Capítulo 15: Pasión
Los ojos verdes de Izuku le observaban en la oscuridad. Bakugo no podía ver ese color tan atrayente, pero lo tenía grabado a fuego en su mente. No podía dejar de mirar el pequeño brillo en sus ojos.
Siendo su primera vez, lo que menos deseaba Bakugo era que un imprevisto les cortase la excitación del momento y por eso mismo, movió la mano hacia el teléfono de la mesilla y lo silenció. ¡Aquello tenía que ser especial!
Sonaba muy cursi pese a estar en su mente, demasiado femenino incluso y eso le hizo sonreír a Bakugo. Las chicas solían pensar así, pero los chicos... no, ellos eran más de vivir el momento fuera como fuera y, aun así, quería que Deku se sintiera realmente especial. No era un pasatiempo, ni alguien a quien quisiera reemplazar tras aquello, era la persona con quien quería compartir el resto de su vida. ¡Se sentía imbécil al pensar de esa manera! Porque la vida siempre daba miles de vueltas y quizá... en un futuro, se dieran cuenta de que no eran el uno para el otro, posiblemente Deku no querría nada con él después de todo lo que vivieron en el pasado, pero... en este mismo instante, Bakugo tenía prefería pensar en que esa situación podía llevarle a una relación duradera.
Separó un segundo el rostro y deshizo el beso para observar a Deku. Su rostro inocente y juvenil lleno de esas pequitas en el puente de su nariz estaba además cubierto por un ligero rubor casi imperceptible por la oscuridad del lugar. Deku siempre había sido un chico extrovertido y dejaba pocas cosas a la timidez, pero sin duda alguna, ésta era una de las que le daban vergüenza.
Deku abrió los ojos con suavidad frente a la pérdida de contacto de sus labios para intentar entender qué estaba ocurriendo. Por un momento, pensó que él estaba haciendo algo mal, pero en cuanto su mirada se fijó en los ojos rojizos de Bakugo y la sonrisa que ofrecía, se dio cuenta de que simplemente se había detenido para observarle. Seguramente, quería cerciorarse de que todo estaba bien y que no había cambiado de idea respecto a mantener su primera relación sexual en ese mismo instante.
Los pulgares de Bakugo, apoyados con suavidad a cada lado de su mejilla, se movieron con suavidad en una tierna caricia. Deku se dejó envolver en ese sutil contacto que le provocaba cierto cosquilleo. Deku sonrió antes de ladear un poco la cabeza a su derecha y hacer mayor contacto contra la palma de la mano de Bakugo. A Bakugo le recordó por un ínfimo segundo, a un gato ronroneando en busca de la caricia.
Con cada caricia, los latidos de su corazón se intensificaban. Los nervios recorrían cada centímetro de su cuerpo y el sudor se acumulaba en las palmas de sus manos. Ni siquiera durante los combates o misiones, Deku había llegado a ese nivel de presión. Quería hacerlo bien, quería ser perfecto, pero... sólo era un novato que no tenía ni idea de qué debía hacer o cómo comportarse en esa situación.
Alzó la vista hacia el rostro de Bakugo. Ambos se perdían el uno en la mirada del otro sintiéndose especiales.
Lentamente, Deku, que se había incorporado levemente para besar a Bakugo nuevamente, dejó caer su espalda hasta tumbarse completamente. Su cabeza se posó sobre la almohada y Bakugo, que mantenía ambos brazos a cada lado de su cuerpo, descendió hasta volver a rozar sus labios en un tierno beso.
Sus cuerpos hicieron contacto, sintiendo un escalofrío cuando sus pieles se rozaron. Nerviosos como estaban, al separar el beso, ambos sonrieron una milésima de segundo con complicidad.
— ¿Por qué sonríes? – movió Bakugo las manos acariciando las mejillas sonrojadas de Deku.
Apoyando las manos llenas de cicatrices en la nuca de Bakugo, Deku le impulsó hacia abajo indicándole que se acercase de nuevo. Para Bakugo, no había una mejor visión en todo el planeta que ver los mechones oscuros del cabello de Deku expandidos sobre su colchón, ni ese rostro infantil sonriente. Por fin... Deku le sonreía a él, sólo a él.
Bakugo nunca quiso enamorarse estando en el instituto, ni siquiera creía que pudiera existir alguien de su edad con quien quisiera compartir su vida, todos le parecían poco maduros, ¡lo normal a esa edad! Él siempre fue un genio dedicado a su carrera como héroe, pero... allí estaba. Se había enamorado del maldito nerd.
— Conmigo, siempre vas a poder ser quien quieras – comentó Deku acariciando con la palma de su mano la mejilla de Bakugo. Éste sonrió ante aquello y posteriormente, agarró su mano para separarla de la mejilla y llevarla hasta sus labios y depositar un casto beso en su cicatriz.
— Te quiero – confesó Bakugo casi en un susurro apenas audible.
Deku tembló, no sólo su mano, sino todo su cuerpo temblaba ante lo que iban a hacer. Estaba nervioso y excitado, pero a Bakugo no le dio tiempo a pensar en nada más cuando bajó hacia el borde de sus pantalones y recorrió con su lengua desde el ombligo hacia su pecho. ¡Para sentir vergüenza no lo hacía nada mal! Fue lo que pensó Deku, pese a saber lo que debía estar costándole también a Bakugo guardarse su timidez. Ambos se encontraban en la misma posición.
La espalda de Deku se arqueó dejando escapar un ligero gemido antes de cerrar los ojos con fuerza por la vergüenza que sintió. Se tapó la boca con su mano creyendo que quizá, se había pasado en el volumen con que sonó, pero Bakugo, al ver lo que trataba de hacer, agarró su muñeca con fuerza y la colocó contra el colchón evitando que silenciase los ruidos que luchaban por salir.
— Déjame escucharte, me dará menos vergüenza a mí también – soltó la muñeca de Deku para poder hacérselo saber antes de regresar al torso del chico y atrapar sus pezones con los labios.
Su lengua jugueteó con ellos, poniéndolos cada vez más duros, dejándose embaucar por aquellos sonidos que Deku no podía retener. Las manos de Bakugo agarraron con fuerza la cintura de su amante, dejando que se arquease más y le permitiera seguir jugando con su pecho, lamiéndolo y mordiéndolo con fogosidad.
Desde la primera vez que vio a Deku, siempre supo que tenía algo especial, se dejó embaucar por su generosidad, por su forma tranquila de ser, pero jamás esperó llegar a tener esa clase de sentimientos tan fuertes por él. Lo que todo empezó con odio... ahora acababa en un amor casi enfermizo.
Las manos de Bakugo bajaron de la sensual textura de la piel de Deku hacia el pantalón del pijama. Con precisión y rapidez, terminó de bajarlo y elevó el trasero del chico para conseguir quitarle el pantalón.
Tan sólo un segundo se incorporó del cuerpo de Deku para quitarse él mismo los pantalones. Fue el mismo instante donde Deku trató de tapar su miembro medio erecto bajando sus manos hacia él y doblando la rodilla para evitar que le viera. Ese gesto hizo que Bakugo sonriera tras quitarse los pantalones y lanzarlos bajo la cama.
— Yo también estoy nervioso, pero no hay nada de ti que no me guste – dijo Bakugo para calmar a Deku.
¡Rojo como un tomate! Así se puso Deku al escuchar esas palabras que jamás esperó escuchar en Bakugo. Estaba siendo extrañamente dulce y cariñoso. Nunca imaginó que le daría tanta vergüenza verse desnudo frente a Bakugo teniendo en cuenta que en los vestuarios de la agencia de héroes solían ducharse todos juntos y nunca había tenido problemas en que le vieran así. ¡Eran sus compañeros! Entonces... ¿Por qué sentía timidez ante Bakugo?
— Estás nervioso, lo sé – dijo una vez más Bakugo –. También yo lo estoy, en serio.
Pese al sonrojo aún existente en su rostro, Deku empezó a bajar la rodilla lentamente, aunque seguía sin apartar las manos que cubrían su intimidad. Fue Bakugo quien, lentamente, agarró sus manos y las apartó para poder verle mejor.
Ese sonrojo le tenía anonadado. Deku era simplemente perfecto. Tímido aunque luchaba por calmar sus nervios. Sin embargo, era la primera vez que veía su otra faceta que no fuera la habitual, era tierno, dulce y tremendamente perseverante. Un nuevo beso apasionado llegó entre ambos justo cuando Bakugo apartaba las manos de Deku y apretaba ligeramente el miembro erecto de éste para acercarlo al suyo, rozando ambos juntos, moviendo su mano para darse placer, gimiendo los dos juntos, ahogando esos sonidos el uno en la boca del otro.
Deku abrió un solo ojo para ver lo que el rubio estaba haciendo, pero no dijo nada, continuó el beso, agarrándose más al cuello de aquel chico, enredando sus dedos en su juguetón cabello.
Con suma delicadeza, introdujo primero uno de sus dedos, consiguiendo que su compañero diera un leve quejido e hiciera una mueca extraña con su rostro. Bakugo sonrió también tratando de restregar los dedos para calentar un poco el gel con el que los había impregnado, antes de intentar introducir de nuevo aquel dedo.
Uno tras otros y con lentitud, Bakugo consiguió introducir hasta tres dedos, moviéndolos suavemente en su interior sin permitir que el placer de ambos disminuyera mientras seguía frotando sus miembros, sin dejar de morder seductoramente el lóbulo de la oreja de Deku y pasando a sus labios de vez en cuando para besarle con pasión.
Los gemidos y suspiros de Deku pronto le hicieron ver al moreno que todo estaba preparado, que sus dedos ya no alcanzarían mayor profundidad para seguir proporcionándole más placer, así que untó parte del gel sobre su miembro y lo restregó por él junto a la entrada del chico.
Se posicionó mejor para poder introducirse con mayor facilidad y lo hizo con mucho cuidado pese a que la entrada estaba prácticamente abierta para él. Deku frunció el ceño al sentir el miembro de Bakugo entrando en él con lentitud. Era más ancho de lo que eran sus dedos y todavía sintió algo de molestia al principio pese al gel lubricante que había puesto.
Deku no se detuvo hasta que estuvo completamente dentro pese a que su movimiento fue muy lento, dejando escapar un leve suspiro de placer por la estrechez que le proporcionaba. Todo allí dentro era calidez y placer, suspirando con tranquilidad, moviéndose lentamente dentro de él y tratando de obtener mayor velocidad poco a poco.
Ambos disfrutaron de aquel momento, movidos por la excitación que sus cuerpos desprendían. Apenas tardaron en eyacular entre el sudor de sus cuerpos, los gemidos y el placer al que habían sucumbido. Fue entonces, cuando Bakugo se dejó caer al lado del chico, saliendo de él y pasándole unos pañuelos de la mesilla para que se limpiase su propio semen que había derramado sobre su abdomen. Él aprovechó para limpiar su miembro y ayudar a Deku a limpiarse también.
Una vez limpios, giraron la cabeza la una hacia la otra. Con una mirada y una gran sonrisa inocente, se dijeron todo lo que querían decirse: se amaban y había estado bien para ser su primera vez. Mejorarían con el tiempo. Al menos, Deku quería creer eso. Pese a haber estado muy parado esa primera vez por sus nervios, se prometió que la siguiente él participaría mucho más.
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