C3 : La torre lunar y Amigas de burbuja

Días después de la excursión por el templo, Nora se encontraba estudiando en su habitación. Había marcado ciertos eventos que pensaba evitar tras decidir alejarse un poco de las Crystal Gems: la ropa viviente, las luchas clandestinas, los dedos de gatos mutantes, y el cumpleaños de la muerte. Nada de eso tenía sentido para ella; eran cosas que Steven tuvo que pasar por estar tan involucrado con las gemas y... por ser Steven.

—Ok, si evito esto... y cambio esto, podría llegar hasta el episodio de Lápiz Lazuli sin problemas —decía mientras anotaba rápidamente en su libreta.

De repente, un sonido la distrajo. Al principio, vio como unas piedritas golpeaban su ventana. Estaba en el segundo piso, así que no pudo haber sido una coincidencia. Tras unas piedritas más, la figura de Amatista impactó contra el cristal, lo que sorprendió a Nora, ya que significaba que la habían lanzado desde el primer piso.

Nora abrió la ventana entre risas, no sin antes cerrar su libreta con rapidez.

—Amatista, ¿qué estás haciendo? —preguntó, divertida.

—No respondías a las piedritas, así que le dije a Garnet que me lanzara. ¡Oh, por cierto! ¡Mira esto! —dijo Amatista, mientras invocaba desde su gema una estatuilla de una mujer sosteniendo una pequeña gema.

"Esta estatua es... Ok, empezamos la misión de la torre. Deberías agradecerme, Steven. Te haré un favor, esta es una gran oportunidad, no la desaprovecharé como tú lo hiciste," pensó Nora para sí misma, reconociendo el objeto.

—Qué lindo. ¿Para qué es esto? —preguntó, tratando de mantener la ignorancia.

—Esta estatua representa a la diosa lunar, un antiguo artefacto gema que da poder a una antigua torre muy apreciada por las gemas de antaño —explicó Perla con cierta nostalgia, entrando por la ventana.

—Suena importante. ¿Acaso... vinieron para llevarme a otra misión? —preguntó Nora, notando el tono solemne en la voz de Perla.

—Así es, Nora. Vamos a llevarla a su lugar, y nos gustaría que nos acompañaras —dijo Garnet, apareciendo de repente, lo que asustó un poco a Nora al no haberla visto entrar.

—¡Pues vamos! Solo déjenme ordenar mis cosas —respondió Nora mientras arreglaba rápidamente su escritorio, asegurándose de ocultar su libreta con apuntes del futuro.

Así comenzó una nueva misión. Nora sacó de su armario la mochila en forma de hamburguesa que había comprado con antelación, un pequeño tributo a Steven. Recordando vagamente lo que sucedió en aquel episodio, comenzó a alistar suéteres, comida, y se aseguró dos veces de que la estatua estuviera segura en la mochila.

Una vez en el portal del templo, este las transportó hasta una torre en medio del océano, que con sus últimas fuerzas aún mantenía las aguas a raya, permitiendo a las gemas acercarse al interior de la majestuosa Torre Lunar.
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Nora estaba más que impresionada. Una cosa era verla en la serie, donde ya de por sí era visualmente impactante, pero estar allí en persona era una experiencia totalmente distinta. La torre se alzaba imponente, con su estructura etérea y su brillo plateado reflejando la luz de la luna en las olas tranquilas del océano. Una pequeña lágrima rodó por su mejilla; el lugar era simplemente precioso, y Nora no podía contener la oleada de emociones que la invadían. Sin embargo, otra sensación se apoderó rápidamente de ella, el temor. Quedar atrapada allí, en medio del océano, significaba la muerte.

"Maldita sea, Steven, ¿cómo pudiste permitir que este lugar se fuera al diablo?", pensó, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.

Tras un rato de caminata, Garnet detuvo al grupo para mostrarles cómo una fuerza invisible arrastraba objetos hacia abajo, haciendo caer una roca.

—Wow, eso sí da miedo —dijo Nora, sacando unos suéteres de su mochila— Tengo una idea.

"Bueno, en realidad fue idea de Steven. Gracias, gordito, por facilitarme esto" pensó con una sonrisa.

Nora hizo un lazo con uno de los suéteres y lanzó la punta hacia un agujero, para luego balancearse hacia la ventana de la torre. La fuerza invisible la jaló hacia abajo, pero al igual que en la serie, logró entrar por la ventana de la torre.

"Ok, Steven, te doy puntos por valentía. Eso fue jodidamente aterrador," reflexionó, aún temblando ligeramente por la experiencia de casi morir.

Amatista se emocionó al ver que Nora había pasado con éxito, así que decidió cargar a Perla y a Garnet para luego balancearse de la misma manera y trepar hasta llegar a la ventana.

El siguiente paso fue atravesar un gran salón habitado por camarones gema. Mientras caminaban, Nora pudo ver una estatua de cuatro brazos, lo que le dio una idea.

—Vaya... miren, no sabía que había gemas con cuatro brazos —exclamó Nora, señalando la estatua.

—No es una gema cualquiera; esa es la representación de la fusión, la forma en que la diosa lunar desea que todas nosotras seamos —explicó Perla, acercándose a Nora con reverencia.

Con mucho cuidado, todas atravesaron el salón. Después de subir las escaleras y cruzar un pequeño río interior, finalmente las Crystal Gems llegaron a la cima de la torre lunar.

—Falta poco para que este lugar se derrumbe sobre sí mismo. Rápido, Nora, dame la estatua de la diosa lunar para salvar este magnífico patrimonio gema —exclamó Perla con dramatismo, provocando la risa de Nora.

Siguiendo la orden de Perla, Nora sacó la estatua de su mochila y observó cómo la colocaban en su pedestal original. Apenas fue colocada, la torre comenzó a sacudirse bruscamente, y luego una luz emergió de la estatua, rodeando toda la torre, regenerándola y devolviéndola a su antigua gloria.

Tras este asombroso evento, las gemas decidieron regresar por el mismo camino, aún sorprendidas por lo fácil que había resultado la misión. No fue hasta que llegaron al puente en la entrada de la torre que Nora tuvo una idea.

—Saben... me gusta este lugar. ¿Creen que podría quedármelo? Sería como una casita del árbol, un escondite personal, por así decirlo.

Perla y Amatista se miraron confundidas, para luego mirar a Garnet, quien simplemente ajustó sus lentes y respondió con su habitual calma: "Está bien".

—¡Gracias, chicas! Esta torre ahora es mi escondite... ¡va a ser genial! —exclamó Nora, emocionada.

Ya de vuelta en la playa, Nora se despidió de las chicas y se fue a su casa. Ya era de noche, así que después de contarle a su padre lo sucedido, darse una ducha y anotar todo en su libreta, se fue a dormir.

"Primer punto de inflexión listo, vamos por el segundo y más importante" pensó antes de quedarse dormida.

Al día siguiente, todo parecía seguir con normalidad. Nora desayunó, fue al colegio, limpió su casa y comenzó a patrullar la playa. Tras la misión en la Torre Lunar, sabía que el próximo evento indispensable en la serie era el encuentro de Steven con cierta morena, y Nora tenía eso muy presente. Mientras caminaba, terminó llegando a la entrada del templo, donde vio a Perla buscando algo frenéticamente. En su mano sostenía una burbuja que contenía varios fragmentos de cristales, lo que le dio una idea a Nora de lo que estaba sucediendo.

—Buenas tardes, Perla —dijo animada— ¿Qué tienes ahí?

—Oh... buenas tardes, Nora. Esto es parte de una gran colección de fragmentos de gemas que se usaron en la guerra para dar vida a la armería. Se utilizaban para evitar bajas y aumentar las posibilidades de éxito, pero son altamente peligrosas. Al principio son obedientes, pero mientras más tiempo pasen poseyendo alguna prenda, podrían llegar a cobrar consciencia propia, y a la larga eso podría ser... algo difícil de manejar —explicó Perla mientras seguía buscando.

—Entiendo... te veo algo tensa. Por favor, dime que no perdiste alguno de esos cristales.

—¿Quién, yo? ¡Ja! Podrías esperar eso de Amatista, pero nunca de mí. ¡Soy perfectamente cuidadosa con este tipo de cosas! —respondió Perla, algo indignada.

—En...tendido. Iré a pasear por la playa. Avísame si lo encuentras —dijo Nora antes de marcharse.

Así pasaron los días. Después del colegio, Nora revisaba la playa con temor de perder este punto decisivo de la serie. Había cambiado algunas cosas en comparación al canon, y por eso temía no encontrar a la morena a tiempo, o peor aún, que ni siquiera estuviera en Ciudad Playa. Una tarde, mientras patrullaba junto con Amatista, esta propuso un juego de atrapar. Nora, aburrida, aceptó. El juego comenzó normalmente hasta que Amatista se transformó en un gato para escabullirse mejor.

—¡Oye, eso es trampa! —gritó Nora.

—¡Claro que no! Ja, es increíble poder cambiar de forma. Espero que algún día puedas hacerlo igual que yo —respondió Amatista en forma de gato.

—¿Qué?... Oh, mi querida Amatista, yo ya sé cambiar de forma —dijo Nora con un tono burlón— En retrospectiva, lo fácil fue cambiar; lo difícil fue volver a ser yo misma. No sabes el susto que me dio cuando no lo lograba.

—¡Wow, wow, wow! Espera un minuto, ¿desde cuándo puedes hacerlo?

—Jaja, mi vida , no les cuento todo lo que hago —dijo Nora de manera lúgubre— La verdad es que solo pasó un día, pero no lo he practicado mucho.

Tras esto, Nora se paró frente a Amatista y poco a poco su gema comenzó a envolverla en un brillo. Al principio, su figura se movió erráticamente, pero poco a poco comenzó a encogerse hasta revelar a un pequeño gato rosado de pelo corto. Ya transformada, Nora gato maulló y luego miró a Amatista.

—¿Ves? Te lo dije.

—Vaya, nada mal. A ver, ¿qué más puedes hacer? —cuestionó Amatista.

—Oye, el gato es lo que mejor manejo. No me veo a mí misma siendo tan grande como un dinosaurio, lo siento.

—Jajaja, bueno, esto ya de por sí es increíble. Creo que te subestimé todo este tiempo. Ya no eres una bebé molesta.

Después de decir eso, ambas volvieron a sus formas normales, aunque a Nora le costó un poco más de tiempo.

—¡Espera a que las chicas sepan de esto! ¡Se volverán locas! —gritó Amatista, quien estaba a punto de salir corriendo.

—¡Espera! Preferiría mantener esto entre nosotras. Cambiar de forma es divertido, pero me siento más a gusto estando en mi forma original.

—Puff, qué aburrida eres. Bueno, está bien.

Naturalmente, las gemas terminaron enterándose, ya que Amatista es pésima guardando secretos. Desde ese momento, tanto Perla como Garnet entendieron que habían estado menospreciando y subestimando las habilidades de Nora, especialmente Perla, quien después de esto intentó ser un poco más amable con ella en sus lecciones. Poco a poco, ambas gemas intentaron ser más cercanas a Nora.

Al día siguiente, nuestra protagonista fue al colegio más desmotivada que antes. Cada día que pasaba, la hacía dudar más sobre si debía alterar la historia original. Estaba absorta en sus pensamientos hasta que su carpeta comenzó a moverse bruscamente, sacándola de su trance. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que se trataba de un terremoto, o al menos eso dijeron los profesores, quienes rápidamente les hicieron salir al patio por precaución en caso de réplicas. No pasaron muchos minutos antes de que el suelo se sacudiera nuevamente, esta vez con más fuerza. Entonces, un pensamiento golpeó la mente de Nora: "El gusano". Sin perder tiempo, le dijo a sus profesores que necesitaba ir a ver a su padre. Estos le dieron permiso sin dudarlo, ya que planeaban retirar a los alumnos y enviarlos a casa.

Nora corrió lo más rápido que su capacidad aumentada le permitía. Al llegar a la playa, buscó por todas partes sin éxito. Luego, vio a las Crystal Gems conversando sobre los recientes terremotos. Cuando estaba a punto de rendirse, a lo lejos pudo ver a quien estaba buscando, justo al pie del acantilado.
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"¡Al fin! Me alegra que el canon no se haya alterado tanto. Ok... actúa normal, no la espantes como lo hizo Steven".

Sin embargo, un fuerte estruendo la sacó de sus pensamientos. Nora se impulsó con fuerza al ver cómo un fragmento del templo estaba a punto de caer sobre la morena. Sin pensarlo dos veces, se lanzó y se concentró lo suficiente como para crear una burbuja. Ya había practicado crearla para este día específico.

Tras el fuerte estruendo, lo primero que Connie vio fue a una chica con el cabello alborotado y rizado, justo encima de ella. La chica, claramente hermosa, la miraba directamente con la respiración agitada. Nora, aún recobrando el aliento, no pudo evitar decir lo que pasaba por su mente en ese momento.

—Wow... eres aún más linda de cerca... —dijo Nora, sorprendida por sus propias palabras, mientras se levantaba apresuradamente y le ofrecía la mano— Lo siento, me llamo Nora Universe.

—Y-yo... soy Connie... Connie Maheswaran —respondió la morena, un poco nerviosa por lo ocurrido y por el inesperado cumplido. Luego, ajustando sus lentes, preguntó— ¿Tú hiciste esta burbuja?

—Sí, soy mitad mágica. Lamento si te asusté —dijo Nora, deshaciendo lentamente la burbuja.

—No, no pasa nada... en realidad, es... genial—

—Aun así, lamento haber interrumpido tu lectura. Mmm... ¿qué te parece si damos un paseo? Así podremos conocernos mejor—

—¡Sí! Déjame guardar mis cosas —dijo Connie, apresurándose a recoger su libro y manta, antes de comenzar a caminar junto a Nora.

—Entonces, Connie, ¿de dónde eres? No te he visto en la escuela; reconocería a una chica tan linda.

—M-mi papá tiene que trasladarse constantemente por su trabajo. Por ahora estamos en Ciudad Playa, pero una vez termine su labor, podría ser reasignado nuevamente.

—Entiendo... Bueno, ya que eres nueva en Ciudad Playa, ¿qué te parece si te hago un tour?—

—Ah... Bueno, eso me encantaría—

Así, Nora y Connie recorrieron los lugares más emblemáticos de Ciudad Playa. Pasaron por la gran rosquilla, donde Nora compró rosquillas sin gluten para Connie, sorprendiéndola ya que sabia mejor de lo que esperaba. Luego, caminaron por el muelle, donde Connie le habló sobre su conocimiento de los barcos, impresionando a Nora, quien no perdió la oportunidad de bromear un poco. Finalmente, llegaron al parque de diversiones, donde se subieron a las tazas giratorias, ya que Nora consideró que la montaña rusa podría ser demasiado para Connie.

—Vaya, eso fue increíble —dijo Connie, sosteniendo un globo en la mano, con una sonrisa .

—Me alegra que te divirtieras. ¿Hay algo más que te gustaría hacer? —preguntó Nora, observándola con ternura.

—Mmm... Ahora mismo estoy satisfecha... Bueno, hay algo que siempre he imaginado, pero no creo que se pueda hacer...

—¿En serio? ¿Qué es? —preguntó Nora, con curiosidad.

—No te burles... Es solo que... yo no soy buena nadando, pero aun así, siempre he querido ver el océano. Dicen que cerca de aquí hay un hermoso jardín de corales —dijo Connie, caminando por la playa, con la mirada perdida en el horizonte.

—¿Solo eso? Bueno... No sería una buena acompañante si no cumpliera todos tus deseos en nuestra primera cita.

—¿C-cita? ¡Espera...! —Antes de que Connie pudiera procesar lo que Nora había dicho, esta se acercó a ella y creó otra burbuja a su alrededor.

—Con esto bastará. Ahora, vamos a lo más profundo —dijo Nora, rodeando la burbuja con seguridad.

Dentro de la burbuja, ambas comenzaron a descender por el muelle hasta llegar a un jardín submarino. Las algas fluorescentes creaban un paisaje hermoso, mientras que pequeños peces revoloteaban alrededor, haciendo la escena íntima y mágica.

—Connie, de verdad me gustaría que te quedaras aquí por un buen tiempo —dijo Nora, tomándola de las manos con delicadeza— Aquí, conmigo —finalizó, mirándola directamente a los ojos, haciendo que Connie se sonrojara.

—¿Contigo? Mmm... C-claro. Por supuesto que me gustaría quedarme... aquí... contigo —dijo Connie, soltando su mano rápidamente, con nerviosismo—Osea, me gustaría conocerte mejor, Nora, y... bueno, yo...—

Antes de que Connie pudiera continuar, un temblor sacudió el agua, espantando a los peces. Ambas giraron la mirada y se encontraron frente a una gran bestia con forma de gusano, con dedos que sobresalían de su cabeza. Rápidamente, Nora puso a Connie detrás de ella.
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—Monstruo gema... Tranquila, Connie, no dejaré que te haga daño.

—Pero estamos bajo el agua, no podrás luchar así... No conmigo a tu lado... Lo siento, solo te estoy estorbando —dijo Connie, apenada.

—No, lo siento yo, Connie. Te conté sobre mis aventuras con las gemas, pero no te dije lo peligroso que podría ponerse. Estar conmigo podría ponerte en peligro constante. Entenderé si ya no quieres estar cerca de mí —dijo Nora, sin despegar la mirada del gusano gema.

—¡¿Estás loca?! ¡Nunca haría algo así! Nunca me he divertido tanto en mi vida. Nunca he tenido amigos, pero por lo poco que sé, es que no siempre todo es perfecto. Tuve mucha suerte al conocerte y no importa si tengo que arriesgarme, quiero quedarme a tu lado —expresó Connie, con firmeza.

—Connie, yo... —intentó decir Nora, pero el monstruo emitió un fuerte chirrido que resonó en todo el lugar.

Por suerte para las chicas, las Crystal Gems llegaron justo a tiempo para enfrentarse al monstruo gema. La batalla fue breve; bastaron un par de golpes de Garnet y unas estocadas de Perla para que la criatura explotara, dejando solo su gema. Amatista, aburrida por no haber podido participar, decidió divertirse un poco y se acercó a Nora y Connie, quienes aún estaban dentro de la burbuja.

—Hola, Nora. Te vimos desde lejos con tu amiguita. Qué lindas se ven juntas —dijo Amatista, con un tono burlón y una sonrisa maliciosa.

—¡Amatista, para! —exigió Nora, sonrojándose dentro de la burbuja.

—E-ellas están bajo el agua... ¿Sin ninguna protección? Un momento, ¿acabo de hablar bajo el mar? ¿L-la presión no les afecta para nada? —expresó Connie, visiblemente confundida por lo que estaba ocurriendo.

—Vaya, creo que tendrás que dar varias explicaciones, Nora. Jajaja, muak, muak —se burló Amatista, haciendo ruiditos de besos fingidos.

—¡Ya Amatista, lo digo en serio! —replicó Nora, más avergonzada que nunca.

—Tranquila, Garnet nos dijo que nos alejáramos para no arruinar tu cita, aunque creo que el gusano ya la estropeó, ¡jajaja! —dijo Amatista, divirtiéndose aún más.

Desde atrás, Garnet apareció cargando a Perla como si fuera una maleta, y luego agarró a Amatista con la misma intención.

—Silencio. No arruinen el ambiente. Dejemos que Nora se desarolle— les dijo a las gemas, luego volteo para ver a Nora— Suerte, ya quiero ser la madrina de la boda—dijo Garnet, con su característico tono calmado, antes de saltar lejos con las otras dos Gems.

Nora, completamente avergonzada, decidió que era momento de llevar a Connie a la superficie. Tras una caminata tranquila por la playa, ambas chicas se detuvieron para despedirse.

—Bueno, creo que ya es hora. Lamento mucho lo del monstruo gema... creo que arruinó el momento —dijo Nora, con una mezcla de disculpa y timidez.

—Me asusté y temí por mi vida más de una vez, pero... aun así, me divertí mucho. Literalmente, fue una experiencia inolvidable. Aunque, la próxima vez me gustaría que tengamos una cita un poco más tranquila, si es posible.

—Por supuesto, lo prometo —respondió Nora, haciendo una pequeña reverencia, intentando ocultar su nerviosismo con una sonrisa.

—Jajaja... Adiós, Nora Universe.

—Adiós, Connie Maheswaran.

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Autor: Finalmente, este episodio me encantó cuando lo leí. Lo he hecho un poco más romántico porque la escena se prestaba para ello, espero que les guste. Lamento si el diseño de Connie no se parece mucho; hice mi mejor esfuerzo. No olviden visitar al creador de esta hermosa obra; yo solo le estoy añadiendo un toque personal.

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