ESPECIAL (CAPÍTULO CINCUENTA Y UNO)
Cuando creíamos que la batalla había llegado a su fin, un círculo arcano, grabado en la tierra misma, apareció bajo mis pies. Una sensación de opresión y malestar se apoderó de mí, y supe que estaba atrapada en un conjuro que amenazaba mi propia existencia.
El dolor se arraigó en cada fibra de mi ser, retorciéndome y deformando mi apariencia. Mis cuernos crecieron, afilados y retorcidos, mis uñas se convirtieron en garras letales, y mi cabello oscuro contrastó aún más con el resplandor del mechón blanco que lo surcaba. Mi cuerpo se elevó en el aire, rodeado de una energía oscura y humo negro que emanaba de todo mi cuerpo.
Haral emergió de entre las sombras, su presencia arrogante llenando el aire con una mezcla de desprecio y triunfo. Sus ojos brillaban con malicia mientras observaba mi encierro en el círculo, riendo con sorna y burla.
—¿Así que esta es tu verdadera forma, Stacy? —pronunció con un tono de desdén—. Parece que has caído en mi trampa como la tonta que eres. Pensé que eras más astuta que eso, pero ahora quedas a mi merced.
El dolor me consumía, retorciendo mi cuerpo y amenazando con desvanecer mi existencia. En medio de esa agonía, una visión se materializó en mi mente, un bosque envuelto en una neblina misteriosa.
Mi padre, cuyo espíritu había partido de este mundo, se encontraba ante mí, su figura etérea irradiando una luz reconfortante. Su presencia trajo consigo una sensación de paz y fortaleza, que tanto necesitaba en ese momento, pero al mismo tiempo, una profunda tristeza y melancolía.
—Papá…
—Stacy, mi amada hija—susurró con voz cálida y suave—. Sé que has estado luchando y que has buscado la forma de traerme de vuelta. Pero quiero que entiendas que ese camino es peligroso y lleno de consecuencias que podrían dañarte.
Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser, y las lágrimas llenaron mis ojos mientras lo escuchaba con atención.
—Padre— respondí con voz temblorosa—, me duele no tenerte a mi lado. He deseado con todas mis fuerzas traerte de vuelta. Te necesito.
Él se acercó, colocando una mano etérea sobre mi mejilla, transmitiendo su amor y comprensión a través de ese gesto.
—Mi querida Stacy, siempre te amaré más allá de la vida. Pero es hora de que me liberes, de que me permitas encontrar el descanso eterno que merezco. No desistas en la búsqueda de tu propia felicidad por aferrarte a lo que ya no puede ser. Siempre estaré contigo.
Las lágrimas rodaron por mis mejillas mientras asentía, sintiendo la paz y el amor que emanaban de su ser. Mi corazón se llenó de gratitud y aceptación, sabiendo que siempre llevaría su amor conmigo, sin importar la distancia física.
—Padre, te libero— susurré con voz entrecortada—. Te pido que encuentres tu descanso merecido y que tu espíritu encuentre paz. Siempre serás parte de mí y llevaré tu amor conmigo en cada paso que dé. Perdóname por todo.
Con esas palabras, sentí cómo su presencia se desvanecía lentamente, y mi corazón se llenó de una mezcla de tristeza y alivio. Sabía que había tomado la decisión correcta, que honraría su memoria y seguiría adelante con valentía, pero me dolía en el alma despedirme, saber que mi deseo egoísta le había hecho un mal.
Ansel
Desde el momento en que Stacy desapareció en ese círculo oscuro, mi corazón se hundió en un abismo de desesperación. La sensación de haber perdido a la mujer que amo, a mi alma gemela, fue insoportable. Un grito ahogado escapó de mis labios, mezclándose con las lágrimas que brotaban de mis ojos. Louis compartía mi angustia. Ambos estábamos dispuestos a vengar el sufrimiento de Stacy.
Observé impotente cómo Haral se burlaba de nuestro sufrimiento, alardeando de haber acabado con la bruja que tanto amábamos. Sus palabras crueles resonaban en mi mente, alimentando la ira y la rabia que ardían en mi interior.
―¿Ves, Ansel? ―se burló, con su voz llena de satisfacción retorcida―. La bruja por fin ha desaparecido. Hemos acabado con la raíz de todos nuestros problemas. No hay nada que puedan hacer para salvarla ahora. Dime, Ansel, ¿cómo se siente perder por segunda vez a la mujer que tanto amas?
La ira se apoderó de mí mientras enfrentaba a Haral, mis ojos brillando con determinación.
―No subestimes mi poder ni mi amor por Stacy, Haral―respondí, mi voz llena de furia contenida―. No descansaré hasta que pagues por todo el sufrimiento que le has causado.
Louis, quien compartía mi furia, se unió a mí, su voz llena de desafío.
―No creas que podrás escapar de la justicia, Haral―añadió Louis―. Estamos dispuestos a luchar hasta el final por Stacy, y no permitiremos que salgas impune de tus acciones.
Haral soltó una risa despectiva, creyendo que tenía el control absoluto sobre nosotros.
―No hay escapatoria para la bruja ―proclamó Haral con suficiencia―. He eliminado a todas sus defensas, y pronto desaparecerá para siempre.
Mientras sus palabras resonaban en el aire, un repentino estallido sacudió la oscuridad. Uno tras otro, los vampiros que acompañaban a Haral sufrieron un destino grotesco. Sus cabezas estallaron y sus cuerpos se desvanecieron en el aire, dejando solo el humo negro de su desaparición.
La confusión y el temor se apoderaron del lugar, pero entre el caos, Stacy emergió como un espectro vengador, envuelta en un aura de poder y oscuridad. El temor se apoderó de él cuando se giró y se encontró con la figura majestuosa y temible de Stacy, con su forma demoníaca completa. Sus cuernos oscuros se alzaban con orgullo, su cabello negro ondeaba en el viento y sus ojos resplandecían con una energía oscura y vengativa.
La furia ardía en los ojos de Stacy mientras miraba a Haral, lista para enfrentarse a él y reclamar justicia por todas las injusticias que había sufrido.
―Tu triunfo ha sido efímero, Haral ―rugió Stacy, su voz llena de una determinación feroz―. Subestimaste mi poder y ahora pagarás por todas tus maldades.
Haral, ahora desesperado, retrocedió ante la presencia avasalladora de Stacy. Sus palabras arrogantes se ahogaron en su garganta mientras trataba de encontrar una salida. Pero ya era demasiado tarde. Stacy estaba dispuesta a cobrar venganza y no se detendría ante nada.
A medida que la batalla se intensificaba, podía sentir la adrenalina corriendo por mis venas. Cada golpe que asestaba a Haral estaba cargado de la rabia acumulada por todos los sufrimientos que había infligido a Stacy y a tantos otros.
Juntos, Louis y yo éramos una fuerza imparable, apoyándonos mutuamente en cada movimiento y defendiendo a Stacy con todas nuestras fuerzas.
Haral luchaba con ferocidad, pero sus ataques eran cada vez más desesperados. Parecía haber perdido la confianza que tanto había alardeado al comienzo de la batalla. Sus movimientos se volvían torpes, sus ataques predecibles. Era el momento perfecto para contraatacar.
Entonces, vi una oportunidad. Mientras Stacy desataba un hechizo poderoso contra Haral, yo me deslicé sigilosamente hacia su espalda. Aprovechando su momento de distracción, concentré mi energía en crear una sombra negra que envolviera su cuerpo, limitando sus movimientos y sofocando su poder. Era una técnica que había perfeccionado a lo largo de los años, y ahora la utilizaba contra el ser que tanto daño había causado.
Pude sentir la ira ardiendo en mí mientras nuestras miradas se encontraban.
—¿Dónde está tu arrogancia ahora, Haral? — le lancé con desprecio—. Has subestimado a la bruja y a sus esposos. Y ahora pagarás por tus atrocidades.
Stacy, en su forma demoníaca, se unió a la refriega con un aura de oscuridad y poder. Sus hechizos eran devastadores, y cada movimiento suyo era una danza letal. La furia y la determinación se reflejaban en sus ojos, y sabía que ella estaba dispuesta a darlo todo para acabar con Haral.
La batalla alcanzó su punto culminante cuando, en un acto desesperado, Haral intentó lanzar un hechizo oscuro que consumiría a Stacy. Pero su intento fue en vano. Vi la determinación en los ojos de mi amada mientras desviaba su ataque con maestría. Era un testimonio de su fuerza y su valentía.
Mientras luchábamos con todas nuestras fuerzas contra Haral, un destello de luz captó mi atención. Iria, con su daga en mano, se unió a la refriega con una determinación feroz en sus ojos. La fuerza de su presencia se sumó a la nuestra, fortaleciendo nuestra determinación de acabar con Haral de una vez por todas.
Nuestros movimientos se coordinaron a la perfección mientras avanzábamos hacia nuestro enemigo común. Iria atacaba con precisión y velocidad, aprovechando cada oportunidad que se presentaba. Stacy, Louis y yo defendíamos y contraatacábamos, apoyándonos mutuamente en cada instante.
La presencia de Iria añadía un nuevo nivel de ferocidad a la batalla. Con cada golpe de su daga, ella dejaba una marca en Haral, recordándole el dolor que había infligido a tantos durante toda su existencia. Juntos, éramos una fuerza imparable.
Las energías chocaban, creando ondas de impacto y explosiones a nuestro alrededor. Las habilidades y poderes de cada uno de nosotros se entrelazaban en una sinfonía de destrucción para derrotar a nuestro enemigo común. Cada segundo de la batalla se volvía más intenso, más apasionante.
Nuestros esfuerzos conjuntos comenzaron a debilitar a Haral. Sus movimientos se volvían más lentos, sus ataques más desesperados. Estaba acorralado, sin escapatoria, y podíamos ver el miedo reflejado en sus ojos. Había subestimado nuestra unión y nuestra determinación de proteger a Stacy.
En un último esfuerzo, nos abalanzamos sobre él. Los golpes, los hechizos y los cortes se sucedieron en un frenesí de determinación y venganza. Cada uno de nosotros canalizaba su ira y su fuerza en cada ataque, empujándonos más allá de nuestros límites.
—Tus actos perversos y tu sed de poder han dejado una estela de destrucción y sufrimiento. Tú, Haral, eres el verdadero rostro de la maldad encarnada, y es hora de que pagues por tus crímenes. Por cada vida que has arrebatado injustamente y por cada alma inocente que has condenado, te condeno a un tormento eterno. Que tu alma quede atrapada en las sombras más profundas, condenada a revivir una y otra vez cada atrocidad que has cometido. Que cada sufrimiento que has infligido se vuelva una herida en tu espíritu, abierta y desgarrada, sin posibilidad de cicatrizar. Cada grito de dolor de aquellos a quienes has atormentado será un eco constante en tus oídos, recordándote el sufrimiento que has causado. Toda la maldad que has sembrado volverá hacia ti multiplicada, y sentirás el peso aplastante de tu propia crueldad. Tu alma vagará sin rumbo en la oscuridad, sin encontrar descanso ni redención. No habrá lugar al que puedas escapar de tu propio remordimiento y culpa. Cada instante será una tortura insoportable, donde verás reflejada en cada rostro el dolor y el sufrimiento que les infligiste. El ciclo de vida y muerte te estará negado, nunca más podrás regresar a este mundo en ninguna forma. Tu condena es vagar en las tinieblas para siempre, sin encontrar paz ni liberación, enfrentando las consecuencias de tus acciones por toda la eternidad. Que así sea, que tu alma pague por los horrores que cometiste en vida y que el destino te prive de cualquier redención. Que las consecuencias de tus actos malvados se vuelvan tu propia prisión, en la que permanecerás para siempre, lamentando tus crímenes y sintiendo el peso de tu condena.
Y entonces, en un instante decisivo, Stacy lanzó un poderoso hechizo que envolvió a Haral en una vorágine de energía oscura. Vi el brillo de triunfo en sus ojos mientras el cuerpo de Haral caía al suelo, derrotado. Su cuerpo se disipó transformándose en humo y desapareciendo con el aire.
Un silencio llenó el aire mientras observábamos el resultado de nuestra batalla. Juntos, habíamos vencido al enemigo que tanto sufrimiento había causado. La mezcla de alivio, satisfacción y agotamiento invadió mi ser.
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