó congelada. Tras unos segundos, reaccionó y se separó suavemente.
— Sadie, yo… no puedo aceptar esto. Tengo novia y... —
— ¡Oh, Dios mío, Nora! — Sadie retrocedió rápidamente, horrorizada — Lo siento tanto, n-no lo sabía. Si lo hubiera sabido, nunca... No era mi intención. Debes odiarme — dijo, su voz quebrada por la vergüenza.
— Tranquila, no pasa nada — intentó decir Nora, aunque su voz temblaba —Esto no cambia quién eres para mí. Sigues siendo mi amiga, y eso no va a desaparecer por un malentendido—
— No, Nora. Fui una idiota… — murmuró Sadie, cubriéndose el rostro para ocultar sus lágrimas —Mejor vámonos a casa. Ya… no puedo estar aquí—
— Sí, ya se está haciendo tarde — respondió Nora con tristeza, levantándose.
Caminaron juntas hacia el portal, el silencio entre ellas era denso e incomodo. Cuando estaban a punto de partir, Nora se detuvo.
— Sadie, tómate el tiempo que necesites. Yo estaré aquí, siempre—
Sadie le dedicó una pequeña sonrisa, triste y llena de disculpas, antes de entrar al portal. Esa noche, Nora no pudo dormir bien, atrapada en un torbellino de pensamientos. ¿Se había pasado de coqueta? ¿Era tan fuerte el encanto Universe? Las dudas la asaltaban, y, antes de darse cuenta, ya era de día. Con cierta pesadez, se levantó para alistarse, solo para recordar que era sábado. No tenía que ir al colegio.
Suspirando, se dejó caer nuevamente en la cama y tomó su celular. Fue entonces cuando notó las diez llamadas perdidas de Connie. Un nudo de culpa se formó en su estómago. ¿Hasta qué punto un beso contaba como infidelidad? Tras dudar un poco, decidió llamar de vuelta.
— B-buenos días, amor. ¿Cómo estás? — saludó Nora, intentando sonar casual.
— Nora, llevo llamándote toda la tarde de ayer. ¿Pasó algo? — preguntó Connie, preocupada.
— No, nada grave, mi vida. Fui a un lugar sin recepción — mintió Nora, suspirando antes de continuar — Connie, yo… necesito hablar contigo de algo—
— Yo también, de muchas cosas, pero eso puede esperar. Mis padres quieren invitarlos a una cena — dijo Connie, con emoción en la voz.
— ¿Una cena? ¿Dónde sería? — Nora se levantó rápidamente para revisar si tenía ropa limpia.
— En el restaurante de mariscos en la playa, el que está junto al muelle. Les dije que a tu papá le gustaba, así que les pareció una buena idea. Mi madre quiere hablar con él para coordinar. ¿Estás libre mañana?
— Sí, mañana estoy libre — respondió Nora, tratando de mantener la voz tranquila.
— ¡Perfecto! Les diré a mis padres. Vaya, esto es muy emocionante — expresó Connie con alegría.
— Y… ¿ya decidiste contarles a tus padres sobre nosotras? — preguntó Nora, con cautela.
Hubo un silencio repentino al otro lado de la línea.
— Yo... había pensado esperar un poco más — confesó Connie, con la voz apagada, pero rápidamente cambió de tono — No, sabes qué, está bien. Se los diré mañana, en la cena. ¿Qué es lo peor que podría pasar?—
— S-sí, claro... no se me ocurre nada — respondió Nora, intentando sonar convincente, aunque el nerviosismo se filtraba en su voz — Por cierto, quería hablar contigo. ¿Te parece si nos vemos esta tarde en el faro?—
— Mm, tendré que escabullirme después de mis clases de violín, pero creo que podré llegar al menos por unos minutos— dijo Connie, con una risa ligera.
Nora sonrió, aunque la sensación de inquietud no la abandonaba. Tenía mucho en qué pensar, y aún más que decirle a Connie. Pero por ahora, solo podía esperar.
La tarde llegó y Nora ya estaba en el faro. A lo lejos, vio a Connie acercarse apresuradamente. Decidió bajar para encontrarse con ella y facilitarle el camino.
— Hola, amor… vaya… no debí correr... hasta aquí — dijo Connie, jadeando ligeramente, con el estuche del violín a la espalda.
— Connie, necesito hablar contigo. Vamos, sentémonos en la colina—
— Nora, no tengo mucho tiempo. Mis padres…—
— Tranquila, no será mucho rato. Además, puedes usar a León y estarás en casa en segundos—
Mientras subían a la colina, los recuerdos inundaban la mente de Nora: las citas con Connie, su declaración en la Torre del Océano, y aquel primer beso indirecto, en este mismo lugar. No quería imaginar cómo reaccionaría Connie al enterarse de lo que había pasado en la isla. Una vez sentadas, tomó aire y reunió el valor.
— Connie, te pedí que vinieras porque… — Nora le contó todo, desde cómo intentó ayudar a Sadie a despejarse de sus problemas hasta el momento en que la llevó a una isla paradisíaca, donde estuvieron solas. A medida que relataba, la expresión de Connie se volvía cada vez más sombría. Para su desgracia, Nora no se dio cuenta de que había sido demasiado detallista al describir el beso.
— Y… así pasó. Lo siento mucho, de verdad. No quería que ocurriera — dijo Nora, observando la mirada apagada de Connie.
Hubo un largo silencio antes de que Connie hablara.
— Formemos a Nonnie — dijo finalmente, con voz contenida.
— ¿Qué? ¿Por qué quieres…?
— Es la única forma de saber si me dices la verdad. Cuando nos fusionamos, puedo ver tus recuerdos, tus sentimientos. Solo así sabré si de verdad no sentiste nada por ella — respondió Connie, con la voz quebrada, tratando de contener las lágrimas.
— ¿Mi palabra no es suficiente? ¿No confías en mí? — Nora se sintió herida.
Connie no pudo contener más las lágrimas. Se levantó bruscamente, recogió sus cosas y, sin mirar a Nora, comenzó a bajar la colina.
— Te espero mañana en la cena — dijo fríamente antes de marcharse.
Nora se quedó allí, sintiéndose más sola que nunca. Apenas durmió esa noche. Al día siguiente, el tiempo se arrastró lentamente, cada minuto se sentia como una eternidad. Llegó la noche, y Nora no podía dejar de mirar su celular. Había enviado casi quince mensajes y no había recibido respuesta de Connie.
— Ya estoy listo, hija. ¿Qué te parece? — preguntó Greg, mostrando su atuendo: una chompa de cerezas y shorts con sandalias.
— Sí, sí, te ves bien, papá — dijo Nora distraída, sin despegar la vista de la pantalla.
— ¿Qué pasa, hija? Pocas veces te veo tan preocupada — dijo Greg, sentándose cerca de ella.
— Es Connie. Cometí un error y ahora no confía en mí. Además, no sé si querrá contarles a sus padres sobre nosotras. Si antes estaba nerviosa, ahora estoy segura de que no querrán ni verme—
— Vaya… Mira, no te angusties, cariño. Algunas personas pueden ser cerradas, pero tú solo sé tú misma. No importa lo que pase, estaré a tu lado apoyándote—
— Pero, papá, creo que esta vez arruiné todo. Connie estaba tan molesta… No sé cómo arreglarlo — dijo Nora, con lágrimas en los ojos.
Greg la miró con cariño, tomando sus manos.
— Mira, todos cometemos errores, hija. Lo importante es aprender de ellos y demostrar con acciones que queremos hacerlo mejor. Habla con Connie desde el corazón. Si ella ve que estás siendo sincera y que estás dispuesta a hacer lo que sea necesario para recuperar su confianza, lo entenderá. A veces, las palabras no bastan, pero tus actos pueden demostrarle que eres alguien en quien puede confiar. El amor no es perfecto, Nora, y a veces las relaciones enfrentan pruebas difíciles. Pero si de verdad quieres que funcione, no te des por vencida. Lucha por ella, porque personalmente, creo que vale la pena—
Nora suspiró profundamente antes de abrazar a su padre.
— Gracias, papá. Tienes razón. Haré lo que sea necesario para que esto funcione. Vamos, no queremos llegar tarde—
Al llegar al restaurante, los padres de Connie saludaron cordialmente a Greg. Nora intentó acercarse a Connie, pero ella solo le dedicó un saludo seco. Ambas familias encontraron una mesa y comenzaron a conversar.
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La cena transcurría bien; los padres de Connie mencionaron lo mucho que ella hablaba de Nora, lo cual les había motivado a conocerse formalmente. Luego charlaron sobre sus trabajos, y Greg parecía algo incómodo al hablar de política local. Nora, sintiendo la tensión y la mirada esquiva de Connie, decidió ir al baño para calmarse un poco.
Connie, sin que Nora lo notara, se levantó y la siguió discretamente. Dentro del baño, aprovechando la privacidad que ofrecía el pequeño pasillo, se acercó a Nora cuando esta salía del cubículo.
— La cena está yendo relativamente bien. Parece que a mis padres les agrada tu papá — dijo Connie en voz baja, con un tono que reflejaba seriedad.
— Eso espero… Connie, de verdad lamento lo que pasó. Nunca quise hacerte daño, ni mentirte. Solo quería pasar una noche especial contigo, pero terminé estropeándolo todo — dijo Nora visiblemente triste.
— No, soy yo quien lo siente. Más que nadie, sé cuánto me amas. Compartimos un vínculo que va más allá de las palabras… y aun así, dejé que mis miedos y celos me controlaran. Me duele haber dudado de ti — confesó Connie, con la voz temblorosa, luchando por mantener la compostura.
— Connie, yo...—
— Anoche no pude dormir pensando en todo esto. Me di cuenta de que tenía miedo, miedo de perderte. Fuiste mi primera en tantas cosas... Mi primera amiga verdadera, mi primera cita, la primera persona que me hizo sentir única, que se adentró en lo más profundo de mi ser — Connie hizo una pausa, buscando las palabras que pudieran expresar lo que sentía —Yo quería ser tu primera vez en todo también, Nora—
— Lo siento tanto por no poder darte mi primer beso — susurró Nora.
— No importa — murmuró Connie, dando un paso más cerca y enredando sus brazos alrededor del cuello de Nora —Yo quiero darte el mío—
Y, con un suspiro tembloroso, cerró los ojos y unió sus labios a los de Nora. El beso fue tímido, casi temeroso, pero lleno de un sentimiento puro y sincero. Sus labios se movían lentamente, descubriéndose el uno al otro, sintiendo el calor compartido. El mundo exterior desapareció en ese instante, solo existían ellas dos, en ese pequeño rincón del baño del restaurante.
Se separaron brevemente, mirándose a los ojos, pero antes de que Nora pudiera hablar, Connie la besó nuevamente. Esta vez, el beso fue más profundo, cargado de un deseo silencioso. Sus corazones latían al unísono, y el tiempo parecía detenerse.
Cuando finalmente se separaron, Connie se quedó en silencio, su frente apoyada en la de Nora, ambas respirando entrecortadamente.
— Te entregué mi primer beso, Nora… el primero de muchos — murmuró Connie, su voz aún temblando de emoción.
— Fue… increíble — susurró Nora, con un brillo de felicidad en sus ojos. — No creo que pueda vivir sin tus besos apartir de ahora—
— Jeje, más te vale. Aunque aún soy un poco torpe… — Connie sonrió tímidamente — Parece que necesitaré mucha práctica. ¿Te molestaría ser mi compañera de ensayo?—
— Me molestaría si no lo fuera — respondió Nora mientras rodeaba la cintura de Connie con un brazo. — Bésame mucho a partir de ahora, por favor—
— Pórtate bien y tal vez lo considere — contestó Connie, con un tono travieso, antes de darle un suave beso en la nariz.
Lo que no sabían era que alguien había estado escuchando la conversación desde el otro lado del pasillo del baño. Al darse cuenta de lo íntimo del momento, la persona se alejó discretamente para no interrumpir.
— ¿Sabes…? También la vi en ropa interior, así que... — añadió Nora con un toque de picardía.
— No me provoques, Universe — dijo Connie, soltándose del abrazo, aunque con una sonrisa en los labios — Vamos, ya nos hemos retrasado mucho. Nuestros padres se van a preocupar—
Regresaron a la mesa, donde la atmósfera era mucho más relajada. El padre de Connie y Greg hablaban animadamente, como viejos amigos, mientras la madre de Connie, con una copa de vino en la mano, analizaba a Nora de ves en cuando con la mirada, lo que la ponía algo nerviosa. Pero en general, la velada transcurrió sin contratiempos. Nora sentía que, a pesar de todo, la noche estaba resultando perfecta.
Los días pasaron y Nora se sentía renovada. Ahora iba con más entusiasmo a las misiones, algo que las Gemas notaron, felicitándola en el proceso. Sin embargo, en una de esas misiones, Nora notó a Amatista un poco distante. Para cuando regresaron, se la veía muy molesta, por lo que Nora la llevó a un lado de la playa para conversar.
—¡Es que ellas me hacen sentir tan inútil! —exclamó Amatista.
—Cariño, no eres inútil. Todos te aman por ser como eres —respondió Nora.
—Ash... Sé que debería sentirme especial y eso, pero no me siento así, ¿está bien?—
—¿Acaso no eres del espacio, igual que Perla y Garnet? —preguntó Nora.
—Ja, para nada... ¿Quieres ver de dónde vengo? —replicó Amatista con una sonrisa irónica.
—Siempre que este a un portal de distancia, Está bien —aceptó Nora.
Un viaje de portal después, Amatista llevó a Nora a un lugar oscuro y en ruinas. Había máquinas destruidas por todas partes, huecos con formas humanoides, y el ambiente en general se sentía muy pesado. Bastaba con mirar un poco para saber que no había habido vida allí en siglos.
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Mientras Nora analizaba el lugar, Amatista corrió hacia un hueco particular y comenzó a explicar su aparición, lo que hizo durante todos esos años, y cómo conoció a las chicas.
—Y mira esto, jajaja, mi roca. Me gustaba subirme a esta roca y luego bajarme. Era muy divertido —dijo Amatista, riendo.
Nora no despegaba su mirada del tétrico paisaje.
—Amatista... ¿Sabes exactamente qué es lo que hacían en este lugar?
— Hay, No... ¿Tú también, Nora? ¿Vas a decir que este lugar es horrible, que todo lo que salió de aquí es pura porquería y miseria...? —dijo Amatista, con tono amargo.
—No, no es eso, Amatista, es solo que...—
Justo en ese momento, un rayo de luz iluminó el lugar. Eso solo podía significar que alguien había usado el portal. Cuando voltearon a ver, se encontraron con Perla, quien se acercaba desesperadamente.
—¡Nora! ¡Amatista! ¿Qué están haciendo aquí? Menos mal que Garnet tenía razón—exclamó Perla.
Antes de que Perla pudiera reclamarle a Amatista por traer a Nora a ese lugar, Nora la apartó a un rincón, sorprendiendo a Perla.
—Perla, Amatista se siente mal ahora mismo. Creo que tiene problemas con su origen y con su condición en general. Siente que no es suficiente para el equipo, y yo... sé lo que eso se siente. Por favor, sé amable con ella —le pidió Nora.
—Ya veo... No te preocupes, Nora. Yo me encargo —respondió Perla, antes de dirigirse hacia Amatista.
—Maldita sea, lo que faltaba... —murmuró Amatista—. Ya sé lo que vas a decir, y sí, fui una irresponsable, como siempre... Solo vámonos —dijo, irritada.
—Yo... Lamento mucho que te sientas así, Amatista. Nada de esto es tu culpa, ¿lo sabes, verdad? —dijo Perla con suavidad.
—¡Eso ya lo sé! ¡Nada de esto es mi culpa! Yo no pedí ser creada, no pedí arruinar el planeta de esta manera... Yo... Odio este lugar y lo que representa. Odio ser el resultado de este desastre —dijo finalmente entre sollozos.
—Jamás pienses eso. Tú no eres el resultado de un desastre, no eres como las demás. No naciste con la intención de destruir la vida a tu alrededor. Yo... siempre creí que estabas orgullosa de tu origen, porque... eres lo único bueno que salió de este lugar —dijo Perla, con voz suave.
Luego de un par de palabras mas ambas gemas se abrazaron en signo de disculpas, una ves separadas compensaron a caminar tranquilamente hasta donde nora , le dieron un abrazo y siguieron hasta el portal mientras charlaban animadamente.
" Me alegra haber evitado la pelea ... Ahora que lo pienso, creo que sería mejor adelantar un poco las cosas. Si quiero evitar ciertos eventos nesecito que confíen en mi , Pero no puedo hacer que se vea raro, nisiquiera Garnet con su visión futura podia preveer lo que pasara, ¿como explico que yo si ? "
Nora se detuvo un momento para admirar el lugar , cosa que las gemas notaron . Para dar un poco de dramatismo , sin despegar su mirada de la guardería comenso a decir .
— este lugar es muy lúgubre , es la primera ves que vengo Pero ... Esto , se siente extrañamente familiar , como si ya ubiera estado aquí ... Cómo si , ubiera sido parte de todo esto... Que extraño — dijo para girar a ver a las gemas y llevar su mano a su estomago — bueno , ya vámonos ... Por alguna razón este lugar me hace sentirme triste—
Amatista estaba algo preocupada y confundida por esto , perla por su parte estaba aterrada , cada palabra que Nora decia la undia aún mas , era como si los recuerdos de su otra vida estubieran volviendo.
Luego de viajar por el portal, Nora se despidió de las chicas y se fue a su casa. Mientras tanto, Perla llamó a Garnet para organizar una reunión de emergencia en el templo.
—Entonces, ¿están diciendo que, de alguna manera, Nora era consciente de lo que había pasado allí, aunque ninguna de las dos le hubiera contado nada antes? —dijo Garnet.
—Lo sé, es ilógico. Ella no tendría por qué decir eso. Amatista, ¿estás completamente segura de que no la llevaste allí antes? —preguntó Perla.
—¡Ya te dije que no! ¿No se lo habrás contado tú en tus aburridas clases? —replicó Amatista.
—Yo no... ¡Oye! Primero, mis clases no son aburridas, son dinámicas y a Nora le encantan. Y segundo... —comenzó a decir Perla, indignada.
—Suficiente —interrumpió Garnet—. Por el momento solo podemos vigilarla. Si de verdad está recobrando la memoria, temo que podría ser demasiado para ella. A partir de ahora, tengan mucho cuidado con lo que dicen frente a Nora —dijo Garnet, retirándose de la habitación central.
—¡Mierda! Sabía que era alarmante su experiencia exponencial, su buen manejo de la espada, el hecho de que pueda crear más de un escudo en tan poco tiempo... Si ya comenzó a recordar sus poderes, no tardará en recordar sus memorias, como Rose y... Oh, no... —dijo Perla, llevándose una mano a la boca.
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Autor: Y hasta aquí el episodio de hoy. Las cosas se pondrán muy interesantes a partir de ahora... Espero que les haya gustado. De ser así, les recomiendo ir leyendo el manga de este anime. Visiten a @Dark_ambar.
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