13
Otabek le había invitado a la galería de la facultad para ver las exposiciones de los proyectos finales de las carreras de fotografía y artes plásticas. Nunca había entrado ahí en el -casi- año que llevaba en la universidad, pero se sorprendió al descubrirla enorme.
Fue acompañado de Mila y Sala que parecían disfrutar bastante la exhibición, había algunos alumnos como guías para los que llegaran de fuera de la universidad. Él espero encontrarse con su novio pero parecía que estaba en su último examen del semestre así que tuvo que hacer el recorrido solo con sus amigas.
Al fondo de la galería, justo a la mitad del recorrido, había un cuarto completamente pintado de negro, la iluminación en el suelo y el techo favorecía mucho más a las fotografías y pinturas que estaban en esa sala en específico. Camino despacio, recorriendo una por una, en realidad nunca había visto el resultado de la sesión así que esperaba reconocerse entre tantos modelos bien parecidos -puesto que no había rostros en ninguna foto-.
Se detuvo al centro del cuarto, en la pared del fondo, había una foto más grande que las demás que hizo su corazón saltar, agradeciendo que sus amigas se quedarán en la sala anterior hablando con un guía.
Siendo la "atracción principal", reconocía bastante bien esa figura puesto que la veía todas las mañanas al vestirse.
Tragó saliva y mojo sus labios. Ahí estaba él, de espaldas, volteando levemente sin que se le viera más que la boca gracias al flequillo que cubría sus ojos y nariz, su largo cabello en una trenza perfecta que llegaba a sus omóplatos, justo como en ese momento. Se sintió avergonzado y quiso peinarse de otra forma pues de repente creía que le reconocerían con facilidad.
Se reconocía y al mismo tiempo no, había algo en la imagen que le hacía sentirse ajeno, inalcanzable incluso, su cuerpo parecía perfecto mostrando sus curvas naturales, incluso podía apreciar las yagas en sus dedos de los pies por el ballet, recordando haberse hincado sobre la sabana del suelo para esa fotografía.
Quiso tocarla, como si quisiera convencerse de que no era real pero se contuvo, incapaz de dejar de admirarla, recordando con claridad ese día.
Se puso nervioso cuando Beka le llevó al departamento de su hermano porque ahí haría la sesión de fotos, es decir, sabía que tenía que hacerlo pero el tiempo entre la petición y la sesión real fue muy corto para él.
Mientras él se desnudaba, Otabek preparaba la habitación para que fuera más sencillo para Yuri.
El ruso entro descalzo al cuarto, envuelto en una bata,su cabello trenzado y el flequillo cayendo a los lados de su rostro sonrojado le dio un toque adorable a la imagen.
— ¿Tengo que usar maquillaje o algo? —preguntó tímido, tratando de calmar sus nervios.
—No —Otabek se resistió de mirar y se sonrojó, se permitió verle solo cinco segundos y ya tenía la imagen grabada en las pupilas—. No es necesario, se supone que sean fotos naturales.
—Oh, entiendo —asintió, acercándose un poco más.
El azabache le sonrió y tragó saliva, tomando aire despacio para calmarse.
—Puedes dejar tu bata allá —señaló el perchero detrás de la cámara—. Y siéntate aquí, te diré que haremos primero.
Asintió, dandole la espalda para quitarse la única prenda que llevaba, la colgó en el perchero y volvió al lado Beka, subiendo a la cama con cuidado.
—Cruza un poco las piernas y voltea hacia la ventana —le pidió con voz suave, tratando de no delatar su nerviosismo, tenía que concentrarse.
Hizo lo que le indicó, viendo las cortinas cerradas para darles privacidad, las luces de la iluminación artificial alumbraban lo suficiente y solamente su cuerpo. Sintió las manos de su novio acomodando su flequillo para cubrir su ojo, poniendo la trenza sobre su hombro y tomando su pierna para ponerla en una pose más natural, sin moverla demasiado.
Cerró los ojos mientras le escuchaba alejarse, tomó aire despacio y lo dejo salir muy despacio, como cuando se calmaba para las presentaciones, estaban haciendo eso por trabajo y no debía avergonzarse.
Beka repitió el proceso varias veces, pidiéndole que cambiara de posición, acomodándole el cabello y sus brazos a veces, le gustaba su tacto suave a la hora de ponerlo como necesitaba y su aroma a menta y tabaco inundándolo por la cercanía.
— ¿Estuviste fumando? —preguntó mientras giraba, dandole la espalda a la cámara.
—Un poco —murmuró, mientras acomodaba su cabello de nuevo y tomaba sus brazos, rodeándole mientras se los acomodaba.
Yuri tragó saliva, el pecho de Otabek estaba pegado a su cuerpo desnudo, sintió un escalofrío recorrerle por la cercanía.
—Sabes que solo lo hago a veces.
Volteo viéndolo de reojo, el aliento de Beka había chocado contra su oreja y sus dedos se deslizaban desde sus codos hasta sus muñecas, acomodándoselas sobre sus muslos.
—No dejes que se te haga vicio otra vez —pidió en voz baja.
—No te preocupes, no lo será.
Le sonrió, alcanzando a darle un beso en la mejilla.
—No te muevas —le pidió con voz suave, soltándole para volver a la cámara.
Se quedo quieto, con los ojos cerrados y esperando paciente a escuchar que podía moverse o descansar.
Espero tanto como pudo, abrió los ojos finalmente cuando se canso, sorprendiéndose de encontrar el cuarto a oscuras, y separó los labios para llamarle.
— ¿Beka? —preguntó al aire y dejo escapar todo el aire de sus pulmones cuando sintió los labios de su novio entre sus omóplatos.
—Eres mucha tentación —escucho su voz como un susurro.
Jadeo de forma involuntaria, sintiendo sus piernas separarse como si su cuerpo entero se hubiera relajado ante su tacto. Se recargó de la cama con las manos entre sus muslos, sus ojos cerrados y su espalda levemente arqueada.
—Eres perfecto, Yuri —murmuró, besando su columna, subiendo muy despacio hasta su nuca.
—Estás exagerando —sonrió y mordió su labio inferior, las manos de Beka comenzaban a rodear su cintura, deslizando las manos hasta su vientre.
—Lo digo en serio —pego su cuerpo al de su novio, empujándolo un poco hacia el frente—. No pude resistirme más.
Tragó saliva y sus manos se aferraron a las cobijas cuando la caricias de su vientre bajaron más, la boca de Otabek mordisqueaba sus hombros y su cuello. Estaba a su completa merced y no quería oponerse, jamás se había sentido en un momento tan intimo como ese preciso instante.
—Se mío, Yuri.
—Siempre —respondió sin pensarlo mucho, regalándole una mirada como invitación y aceptación, por alguna razón esas palabras se sentían bien.
Intercambiaron una sonrisa cómplice y los labios de Yuri fueron poseídos, dando paso a la experiencia más sublime y placentera en la vida de ambos...hasta ese momento.
—Yuri.
Dio un salto ante la voz de Mila y el nerviosismo creció en su interior.
— ¿Qué quieres, bruja? —preguntó cruzándose de brazos, tratando de sonar normal.
—Te adelantaste y te perdimos, creímos que ya te habías ido.
—Son muy lentas —murmuró con el ceño fruncido, fingiendo que veía otras fotografías—. Y les encanta platicar con todo el que se encuentran.
—Oh, vamos Yuri —Sala sonrió y tomó su brazo—. ¿Acaso no te da curiosidad hablar con los autores? —preguntó llevándole frente a la gran fotografía—. ¿No te da curiosidad conocer al modelo y al fotógrafo?
—No —respondió entre dientes, luchando con el sonrojo que pintaba sus mejillas.
— ¿En serio? —Mila tomó su otro brazo, haciéndole imposible huir—. Pero si está preciosa, la modelo debe ser...
—No me importa lo que sea, es horrible.
Escucho una risa baja y casi imperceptible a sus espaldas, tragó saliva al reconocerla y los tres voltearon, encontrándose de frente con Beka.
—Me duele que pienses eso, Yura —hizo una media sonrisa, de esas que sabía que hacía suspirar a sus compañeras cuando iba a verlo—. Es mi favorita de todas las que te tome.
El rostro de Yuri se volvió rojo, el tono de voz de Otabek no había sido nada moderado y todos los presentes en la sala habían escuchado eso. Joder, qué vergüenza, sabían que se había posado desnudo...y más encima lo juzgaban ahora en las fotos.
— ¡¿Ese eres tú, Yuri?! —gritó la pelirroja, si el resto de las personas no se había enterado para entonces, era porque estaban sordos.
— ¿No es obvio? —preguntó Beka, arqueando una ceja.
Sala se sonrojó y cubrió su sonrisa con ambas manos, volviendo la vista a la foto.
—Te ves hermoso —murmuró Mila, extrañamente emocionada, ver a su amigo en una exposición así, siendo el que tenía más atención y más reconocimiento por parte de todos...le hacía sentir orgullosa.
—Se ve perfecto —corrigió Beka.
La italiana se apresuró a asentir, tomando a Yuri de los hombros para pararlo frente a ellos, de espaldas. El joven se sintió apenado pero no se movió.
—Hm, quien lo diría, tal vez solo es la cámara de Otabek —dijo Sala luego de intercambiar una sonrisa cómplice con su novia.
—Si, es una decepción en la vida real —murmuró la rusa, viendo al azabache que contenía una sonrisa.
— ¿De qué diablos hablan, brujas? —Yuri volteo, claramente ofendido, elevando el tono de voz—. Claramente soy yo y me veo genial porque lo soy, ahora vayan a molestar a otros —dijo con el ceño fruncido, señalando la entrada de la habitación.
Mila le enseño la lengua y le sonrió a Otabek como felicitación silenciosa, Sala se rió inevitablemente, palmeando el brazo del fotógrafo.
— ¿Que se creen estás dos? Diciendo tonterías —refunfuñó en voz baja, con los brazos cruzados y a punto de hacer berrinche.
—Sabes que están jugando —le calmo Beka, acercándose a él.
—Igual joden mucho, seguro son celos porque nadie les pidió ser modelos.
Rodo los ojos divertido y asintió, zanjando el tema ahí.
— ¿Que opinas? —preguntó señalando la foto con un movimiento de cabeza.
Yuri tomó aire y lo soltó todo de golpe, bajando los brazos.
—Debo admitir que es...bonita, por un segundo no me reconocí.
—Por supuesto que eres tú —sonrió de nuevo, acercándose—. No hay otro modelo para mí.
El muchacho sonrió también, apenado, cubriéndose la boca con una mano y tratando de no volver a ponerse rojo.
— ¿En serio?
Asintió tomando el mechón de su flequillo para acomodarlo detrás de su oreja.
— ¿Puedo ser tu único fotógrafo?
Parpadeo, soltó una risa nerviosa en un jadeo y desvío la mirada, la gente les veía pero sus ojos volvían en seguida a los de Beka.
—Eso...puede entenderse de muchas maneras.
—Eres libre de tomarlo como quieras.
Se mordió el labio inferior y tragó saliva, nervioso, en realidad no sabía cómo tomarlo, ¿acaso...era una manera muy extraña de pedir matrimonio?
— ¿Que dices, Yuri?
—Si —murmuró, esperando que solo él escuchara.
Otabek sonrió, se acercó anulando la distancia y lo abrazo, besando su cabeza.
—Gracias, Yura —suspiro y cerró los ojos—. ¿Vamos a casa? Te debo una cena.
Asintió rodeando su cintura con un brazo, comenzando a caminar al lado de su novio -¿prometido?-, que le tenía sujeto por los hombros. Recorrieron el resto de la galería sin prisa, saliendo luego para subir a la moto y volver al edificio.
Se encargaría de recompensar bien a Beka por haberle favorecido tanto en sus fotografías.
Hola :) les dejo aquí la conti nwn sé que querían leer esto xD no pueden mentirme
Por cierto, esas líneas de "se mío, Yuri" y "Siempre" son cosas que se dijeron de angeles, pero, como Vitya, Yuri ya no lo recuerda, solo tiene la sensación de que es como un deja vu xD espero se entienda
Gracias por leer, comentar y votar nwn les mando todo mi lof *smooches* no olviden pasarse por Always nwn
Rave, la que quiere dormir mil años
P.D. PaulaMA1 :D
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