C4 : Desde una pirámide invertida hasta una mujer gigante
Bajo la luz de la primavera, en un hermoso campo repleto de fresas, donde el paisaje sugería los restos de una extenuante batalla, un portal destelló con fuerza, y de él emergieron las cuatro Crystal Gems. El lugar era una extraña mezcla de belleza y caos: armas de todos los tamaños yacían dispersas, semienterradas en la vegetación exuberante.
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Nora, sin embargo, no podía disfrutar completamente del entorno. Sus alergias al polen, heredadas del personaje principal, la molestaban, y además, aún se sentía mal por el incidente reciente en la feria local, donde las chicas habían destruido la mayoría de las atracciones.
—¿No creen que esto es un poco... precipitado? —se quejó Nora— Apenas acabamos de lidiar con el desastre en los juegos. Voy a tener que trabajar el doble para compensar las reparaciones, ¡aunque sea solo de una de esas atracciones!—
—Admito que nuestras acciones causaron más problemas de los que esperábamos —respondió Perla, con cierto pesar— Lamentamos que te sientas tan estresada, por eso decidimos llevarte a esta expedición. Además, es una oportunidad para que aprendas más sobre la historia de las Gemas—
—En la escuela, todos conocen este lugar. Según el rumor, las armas aquí fueron creadas por artistas como una manifestación contra la guerra, simbolizando cómo la naturaleza siempre prevalece. Para ellos, esto es una obra de arte —dijo Nora, inspeccionando el campo.
—¿Artistas? ¡Esto es parte de nuestra historia, de la liberación de nuestra gente ante la tiranía de las...! —Perla se detuvo en seco, consciente de lo que estaba a punto de decir —Lo que quiero decir es que me parece una completa falta de respeto— exclamó.
—Bueno, hay que entender que es difícil para la mayoría de nosotros imaginar a un humano empuñando un hacha de siete metros— se justifico.
—Yo creo que los humanos son bien graciosos— dijo Amatista, riendo.
Tras avanzar un poco más, Nora pudo ver una enorme estructura piramidal invertida que parecía una mazmorra.
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—¿Y para qué servía esta pirámide?— preguntó.
—Era un centro de entrenamiento y tortura. Debemos desmantelarla quitando su batería principal —dijo Perla, entrando al edificio junto a las demás Gems.
Dentro, las paredes estaban cubiertas de pictogramas cuyo significado Nora no entendía, ni antes ni ahora. Sabía que no alcanzarían la Gema que buscaban sin activar la trampa, así que, disimuladamente, giró una pequeña pirámide flotante. De repente, todo el lugar comenzó a temblar; la puerta se cerró y el suelo se agrietó hasta colapsar, haciendo que las Gems cayeran al nivel inferior.
—¡Demonios! ¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Nora, adolorida por la caída.
—Nos separaremos. Voy con Nora. Amatista, Perla, ustedes vayan en la otra dirección —ordenó Garnet, tomando a Nora de la mano.
Todas aceptaron y se dirigieron a sus respectivos caminos. En una de las habitaciones, Nora aprovechó la privacidad para hablar con Garnet.
—Creo que es la primera vez que estamos solas... ¿Quieres hablar de algo?
Garnet la miró y esbozando una ligera sonrisa.
—Mmm... ok, entonces empezaré yo. Siempre pensé que eras la más genial de las tres. No se lo digas a las otras, por favor— Nora susurró lo último, provocando una sonrisa en Garnet —Casi nunca me visitas, pero supongo que es porque estás ocupada en una misión tras otra. Sé que lo haces para protegernos, pero... me gustaría pasar más tiempo contigo—
Garnet le puso una mano en el hombro —Nora, te quiero mucho, no solo por lo que eres, sino por quién eres. Te estás convirtiendo en una gran Crystal Gem, por eso ya no dudo en traerte a misiones más peligrosas—
—Gracias, Garnet. Yo también dare lo mejor de mí para estar a la altura de sus expectativas—
Después de resolver varios acertijos y sortear trampas, finalmente llegaron a una sala, que resultó ser el mismo lugar por donde habían entrado. Segundos después, Perla entró exclamando que el lugar las hacía regresar al mismo sitio una y otra vez. Amatista, frustrada, no dejaba de salir y entrar por habitaciones, solo para volver al mismo lugar.
—Nora, ¿qué hacemos ahora? —preguntó Garnet.
"Siempre me he preguntado por qué Garnet no usa su visión futura en estos casos. Supongo que funciona de manera distinta a lo que imagino", pensó Nora.
—Pues... Si la pirámide nos mantiene en este lugar, es porque está girando constantemente. Eso solo significa que la pieza clave está debajo de nosotras.
Dicho esto, Garnet comenzó a golpear el suelo hasta destruirlo, haciendo que todas cayeran en un circuito giratorio. Nora, mareada, saltó entre las pequeñas pirámides y se impulsó hacia la torre principal. Con rapidez, desconectó la Gema, provocando que todo empezara a desintegrarse. Ya todo resuelto y con la Gema burbujeada, Nora agradeció que todo hubiera terminado, pues estaba a punto de vomitar.
Los días pasaron, y como ya era costumbre, las Gems llamaron a la puerta de Nora para llevarla a una misión. Nora se encontraba en un dilema; ese día tenía clases y un examen importante. Sin embargo, en cuanto escuchó cuál era el destino de la misión, las ecuaciones cuadráticas dejaron de importarle. Rápidamente alistó sus cosas y le pidió a su padre que la justificara.
—¡E-espera! ¿Pero qué les digo? Se supone que hoy tienes un examen y...
—No importa, diles que me enfermé o algo. ¡Gracias, papá, te quiero! —dijo apresuradamente, saliendo de casa y cerrando la puerta tras de sí.
Una vez en el portal, Nora tarareaba felizmente. Esta era la misión que había estado esperando. Perla notó su entusiasmo, aunque no entendía bien a qué se debía. No le gustaba que Nora faltara a sus clases, pero sabían que la Gema se movía constantemente, así que esta era su mejor oportunidad para atraparla ahora que conocían su ubicación.
—Nora, te recuerdo que vamos al desierto del Sahara. Es un lugar muy caluroso; espero que hayas traído tu bloqueador y...
—Sí, sí, bloqueador, gorra, botellas de agua... lo tengo todo. ¡No perdamos tiempo! —respondió emocionada.
—Sí, Perla, ¡menos palabreo y más acción! —añadió Amatista con entusiasmo.
El calor en el desierto era sofocante, aunque la vista era asombrosa, montañas de arena se extendían hasta donde alcanzaba la vista, y lo que parecía ser una estructura hecha de arena se alzaba en la distancia. Pilares surgían del suelo solo para desmoronarse en cuestión de segundos.
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A pesar de que Nora detestaba el calor, sabía que esta misión era crucial; el tercer punto de inflexión la esperaba aquí. Apenas salieron del portal, Nora mencionó que se sentía mareada por el calor y que necesitaba descansar un poco, lo cual generó un sermon por parte de Perla, quien inicialmente se había opuesto a que viniera.
— Nora, te lo advertí más de una vez. Este territorio puede ser extremadamente peligroso para un humano. Aunque tu gema te da ciertas ventajas y habilidades, no olvides que sigues siendo mitad humana— exclamó Perla, con preocupación en su voz —Garnet, creo que deberíamos regresar—
Garnet, sin embargo, le indicó a Nora que esperara a la sombra cerca de uno de los pilares de arena mientras ellas atrapaban la Gema.
No pasó mucho tiempo antes de que una sombra comenzara a moverse por el lugar. Nora, al notarlo, se emocionó; sabía exactamente de quién se trataba.
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Un león de pelaje rosado y ojos blancos se acercó con paso firme, su figura imponente intimidaría a cualquiera. Pero Nora, sin miedo, se acercó con cuidado y acarició su cabeza.
—Tú y yo seremos muy buenos amigos —dijo Nora mientras inclinaba su cabeza hacia la del león— ¿Te cuento un secreto? Ya sabía que estabas aquí. Tú y yo estábamos destinados a encontrarnos —añadió, separándose ligeramente para juguetear con su rosto.
— Te quedarás conmigo para siempre, ¿verdad?. Sé que lo harás, eres tan fiel... ¡y adorable! —exclamó con entusiasmo, abrazando su melena esponjosa— Y tannnn suavecito... Sabes, estaba pensando en un nombre más simpático, como... Desterrosa o Aslan... Pero creo que "León" está bien —decidió mientras lo abrazaba nuevamente— ¡Qué suavecito eres! ¿Podría llamarte "Suavecito"? ¿Qué opinas?
El león, relajado, se tumbó junto a Nora, quien se acurrucó a su lado mientras esperaban a que las Crystal Gems regresaran. Cuando finalmente terminaron la misión y volvieron, las Gems se quedaron impactadas al ver al felino descansando plácidamente, con Nora recostada sobre él.
—¡Hola, chicas! ¿Ya terminaron? ¡Miren lo que encontré! Ahora es mío —anunció Nora con una sonrisa radiante, mientras acariciaba la cabeza del león.
—¡Espera, espera! Nora, ¡bájate de esa criatura ahora mismo! ¡No sabes si podría ser peligrosa! —gritó Perla, su voz temblando al ver a Nora tan cerca de la enorme boca del león.
—Tranquila, está domesticado. Además, él vino hacia mí, así que me lo quedo —replicó Nora con una sonrisa.
—¿Qué? No, Nora, así no es como funciona la vida. Tener una criatura como esta... ¡Es una enorme responsabilidad! ¡Requiere atención, cuidado, dedicación, y...! —Perla intentaba hacer entrar en razón a Nora.
—Lo tengo bajo control, no te preocupes —interrumpió Nora, encogiéndose de hombros.
—Yo creo que es genial —añadió Amatista con una risita.
—¡No, no es genial! —exclamo Perla con frustración— ¡Jugará con él por un tiempo y luego lo abandonará, y entonces yo seré la que tenga que cuidarlo, como siempre! —
—Eso no es cierto, yo... —empezó a decir Nora, algo molesta, pero Perla no la dejó terminar.
—¡Nora, te lo digo en serio! ¡Baja de esa cosa, ya! —la voz de Perla se volvía más sería.
Nora la observó con el ceño fruncido— "¿Qué le pasa? No era tan molesta en la serie original"
—Ya dije que me lo quedo. Él me quiere, ¿ves? —dijo Nora mientras acariciaba con ternura la cara del león.
De repente, una sensación de déjà vu se apoderó de Perla —¡No puedes tener todo por capricho! ¡La vida es demasiado valiosa como para que lo tomes tan a la ligera, Ro...!—Perla se interrumpió bruscamente, llevándose una mano a la boca —Quiero decir... —su mirada se giró con desesperación hacia Garnet— ¿Garnet?
—Mmm... no te preocupes —respondió Garnet con calma — Ella estará bien. Vámonos ya —y sin más, empezó a caminar hacia el portal.
—Jeje, Nora uno; Perla, cero—se burló Amatista con una sonrisa traviesa, mientras se dirigía al portal.
"¿Iba a llamarme Rose... o fue mi imaginación? ...Nah, no importa, lo resolveré después... ¡Ay, qué bonito es mi león!"
Al salir del portal, Nora descendió del león y se plantó frente a él con seriedad —Está bien, mi querido león, ve a explorar por ahí. Eres un espíritu libre y así quiero que te quedes. Vuelve a mí cuando lo desees... o cuando te llame—
—Si vas a tener a esa criatura, al menos deberías cuidarla como a una mascota. No lo dejes suelto por ahí, ¿quién sabe si podría morder a algún habitante de ciudad playa? —dijo Perla con evidente disgusto.
—El león no es una mascota, es mi amigo. Además, ya está domesticado, no lastimará a nadie. Bien, con esto resuelto, me voy a pasar el rato con Amatista. ¡Nos vemos luego! —dijo Nora, mientras se alejaba con alegría.
—El león no es una mascota, es mi amigo. Además, ya está domesticado, no lastimará a nadie. Bien, con esto resuelto, me voy a pasar el rato con Amatista. ¡Nos vemos luego! —dijo Nora, mientras se alejaba con alegría.
Después de un rato paseando, Amatista y Nora decidieron pasar la tarde en casa, construyendo una fortaleza de muebles y cojines donde acabaron por echarse a dormir. El calor era más intenso de lo habitual, así que Nora, buscando comodidad, decidió quedarse en ropa interior. Al fin y al cabo, estaba en su casa.
De repente, un ruido de rasguños las despertó. Nora, aún medio dormida, reconoció el sonido de inmediato: era el león. Con pereza, se levantó y fue hacia la puerta.
—Hola, mi dulce príncipe... —bostezó— ¿Ya terminaste de explorar? Ven, ven, pasa adentro.
El león entró y comenzó a olfatear el lugar, revisando cada rincón con curiosidad. De repente, sus ojos se fijaron en algo, la gema que Amatista había dejado sobre el castillo de almohadas. Con un movimiento sutil, aplastó la cara de Amatista para impulsarse, logrando alcanzar la gema antes de salir rápidamente por la puerta.
—Oh... la gema... —Nora volvió a bostezar— Ok, allá vamos.
Nora corrió tras el león, y al fin lo alcanzó cerca de la Gran Rosquilla. Sin perder tiempo, le quitó la gema del hocico, la burbujeó con un solo toque y la envió a la base de las gemas. Luego acarició al león mientras pensaba en qué parte de la casa podría quedarse con él.
—Mmm... ¿N-Nora? —dijo tímidamente Sadie, la empleada de la Gran Rosquilla, mientras barría la entrada— S-Sé que hace calor, p-pero...
—¿Eh? ¿De qué hablas, Sadie? —preguntó Nora, mirando hacia abajo— ¡AY, MIERDA, SALÍ EN ROPA INTERIOR! —gritó, roja de vergüenza, y salió corriendo hacia su casa.
—¿Qué le pasa hoy?... Espera, ¡¿Eso era un león?! —exclamó Sadie, confundida.
Unos días después de la misión en el desierto, Nora recibió una visita inesperada. Perla apareció en la puerta de su casa, solo para informarle que las clases sobre la historia de las gemas empezarían ese fin de semana.
—¡Oh, claro!... Esto, ¿no te gustaría pasar?, creo que tengo algo de té —ofreció Nora con una sonrisa, tratando de ser amable.Pero Perla se negó con una leve inclinación de cabeza y se despidió.
— No es necesario, ahora mismo debo buscar un par de cosas para tu lección —
"Tengo que acercarme más a Perla... Si no, nunca me contará lo de Diamante Rosa," pensó Nora mientras la veía alejarse.
El fin de semana llegó y Nora se dirigió al templo. Cerca de la playa, Perla había montado un pequeño "aula" improvisada: un escritorio, una pizarra, todo perfectamente organizado. Así que las dos se sentaron, y Perla comenzó la lección mientras Nora tomaba notas, aunque ya sabía gran parte de la historia. Lo hacía más para agradar a Perla, quien parecía disfrutar viendo a Nora tan atenta.
—Y así es como, en situaciones extremas, las gemas podemos realizar una fusión. Es un proceso donde nuestras mentes y cuerpos se combinan para formar un ser más poderoso —explicó Perla, con ese tono tan suyo.
Nora dejó de escribir por un momento y decidió hacer una broma para romper el hielo.
—Oh, entonces... ¿también hacen una pequeña danza para fusionarse? ¿O necesitan algún tipo de pendiente especial?
Perla la miró, un poco sorprendida.
—¿Cómo sabes lo de la danza de fusión? —preguntó, intrigada.
—Bueno, hay una caricatura japonesa donde hacen algo parecido... —respondió Nora, encogiéndose de hombros, evitando la mirada de Perla.
Perla pareció satisfecha con la explicación y, usando su habilidad para manipular objetos inanimados, comenzó a moldear la arena frente a ellas. Poco a poco, la arena tomó forma, recreando lo que Nora imaginaba sería una fusión.
—Wow... —susurró Nora, genuinamente impresionada—. Suena increíble, Perla. Y... ¿alguna vez te has fusionado?
Perla asintió, con un toque de nostalgia.
—Sí, muchas veces. Durante la guerra y en otros momentos... más mundanos. De hecho, Amatista y yo nos fusionamos en Ópalo para mover aquella enorme roca que bloqueaba el muelle.
—¿Ópalo? ¡Me encantaría verla algún día! —exclamó Nora, emocionada. Pero entonces, cayó en la cuenta—. Aunque, eso significa que tendría que haber una emergencia, ¿verdad?
—Exactamente —respondió Perla, asintiendo con seriedad, dejando en el aire la posibilidad de que algo así podría suceder en el futuro.
Justo en ese momento, un fuerte rayo de luz iluminó el lugar, lo que solo significaba que alguien había usado el portal. Al ir a investigar, se encontraron con Garnet, quien le pidió a Nora que fuera por Amatista, ya que tenían una misión importante que requería la participación de todas las Crystal Gems.
—Localicen la ubicación de los escarabajos geodésicos. Debemos separarnos para recuperarlos. Las tres juntas irán por el escarabajo del cielo en la Torre Espiral.
—¡Oh, vamos! ¿Por qué tú vas sola y nosotras tenemos que ir por el fácil? —replicó Amatista.
—Porque el escarabajo de la tierra está en un volcán activo, y soy la única de las cuatro que puede resistir la lava —dijo Garnet mientras activaba unos lentes de buceo.
—No te molestes, Amatista, ya verás que será divertido ir las tres juntas —intentó animar Nora.
—... Ugh, está bien —exclamó Amatista, rindiéndose.
Al llegar a la montaña, Nora se emocionó tanto que comenzó a buscar un buen lugar para tomar fotos. A diferencia de la misión de la Torre Lunar, esta vez había traído su celular para documentar todo lo que sucedía.
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Con mucha emoción, se acercó a las dos para tomarse una selfie. Claramente se notaba la incomodidad de ambas por estar tan cerca, pero a Nora no le importó.
Mientras caminaban, Nora repasaba los eventos que sucederían en este episodio en particular, todo mientras tomaba fotos como una turista.
"Ahora que lo recuerdo, se supone que hay una canción en este punto... Lo bueno es que no es esencial para la trama. Además, no me gusta cantar. Maldición... ya recordé cuál es... Ay no, ahora solo podré pensar en esa canción".
—Mmm... naranara na... mujer gigante, mujer gigante —susurraba Nora.
—¿Una mujer gigante? ¿Dónde? —exclamó Amatista mientras se acercaba.
—No es nada... Es solo que Perla me contó cuando se fusionaron en Ópalo.
—Ah, sí... Sabes, Ópalo es la fusión en la que más resalto. Ella es increíblemente poderosa y sexy gracias a mí, y... algo alta y narizona por parte de Perla —dijo Amatista de manera exagerada.
—Escuché eso —dijo Perla, que caminaba más adelante—. No solo nuestros atributos físicos se combinan al fusionarnos, sino también nuestras capacidades de combate, nuestra fuerza y habilidades... y en tal caso, lo poderosa sería por parte mía.
Después de caminar un buen rato, atravesar pequeñas islas flotantes, escalar parte de la montaña y subir unas escaleras, llegaron a un espacio en la cima donde había una laguna. En el centro se encontraba una pequeña estructura.
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—Miren, ahí debe estar el escarabajo —dijo Nora mientras se acercaba al mini castillo.
"Ok, solo es cuestión de esperar al pajarraco y podré ver a Ópalo."
Tras inspeccionar la pequeña estructura, Amatista y Perla no tardaron en iniciar una discusión, que solo terminó cuando apareció un enorme monstruo pájaro que amenazaba con devorarlas a las tres. Al ver que sus armas no surtían efecto, decidieron refugiarse.
—Sé que no debería presionarlas, pero creo que esto amerita una fusión —exclamó Nora.
Ambas se miraron con evidente disgusto, y a regañadientes intentaron realizar la danza de la fusión. Sin embargo, su falta de sincronía fue evidente, y fracasaron al primer intento. Nora, resignada, ya lo había anticipado, así que se preparó mentalmente para lo que venía, buscando el lugar en el que sabía que sería devorada, tal como en la serie original.
—No puedo creerlo... ¡Han vivido juntas durante décadas y todavía no pueden llevarse bien! ¡Somos las Crystal Gems, y eso significa que somos un equipo! —gritó frustrada.
"Por Dios, no puedo creer lo que estoy a punto de hacer. Por favor, que no me digiera.Por favor que no me digiera", pensaba mientras se movia.
Aunque al principio Nora dudaba si debía seguir adelante con su plan, el tiempo se agotaba. La tensión aumentaba y, aunque quería encontrar otra solución, algo en ella la llevó a dejarse devorar.
El interior del monstruo era húmedo y repugnante, con varios objetos pegados a las paredes estomacales. Nora miraba a su alrededor con atención, encontrando entre los escombros algunos objetos valiosos. "¡Maldición, olvidé a la cabra!", pensó al ver el cadáver del animal entre los restos. Sin perder más tiempo, comenzó a buscar el escarabajo, sabiendo que en cualquier momento Ópalo destruiría a la bestia. Y justo en ese momento, unas manos grises atravesaron al monstruo, y, por suerte para Nora, el escarabajo apareció entre los escombros justo a tiempo.
Lo siguiente que Nora recuerda es ser cargada suavemente por Ópalo, mientras la fusión usaba sus múltiples extremidades para crear un arco gigantesco, lanzando flechas de energía con una gracia impresionante. Una vez que los fragmentos del monstruo pájaro fueron burbujeados, Nora aprovechó el momento para hablar con la fusión.
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—Eres aún más increíble de lo que imaginé, Ópalo. Eres mi heroína —dijo Nora, con estrellitas en los ojos.
Ópalo sonrió con ternura —Gracias, mi pequeña. Gracias por convencerlas de fusionarse. Siempre quise conocerte en persona —respondió, acariciando el cabello de Nora con delicadeza.
—Bueno, diría que fue todo un éxito. ¡Obtuvimos la gema escarabajo, se fusionaron y ahora podemos celebrarlo con pizza! —dijo Nora con entusiasmo.
De repente, Ópalo pareció desestabilizarse un poco. —¡La gema! —exclamó, preocupada.
—¡Tranquila! ¡La tengo aquí conmigo, mira! —respondió Nora rápidamente, mostrando la gema que sostenía con ambas manos.
Ópalo suspiró aliviada y sonrió, algo que parecía aún más grande debido a su tamaño. —Oh, vaya... Casi pierdo el control. Me alegra que hayas estado atenta, pequeña —dijo, mientras acariciaba nuevamente el cabello de Nora con cariño.
Nora soltó una risita. —Jejeje... Bueno, será mejor que volvamos —dijo.
Ambas subieron al portal que las llevó de regreso al templo. Una vez allí, Ópalo miró el atardecer, consciente de lo que estaba por suceder.
—Buen trabajo, chicas. Veo que Nora logró unirlas. Es bueno verte de nuevo, Ópalo —dijo Garnet, sonriendo hacia la fusión— Ojalá ellas dos se llevaran mejor.
Ópalo la miró con comprensión, y luego dirigió su mirada a Nora —No te preocupes, Garnet. Ellas son quienes son. No podemos cambiar eso. Pero, siempre hay esperanza, ¿verdad? —dijo con un aire de melancólia mientras observaba el mar— Las vistas aquí en Ciudad Playa son hermosas —añadió, apreciando el atardecer.
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— Bueno, fue un verdadero placer conocerte, pequeña Nora; adiós Garnet—dijo, con una sonrisa cálida, justo antes de que su cuerpo comenzara a brillar.
Con un destello de luz, Ópalo desapareció, y en su lugar aparecieron Perla y Amatista.
—Vaya... ya había pasado un tiempo —comentó Perla, mirando el lugar donde había estado Ópalo.
—Sí... bueno, creo que me voy, estoy algo cansada —dijo Amatista, caminando hacia la puerta del templo con las manos en los bolsillos.
Nora se acercó a Garnet, entregándole la gema —Aquí está el escarabajo, Garnet.
—Muy bien hecho, Nora —respondió Garnet con una sonrisa, mientras colocaba la gema del escarabajo del cielo junto con la de la tierra en una caja especial. Con un gesto, las burbujeó y las envió al centro del templo.
Garnet se volvió hacia Nora, observándola con amabilidad —Seguro que algún día también podrás fusionarte.
—Ni lo menciones. La fusión parece... bastante complicada —dijo Nora, mirando el atardecer.
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