Capitulo 6

La noche cayó en el imperio. Poco a poco los sirvientes de palacio comenzaron a retirarse a sus habitaciones para descansar después de un agotador día de trabajo.

Pero al estar bajo la protección de las habitaciones, la servidumbre comenzó a murmrurar. Los rumores y chismes se esparcian con velocidad, prueba de ello era justamente lo que sucedía esa noche.

La situación de la familia Imperial estaba en un hilo delgado de ruptura.

El emperador conciente de aquello simplemente calló. Estaba entre la espada y la pared con su familia, su reputación y su autoridad como gobernante.

Sus decisiones estaban causando descontento a su gente, las razonas aún no las sabía. Era algo desconocido el por qué de aquel descontento. Aún así, por mucho que pasará no llegaba a nada.

- ¿Qué debería hacer? - estrujó su cara con cansancio, esperando que esa simple acción resultará en algo útil. - ¿ Visitar a Inari? No...

Lo pensó por unos segundo pero termino por descartar la idea. Visitar a su amado era algo absurdo, lo echaría a patadas, si no antes lo castra ahí mismo. Apreciaba tenerlo, muchas gracias.

El hecho de que su amado sea tan impulsivo era debido a su embarazo y a sus habilidades como doncel.

Sonrió un poco al recordar a su amado cargando a su primer hijo, Calix. Fue una bendición tan esperada que no dudo en organizar un enorme banquete dónde los nobles, plebeyos y representantes de otros imperios fueron invitados. 

Ahora su amado volvía a...

- Oh dios...- había olvidado por completo la gestación de su segundo hijo. - Seguramente me matará. - suspiro.

Ya era tarde pero la importancia del asunto era mucho mayor. Tenía que presentar ante su gente al futuro príncipe, de no ser podría traer malas entendidos que deseaba evitar a toda costa.

Era mucho trabajo pero con pluma en mano y papel en la otra comenzó a redactar una carta. El templó estaría más que complacido por la noticia que daría, un nuevo príncipe era algo que les beneficiaba profundamente y aunque no le terminaba de agradar aquellos hombres doble cara, tenía que estar en constantes contacto con ellos.

Después de todo, el templo y la familia Imperial se ha caracterizado por ser los pilares  del imperio, si uno cae el otro también lo hará.

- Disculpe, su majestad- el guardia asignado intervino en su divagación. Reverencio antes de hablar con el máximo cuidado posible. - Lady Rashta espera su permiso para pasar desde hace unos minutos.

El emperador suspiro internamente por lo que se avecinaba. Su cabeza palpito y el mal humor le vino de repente.

— Dile que se retire a sus aposentos. No la quiero ver por aquí si no la llamo. — movió su muñeca para despedir al guardia. Ya no quería seguir escuchando los berrinches sin sentido de la mujer por su título de concubina.

Lo único que deseaba era que todo se resolviera con su amado esposo sin tener que dejar a Rashta, era una simple esclava sin educación, sin conocimiento del mundo y aún así, Inari parecía no comprenderlo.

¿Tenía algo de malo el tener una amante como Rashta?

No estaba intentando cambiar a su esposo por ella, simplemente, le atraía y ya. No planeaba convertirla en algo más que una amante.
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Inari suspiro pero termino cediendo a los pedidos de su escolta.

— Está bien, Sir, saldré a tomar aire fresco con Calixto.

Al escuchar tal respuesta, el escolta  sonrió aliviado. Por fin su señor obtendría algo de liberación después de tanto estrés.

— Por fin entro en razón. — el hombre acercó a su señor los zapatos que usaría en su salida, los más cómodos. — Necesita cuidarse, su salud es más importante que cualquier cosa.

El pelilargo suspiro. — Lo se, lo sé. — ajusto sus zapatos y por se puso de pie.

El pequeño Calixto dejo su sonaja al escuchar pasos detrás suyo, giro su pequeña cabeza y sonrió, agitó su sonajero al extender sus brazos hacia su madre.

— ¡Mamá! — exclamó ante la tardanza por ser tomado. — ¡Ahiba!

Los balbuceos aumentaron al ser levantado por el canoso. Dejo de moverse, aún si no fuera su madre, le agradaba estar entre los brazos del escolta.

— Lo siento príncipe, su madre no puede cargarlo demasiado. — sonrió en modo de disculpa y retrocedió un poco para que Inari liderará el camino. — Mi señor.

— Andando.

La orden fue acatada de inmediato. El rumbo no era fijo al no poder caminar libremente por el palacio. Algo que Inari prefería mantener al esquivar al emperador y a la amante del mismo.

Escucho la suave risa de su hijo, estaba jugando con algunas mariposas que revoloteaban por el jardín invernal.

Aquel jardín que Sovieshu mando hacer para el...

No.

Suspiro y observó el hermoso árbol plateado, el árbol que había plantado al conocer a esa mujer.

"No debería pensar en eso pero es muy difícil no hacerlo"

Entre más pensaba, más complicado parecia. Tantos problemas se avecinaba y el sentía que todo se le venía encima.

Actuaba tan estúpidamente, quería llorar, gritar, tirar cualquier cosa e incluso golpear al responsable de su dolor. Era débil, nunca fue una persona de carácter fuerte muy a pesar de que construyó esa imagen frente a la servidumbre.

Siempre se considero débil de corazón y ahora se demostraba al verse tan humillado y menospreciado por la persona que juro protegerlo, amarlo incondicionalmente. Solo a el.

Sintió sus ojos picar pero no derramó lágrimas. Su sentir era palpable, necesitaba tiempo para curarse.

Todo corazón roto se cura con el tiempo... O al menos eso intentaría hacer.

Después de todo, al amar tan profundamente como el lo hizo se corre el riesgo de terminar sin nada, solo con un profundo dolor y una cicatriz que no desaparecerá.

Garte frunció el ceño al ver el estado tan depresivo de su señor. Pensó que la caminata serviría para despejar su mente pero no parecía ser así, y ya no sabía que más hacer pero tenía que hacer algo y debía de ser rápido o de lo contrario el problema se tragaria al hermoso doncel. Y el, no estaba dispuesto a verlo caer ni mucho menos quebrarse. Al único que vería de esa forma era al emperador.

La brisa choco contra la Inari haciéndolo reaccionar.

Suspiro y acaricio su vientre con amor, recibiendo como siempre la patada de su hijo. — Mi pequeño príncipe...

Tapo sus labios para evitar sollozar. Cerro fuertemente los ojos y tratando de olvidar todo.

El escoltó se mantuvo alejado con el principe juguete en brazos, solo observando a su señor retener las lágrimas que amenazaban con caer, por última vez, por penúltima, no lo sabia y no podía tan siquiera adivinarlo. 

La impotencia lo golpeó.

Su señor sufría y el emperador no parecía realmente afectarle nada. Oh no, el no lamentaba el haber traicionado la confianza y el amor de su esposo. ¡Ni siquiera había intentado ganar su perdón!

Era algo inaudito e injusto.

Lo era pero... El se encargaría de hacerle pagar cada lágrima que su señor derramaba. Y sabía muy bien con quién acudir, la única persona de mayor confianza después de el.

Lady Katherine, la actual dama de la concubina.

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Así me imagino al Hermoso caballero que acompaña a Inari, Sir. Garte.

Tengan mucha paciencia con Inari, cada persona enfrenta su dolor de diferente manera y el intenta liberarlo más que nada por su embarazo :( Garte será un personaje clave para que Inari sane de la manera correcta, será algo lento pero me gusta más de esa forma, que el personaje tenga esa comprensión de que Sovieshu no es lo único por lo cual mantenerse en pie. Falta que lo comprenda a la perfección ya que nunca tuvo un interés amoroso en alguien más.

Podría considerar a Sovieshu cómo ese primer amor que nunca se olvida pero si se supera.

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