Capítulo 25: Descubierto

¿Cómo había llegado a esa situación? Dejando un charco de sangre en el suelo, Izuku intentaba levantarse una vez más. Su compañero no estaba junto a él y era su culpa. Le había dejado atrás hacía demasiado tiempo para intentar capturar a ese villano que se daba a la fuga. Ni siquiera fue consciente de cuándo su compañero desapareció y fue incapaz de seguir su velocidad y ahora... estaba completamente solo frente a ese grupo de villanos.

Tosió y escupió sangre antes de intentar levantarse una vez más. Podía escuchar las risas de los villanos que le rodeaban, pero él no iba a darse por vencido. Lo que debió ser simplemente un día de patrulla rutinario en la calle se había convertido en esa situación al ver a los individuos delinquir frente a él. Se había precipitado quizá, pero al ver un delito frente a él y sabiendo que su compañero le cubriría, se había lanzado sin pensar demasiado. Se había metido en un buen lío.

No reconocía a los villanos. Los miraba, pasando sus ojos de uno a otro intentando identificar a alguien, pero sus rostros cubiertos le impedían ver bien sus facciones. No identificaba a nadie.

— Nunca esperé tener a un héroe tan vulnerable – sonreía uno de los villanos, pese a que Deku le miró desde el suelo sin rendirse.

Toda la zona estaba destrozada. Los impactos de sus ataques habían derribado a algún villano pero también había dejado la zona muy tocada. Parecía que algunas estructuras iban a derrumbarse en breve.

¡Dolor! Era lo que sentía en todo su cuerpo. Al dolor que provocaba su propio quirk sobre su cuerpo, ahora añadía los golpes enemigos. La sangre no dejaba de salir de su abdomen y, aun así, se alzó entre tambaleos. Estuvo a punto de caer de nuevo al suelo, pero sus piernas, pese al temblor, consiguieron sostenerle. Sus guantes se llenaban de sangre al tratar de taponar su herida y su mirada se afiló algo más dispuesto a seguir peleando. Él nunca se rendía, superaba sus límites y aunque estaba mal, iba a llevar a cabo su trabajo.

Deku elevó la mirada al escuchar un estallido tras él y se giró con rapidez. Le atacaban por la espalda, pero no fue eso lo que captó su atención, sino que ese ruido de estallido que escuchó había bloqueado el ataque enemigo.

— ¡Maldito nerd! Siempre acabas fastidiándome – se quejó Bakugo quitándose la máscara que llevaba. Se le veía molesto, mucho.

— ¿Kacchan? – preguntó al reconocerlo.

— Dos meses de infiltrado y ahora destapas mi tapadera. ¡Joder! Eres realmente un fastidio.

¡Le cubría! Había sacrificado la operación que tenía en marcha por él y eso era algo que, en primer lugar, sacó una sonrisa en Izuku porque le había elegido a él antes que a cualquier otra cosa, le protegía, pero por otra parte, se sentía mal de haber destrozado su operación.

— Yo... lo siento, Kacchan.

— Menos disculpas y ayúdame a capturar a todos. Si los capturamos sin dejarno ni a uno, no habré desperdiciado el tiempo de infiltración. Toda la banda está aquí hoy.

— Los capturaremos – sonrió Izuku algo más tranquilo sabiendo que podía arreglar el problema.

Pocas veces había trabajado junto a Bakugo, él solía estar siempre con su compañero, Shoto Todoroki. ¡Le gustaba trabajar con Bakugo! Era una sensación rara y diferente, pero le gustaba. Por un momento, pensó en lo genial que sería poder trabajar con él de vez en cuando.

Bakugo juntó su espalda a la de Izuku y entonces... Deku sintió la calidez. Con espalda contra espalda, se sentía protegido y a salvo, quizá sólo era su imaginación, pero sentir que Bakugo estaba allí, tras él, cubriéndole, le hizo sentir mayor seguridad. En ese momento no pensaba en nada referente a su pasado, no veía al chico que le hacía la vida imposible, el que no contaba con él para nada, sino todo lo contrario. Para que Bakugo fuera capaz de desproteger su espalda pensando que Deku la cubría por él, eso era porque confiaba en él, en su fuerza, en sus habilidades, en que haría todo lo posible por protegerle también. ¡No era el Kacchan que conoció de niño! Había madurado, había cambiado...

— Kacchan... yo...

— Cállate y sólo ayúdame con esto. Acabemos esta misión para que pueda volver a la agencia. Seguro que Todoroki me echa de menos – se quejó intentando camuflar sus ganas por volver a la agencia y trabajar con ellos.

— Claro que te echa de menos – sonrió Izuku – eres su compañero. No ha querido trabajar con nadie mientras tú estabas de incógnito.

***

Shoto caminó por el hospital detrás de la camilla de esos dos. Su traje de héroe había sido rasgado por unos cuantos sitios, pero al menos, se alegró de haber llegado a tiempo para ayudarles. Sonrió al verlos discutir incluso en sus camillas. ¡Esos dos no tenían remedio!

— Vas a necesitar otro traje – comentó Endeavor tras su hijo tocando con sus dedos un trozo de tela desgarrada de su brazo.

— Sí, creo que sí, pero ha merecido la pena con tal de ver a esos dos pelear juntos otra vez.

— ¿Habéis capturado a la banda con la que trabajaba Bakugo?

— Sí, el resto de héroes de la agencia están terminando con el papeleo. A mí me han dejado venir con esos dos al hospital a que revisen sus heridas.

— ¿Algo grave?

— Creo que no – susurró Shoto – Bakugo tiene bastantes heridas, creo que ha estado protegiendo a Deku hasta que yo llegué, pero aun así, me da la sensación de que son casi todo superficiales. Puede que le den un par de días de descanso.

— Que descanse lo que necesite. Ya ha estado trabajando sin descanso todos estos meses. Si el médico no le da la baja durante al menos una semana, dile que se tome esos días de vacaciones por lo menos y no es discutible.

Shoto sonrió. Ese "no es discutible" sabía muy bien que iba por Bakugo y su testarudez. Él no querría vacaciones, en su cabeza sólo había una idea: arrestar villanos.

— Voy a entrar a ver qué les dicen. Nos vemos en casa, papá.

Tras despedirse, siguió primero la camilla de Deku y entró en la consulta con él. Por sus heridas, aunque no requerían de quirófano, sí necesitaría unos cuantos puntos. El médico, amablemente, dejó que Shoto entrase para hacer compañía a su amigo mientras le cosía.

— ¿Qué tal estás? – preguntó Shoto sentándose en la silla de al lado mientras veía al médico sacar el instrumental.

— Mejor que Kacchan, creo – sonrió Izuku en un intento por hacer parecer que estaba mejor de lo que estaba – tú también has salido herido.

— Lo mío es leve, sólo algunos roces.

— ¿Has ido a ver a Kacchan?

— Todavía no. Pensaba ir después de verte a ti, por si querías que le dijera algo. Él no creo que tuviera mensajes, ya sabes que es poco sentimental – Izuku sonrió. Conocía bien a Bakugo como para estar de acuerdo con Shoto en eso.

— Dile... que le agradezco que descubriera su tapadera por protegerme. Sé que me cubrió muchos de los golpes que iban para mí.

— Ya... así es Bakugo. Se lo diré. Voy a pasar a verle si tú estás bien.

— Estoy bien, sólo es coserme algunas heridas. Ve con Kacchan.

— De acuerdo. Luego te veo.

***

¡Quejas! Eso era lo que Shoto escuchaba al otro lado de la puerta. Evidentemente, era la voz de su compañero porque quería volver a su casa o a la agencia, no estaba seguro, pero por cómo era Bakugo, Shoto pensó que sería la agencia. Abrió la puerta tras tocar a ella y entró.

Parecían haber terminado de coser las heridas de Bakugo y, aun así, su mano seguía puesta sobre la venda de su abdomen: le dolía. Tenía más heridas que Izuku y todo porque él se había metido en medio de la mayoría de los ataques por protegerle.

— Menos mal que ya has venido. ¿Dónde estabas? Dile al médico que estoy perfectamente para trabajar.

— Endeavor ha dicho que te tomes mínimo una semana de vacaciones – dijo Shoto sin miramiento, lo cual provocó que Bakugo echase el cuerpo hacia delante en la propia camilla y su gesto cambiase a uno de dolor. Con un par de dedos sobre su frente, Shoto le empujó de nuevo hacia atrás para que se recostase nuevamente antes de sonreír con sutileza – y quédate quieto, tienes que descansar. Llevas dos meses y algo trabajando sin parar y estás herido. Es mejor que te recuperes.

— Espero que usted consiga que su compañero entre en razón, iré a firmar los papeles del alta, pero lo dicho, una semana mínimo de total reposo – confirmó el médico antes de salir de allí. Shoto le agradeció por los cuidados y le dio su palabra de que Bakugo cumpliría con aquello pese a sus quejas.

— Tú estás sin compañero. Eres un idiota.

— No necesitaba un compañero, ya tengo uno y esperaba tu regreso. Puedo esperar una semana más. Quizá la pille de vacaciones también y así no te sentirás tan mal.

— ¡Idiota bastardo! – Bakugo agachó el rostro y, en ese instante, Shoto supo que llevaba un buen rato intentando preguntar lo más obvio sin atreverse: por Izuku – y...

— Está bien – se adelantó Shoto viendo cómo Bakugo elevaba la mirada hacia él y le observaba con los ojos bastante abiertos por la sorpresa. Shoto era un buen compañero que le entendía sin siquiera hablarse –. Heridas superficiales, unos cuantos puntos, pero está bien. Le cubriste.

— El muy idiota entró allí sin refuerzos, ni siquiera tenía un compañero.

— Se emocionó y lo dejó atrás, no puedes culparle, a veces nos pasa.

— A mí no.

— Porque tú entrenaste igual que Izuku y que yo con Endeavor para alcanzar esa velocidad, no puedes culpar al resto de ser más lentos o no tener una habilidad adecuada para ello.

— Gracias... por venir. En realidad... eres el mejor compañero y no lo repetiré – se sonrojó Bakugo.

— Ya... me alegro de que hayas vuelto. Pero tienes una semana de vacaciones. Ahora sólo descansa. Supongo que en cuanto te den el alta, podrás ir a ver a Izuku.

— No iré – dijo seriamente – le he sacado de ese lío y... siento lo mismo que antes de irme, pero las cosas no han cambiado. Él jamás podrá perdonarme por lo que sucedió en el pasado, así que... prefiero mantener las distancias con él para tratar de olvidarle. Yo puedo ir a casa solo pero me gustaría pedirte que le acompañes a él. No quiero que le pase nada de camino.

— Le acompañaré – dijo Shoto respetando su decisión. Aquello era un asunto que debían resolver ya en privado y estaba seguro de que, por mucho que Bakugo quisiera alejarse, posiblemente Izuku no estaría de acuerdo en su decisión, así que él haría algo.

Shoto se sentó en la silla y observó a su compañero. Estaba herido y, en parte, se sentía un poco culpable porque quizá... si se hubiera enterado antes del altercado, habría llegado mucho antes para ayudar.

— Tienes algunos cortes – le dijo Bakugo.

— Sí... lo sé. Luego los curaré en casa. No son graves, aunque el traje lo han rasgado por todos lados – sonrió – lo cambiaré cuando pueda.

— Claro... te curarás en casa... a lo mejor es que quieres jugar a los "médicos" con Inasa.

— ¡Cállate, idiota! – se quejó Shoto ante la sonrisa de Bakugo.

— Midoriya ha estado muy preocupado por ti todo este tiempo – le confirmó Shoto – sabes que no me meteré en tus decisiones pero... creo que deberías ir a verle. Te importa.

Bakugo miró hacia otro lado por no contestarle. No quería destapar sus sentimientos y últimamente, con Shoto lo hacía más de lo normal, pero en parte... le gustaba poder tener a alguien así de tanta confianza con quien poder hablar de todo.

— Hasta destapaste tu tapadera por protegerle, está claro que no querías que le ocurriera nada malo.

— Claro que no quería – se quejó finalmente Bakugo – ese nerd siempre va por ahí estropeando mis planes y...

— ¿Ahora te haces el duro? – sonrió Shoto – estamos solos y sé que te preocupaste.

— Le vi en el suelo, rodeado por todos esos villanos y supe que lo matarían. Soy un héroe, ¿no? Hice lo que tenía que hacer, salvarle.

— Ya... ¿Te asustaste? La idea de perderle... a mí me asustaría si le ocurriera algo así a Inasa, me metería de lleno en una trampa aún sabiendo que lo es con tal de protegerle. ¿Te pasó lo mismo?

Con un ligero sonrojo y girando la cabeza, Bakugo asintió. Eran un par de héroes enamorados sin remedio.

— Somos un par de idiotas – se quejó Shoto haciendo sonreír a Bakugo.

— Sí que lo somos. 

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