6
Yuuri tenía un secreto...no era algo del otro mundo, la verdad, era más como un berrinche. Cuando se enfadaba y no quería hacer sus obligaciones siempre se escondía en el confesionario de la capilla abandonada donde nadie jamás buscaría y alguien más tendría que hacerlo por él.
Suspiro y jugó con el rosario entre sus manos, llevaba al menos quince minutos ahí dentro y había olvidado su libro en la habitación, sería un poco aburrido esperar la hora entera. Soltó un bostezo y cerró los ojos intentando buscar una posición cómoda para dormir.
—Bendígame padre, porque he pecado.
Se asustó al escuchar una voz del otro lado del confesionario y volteó hacia la pequeña rejilla para tratar de reconocerle, aunque no iba a ser muy difícil, la voz era muy particular.
—Que el señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados—respondió siguiendo el juego, intrigado por lo que pretendía el otro.
—Me acuso de verle con deseo, padre, de querer raptarlo y monopolizarlo por la eternidad.
Vio la sonrisa del otro lado del confesionario y suspiró, debía haber una forma de...evitar eso por un día.
— ¿Algo más? —preguntó reacomodándose en el pequeño banco.
Escuchó una risa baja y apretó el rosario en su mano.
— ¿En serio quieres que me confiese?
—Tu comenzaste.
Suspiró y negó divertido, pensando que más podía decirle, en realidad se sentía algo cohibido de escuchar a Yuuri tan serio.
—He hecho muchas cosas, no creo que una confesión lo arregle.
—Trata—sonrió sorprendido por la respuesta, pero satisfecho. —Dime lo más importante.
—Traicioné la confianza de la persona que más amé—respondió sin pensarlo mucho, era una realidad y no tenía miedo de decirlo, no ahora. —Lo hice sufrir y desde entonces no puedo sentir amor.
—Eso es preocupante, ¿no puedes sentir amor?
—Ni un poco—escuchó un suspiro y espero una respuesta. — ¿Decepcionado?
—Sorprendido, mejor dicho—corrigió cruzándose de brazos. —Cuéntame sobre eso.
— ¿Estás...hablando en serio?
—Muy en serio, ya que tú lo mencionaste y quieres confesarte debes decírmelo.
—Yuuri, no sabía que podías ser...así—se rió y tamborileo sus dedos en la madera. —Creo que me gusta esta parte de ti también.
—Ya hablamos de ese pecado, ahora dime lo que te pedí.
Volvió a reír, está vez más bajo y pausado, era obvio que lo estaba retrasando y Yuuri quería saber por qué.
—Traicione a quien más me amo, no sé qué más pueda decirte.
— ¿Cómo pasó? ¿Qué motivos tuviste?
Suspiro y pego la frente a la madera, era como si tuviera atoradas las palabras.
—Siempre he tenido lo que quiero, solo necesitaba chasquear los dedos y se me concedía.
Suspiro, no era muy distinto a como vivía ahora.
—Pero entonces desee tener al ángel de la muerte para mí y me lo negaron, porque no había nacido para mí, todo era para mí...siempre fue para mí, así que no tuvieron que negármela—bufo apretando las manos. —Se unió a otro ángel y lo perdí, fue cuando me di cuenta que nadie había sido creado para mí y por eso me daban todo lo demás, pasaría el resto de la eternidad solo, viendo a los demás tener familias y perecer, no quería eso.
Yuuri mojo sus labios y tragó saliva con algo de dificultad, el miedo y él hambre eran malos consejeros, eso lo sabía bien.
—Me fui cuando le reclamé a... —bajo la cabeza, tenía esa sensación de decepción en el pecho. —Le rompí el corazón, lo sé...y antes de irme dijo...no podrás volver hasta que entiendas que es el amor—frunció levemente el ceño y cerró los ojos cuando sintió que le ardieron. —No creo volver.
— ¿Te arrepientes, Viktor? —preguntó luego de un largo suspiro, cargado de tristeza.
El silencio se prolongó y se sorprendió al distinguir un sonido que nunca antes pensó vendría de él. Un sollozo involuntario brotó del otro lado de la madera y Yuuri se recargó cerca de la rejilla, el tan temido demonio estaba llorando como un simple humano. Cerró los ojos y su cuerpo quiso salir del confesionario para abrazar al otro, pero no podía moverse.
—Yo...
—Me arrepiento—logró escuchar el susurro que casi pasó desapercibido por lo bajo que había sonado.
Mojo sus labios y se pego el rosario a su pecho.
—Sabes bien que solo soy un monje y no un padre, ¿verdad? —escuchó una risa apagada y sin ganas como una afirmación. —Entonces...que Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, conmigo como intermediario, el perdón y la paz...yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Viktor se enderezo al escucharle, alejándose de la pequeña rejilla para ponerse de pie, su pecho se sentía extraño.
—Amen—prosiguió al no escuchar respuesta, antes de ponerse de pie. —Por la pasión de nuestro señor, la intercesión de la bienaventurada virgen y de todos los santos, que el bien que hagas y el mal que puedas sufrir te sirvan como remedio de tus pecados, aumento de gracia y premio de vida eterna...vete en paz.
El demonio carraspeo, hizo una mueca y desvió la mirada mientras se pasaba una mano por la nuca.
— ¿Me...estás exorcizando acaso?
La puerta del confesionario se abrió y cuando vio a Yuuri salir la sensación rara del pecho aumento, le vio acercarse y sacar un pañuelo de tela para limpiar su rostro.
—No soy sacerdote así que esto puede que no funcione—sonrió levemente.
—No importa, no esperaba que me absolvieras de cualquier forma—decidió probar su suerte y deslizo las manos despacio a la cintura del muchacho. — ¿Por qué te pusiste tan serio de repente?
—No lo sé, creí que lo necesitabas, tenías una expresión rara cuando pregunté.
—No lo sabes, no podías verme.
—Lo sabía—sonrió y le dio un golpe sin mucha fuerza en las manos para que le soltara, aunque no funciono. —Te gusta tentar tu suerte.
—No tengo nada que perder.
—Ya te absolví de tus pecados, ahora si tienes que perder—tomo sus muñecas y las quito suavemente de su cuerpo. —Tomate un tiempo a solas para que puedas cumplir una penitencia.
—Ah, ¿tengo penitencia? —sonrió y negó.
—Sí, la tienes—le vio atento y suspiró, bajando la mirada. —Hace mucho que la tienes...y te la pusiste tu sólo.
Apretó los puños y abrió la boca para defenderse cuando sintió un beso suave en su mejilla.
—Tal vez es tiempo de volver a casa y dejar de autocastigarte—le sonrió de nuevo, agito la mano y se alejó despacio.
Su mano tembló y se posó sobre el lugar donde Yuuri le había besado, su piel ardía y sentía con claridad el tacto aún, como si aún le estuviera besando. Tragó saliva y se removió incómodo sacudiendo la cabeza, mejor irse.
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Suspiro y se encogió, ahí, en esa capilla abandonada podía lamentarse de su existencia sin interrupciones. Desde que había visto a Otabek de frente que tenía esos recuerdos, brotaban en su cabeza como si los necesitara en ese momento para algo muy importante y sentimientos extraños se instalaban en su pecho...odiaba eso.
Se mordió el labio con fuerza, haciéndolo sangrar, esperando que con eso su cabeza y su corazón se calmaran, pero no logró nada en realidad, de hecho, las ganas de ver al arcángel crecían más y más.
Su corazón le suplicaba corriera a sus brazos, que le besara, que se dejara amar...porque no había amor más puro para él...pero se resistía lo más que podía, su lugar ahora era con Viktor y no le iba a fallar.
"Si le fallaste a Beka, puedes fallarle a Viktor"
Ah, esa parte de él era tan fastidiosa, siempre insinuando cosas que no quería pensar, pero era mejor que cuando sentía su cabeza matarle con pensamientos de arrepentimiento y malos a la vez, se alegraba de haberse deshecho de su antiguo ángel, uno nuevo habrá nacido tal vez.
Apretó los puños y sintió un escalofrío, ¿acaso Beka no había sido feliz con ese nuevo ángel? ¿Acaso había muerto antes de llegar al paraíso? De repente de sintió asustado y un poco enfadado, ¿sería que lo que había creado para Beka no había sido suficiente?
—Yuri.
Alzó la vista y vio al humano de Viktor frente a él, el muchacho por el que ahora era llamado Yurio en el infierno, por el que había sido desplazado...por todos menos por el arcángel....
—Me iré a dormir, ¿no quieres venir conmigo?
—Quita esa mirada de compasión antes de que te queme la cara.
—Creo que estás exagerando.
— ¿Otabek va a estar ahí?
Vio al humano abrir la boca y sonrojarse intentando excusarse, negó con la cabeza y se puso de pie.
—Si va a estar aquí, no quiero—se apresuró al portal y desapareció, sin darle oportunidad a Yuuri de insistirle.
Suspiro y se rindió, siempre intentaba que se reunieran, pero en cuanto el demonio se dio cuenta comenzó a huirle...eso le cansaba mentalmente. Volvió a su cuarto con pesadez y completamente derrotado, no sabia que debía hacer para reconciliarlos.
— ¿Está todo bien?
Alzó la vista reconociendo a Beka en la ventana, a veces el arcángel entraba a dormir ahí mientras él debía hacer sus deberes, era agradable su compañía.
—No, no se...—suspiro y se sentó en el suelo, de frente al otro. — ¿Puedo...puedo hacerte más preguntas?
—No hay mucho que pueda decirte ahora.
—Personales, me refiero.
—Ah, claro, ¿algo que quieras saber de los arcángeles?
—En realidad...quiero saber de ti.
Otabek vio al humano y esbozó una leve sonrisa, algo forzada.
— ¿Que deseas saber?
—Veras...hace unas noches tuve un sueño que...—se abrazo y trató de esconderse, apenado. —T-te veía a ti y a Yuri, estaban en una ceremonia como matrimonio.
Dejó escapar el aire que contuvo al escuchar el nombre del demonio y apretó los puños, tratando de disimular.
—Quisiera...saber porque se separaron, ¿puedes decirme?
—Es un asunto de dos, Yuuri—su voz salió más severa de lo que hubiera querido.
—Lo se, lo siento, solo...tengo curiosidad por saber y...porque no entiendo por que lo vi.
De repente sus alas se sintieron pesadas y las movió un poco para calmarse.
—Supongo que no pasa nada si te cuento—después de todo tú también estuviste ahí.
—Gracias, prometo que no volveré a preguntar luego.
—No pasa nada, si lo viste en sueños es por algo... ¿quieres que te cuente solo eso o...?
—Quisiera saber todo pero no quiero sonar como un entrometido.
—No te preocupes—sonrió y le tendió una mano, al llegar a su lado. —Será como una historia para dormir.
Yuuri se sonrojó y tomó su mano para ponerse de pie, se dejó guiar a la cama y se sentó interesado. Beka se sentó en la orilla, dejando sus alas extenderse detrás de él sin tocar la cama y sonrío.
—Bueno...conocí a Yuri la noche que fue creado.
— ¿Creado?
—Si, los arcángeles nacemos de ángeles, como los humanos, pero los ángeles aparecen en el jardín del edén, es algo irónico, pero surgen del árbol de la tentación.
— ¿Como se crean?
—Eso no lo sé, hay cosas que permanecen en secreto para nosotros también, lo único que puedo decirte es que cuando aparecen, parecen adolescentes humanos.
—Está bien—suspiro y sonrío. — ¿Y por qué estabas en el jardín?
—Era joven, tenía unos años de vida y de soldado cuando se me encargo mi primera misión en solitario, debía acabar con un demonio que había sido consumido por tanto tiempo en la tierra mortal—explicó bajando la mirada. —Mate al demonio pero mate también al humano por no medir mi poder...iba a ser expulsado pero me arrepentí sinceramente y me dieron una segunda oportunidad con una condición.
— ¿Cuál?
Beka sonrió ante su curiosidad.
—Si vuelvo a dañar a otro humano, moriré, y mi alma desaparecerá, no tendré otra oportunidad.
—Beka, eso es horrible.
Suspiro y se encogió de hombros.
—Me dieron otra oportunidad, es lo único que importa—sonrió de nuevo, uniendo sus manos para calmarse, se sentía tan rato hablando de eso. —Estuve...suspendido, o algo así, por un tiempo y mi trabajo era cuidar de los ángeles que fueran apareciendo y llevarlos a sus casas, orientarlos, fue cuando vi a Yuri, me sonrió en el momento en que me vio a los ojos y luego durmió en mi pecho toda la noche...—cerró los ojos, su expresión parecía dolorosa, y a pesar de eso, esbozó una sonrisa. —Supe que lo amaba desde entonces...
Yuuri estiró una mano y tomó las de Beka para tratar de calmar lo que veía, parecía sufrir un torrente de emociones muy fuertes, se sonrojó levemente al sentir que entrelazaba los dedos con los suyos.
—Fuimos amigos mucho tiempo y luego supe que debíamos ser una pareja, nosotros...nos casamos, como dirían ustedes, y me sentía tan feliz, creí que sería una eternidad perfecta...—suspiro. —Y unos meses después...Yuri mordió la manzana, esa que los condenó a ustedes también.
Yuuri podía ver el dolor en la mirada de Otabek, y aunque no llorara sabía que poco le faltaba, Beka no había dejado de amar a su pareja.
—Fui horrible, escucharle decir que me odiaba y que solo deseaba estar con Viktor...más que el hecho de que quisiera a otro, cuando dijo que me odiaba sentí...no lo sé, fue doloroso...—soltó la mano del humano y se puso de pie, recobrando la postura. —Desde entonces que no lo veía.
—Es increíble—murmuró sorbiendo la nariz y limpiando las lágrimas que Otabek no pudo llorar. —La forma en que hablas de él, a pesar de todo.
—No fue su culpa...no del todo, Yuri es influenciable, es dulce y pequeño, frágil aunque no lo parezca, y todos tenemos algo de culpa por asumir que él iba a ser tan fuerte como Viktor.
—Beka—limpio su rostro. — ¿Aún lo amas?
—Si—la respuesta sonó como un susurro que lastimo a ambos al salir. —Yo...nací para él, no creo que pueda dejar de amarlo.
—Ojalá puedas recuperarlo—murmuró con los ojos inundados de nuevo.
—Gracias—respondió haciendo una mueca que trataba de parecer sonrisa, a veces...no era tan bueno saber el final de las cosas.
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Cielos~ ha pasado un rato xD perdonen, he estado con bloqueo, pero ya he vuelto :3 ojalá puede actualizar como antes xD por cierto, vi que no quieren que termine aún xD lo pensé (mucho) intentando ver si podía alargar la historia y creo que si puedo pero de forma diferente xD o sea, tendría dos partes (ambas subidas en este libro) así que pronto podría subir el fin de la primera parte xD solo de la primera (dos capítulos tal vez) pero solo está en veremos, no es nada seguro ><
En fin, gracias por leer! Por comentar y votar :3 les loveo, así mucho ❤
Rave~
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