C11.1 : La base Lunar y El cluster
La base lunar era fría y vacía, como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar. Los pasos de las gemas resonaban en los corredores mientras Nora las guiaba con firmeza. Aunque León no había cooperado al principio, lograron llegar a través de sus portales.
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—Este lugar… tiene algo especial— dijo Nora, mirando las paredes brillantes y los techos altos —Es hermoso, pero también me da una sensación extraña—
Amatista arqueó una ceja —¿Has estado aquí antes, Nora?—
—Yo no— respondió, rebotando ligeramente en el lugar —pero… tal vez Rose sí—
Amatista soltó una risa ligera —Aún me cuesta creer que seas, bueno, ya sabes, "ella"… o parte de ella—
El comentario flotó incómodo en el aire, pero antes de que nadie pudiera responder, Peridot se adelantó, inspeccionando el suelo con ansias.
—¡Debe haber un panel aquí! Estos sistemas siempre tienen... ¡Ah! ¿Qué estás haciendo?—
Nora había colocado su pie en un punto específico, y unas escaleras cristalinas emergieron del suelo en respuesta.
—Acelerando las cosas, supongo— bromeó, comenzando a subir dando saltos.
En el último nivel encontraron un trono imponente en el centro del salón. Sin pensarlo, Nora se sentó, causando que Peridot prácticamente gritara de pánico.
—¡Baja de ahí!— gritó Peridot, moviendo las manos con nerviosismo —Ese lugar no es para cualquiera. Es solo para la élite... ¡la alta alcurnia de las gemas!—
Nora se inclinó, sonriendo con cierta picardía
—¿Cariño, se te olvida quién soy?—
—Eres… una humana…— murmuró Peridot, confusa.
—¿Y aparte de eso?—
—Rose Cuarzo... ¿pero qué tiene que...?—
—Y dime, ¿quién fue Rose Cuarzo?— insistió Nora, arqueando una ceja.
Peridot titubeó antes de conectar los puntos.
—La líder rebelde... ¡Ohhhh!—
Nora dio unas palmadas en el brazo del trono, invitándola con una sonrisa.
—Vamos, no muerde—
A pesar de sus dudas, la curiosidad de Peridot fue más fuerte. Se sentó junto a Nora y comenzó a revisar los documentos proyectados. Una simulación mostró cómo habría sido la Tierra si el plan original de las gemas hubiera seguido adelante: un paisaje lleno de estructuras geométricas y guarderías de gemas por todos lados.
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—¡Es… increíble!— exclamó Peridot, fascinada —¿En qué estabas pensando al detener todo esto?—
Nora cruzó los brazos y respondió con calma —Esto habría destruido toda la vida en la Tierra—
Peridot soltó una carcajada despectiva.
—¿Y eso qué importa? Mira lo que podríamos haber construido. ¡Guarderías en cada rincón!, Hey,Amatista, no estarías sola—
El silencio llenó la sala. Amatista miró al suelo, incómoda, mientras Garnet y Perla se quedaban quietas, con expresiones de disgusto.
—Esto no es gracioso, Peridot— dijo Perla con voz helada.
—¿Qué?— insistió Peridot, frustrada —¡No pueden negar que habría sido increíble! ¡Miren todo lo que se podría haber logrado!—
—Lo estamos mirando— intervino Garnet, dando un paso adelante.
La fusión avanzó un paso, sus ojos fijos en la pantalla.
—No hay nada increíble en esto. Lo único que veo es la sombra de una guerra que destruyó vidas, experimentos monstruosos y… sufrimiento—
Peridot bufó —¿Monstruos? Por favor. Si no hubieran hecho esa tonta rebelión, esto nunca habría sido un problema—
La declaración cayó como un martillo, rompiendo cualquier intento de diplomacia en la sala. Garnet apretó los puños, y un destello de luz formó sus guantes de batalla.
—¿Tonta?— su voz era baja pero cargada de ira —Tú no sabes nada. No estuviste aquí. No viste lo que hicieron—
—¡Exacto!— gritó Peridot, levantándose del asiento —¡No lo vi porque su rebelión solo logró aplazar lo inevitable! ¡Y ahora nosotras estamos aquí, recogiendo los pedazos! ¡La única razón por la que este planeta sigue en pie es porque Diamante Azul tuvo piedad de…!—
Antes de que pudiera terminar, Garnet se abalanzó sobre ella, tomándola del cuello y levantándola del suelo.
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—¡Cierra la maldita boca! —rugió Garnet, su guante apuntando directo a la gema de Peridot —No tienes idea de lo que hablas. No vuelvas a…—
—¡Garnet, basta!— Nora intervino con autoridad
—¡Suéltala!—
—Pero Rose…— protestó Perla, visiblemente alterada —E-ella no puede… —
—No es su culpa— dijo Nora con firmeza —Fue adoctrinada bajo las enseñanzas del planeta Madre. No entiende lo que realmente ocurrió aquí o lo que significa para nosotras— dió un suspiro y continuo —ya tenemos lo que buscamos, salgamos de aquí—
—Pero dijo… — protestó Amatista, aunque su tono era menos agresivo.
—Lo sé, lo que dijo fue hiriente. Pero lastimarla nos costaría mucho más de lo que imaginas. Es nuestra clave para detener esta amenaza. ¿Está claro?—
Garnet apretó los puños y desvió la mirada.
—Sí… lo siento — murmuró, y las otras dos gemas asintieron lentamente, aunque seguían tensas.
Garnet, respirando con dificultad, finalmente soltó a Peridot, quien cayó al suelo jadeando. Sin decir una palabra, Garnet se giró, todavía con el rostro endurecido por la rabia, y de un solo golpe destruyó el panel de control para luego seguirles el paso.
El grupo empezó a descender por las escaleras hacia la salida. Nora, aún alerta, notó cómo Peridot escondía algo en su espalda. Era evidente que había robado el comunicador, pero decidió no decir nada por el momento hasta que llegaran al granero.
El ambiente era tenso. Las Crystal Gems decidieron regresar al templo, dejando a Nora y a Peridot solas. Nora, antes de irse, se detuvo frente a la pequeña gema verde.
—Peridot— llamó con calma, pero firmeza.
—¿Q-qué?— respondió Peridot, nerviosa, ocultando el comunicador detrás de sí.
—Sé lo que estás haciendo— dijo Nora con un tono comprensivo —Crees que ella resolverá todo… pero no es así. Al Planeta Madre no le importa la Tierra, ni las vidas que existen aquí. Tú lo sabes, lo has visto—
Peridot bajó la mirada, apretando el comunicador en sus manos.
—Yo…— empezó, pero Nora la interrumpió.
—Confío en ti, Peridot. Si realmente crees que esto es lo correcto, hazlo… pero lejos del granero. Evitemos más problemas—
La gema verde titubeó, pero finalmente sacó el comunicador y lo miró con duda.
—Si hago esto… puedo salvar este planeta—murmuró, más para sí misma que para Nora.
—Entonces hazlo— respondió Nora con serenidad, girándose para irse.
El portal cerca del templo se activo, y las Crystal Gems aparecieron de repente. Garnet fue la primera en reaccionar.
—¡Atrápenla! ¡No dejen que use el comunicador! —exclamó, avanzando rápidamente.
—¡Esperen!— intervino Nora, bloqueándoles el paso.
—¡¿Qué estás haciendo?!— gritó Amatista —¡Va a traicionarnos!—
—No lo hará— aseguró Nora —Confíen en mí—
Desde una distancia prudente, el grupo observó cómo Peridot se comunicaba con una Perla de tonos amarillos.
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La conversación parecía tensa, pero lo que vino después dejó a todos en shock.
Diamante Amarillo apareció en la pantalla, su imponente figura irradiaba autoridad. La conversación fue directa, pero Peridot, aunque visiblemente nerviosa, no se detuvo.
—¡Este planeta tiene recursos invaluables! ¡Vale la pena protegerlo!— gritó Peridot, enfrentándose a su líder.
—¡¿Qué sabes tú sobre la Tierra?!— bramó Diamante Amarillo.
—¡APARENTEMENTE MÁS QUE TÚ!— gritó Peridot, la furia y la frustración rompiendo su voz —¡TÚ... GRANDÍSIMA ESTÚPIDAAA!—
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El silencio fue absoluto. Las Crystal Gems apenas podían procesar lo que habían escuchado.Peridot, ahora oficialmente una de las Crystal Gems, estaba visiblemente más tranquila. Nora, con una sonrisa leve, se acercó a Peridot.
—Lo hiciste bien— dijo Nora —Fue muy valiente de tu parte revelarte ante tu motivo de vivir—
—¿De verdad?— susurró Peridot, aún insegura.
—De verdad. Bienvenida al equipo, Peridot— agregó Garnet con una sonrisa.
— Vaya, gracias... Por cierto, podrían desaserse de esto, estoy segura que lo van a detonar—
La mañana siguiente llegó con un aire tenso. Nora se levantó temprano y se dirigió al templo junto con las gemas. En el granero, ya reunidas, se disponían a discutir los últimos detalles del plan para el taladro.
—Llegó el momento. Debido al tamaño de la cabina, creo que lo más factible es que Nora vaya con Peridot —dijo Garnet con seriedad, lanzando una mirada a Peridot, quien estaba ajustando las coordenadas del taladro.
—¿Qué? ¡Pero si nos encogemos, podríamos caber todas en el...! —exclamó Amatista, alzando una ceja.
Antes de que pudiera continuar, Perla puso una mano en su hombro —S-sí, Garnet tiene razón— murmuró, evitando el contacto visual.
—¿Pero por qué no podemos todas?— insistió Amatista, esta vez mirando a Perla, quien claramente estaba nerviosa.
—Peridot sabe lo que tiene que hacer, y este viaje será bueno para Nora. Además, es más probable que sea de ayuda estando ella ahí que nosotras— respondió Garnet con tono firme —Por ahora, regresemos al templo y… preparémonos para su llegada—
Nora observó a Peridot, quien parecía especialmente nerviosa mientras ajustaba los últimos detalles de la máquina.
"Hmmm… algo no me cuadra, pero supongo que esto tenía que ser así" pensó Nora, encogiéndose de hombros.
Finalmente, todo estuvo listo. Nora y Peridot se acomodaron en la cabina. Las Gemas se despidieron rápidamente mientras la máquina comenzaba a taladrar con movimientos bruscos y rechinidos. La cápsula se cerró y, en cuestión de minutos, desaparecieron bajo la superficie de la Tierra, dejando un enorme boquete tras de sí.
—Muy bien, ya se fueron. Tenemos solo 24 horas para preparar todo. No perdamos tiempo. Amatista, ve por Greg; Perla, saca las decoraciones del templo —ordenó Garnet con seriedad, mirando a esta última.
Las Gemas se separaron para cumplir sus tareas. Sin embargo, mientras Perla movía unas cajas hacia el granero, notó que Garnet se había detenido un momento para sacar las decoraciones. Fue entonces cuando decidió aprovechar que Amatista aún no había regresado.
—G-Garnet... Yo... —
—No es necesario— respondió Garnet secamente.
—No, sí lo es. Actué de manera egoísta y lo lamento mucho. Nunca debí mentirte. Nunca debí distraernos de esa manera; no fue correcto. Yo... En serio, lo lamento— dijo Perla con la voz quebrada —Solo quería sentirme segura y ser tal como tú. Eres perfecta, son la relación perfecta. Solo quería ser parte de eso. Y yo... Yo soy inútil por mi cuenta. Peridot tenía razón... Solo soy una Perla—
—Te equivocas... No soy tan perfecta como tú crees —replicó Garnet.
Mientras tanto, en el manto de la Tierra, las cosas iban relativamente bien. Luego de diez minutos, el taladro comenzó a calentarse. Nora se sorprendió al llegar al núcleo externo, donde todo era lava. La vista era hermosa y aterradora a la vez, y un sentimiento de claustrofobia se apoderó de ella. Para cuando alcanzaron el núcleo interno, el calor subió rápidamente. Al principio, Nora pensó que esa era la causa de su jaqueca, pero cuando comenzó a escuchar voces y llantos, entendió que estaban cerca.
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Los ruidos eran escalofriantes y resonaban con fuerza en su cabeza. Literalmente, estaban a punto de cruzar las puertas del mismo infierno.
"Vaya, esto es muy tétrico y doloroso. No puedo creer que Steven haya tenido que pasar por esto. Si la serie fuera un poco más realista, el pobre niño habría necesitado un terapeuta desde este episodio. Yo no podría ni dormir con solo recordar algo así... Me volvería loca si no supiera que esto se puede solucionar de manera pacífica. Un momento, hablando de realismo..." pensó Nora mientras volteaba a mirar a Peridot.
—Peridot, he estado preocupada desde hace un par de capas terrestres... ¿Por qué no nos estamos derritiendo aquí adentro? Digo, es imposible que podamos resistir este calor, más teniendo en cuenta que la capa del taladro es preocupantemente delgada — preguntó Nora.
—Ah, eso es simple. Usé un recubrimiento aislante que aplicaba en mis robonoides. Además, la fusión insistió en que instalara un sistema de enfriamiento interno para que estuvieras cómoda. Tuve que desmantelar parte de mi cápsula, usar piezas de la nave mano en la que llegué y algunos trozos de la nave Nefrita que estaba abandonada. De no ser por eso, habríamos terminado hace cinco días... Ah, y tú estarías completamente calcinada... Detalles— respondió tranquilamente la gema verde.
Nora dejó caer una pequeña gota de sudor.
—E-entiendo. Pues muchas gracias. Me alegra que te tomaras el tiempo de preparar eso para mí. Te quiero mucho, Peridot— dijo Nora dulcemente.
—Yo... también tengo un alto grado de aprecio hacia ti. Ahora prepárate, estamos por llegar— dijo Peridot.
Al llegar, Nora no pudo evitar tomar unas fotos; el lugar era hermoso. Antes de que Peridot iniciara con el plan, Nora la detuvo, sugiriendo que podría probar una "habilidad especial" para neutralizar la geoarma sin necesidad de destruirla, con la intención de no empeorar su jaqueca. Peridot se rehusó al principio, pero terminó cediendo.
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Nora entrelazó su mente con el Clúster y logró encapsularla dentro de una burbuja desde el interior del taladro. Con la misión cumplida, solo quedaba regresar.
"Ok, ahora solo debo emerger en las coordenadas que me dio la fusión", pensó Peridot mientras desviaba el curso hacia el nuevo destino lejos del granero.
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Autor: Y hasta aquí el episodio de hoy. Dentro de un par de días (tal vez) lanzaré el capítulo del cumpleaños de Nora. Espero que estén disfrutando de estos episodios, y lamento la demora. El siguiente episodio será un especial muy especial, ya que tendré que dibujar bastante. Bueno, ¡un beso y un abrazo!
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