Especial de San Valentín(?

Hola ❤😍
Aquí está el especial.

¡¡Ojo!!👀

Este especial no tiene nada que ver con la historia, no sigue con la cronología (uuf eso se escuchó genial 7u7?)

Algunos son Flash Back y recuerdos ó sucesos que no aparecieron en los capítulos.

Hay muchos ships, pero serán tres parejas las que pondré, ¿por qué?, porque son mis favoritas y nadie me dijo nada sobre sus ships favoritos :v. 

Oks, ya esto ¿explicado?, a darle con el especial :3

❤ Leonard&William ❤

(Narra Leonard)

              
                Iba caminando por los largos pasillos del castillo del Norte, tenía tiempo libre y ya me había cansado de jugar al soldadito y lo único que me podía entretener era caminar sin rumbo.
  
                En mi camino, me encontré con un retrato de la familia del Norte, ahí se encontraba Dimitri junto con su familia, el primogénito aún era bebé y tenía rasgos semejantes a los de su padre y los ojos de su madre. Suspiré al ver una última vez la pintura y seguí caminando mientras me preguntaba, "Si Will y yo tuviéramos un bebé, ¿tendría mis ojos y cabello rubio? Ó ¿los ojos verdes y cabello oscuro?". Una sonrisa se formó en mi rostro al imaginar pequeñas cabelleras rubias corriendo por la casa, jamás había pensado tan seriamente en un bebé al lado de la persona que amo, y perdido en mis pensamientos logré llegar al despacho del William, era como si mi cuerpo se hubiera movido como el metal con un imán.

          Toqué la puerta y esperé a que mi rubio me diera permiso para entrar, una vez  dentro me senté frente a su escritorio.

—¿Qué sucede Leo?—preguntó mi rubio mirándome por unos segundos para volver a leer sus estúpidos documentos.

—Quiero un bebe  —dije siendo lo más directo posible. Él me miró con una cara pálida, su rostro tenía tatuada la frase ''Loading''.

—¿De quién?—  preguntó temblando sutilmente, su voz sonaba algo quebrada, su rostro estaba para morir de la risa, pero me contuve, de lo contrario me daría una patada en el culo sacandome de su oficina.

—Nuestro— le contesté—, piensalo, ambos seriamos buenos padres, tener nuestra propia familia no suena tan mal...

                            El silencio reinó en la habitación, él me miraba  incrédulo y yo me mantenía indiferente, no estaba jugando y el lo sabia, queria una familia, una familia con él, quería ver a mi hermoso rubio cargando a mi primogénito en su vientre, quería ver a William lavar la pequeña ropa de bebé e ir juntos a un parque y hacer cosas que las familias hacen, ya saben, hacer todo eso que no ví en mi niñes y poder dárselo a mis hijos.

—Eso es imposible— ¡Booom!, había vuelto a la cruda realidad—. Sabes que no puedo... ya sabes, "eso".

—¿Qué hay de las pastillas?—  pregunte cruzandome de brazos, el sabia que no me gustaba perder una discusión, menos cuando se trataban de mis metas y locos sueño.

—Están hechas para una mujer, básicamente es como si despertara el útero y los óvulos pudieran recibir más fácilmente los espermas, las hace más fértiles, jamás he probado con un hombre y no pienso hacerlo— contestó hablando rápido mientras cubría su cara roja con una de las carpetas que decoraba su escritorio—. Olvidalo, no quiero ser niñera de tus bebés.

—Serian 'nuestros' bebes William— lo corregí con una sonrisa, él me miró sonriendo frunciendo el ceño, era lindo verlo así—. Aunque no te lo pido para mañana, quiero un bebé, pero no sé nada sobre ser un padre, así que podríamos practicar con algo diferente, escuché que hay clases de maternidad y paternidad donde usan a robots bebés, podríamos comprar uno.

—Un robot no es igual a un bebé, además siempre tenemos trabajo, no podríamos usar un arma mientras "amamantamos" al bebé— dijo haciendo comillas con sus dedos y frunciendo el ceño haciendo desaparecer su hermoso sonrojo—. Y tenemos toda la eternidad para hablar de eso, no creo que sea necesario tener un b-bebé, además, ¿quién de los dos sería el embarazado?.

          Reí en mi mente intentando mantener un rostro indiferente. Me sorprendía lo bien que William me podía conocer, no esperaba menos de mi rubio.

—Si ya sabes para qué preguntas— contesté con una sonrisa de lado.

—La respuesta es no, ya puedes retirarte.
 

       Esta vez si me reí, era lindo que él pensara que era mi jefe. Me levanté del asiento y me puse frente a él, tomé su mentón con delicadeza y le robé un beso. Él me miró enojado y solo le regalé una risa traviesa saliendo de su oficina.

          Al salir suspiré pesadamente comenzando a caminar en dirección contraria a la habitación.

***

(Narra William)

            Ya habían pasado una horas desde que Leonard me había propuesto como seguir aumentando la población global, sabía que él no estaba jugando y que sería difícil sacarle esa idea de la cabeza. Ya era de noche, Leo me había mandado un mensaje diciendome que se había adelantado en llegar a la casa, así que tomé el auto y conduje tomando camino hacia nuestra casa.

         Conduciendo por la carretera recordé que debía comprar algunos ingredientes para la cena, si bien no teníamos la necesidad biológica de comer me gustaba mucho ver la sonrisa de Leonard mientras comía lo que yo le preparaba. Era satisfactorio verlo sonreír.

                Una vez ya en el centro comercial pase por todos los pasillos necesarios, el carrito ya estaba lleno y algo me decía que si seguía comprando tendría que conseguir otro. Pase por una minitienda que se atravesada entre las cajas y el pasillo, si quería llegar a tiempo para hacer la cena, no me había quedado de otra que atravesar esa tienda. 

                  En mi travesía se encontraban muchos productos de mascotas, en las paredes había peces, hamsters, perros, gatos, pájaros y otros animales domésticos. Yo solo miraba de reojo los pequeños animales y los precios, era extraño para mi que gente pagara para tener acceso a un ser vivo, era cruel, porque me recordaba de cierta manera mi origen.

—De seguro este le gustara a nuestro bebé— dijo una joven con su novio, ambos miraban un hueso para perros. Me quedé en shock, era como si el mundo conspirara para tener un bebé.

—Si, a nuestro bebé le gustará—sonrío el varón. Debían de ser idiotas, a un bebé no se le da un hueso para perro, a un bebé se le da... yo que sé, ¿un hueso para bebés?

—Disculpen— me les acerqué sutilmente, ellos me miraron con una sonrisa—No sé mucho sobre criar niños, pero, ¿a un bebé no se le debe dar un juguete de bebé?— pregunté inocentemente, incluso podía sentir como mis mejillas se sonrojaron por la vergüenza.

—No— rió la chica suavemente—. Tenemos un perrito que cuidamos como si fuera un bebé, pero son básicamente lo mismo, una mascota al igual que a un bebé debe ser cuidado con mucha responsabilidad, nuestro 'bebé' es algo travieso y siempre hay que tenerlo vigilado.

—Ya veo...— dije mirando el hueso—. Entonces, ¿tener una mascota sería un buen entrenamiento para tener en un futuro muy lejano un bebé?— pregunte intentando estar lo más indiferente posible, era vergonzoso.    

  —Si—contesto la chica.

—Gracias— dije caminando en dirección contraria, ya había obtenido la información necesaria, me diriji a una de las paredes donde se encontraban unas bolas de pelos muys gorditas, mori de ternura cuando vi a esas lindas criaturas correr  en una rueda y tomaban agua de un pequeño termo. Ahí mismo vi a un pequeño cuyo color castaño casi naranja, él me miraba y yo lo miraba, por desgracia no podía hablar con los animales, pero ambos lo sabíamos. Nos necesitábamos.

***

(Narra Leonard)

          Había estado viendo la televisión esperando a William, ya era de noche y aún no daba señales de vida mi rubio, no estaba preocupado, pero si algo incómodo, la conversación de esa tarde aún seguía divagando en mis pensamientos, la frase "hubiera.." no me dejaba en paz, "no hubiera sido tan directo", "hubiera sido más lindo", "hubiera pensado antes de hablar"  y todas esas cosas.

           Me recosté por completo en el sofá estirandome mientras bostezaba, dormir no sonaba como una mala idea. En eso, mientras cambiaba de canal se escuchó como la puerta era abierta, me senté como era debido y apague el aparato.

—Hola—salude a William, el estaba cargando varias bolsas de plastico con mucha comida—. Algo me dice que cenaremos a diario a partir de hoy.

—Perdón, me distraje y tenía ganas de hacer recetas que había visto en Facebook, si quieres no lo comas—dijo sacando las compras y dejándolas en la mesa, suponía que me tocaría a mi ordenarlas y ponerlas en las alacenas, gavetas y refrigeradores—. Te compre algo—dijo algo desafinado, se podía ver que estaba algo nervioso, no, más bien algo avergonzado.

—¿Doritos?—pregunté intentando adivinar, amo los doritos, los doritos son amor, los doritos con vida.

—No, te compre un hijo.

¡BOOM!

''¿¡Qué carajos quería decir eso!?"

—Ok William —dije con cautela—. Sé que exageré esta tarde y que siempre voy contigo al supermercado, ¿estás seguro que el "hijo" que me compraste no es un "higo"?

—No, te compré el hijo que tanto estabas esperando— dijo con el ceño ligeramente fruncido, mi mente se hizo puré y solo me quedé sentado guardando silencio, era mejor que decir alguna estudies—. Si no me crees te lo daré.

         Mi rubio salió de la casa y escuché cómo el auto se abría, en unos cuantos segundos ya estaba de vuelta con una caja de madera en sus manos. Lo primero que cruzó mi mente fue que en la caja había un feto, pero cuando la tomé en mis manos y la abrí me quedé sorprendido al encontrar a un pequeño ruedor, era adorable.

—Mientras hacía las compras una chica me dijo que tener un mascota es como cuidar un bebé— dijo William ligeramente sonrojado. Tomé con delicadeza al animalito y lo lleve a mi pecho abrazándolo con las manos—. Así que lo compré, un perro sería mucho problema y no soy muy fan de los gatos, además, conociéndote sé que ni siquieras puedes cuidarte a ti mismo, un animal pequeño será perfecto para practicar tener un bebé.

          Mi mente no logró procesar tantas emociones, era mi primera mascota y me la había regalado el amor de mi vida, estaba feliz, tanto que sin permiso lo besé dulcemente, no duró mucho, pero fue suficiente para hacerlo sonrojar.

—Es perfecto— sonreí—. Muchas gracias.

—Ahora solo tienes que ponerle un nombre.

—¿Qué tal Perseo?, es como el semidiós que mató a Medusa y rescató a Andrómeda— propuse con una sonrisa acariciando al roedor.

—Lo dices solo por Caballeros Del Zodiaco— dijo indiferente volviendo a sacar las compras.

—Me conoces perfectamente amor...

❤Jade x Jason❤
(Narra Jade)

                      Era de noche, era mi primera noche desde que había vuelto de la muerte, seguía confundida, no había visto a Arturo una vez muerta, me deprimia que jamás lo volvería a ver. La promesa "juntos hasta que la muerte nos separe" era como si encajaran millones de espinas en mi cuerpo, ya no tenía objetivo, morir se me hacía aburrido y tenebroso, imaginar de nuevo el día en que mi amado murió era como si una casa se me hubiera caído encima, mi pecho latía fuertemente, tan fuerte que era como si un terremoto invadiera mi cuerpo. Ya no podía más.

                     Decidida, salí de mi cama, tomé una de mis almohadas y  deje que Aslan ocupará el resto de de la cama, mi bebé necesitaba dormir en un lugar como sin tener que lidiar con mis cruzadas por toda la cama.

                    Una vez ya afuera de mi habitacion comence a caminar por los pasillos de la casa, los pasillos se veían oscuros y solo se podía ver como la luna iluminaba ciertas partes, tuve que encender la linterna de mi teléfono para no tropezar o asustarme con las sombras de los árboles.

Movimiento naranja, el futuro está en tus manos, movimiento naranja movimiento ciudadano,...— canté suavemente mientras caminaba con miedo por los pasillos,  había escuchado en una película que si cantabas no te asustas, y la canción menos tenebrosa y más alegre era la de un partido mexicano. Siguiendo cantando llegué a la habitación de Jason, no toqué la puerta, sólo la habría lentamente—. Hola...— saludé débilmente

—¿No deberías de estar dormida?— preguntó algo preocupado. Él se encontraba en su teléfono con los audífonos puestos, probablemente estaba viendo porno.

—No puedo dormir— le respondí. Nos quedamos viendo unos segundos hasta que se levantó de su cama y sacó de su armario dos grandes mantas.

—Puedes platicar conmigo hasta que te duermas— dijo sentándose de nuevo en su camas cubriéndose con una de las mantas—. Adelante...

             Entré con cuidado de no caer, intentaba no mirar a Jason, sabía que si lo hacía caería por lo nerviosa que estaba. Entré a la cama y me recoste poniendo mi cabeza en las suaves almohadas.

—¿De quieres hablar?— pregunté cubriendome con la otra manta.

—De sentimientos y emociones no, estoy confundido, tu me confundes— contestó.

—Lo lamento, no era mi intención confundirte— le dije algo apenada, ¿eso quería decir que lo ponía nervioso?, ¿yo a él?

           Él rió suavemente acomodándose en la cama para abrazarme, sentí como mis mejillas se coloreaban cuando pude sentir su pecho con mis manos, esa fragancia varonil me ponía nerviosa.

—¿Cómo te sientes?—preguntó acariciando mi cabello, lo tenía enredado y podía sentir cómo sus dedos batallaban para salir de las enredaderas.

—Cansada, sola y desnuda— le contesté decaída, lo abracé como pude sin que me supiera incomoda, dormir en parejas con era mi cosa favorita.

—No estas sola Jade, ya nadie lo está— me abrazó más fuerte.

—¿Cómo lo sabes?— pregunté intentando no llorar.

          Él me miró a los ojos y acarició con delicadeza mi rostro, me miró con un brillo en los ojos que podía ver aún en la oscuridad de la habitación, me dedicó una sonrisa amable y rozó sus labios con los míos, un beso tan sutil, tan tierno ,un beso cálido, tan pequeño, tan poderoso y tan fugaz que ni Dios pudo verlo en nuestra pequeña oscuridad.

En ese beso me sentí protegida.

—Vaya forma de responder— sonreí de lado.

—No te confundas, sigues siendo una pesada, pero no puedo abandonarte, no ahora que mi perspectiva ha cambiado— aclaró llevándome de nuevo a su pecho, él enterró su rostro en la curvatura de mi cuello, pensé que me mordería, pero solo inhalo mi aroma.

—¿Cuál era tu antigua perspectiva?— pregunté acariciando su cabello, era suave y largo.

—Ya no te veo como un contenedor de sangre— contestó en un susurro—, y te aprecio más que a una amiga, pero, al mismo tiempo no quiero que seas mi amiga.

                 Supuse que diría algo como "no quiero que seas mi amiga, quiero que seas mi novia". Pensarlo sonaba descabellado y muy cliché, pero tristemente todos deseamos una escena cliché en nuestras vidas, porque anhelamos que una persona nos haga sentir especiales, en lugar de buscar la forma de ser especiales nosotros mismos.

                Perdida en sus palabras, lo miré a los ojos y acaricié sus mejillas. Él me sonrió y estampó sus labios contra los míos, un beso inocente donde solos nuestros labios eran los protagonistas. Bien sabía que a Jason le gustaban los besos franceses, pero ese beso transmitía más que un beso francés.

—Jason~— gemí su nombre. No era el tipo de persona que se exitaba tan rapido, pero así se sentía mi cuerpo después de ese beso. Caliente y en busca de pasión, mandé todo a la mierda y metí mi lengua a su boca, iniciando un beso en donde ambos queríamos llevar el control.

—Jade...— me nombró Jason durante el beso. Era la gloria, era excitante sentir como sus labios acariciaban los míos y su lengua exploraba mi boca de una manera única. A medida que pasaba el beso, mi cuerpo y el de él pedían más.

           Tomé la iniciativa y me aleje de él para sentarme sobre su regazo ,se recargo en la pared y me tomó de la cintura.

—¿Estas borracha?— preguntó con una sonrisa de lado.


—¿Estas excitado?— contesté de igual forma, rodeando mis manos en su cuello acercandolo mas a mi—. Jason, no sé lo que me está pasando, antes de volver a despertar juraría que solo te queria como un amigo, pero, ¿por qué siento que te necesito ahora más que nunca?

—Si— contestó a una de mis dos preguntar, me tomó más fuerte mi la cintura y me sentó sobre su entrepierna sintiendo un grosor—. Y te juro que si no te quitas de mi pene no me haré responsable.

—¿Piensas que me dejarás en silla de ruedas?— volví a sonreír, acaricié los cabellos de su nuca y lo acerqué a mis labios, sin querer moví mis caderas sobre su erección—. Tranquilo, no vine aquí por sexo, no planeo acostarme contigo y no quiero tenerte entre mis piernas, solo necesito dormir en el pecho de alguien, escuchar sus latidos para no perderme en un abismo lleno de pesadillas.

—¿A qué le tienes miedo?.

—Dejemos de hacer preguntas, ya no las necesitamos, necesitamos hablar hasta que me duerma.

             Bajé de él y me recoste a su lado, él abrazó de nuevo no sin antes darme una nalgada, a cambio le dí un golpe en la quijada.

—Gracias— musité entre el abrazo—. Ya estoy más tranquila.

Jade x Arturo
(Narra Jade)

                   Era de noche, estaba lista para ese concierto en el que habíamos ahorrado tanto para comprar los boletos, mi chico se encontraba afuera, el plan era simple, saldría por la puerta trasera, correria rápido al auto y me escaparia con el, a la mañana siguiente debía amaneces en mi cama, sobria y sin ningun tatuaje.

Bebé: Cariño ya estoy afuera, te estoy esperando, ¿segura que tu papá te dio permiso?

              Sonreí como estúpida al ver ese mensaje. Le había mentido un poco a él, mi padre nunca me dejaría ir a un concierto de noche, pero había soñado desde hace años ir a ese concierto, Arturo había sido un príncipe al comprar las entradas y llevarme en su auto.

           Tomé el teléfono y le escribir que todo estaba bien, que mi padre confiaba en que llegaría antes de las seis de la madrugada. Tomé mi bolso y salí con cuidado de mi habitación, caminé intentando no hacer ruido con mis tacones.

—¿A dónde tan guapa?— preguntó mi padre apareciendo a mis espaldas. Solté un grito lleno de terror.

—¿¡Qué haces!?, ¡deberías de estar durmiendo!— grité aún sintiendo los efectos del susto.

—Tu también deberías de dormir— me regañó. De un momento a otro ya me estaba cargando sobre su hombro.— Te dije que era peligroso salir de noche, no voy a dejar que mi bebé de 18 años ande sola en la oscura ciudad con su novio.

—¡Eres muy injusto!— grité dando pequeñas patadas en el aire—. Papá sabes que he querido ir a ese concierto desde hace tres años, Arturo ya compró los boletos y si no vamos sería una pérdida de su dinero.

—Las niñas buenas duermen a las nueve de la noche, son las doce, te dije que no— me cargó hasta llegar a mi habitación, me dejó sobre la cama y se acercó a la ventana.

—Papá no hagas una locura— suplique ocultandome detras de unos de mis peluches.

—¡Arturo Rivera, tienes tres segundo para entrar a mi casa y darme una explicación!— gritó mi padre por la ventana, era tan vergonzoso, mi padre no tenía límites para dejarme en ridículo.

***

—Te acojo en mi casa, te doy de mis alimentos, te confío a mi más grande tesoro y me haces esto, ¡estoy muy decepcionado de los dos!— nos regaño mi padre caminando dando vueltas. Arturo y yo nos encontrábamos sentados en el sofá escuchando los regaños de mi padre, exageraba ese hombre.

—Señor, ya sé que fue muy irresponsable de mi parte, pero Jade y yo hemos deseado ir a ese concierto desde que empezamos la preparatoria y al fin juntamos el dinero necesario para lo boletos— nos defendió mi amado Arturo, habló con sumo respeto hacia mi padre y me sostuvo fuertemente de las manos—. No castigue a Jade por favor, yo debí haber sido más responsable.

—¿Estás queriendo decir que mi hija no tuvo nada que ver con la pequeña fuga?— preguntó mi padre intimidando a mi novio, mirándolo de brazos cruzados y con el ceño fruncido.

—Sí— contestó tomando toda la responsabilidad. Me sentía mal, él apretaba mi mano cada vez que estaba a punto de confesar.

              Ambos intercambiaron miradas desafiantes, ninguno iba a desistir, mi padre ya había de hecho todo por intentar que Arturo y yo terminamos, se llevaban bien, pero era un tipo de juego en donde solo ellos conocían las reglas. No los entendía, papá jugaba a hacerle la vida imposible a mi dulce amado y Arturo por su parte siempre quedaba bien con mi padre, era divertido ver el sabotaje mutuo.

—Realmente eres un buen chico— confesó mi padre deshaciéndose del ceño fruncido, llevó sus brazos hacia arriba para estirarse y posteriormente bostezar—. Gracias por tomar la responsabilidad de mi torpe hija.

—¡Oye!— exclame disgustada por su comentario.

—Pueden irse, pero no me gusta que me mientas Jade, sabes que si Arturo está contigo yo estoy tranquilo en que no hagas una locura, pero, ¿escaparate a  mis espaldas?, ¿enserio?, pensé que eras más lista— agregó mi padre tomando camino hacia su habitación—. En fin, tengan cuidado, por la noche conducen más camiones de carga que de día, si toman la carretera 82 llegarán en media hora.

—Muchas gracias señor— sonrío mi amado tomandome fuertemente de la manos jalandome para comenzar a correr rumbo a la puerta.

           Subí rapido al asiento del copiloto, me pise mi cinturón de seguridas, pero, él no. Encendió el auto y comenzó a condicir hacia la carretera, la musica sonaba por el esterio completamente fuerte, nuestros terribles cantares nos hacían reir entre nosotros, le di besos fugacez en los labios sin desconcentrsrlo del camino, lo amaba tanto...

            Al entrar en la carretera pude sentir como la velocidad del auto aumentó en un segundo. Ibamos muy rápido.

—Cariño, deberías ir más lento, aún tenemos tiempo— suplique sujetando su manos que se posaba en la palanca.

—Amor, tu padre dijo que son treinta minutos en esta carretera, si voy a doble velocidad podemos llegar en menos de quince minutos— dijo entrelazando nuestras manos, la velocidad aumento y me hizo sujetar más fuerte su mano, mis pies pisaban el piso del carro pensando que así frenaria, el estomago me hacia cosquillas por el miedo, el viento me golpeaba fuertemente en el rostro, tenía miedo, tenía mucho miedo.

—Arti baja la velocidad porfavor— suplique de nuevo, él me sonrío y me volvió a besar en los labios, eso no logró tranquilizarme.

—Jade, te prometí que iríamos a ese concierto, llegamos, bailamos, nos emborrachamos, una escapada en un hotel y te llevo a tu casa a las cinco antes de que tu padre me corte la cabeza— sonrío tomando mi mano, la llevó a su boca y depósito un beso en esta—. Te amo.

            Él me sonrió mirandome a los ojos, en eso, todo se detuvo. Pude ver de reojo unas luces rojas, antes de sonreirle de vuelta, desvíe la mirada y pude ver cono eramos chocados contra un camión de carga. Lo último que recuerdo, es como el nuestros cuerpos eran sumidos en la oscuridad...

***

  
          Blanco, ese era el color que me dió la bienvenida de mi despertar, un sonido irritante inundaba mi cabeza, hacia frio por culpa del aire acondicionado, mi padre se encontraba a mi lado y del otro lado había otra camilla. Pude escuchar mis latidos en esa maquina, eran lentos pero constantes. Mi padre me miró y lagrimas salieron de sus ojos, me tomó con delicadeza y depósito un beso en mi mejilla.

—¿Dónde estoy?— pregunté con una voz que apenas podía salir de mi garganta.

—¿Estas bien?, ¿cómo te sientes?— preguntó haciendo caso omiso a mi pregunta, le sonreí, estaba haciendo el papel de papá preocupado, no le quedaba bien.

—Yo soy la que hace las pregutas aquí— bromié un poco, no quería verlo triste. Logre sacarle una sonrisa, duró poco, pero lo hice.

—Estas en el hospital, tuvieron un accidente par de tontos— contestó como era su costumbre—. Chocaron contra un camión que se estación en media carretera, tu te quedaste inconciente por tres dias, pero Arturo aún no despierta.

—¿Dónde está él?— pregunté intentando calmarme, pude escuchar por medio de esa molesta maquina como mis latidos aumentaban fuertemente.

—Aquí— se hizo a un lado para señalar a mi novio dormido un una camilla, su cuerpo estaba lleno de moratones, todo su hermoso rostro estaba raspado, una boquilla de aire tapaba la mitad de su boca y sus latidos eran lentos.

—Arti— susurre sintiendo como mis ojos se llenaban de culap, intenté levantarme pero mi padre me lo impidió.

—Llamaré a la enfermera, no hagas otra tontería, él despertará, los doctores dijieron que no era nada grabe, el golpe lo dejó inconciente y como no llebaba cinturón de seguridad el impacto fue mas fuerte para él, pero lo conozco, despertará— me sonrío abandonando la habitación.


                  Él siguió durmiendo, pasó un mes y ya me habian dado de alta, pero yo no salí de ahí, pasaba la mayor parte del tiempo en el hospital, iba a leerle poemas o le contaba lo que los doctores decía de su condición, suplicaba que abriera los ojos aunque fuera por unos segundo, era inevitable llorar a su lado, ver como un aparato lo ayudaba a respirar, como tenía que ser alimentado por un tubo, sus pulsos cardiacos habían vuelto a la normalidad, pero el accidentr había sido más grabe de lo que pensábamos, tenía dos costillas rotas, había tenido una hemorrsgia que donde perdió mucha sangre, tardaría en volver a caminar un par de meses segun los doctores. Las cosas tampoco iban bien para mi, la madre de Arti ya me habia dejado afuera del hospital en varias ocaciones, decia que errea mi culpa que su hijo se encontrara así, ella me deseaba la muerte, si alguna vez llegué a agradarle ya no importaba. Apesar se que su madre me insultaba cada dia y noche que vicitaba a Arti, yo seguí estando a su lado.

—Entonces papá me dijo: " Javier Hernández ya está casado, pierdes el tiempo al shipearlo con Yuzuru Hanyu", pero yo sé que ellos estarán juntos— le platique una anécdota de hace unos dias—. ¿Tu que opinas?.

         De nuevo lo miré y esperé una respuesga, pero solo recibí el sonido de sus latidos en esa maquina.

—Porfavor— suplique débilmente tomando su mano, podía sentir como volvía a llorar—. Te lo pido, aunque sea por unos segundos despierta.

          Y fue un milagro, porque él despertó, lo miré incredula, realmete habia despertado. Me lancé sobre él para abrazarlo y llenarlo de besos, el me sonrío.

—Jade...— me nombro con voz apagada. Comencé a besarlo de nuevo, pero me detube al ver como tosia sin control, pensé que se trataba por el aire acondicionado, pero no, a medida que tosia se volvían más oscuros sus ojos, el brillo de vida que irradiaban desaparecia. Me asuste tanto que me quedé paralitica, fue cuando vi que de su boca salió sangre que tomé mi teléfono para llamar a mi padre—. No—me suplicó tomandome de la mano—. Quedate aquí, porfavor.

—¡Arti dejame llamar a una enfermera!— suplique tomandolo de la mano, sus latidos comenzaban a debilitarse y se hacian más lento el sonido de la maquina que marcaba sus latidos.

—Planeaba preguntartelo en el concierto, pero creo que ya no tengo tiempo— sonrío debilmente, se acercó con cuidado a su ropa que se encobtraba doblada a un costado de la camilla y de su pantalon sacó una pequeña caja color negro—. ¿Quieres ser mi esposa?— preguntó mientras sangre bajaba de su naris.

           No sabía que hacer, por un lado no podía dejarlo así, él estaba muriendo y me hacia esa pregunta en un momebto tan critico. Entonces pude ver de nuevo esa sonrisa, le quité la boquilla de su rostro y lo besé lentamente, seria nuestro ultimo beso.

—Claro— acepté llorando, tomé la caja y le puse el anillo, el tomo el otro y me lo puso. Sonreimos al ver nuestras manos decoradas por esos aros color dorado.

—Gracias Jade, por hacerme el hombre más feliz de la tierra— sonrío besando mi mano, pude ver como sus ojos se cerraban lentamente, estaba intentado no llorar, no queria despedirlo y que lo ultimo que escuchara fuera mis llantos.

                14 de febrero de 2016, la fecha en donde murió el amor de mi vida.

Lo acabo de terminar 😂😂 felíz San Valentin💕

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top