Descubrimiento y dolor (pate dos)
Hipo comenzó a alejarse de la orilla, el chico se adentró un poco y comenzó a formar montecitos de arena.
Chimuelo lo miraba confundido ¿de qué diablos hablaba? él conocía el mar, jugaron ahí en varias ocasiones...incluso con sus hijos...y sus nietos...pero, entonces ¿Por qué Hipo parecía no recordarlo? sus ojos verde/amarillos se clavaron en la espalda de su compañero, era momento de aclarar varias dudas, saber porque en ocasiones Hipo se comportaba tan raro, bueno ahora podía hablar lo que le facilitaría las cosas, dio un profundo suspiro y se encamino hasta su amigo.
-Hipo, con decisión se sentó a su lado, -¿Por qué tu actuar raro?
El castaño volteo a verle confundido, - ¿raro?
-sí, tu actuar raro.
-a que te refieres, actuó igual que siempre, Hipo dejo de jugar con la arena y volteo a ver a su amigo.
-no, no ser cierto
-ah no ¿Qué tengo de raro eh?
-dices muchas mentiras
El castaño se molestó un poco al escuchar esto, él jamás le había mentido, al menos hasta ahora.
-¿Qué mentiras eh dicho?
-dices que no conocer el mar, pero no ser cierto.
-de que hablas, es verdad jamás había visto el mar, ya te lo dije, nunca había salido de la ciudad hasta que te conocí ¿Cómo podría conocer el mar eh?
-no ser verdad, tú y yo ya habíamos venido aquí, jugamos en la playa varias veces.
-¡no es cierto! eso es mentira jamás he venido aquí, es la primera vez
-¡no es cierto!
-¡claro que sí!...el que miente eres tú no yo, reclamo molesto el joven
-¡yo no miento! en esta ocasión Chimuelo fue el que se enfado
-¡claro que sí!
Hipo lo miro enfadado ¿Qué diablos le pasaba? ¿cómo que ya habían ido antes? eso era imposible.
Chimuelo se paró frente a Hipo mirándolo fijamente, sus ojos, su olor, la seguridad con la que hablaba, no el chico frente a él no le mentía, decía la verdad... ¿pero...cómo? era imposible que no fuera real, él recordaba cada juego y día en la playa como si fuera ayer, entonces ¿porque Hipo no? ¿Por qué el chico delante de él no? era imposible que se tratara de un sue...un momento...el chico...era cierto ¿por qué Hipo era un chico de nuevo? él lo vio crecer, entonces porque estaba frente a él como un niño...algo andaba mal.
-oye, ey te estoy hablando, el castaño lo miraba molesto, Chimuelo se había sumido en sus pensamientos ignorándolo por completo, esto lo enfureció más, comenzó a zarandearlo de su camisa para que le prestara atención,-oye te estoy hablando idiota ¿Qué te sucede...
-¿Por qué eres un niño?
-¿eh?
-¿por qué tú ser un niño? gruño molesto el azabache
-no soy un niño, tengo dieciséis años
-¿por qué eres un niño? yo te vi crecer, te vi....
Chimuelo susurro algo en voz muy baja agachando la cabeza, Hipo lo miro confundido, no escucho lo que decía.
Lo había visto morir, era verdad, él vio morir a Hipo, escucho como su corazón dejaba de latir sin que él lo pudiera evitar, fue testigo del funeral, su lomo se empapo con el llanto del pequeño Estoico...pero entonces ¿Por qué? ¿por qué el chico delante de él se parecía tanto a su jinete? pero entonces ¿Quién era ese niño? ¿Quién era ese impostor que osaba tomar la forma humana de su jinete?...impostor, un sucio y vil impostor.
Hipo no estaba seguro de lo que ocurrió, en segundos su cuerpo se encontraba tirado en la arena, los ojos antes cálidos de Chimuelo le miraban con odio, el azabache se encontraba sentado sobre él, sujetando sus hombros con sus manos.
-¿quién eres?
-¿eh? ¿de qué hablas?
-¡no eres Hipo!
- ¿de que hablas? ¡claro que soy Hipo! ¿acaso no me vez?
Si, se parecía al Hipo joven, al vikingo flacucho que fue capaz de derribarle...pero no era él, era una mentira, no era su Hipo, como no se dio cuenta, las señales estaban ahí, el cambio en su carácter, el hecho de que fuera un niño...por los dioses, tenía las dos piernas, como fue tan idiota para no darse cuenta.
-¿Quién eres?¿Por qué te pareces a Hipo? ¡responde! gritó furioso
-de que hablas idiota ¡soy yo! ¿acaso no me vez? ¡mírame soy Hipo! reclamo el joven, entre asustado y enfadado.
-¡no es verdad! el verdadero Hipo murió...yo lo vi morir...tú no eres él ¡me estas engañando! molesto apretó los hombros del chico encajando sus garras.
-aghhh...Dra...Dragón para...me estas lastimando...Dragón suéltame.
Sus ojos tomaron un aspecto reptiliano, dragón, dragón, siempre lo llamaba así, jamás por su nombre, otra prueba de que era un completo idiota al no darse cuenta del engaño.
-ese no es mi verdadero nombre...si de verdad fueras Hipo conocerías mi nombre y no me llamarías dragón...
Su nombre, su nombre, era verdad, solo se lo pregunto una vez, cuando tenía su otra forma pero no logro descifrarlo y decidió llamarle dragón, y ahora...idiota, ahora hablaba y no se le ocurrió preguntar, era lo primero que tendría que haber conocido de su compañero, pero el muy torpe siguió llamándolo Dragón.
-¿cu...cuál es tu nombre? Hipo agradecía infinitamente que Chimuelo se encontrara en esa forma, de lo contrario ya se encontraría aplastado por el peso del reptil.
-tú dímelo, dices ser Hipo, si de verdad eres Hipo entonces conoces mi nombre.
-¡sabes muy bien que no lo sé! reclamo molesto, todo el dolor que sentía se estaba convirtiendo en rabia, -¡no se tu maldito nombre!...por eso te llamo Dragón...pero ya no me importa, no me interesa conocerlo, ya no me importa nada de ti...ahora suéltame.
Hipo comenzó a moverse intentando zafarse, estaba realmente molesto, ¿Cómo se atrevía a culparlo de no ser él mismo? en un movimiento Chimuelo enterró sus garras rasgando la ropa y piel del castaño, el olor a sangre invadió sus fosas nasales mientras Hipo soltaba un grito de dolor.
Lo había lastimado, con un salto se separó de Hipo, podía sentir el caliente liquido deslizarse por sus garras, miro sus manos asustado, ¿Qué acababa de hacer?
Hipo se levantó adolorido de la arena... ¿qué diablos paso? sus hombros le ardían y la sangre empapaba su ropa, apretó sus labios aguantando las ganas de llorar, era imposible, él habría jurado que su "amigo" jamás lo dañaría, je, parece que se equivocó, tal vez Jedan no mentía. Apretó sus puños y comenzó a caminar, quería salir de ahí lo antes posible y jamás regresar, paso frente a Chimuelo sin voltear a verlo, con trabajo comenzó a escalar el risco.
Chimuelo lo miro alejarse, una parte de él le gritaba que lo alcanzara, que se disculpara por hacerle daño...pero otra le decía que lo dejara, él le había mentido, no era su vikingo, no era su Hipo a pesar del parecido físico. Molesto clavo sus garras en las palmas de sus manos, una mano humana...no, él no era humano, él era un dragón, el último furia nocturna, una de las razas más poderosas.
La ropa comenzó a ser desgarrada, cachos de tela cayeron presas del dolor y rabia del azabache; todo lo que había hecho hasta ahora fue en vano, todos sus esfuerzos para complacer a Hipo, para verle feliz, de que sirvió...no era Hipo, no era su dulce vikingo que lo quería sin importar su apariencia.
La ira lo invadió, se sentía burlado, traicionado, usado por un impostor. Antes de que se diera cuenta un rugido gutural salió de su garganta, una ola de fuego lo cubrió envolviendo todo su cuerpo.
Hipo se asustó al oír el rugido, se encontraba subiendo por las rocas con dificultad, sus ojos verdes se dirigieron a la playa donde se podía apreciar la figura de un imponente dragón, por un momento su corazón se detuvo, temeroso a que su supuesto amigo lo fuera atacar.
Por fortuna no paso así, Chimuelo decidió desquitar su rabia con unas rocas que estaban cerca, una bola de plasma destrozo el mineral esparciéndolo en la arena; el enorme reptil comenzó a caminar directo al océano, maldito el día en que decidió regresar a Berk, maldito el día en que conoció a ese impostor; la figura de Chimuelo fue cubierta por el mar hasta desaparecer, Hipo miraba la escena aliviado...y...triste, acababa de perder a su único amigo y no sabía el motivo, nuevamente se tragó el llanto y continuo su camino, tenía mucho que recorrer y el día se acercaba.
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Y se acabó, ¿qué les pareció?, ¿les gusto?
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