Capítulo 22: Nadie es igual
Acariciando el rubio y revoltoso cabello de Kacchan, Izuku se sentía en paz cuando vivía esos pequeños y tranquilos momentos juntos. Viendo la película, con el cuenco encima de la mesa ya vacío donde habían estado las palomitas y un par de cartones con algún trozo de pizza todavía en él aunque ya fríos, Bakugo se había quedado completamente dormido recostado sobre las piernas de Izuku. Ahora, sólo él veía la película pero no le importaba. Sabía que Kacchan se despertaba demasiado pronto para ir a ese trabajo en el taller y prefería no molestarle cuando se quedaba dormido, incluso si era fin de semana. Necesitaba descansar.
Izuku sonrió ante esa idea. A veces era fácil imaginarse una vida entera a su lado cuando todo fluía como ahora. Una pizza, una película, un rato juntos, sin insultos a menos que fueran bromas o costumbres de Kacchan, sin malicia alguna en ellos, era una buena vida donde Izuku se sentía protegido por él pero... por otra parte, sentía su corazón estremecerse cada vez que pensaba en su pasado juntos.
¿Qué pensaría la gente de esa relación? Kacchan se había pasado su infancia insultándole, dándole golpes, menospreciándole, haciéndole ese acoso como él lo llamaba y ahora, encontrarse en esa situación con su agresor era casi hilarante. No tenía sentido por qué amar a alguien así. Si lo pensaba con frialdad, se sentía enfermo y demasiado diferente a la gente.
Con Kacchan, las cosas nunca eran simples o sencillas. Su pasado juntos, bueno... no estaba mal hasta cierta edad, fueron grandes amigos, hasta que Kacchan desarrolló sus poderes y se empezó a juntar con otra clase de amigos que, para Izuku, nunca fueron una buena influencia. Quizá por eso, concienciándose de que sólo era una fase rebelde que sufría y cargada de malas influencias, siguió pensando que un día, volverían a recuperar esa amistad que tanto les unió. No fue así en la UA aunque algo sí mejoró, al menos pudieron hablar de algunas cosas y temas que tenían pendientes. Allí descubrió que Kacchan no quería perder ante él y le veía como un potencial rival al que superar, lo cual significaba que Kacchan todavía tenía sus ojos puestos en él y observaba sus avances. Le tenía en cuenta.
Todo era realmente extraño o eso era lo que Izuku pensaba. De aquel maltrato de su infancia no debió salir nada bueno. Cualquier persona en su sano juicio se habría alejado de él todo lo posible pero no lo hizo. Seguía tratando a Kacchan como si fuera un viejo amigo y seguía defendiendo a la gente de él. Sus encontronazos nunca se detenían, pero en el fondo, Izuku siempre guardó esas esperanzas de recuperar a su amigo cuando madurase. Ahora parecía ser el momento y él mejor que nadie sabía que hay trenes que sólo pasaban una vez en la vida. Debía agarrarse a él con todas sus fuerzas si es lo que realmente deseaba, aunque las dudas a veces... le hacían soltar un poco su agarre.
***
¡Sobresaltado! Así se sintió Shoto cuando al abrir la puerta de la sala que debía estar vacía, salió primero la figura de su compañero de detrás de la puerta y seguidamente, un grito de "Ey, bastardo".
— ¡Joder, Bakugo! – se quejó Shoto tratando de calmarse del susto y apagando las llamas de su mano izquierda.
— ¿Pensabas atacarme?
— Sí, era una idea, hasta que he identificado tu voz – susurró Shoto cerrando la puerta tras él –. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la misión?
— Sí. Izuku está con los escuchas y yo tengo una hora de descanso para comer.
— ¿Y en esa hora no tenías nada mejor que hacer que venir a verme? ¡Qué considerado! O es que te aburres mucho.
— No seas idiota... ¡ohhhh, pero si llevas los guantes! – sonrió Bakugo de forma arrogante dando a intuir que entre él y su nuevo compañero Inasa había algo.
— Son... útiles – dijo Shoto.
— Ya... ¿no será que te dañaste las manos intentando huir de él? Quizá ya no tengas que estar huyendo y podrías no llevarlos, pero aun así, lo haces.
— Son un regalo. Así que los llevaré. ¿Qué querías, Bakugo?
— Hablarte de algo serio que he descubierto.
Shoto se tensó. ¿Ya se había dado cuenta de que aquella misión era una farsa? Él sólo quería que Izuku y Bakugo se llevasen mejor y bueno... si limaban sus asperezas e incluso conseguían hablar claramente de sus sentimientos sería todo un logro. No había hecho a malas inventarse esa misión pero fue lo único que se le ocurrió para que trabajasen juntos bajo un entorno completamente seguro. No había villanos que pudieran hacerles daño si ellos dos entraban en desacuerdo por lo que fuera.
— No es lo que estás pensando... – dijo finalmente Shoto – era por tu bien.
— ¿De qué hablas?
— ¿De qué hablas tú? – preguntó Shoto al ver que ambos parecían confundidos.
— De Deku. ¿Crees que alguien que fue acosado o agredido verbalmente y físicamente puede enamorarse de su agresor?
— Bueno... depende de muchos factores y personas – dijo Shoto.
— ¿Tú te enamorarías de una persona que te hizo la vida un infierno en tu juventud?
— No puedo decir que no rotundamente puesto que no he vivido una experiencia así, pero quiero creer que no lo habría hecho. Me habría apartado todo lo posible de esa persona.
— Ya... es lo que me imaginaba.
— Pero cada persona es un mundo. Existen personas de todos los tipos, incluso los que se enamoran de sus secuestradores con el tiempo.
— Síndrome de Estocolmo, sí, lo conozco.
— Personas maltratadas físicamente durante toda su vida y que se niegan a abandonar el matrimonio o denunciar a sus parejas, no sé, Bakugo, hay de todo. Deku es... especial a su manera.
— ¿Especial es idiota como para estar con alguien como yo? – preguntó Bakugo.
— No he dicho eso. Sólo digo que siempre ha sentido algo especial por ti y tú por él pese a tus actos. Él no termina de verte como alguien que le hizo su infancia un infierno sino como alguien que sí, se metía con él pero era su amigo, o al menos, creo que Deku siempre te vio y te siguió viendo como un amigo pese a todo lo que hiciste. Creo que la sensación es diferente a cuando sientes que debes alejarte completamente de una persona porque no tienes esperanzas de que cambie. Él parece confiar en ti y en tu actitud.
— Ya... Izuku siempre ve lo mejor de todos, ¿eso quieres decir?
— Sí, algo así – dijo Shoto.
Pese a la conversación y a que Shoto trataba de alentar y animar a su compañero, lo que eran sus dotes sociales dejaban mucho que desear, tanto que seguía viendo a Bakugo bastante preocupado. Shoto, simplemente, no sabía qué más le podía decir para animarle. Él nunca vivió una situación como la de ellos y siendo sincero, si la hubiera vivido, posiblemente se habría alejado todo lo posible de Bakugo, o quién sabe... el problema de no vivir una experiencia es que nunca se sabe cómo acabaría reaccionando una persona.
— ¿Crees que nuestra relación puede tener futuro? Uno sin nubes negras que cubran siempre el cielo y estén presentes como un problema a futuro.
— No habría hecho todo esto si no creyera que tú y Midoriya podéis arreglar las cosas – dijo Shoto con total libertad.
— ¿No habrías hecho el qué? – preguntó Bakugo al tener más dudas todavía ante esa frase. Shoto se calló y trató de pensar cómo salir de ese lío. Su sinceridad absoluta había vuelto a salir y lo hizo en el peor de los momentos.
— Vale, está bien. Te confesaré algo.
— ¿Qué has hecho?
— Puede ser que esa misión a la que os mandamos... pues... puede que haya algunos datos falsos o erróneos.
— ¿Datos falsos?
— Puede que el vecino sólo sea un vecino normal y corriente y no un villano.
— Ajá... – frunció el ceño Bakugo al darse cuenta de que si eso era cierto, habían estado espiando y asustando a un civil todo ese tiempo – no es un villano. ¿Dónde está el villano entonces y por qué espiamos a un civil?
— Quizá... y sólo quizá... no haya un villano – aclaró Shoto.
— ¿Te has inventado una misión falsa? – preguntó Bakugo directamente al ver que nada cuadraba –. ¿De quién narices es esa casa?
— La casa de veraneo de mi familia, que nunca usamos. Ya sabes que mi familia no puede estar junta, estaríamos todo el día enfadados – dijo Shoto.
— Midoriya va a matarte en cuanto se entere.
— No, él no lo hará – sonrió Shoto.
— Puede que él no, pero yo sí voy a matarte y lentamente – elevó un poco el tono Bakugo haciendo retroceder un par de pasos a Todoroki. De él sí se creía que quisiera ahogarle o algo.
— Era por tu bien – intentó arreglarlo Todoroki.
— Así que todo fue un montaje. Me dijiste que tú harías esa misión con Izuku.
— Sabía que en cuanto te dijera que tú no serías capaz y ya la haría yo, tu rivalidad conmigo saldría y dirías algo como "no hay nada que yo no pueda hacer" o algo así, así que acabarías aceptando por tu ego de ser mejor que yo.
— Eso ha sido una gran puñalada por la espalda de mi propio compañero – dijo Bakugo como si estuviera ofuscado.
— Pero no estás enfadado conmigo – sonrió Shoto – porque en realidad, te ha dado la opción de arreglar las cosas con Izuku.
Por una parte, a Bakugo le daban ganas de estrangular a su compañero, pero, por la otra, estaba feliz de que hubiera hecho esa chorrada con tal de unirlos un poco más. Si ahora mismo estaban saliendo, era por esa maldita convivencia juntos.
— No te estrangularé ahora mismo, pero me vengaré de ésta.
— Vuelve a casa con Izuku y deja de pensar en cosas que se escapan de tu control. No puedes cambiar lo que ocurrió, así que si tanto quieres estar con Izuku, piensa en cómo hacerle feliz de ahora en adelante. Creo que es lo único que puedes hacer y lo único que puedo decirte. Es lo que yo haría.
— ¿Eso es lo que estás haciendo tu con Inasa? – sonrió Bakugo en un intento por cambiar el tema.
— Algo así. Sabes que nos odiábamos al inicio y bueno, supongo que las cosas se arreglan hablando.
— ¿Hablando? Venga ya, te brillan los ojos y el rostro, te lo has tirado. Me hiciste caso ¡por fin! ¿Fue un buen revolcón?
— No voy a contarte mis intimidades.
— Eso es que sí. ¿Tirasteis unas cuantas estanterías?
— ¡Bakugo!
— Me lo tomaré como algo afirmativo. ¿Ves como necesitabas desfogarte un poco? No hay nada que no arregle un buen revolcón.
— ¿Podemos dejar ya el tema?
Con una gran sonrisa, Bakugo caminó hacia la puerta. No era una mala venganza hablar de esos temas con Shoto y ver esos sonrojos que se le ponían en las mejillas como un niño pequeño puritano que odia hablar de temas sexuales.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top