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Yuuri comenzó a anotar lo que creyó más importante del texto que leía, no quería perder las ideas que iba aprendiendo conforme avanzaba en sus estudios. Miró el reloj sobre el escritorio y suspiró guardando todas sus cosas para poder irse a dormir, tenía que levantarse temprano a rezar con sus demás compañeros.

Se puso en pie y sintió un raro escalofrío cuando la habitación se volvió más caliente de lo que ya era, tragó saliva por el extraño ambiente que se había formado y jadeo volteando a ver la ventana, comprobando que estaba abierta, no entendía que ocurría, pero todo era raro desde que había hablado con ese demonio en la capilla.

Se abanicó con una mano y trato de buscar el origen del problema, se sorprendió al ver una figura enorme frente a él. Era un hombre, o eso parecía, era similar a ese demonio de unas noches atrás, pero portaba una armadura algo extraña y unas alas enormes, que, aunque estuvieran encogidas abarcaban un gran espacio en el pequeño cuarto.

No supo que decir, estaba sorprendido y algo apenado, se sentía amedrentado por su presencia dominante.

—Yuuri.

El mortal tembló al escuchar su nombre y bajó la cabeza, inclinándose, había un ángel en su cuarto...

—Levántate.

Hizo como se le ordeno, viendo un par de segundos a la hermosa criatura para volver a bajar su mirada.

—Mi nombre es Otabek y vengo a darte un mensaje—explicó observando con atención el rostro del humano.

— ¿U-un mensaje? ¿Hice algo mal? —preguntó, tragando saliva de nuevo.

—No, de hecho, es porque haces las cosas bien que estoy aquí.

Yuuri lo observó con detenimiento, las alas grises del ángel eran intimidantes y atrayentes, quería tocarlas y asegurarse de que eso era real y no un sueño.

— ¿En...que podría ayudar a un ángel? Solo soy un mortal...incluso siendo mortal soy inservible...

—Bueno, para empezar, yo soy un arcángel, no un ángel.

— ¿Son...diferentes?

—Sí, yo soy un simple soldado, Yuuri, los ángeles son seres superiores a nosotros.

—Siempre creí que era al revés—murmuró bajando la mirada, con las mejillas sonrojadas.

—No te preocupes, no es algo de vida o muerte que debas saber, y no es a lo que venía—suspiró y observó la habitación, tratando de no moverse mucho para no causar problemas innecesarios en la pequeña habitación. —Te escogimos para hacer algo muy importante que puede poner en riesgo tu vida Yuuri...pero por eso estoy aquí, porque debes saber que no estás solo incluso si las cosas se ven muy difíciles.

— ¿D-de que hablas?

—Justo ahora no puedo darte muchos detalles porque solo puedo estar aquí unos minutos, pero verás cosas volverse complicadas y tendrás visitas de demonios con frecuencia...en especial del que te topaste hace unos días, pero tienes que mantenerte fuerte y con pensamientos cualquiera en tu mente.

— ¿Por qué? No entiendo.

—Tranquilo y confía en mí, estaré cerca en caso de que alguno intente lastimarte.

Bajo la cabeza y jugó con sus manos, quería preguntar más, pero se iba a contener porque parecía ser algo muy serio.

— ¿Puedo saber al menos por qué no me dirás nada ahora?

—Viktor te vigila todo el tiempo, Yuuri, y ahora que estoy aquí no puede verte ni escucharte, se enfadará, tratará de averiguar qué hiciste y porque no podía encontrarte, puede mandar demonios a vigilarte y algunos no serán tan...obedientes—se sentó al borde de la ventana, dejando que sus alas se extendieran afuera. —Él tratará de protegerte, pero yo estaré aquí para ayudarte antes de que él lo haga, entonces sabrás el resto.

Yuuri sonrió levemente y tomo aire para contener su corazón acelerado, estaba nervioso, había algo demasiado grande ahí...se sentía tan raro.

—Está bien, no...termino de entender, pero trataré de mantenerme tranquilo y distraído para que no sepan de su presencia aquí.

—Gracias, Yuuri, sé que lo harás, sigue con tus cosas como hasta ahora y hasta que vuelva a visitarte, ¿entendido?

Asintió y se abrazó frotando sus brazos, el cuarto comenzaba a enfriarse.

—Ve a dormir, antes de que Viktor se vuelva loco y quiera venir a revisar qué pasa.

—Sí—murmuró caminando a la cama, al voltear a ver a la ventana el arcángel ya no estaba.

Se mordió el labio y se apresuró a cerrarla por el frío repentino que tenía, al girar para volver a la cama encontró un par de plumas grises en el suelo, se inclinó y tomó una con cuidado por lo frágil que se veían soltándola casi al instante.

—Quema—dijo viendo sus dedos que tenían una marca roja en las yemas.

Se inclinó de nuevo y las tomó con más cuidado usando sus mangas para tratar de no quemarse, las dejo sobre el escritorio, era sorprendente que no quemaran las hojas de su libreta, pero si sus dedos. Decidió volver a la cama por lo tarde que era y dejar esos pensamientos para después, se acomodó bajo las cobijas sin dejar de observar su quemadura preguntándose si dejaría marca.

Suspiró y trato de dejar eso de lado, cerrando los ojos para caer dormido casi enseguida.

-/-

Apareció de forma abrupta en la habitación, estaba como siempre y el mortal estaba acostado durmiendo profundamente, Viktor frunció el ceño y apretó los puños, incapaz de comprender que había impedido que pudiera verle. Nada en el lugar le dio indicios de algún ritual, las imágenes religiosas estaban donde siempre y Yuuri no parecía portar nada excepcional.

Frotó sus sienes algo frustrado y comenzó a dar vueltas, bien podía olvidarlo, pero eso no era normal, no le gustaba perder el control sobre sus cosas. Se sentó en la orilla de la cama y descartó todas las ideas que se le ocurrían pues no había ninguna prueba que pudiera sustentar sus teorías, estaba realmente enfadado, sentía que su destino iba a ser modificado por culpa de Yuri, el humano no debía enterarse de su existencia aún.

—Te dije que estaba bien.

Bufó al escuchar la voz a su lado, apretando más los puños si era posible.

—Cállate, te dije que te quedaras.

Yuri frunció el ceño y se inclinó para hacer que Viktor le viera a los ojos.

—Mírate, estás perdiendo la cabeza por un humano—tomó aire y suavizó un poco su expresión, tomando el rostro del mayor con suavidad. —Lo tienes todo...y cuando deseas algo lo consigues sin problema, ¿de verdad necesitas a este humano? Hay muchos más y mejores que este, no tiene nada especial—se mordió el labio al ver la expresión tan dura. —Por favor, Viktor, sólo admite Yuuri nunca será tuyo y volvamos a casa.

Tomó a Yuri del mentón y se puso de pie jalándolo con él para aprisionarlo contra la pared.

—Yuuri es mío desde que nació—gruñó cubriéndole la boca con la otra mano, para evitar escuchar sus quejas. —Será mío así deba desaparecer a toda la humanidad o a toda criatura que intente interponerse entre nosotros—no se detuvo al ver la sangre entre sus dedos enterrados en la piel del demonio. — ¿Está claro, Yuri?

—S-sí...

— ¿Vas a seguir jodiendo?

—N-no—jadeo sintiendo su rostro húmedo por la sangre, luchando en un intento por quitar sus manos.

—Entonces limítate a obedecer mis órdenes, ¿entendiste?

Asintió con prisa cayendo de sentón en el suelo en cuanto fue liberado del agarre, colocó las manos en sus mejillas y jadeó, curando su piel.

—Me voy ya, debo alistar un par de cosas para asegurarme de que esto no ocurra de nuevo, te quedarás aquí y lo cuidarás—caminó a la puerta y desapareció entre llamas negras.

Yuri tomó aire para tratar de calmarse y tragó saliva, poniéndose de pie, pasando la mirada por el lugar en busca de algo que pudiera ayudar a Viktor, su mirada se detuvo en el escritorio y contuvo el aire al reconocer las plumas que descansaban sobre la libreta. Tomó una y aunque sintió sus dedos arder no la soltó, todos los arcángeles tenían alas grises pero cada uno tenía su propia tonalidad, con plumas de diferentes aves para diferenciarse entre sí, y ese gris oscuro podía reconocerlo donde fuera, por un segundo pudo ver en su mente a su amigo con las alas de plumas de águila extendidas de par en par.

—Otabek—murmuró desviando la mirada a la ventana, mojando sus labios.

Suspiró y pegó la pluma a su brazo, observando sin quejas como se pegaba a su piel quedando como tatuaje. Acarició la marca con cuidado y suspiró, girando sobre sus talones para sentarse en el marco de la ventana, se sentía extraño ahora que sabía que su viejo amigo estaba involucrado.

-/-

Se removió incómodo y se estiró abriendo los ojos despacio, su primer pensamiento fue una oración de agradecimiento y después comenzó a tantear la cama en busca de sus lentes. Se los puso y miro la habitación tratando de recordar todo.

Había tenido el sueño más extraño de la vida, su cabeza le había mostrado la visita de un arcángel y luego la del demonio de antes con otro...su cabeza debía estar muy mal para eso, es decir, él siendo elegido para una misión especial? Siendo el objeto de deseo de una criatura de la cual no conocía nada? No, simplemente debía ser la manifestación de algún deseo reprimido o algo así.

Se puso de pie y camino a su armario para sacar su ropa, debía dejarla lista antes de irse a bañar. Dejo la túnica en la cama y se removió un poco incómodo, la idea no dejaba su cabeza y eso le preocupaba.

Miro sus dedos y se sorprendió al ver una marca en sus yemas donde la noche anterior se habían quemado, parpadeo confundido y luego miro al escritorio donde estaban ahí un par de plumas, tan reales como sus quemaduras.

Suspiro y tomó una con cuidado, ya no quemaba como la noche anterior, solo estaba caliente sin hacer daño de ningún tipo. Se mordió el labio recordando las palabras del arcángel y trató de no pensar en la noche anterior, volviendo a pensamientos cotidianos como el baño o el desayuno o las lecciones que vería ese día, en realidad no sabía bien cómo llevar eso pero haría un esfuerzo, le gustaba saberse útil.

Camino fuera de la habitación con sus utensilios para tomar un baño y se sorprendió al encontrar los pasillos vacíos, acaso no era ya muy tarde para todos? Ya no debían estar durmiendo.

Se detuvo antes de llegar a su destino cuando escucho ruidos en el patio, desviando su atención para ir a investigar qué pasaba. Se sorprendió al llegar al lugar pues todos estaban ahí, parecía espectáculo de algún circo.

En el templete del patio tenían de rodillas a dos de sus compañeros, Guang Hong tenía las manos atadas a un poste de madera y el sacerdote que vivía con ellos era quien lo castigaba dándole latigazos como si disfrutará del llanto de ambos, Leo estaba de rodillas, atado al suelo para que no pudiera hacer nada y todos observaban en silencio, incluso pudo oír a algunos reírse.

Se mordió el labio y apretó sus cosas contra su pecho, quería hacer algo...en especial porque veía a JJ de pie en la esquina más apartada del escenario.

— Por que le están pegando? —preguntó al chico que estaba a su lado, intentando no delatar su impotencia.

—Al parecer los descubrieron a punto de escaparse anoche, el sacerdote los acusa de ser pareja y muchos confirmaron su teoría diciendo que los han visto...—el chico cubrió sus orejas, incapaz de seguir escuchando los alaridos de dolor de Guang Hong y los gritos de ayuda de Leo.

Hizo una mueca, apretó los puños y recordó las palabras del demonio, tenía razón...aunque él prefería meterse en sus cosas a pensarlo bien...no quería volver a vagar siendo nada si lograba escapar.

—Treinta latigazos, aguantó muy bien el castigo de los dos—el sacerdote sonrió, palmeando la cabeza de Leo que luchaba por zafarse de las cadenas. —Lleven a Leo a su habitación, estará confinado ahí una semana.

Dos jóvenes de ultimo año subieron al escenario y ayudaron al chico que pataleaba intentando huir, solo siendo arrastrado lejos.

—Y ya que Guang Hong es el encargado de la enfermería necesitaremos a alguien que le ayude con sus heridas.

—Yo lo haré—dijo Yuuri, acercándose casi con prisa. —Si me lo permite.

—Oh Yuuri, tu alma caritativa no debería estar cerca de este...

—Está bien—le interrumpió antes de que le llamara con una de sus palabras despectivas favoritas. —No me pasara nada por cuidarlo—murmuró tocando el hombro del muchacho que apenas y se mantenía consciente. — Pueden llevarlo a mi habitación? —preguntó con voz suave al no ver otra objeción, procurando no demostrar su nerviosismo por la presencia de JJ a su lado.

Otros dos muchachos de ultimo año se acercaron y tomaron a Guang Hong como si fuera un bulto, caminaron por los pasillos para llegar a la pequeña habitación -probablemente era la más pequeña de todas- y recostar boca abajo al muchacho herido sin ningún cuidado.

Yuuri se encargó de acomodar el cuerpo semi inconsciente con cuidado y salió corriendo a la enfermería para conseguir lo que le hacía falta.

Al volver casi le da un vuelco el corazón, sabía que era inevitable la presencia de JJ ahí, no tenía nada contra el ángel de la muerte, pero tenerlo en su habitación era...

—Espera—le pidió al cerrar la puerta.

Ambos le miraron, aunque la mirada perdida de su amigo le daba escalofríos.

—No te lo lleves, por favor—se hincó frente a él dejando las cosas sobre la cama. —Es muy joven aún.

—Le duele mucho Yuuri, él me ha pedido el beso...

—Por favor—suplicó de nuevo, mordiendo su labio. —Yo también te lo pedí pero al final me arrepentí...y me diste otra oportunidad.

Sonrió y negó.

— Para que quieres darle otra oportunidad, Yuuri? Este lugar es un infierno para él.

—Crees que...?

JJ se rió y revolvió el cabello del mortal.

—Sabes que me agradas Yuuri, pero sacar a Guang Hong de aquí está en contra de mis reglas—se puso de pie y camino al escritorio, dandole espacio. —Tendrás que buscar otra forma, o a otra criatura que pueda ayudarte.

—Gracias—sonrió levemente comenzando a limpiar las heridas del menor, con mucho cuidado aunque lo oía quejarse y temblar sin control. —Por cierto...conoces... conoces a Otabek?

— Mi hermano está aquí?

Suspiro, entonces no había sido un sueño...era extraño que lo considerara un sueño pues estaba acostumbrado a ver demonios y al ángel de la muerte.

—Hm...si.

—Entonces es grande, Yuuri, ten cuidado y haz lo que te diga.

—Si, entiendo, gracias por darle una segunda oportunidad.

—Todos merecen una, aunque tú ya tomaste tres, no habrá otra si te vuelvo a visitar.

Se mordió el labio y asintió, incapaz de negarse a lo que sabía ya sería inevitable en algún momento. Reviso el rostro de su amigo y suspiro, tenía más color gracias a que el ángel se había ido...pero aún había mucho trabajo por hacer.

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Yuuri ha tenido una vida interesante y pocas cosas lo sorprenden xD ya les iré contando uwu

Gracias por leer <3 son un amor y me encanta ver tantos votos, y comentarios uwu

Les loveo con el jart y el hipotalamo

Rave~

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