Un solo hogar
—Sí quiero.
Zi Xuan abrió los ojos y la boca con la expresión de sorpresa más grande que había hecho en su vida.
—Espera ¿Qué? ¿Es en serio? —Abrazó a Anne levantándola en el aire mientras la giraba y reía.
—Sí, sí, sí, sí— contestó ella besándolo entre sí y sí.
Casi desde el principio de la relación Zi Xuan le había pedido que vivieran juntos, pero Anne era demasiado independiente. No quería perder esa libertad de seguir viviendo cada uno en su casa. Él había insistido una y otra vez. Lo había pedido de mil y una formas pero ella nunca accedía. En el último año se había dado por vencido y se había acostumbrado a tener una relación un tanto extraña donde a veces dormían en un sitio o en otro. También dormían donde Zhen Wen con la condición de que no tuvieran sexo allí. Nunca le contaron que se saltaron la norma una vez solo por diversión. Pero ahora Anne accedía a su petición y le había cogido por sorpresa.
—Mmmm, te quiero. Ya era hora que ablandaras ese corazón alemán impasible y te apiadaras de este pobre mortal.
—Idiota. — Rio poniendo los pies en el suelo de nuevo, jugueteando a recolocarle el flequillo rebelde,besando sus labios y su rostro frenéticamente.—Me asusté mucho con lo que te pasó. Desde entonces me he dado cuenta de lo fugaz que puede ser la vida y no quiero malgastarla más. Quiero pasar todo el tiempo posible junto a ti.
—Gracias, gracias, gracias... — Zi Xuan volvió a apretar el abrazo.
—¿Lo celebramos?
Zi Xuan usó su mirada de depredador que tanto le gustaba a Anne y se la llevó a la cama. Cuando al fin se durmieron, Zi Xuan soñó de nuevo con el chico ciego.
—¿Es en serio? —Zhen Wen se abrazó a Zi Xuan. Había estado esperando por aquella noticia tanto como el novio. Fue él quien hizo que empezaran a salir. No es que Zi Xuan fuera tímido o que le asustaran las chicas que se le acercaban. Era más bien por dejadez, por miedo al compromiso y a la rutina, siempre estaba a cualquier otra cosa y aunque le gustaba Anne desde que la vio por primera vez, siempre tenía una excusa para no pedirle salir. Al final los puso en una situación en la que tendrían que confesar sus sentimientos sí o sí. También le gustaba Anne, pero sabía que ella solo tenía ojos para Zi Xuan, así que terminó por dejar ese sentimiento de lado y dejar paso a su hermano menor.—Enhorabuena hermano, ya era hora.
Zhen Wen les ayudó con la mudanza un día que llovía a mares. El piso de Anne era más grande y además, ella nunca dejaría su dominio. Siempre ordenado, siempre cuadriculado, siempre alemán. Hubo un cambio en Zi Xuan, al principio estaba entusiasmado, luego más tranquilo y luego solo se dejaba llevar cuando pasaron los días viviendo juntos. Eso era buena noticia, estaría más vigilado, más tranquilo, su vida estaría más ordenada y volvería a controlar sus actos. Lo que pasó en la intervención de los Wang no se le había quitado de la cabeza. Zi Xuan nunca se comportaría de manera tan agresiva por mucha presión que tuviera la situación. La imagen de A- Xuan agarrando así al bastardo y la mirada que tenía no la había visto nunca. Esperaba que aquello no influyera en el caso, la verdad es que el padre se había quedado bastante asustado con la reacción de Zi Xuan y no querría volver a enfrentarlo de nuevo. Tendría esperanza en que no les pasara factura.
— ¿Quieres que te recoja para el entrenamiento o te acercará Anne?
—Recógeme mejor. Ella tiene una reunión con los socios europeos y no sé cuándo terminará.
Habían quedado a las ocho en el pabellón de deportes para entrenar un poco . Solo jugaban de cuando en cuando entre amigos, pero eso no quería decir que no se prepararan para ganar como si de un partido de liga se tratara. Zi Xuan se seguía quejando del brazo, el dolor iba a más y se sentía diferente a como le había dolido en el pasado. El asistente médico de la facultad los echaba una mano de cuando en cuando, un profesor y medico ya mayor, y le había dicho que tuviera cuidado con él hasta que le vieran en el hospital. Ya conocía de las molestias del jugador desde que estaba en la universidad, pero había notado que se había agravado. Seguramente al caer desplomado se habría hecho daño en una lesión antigua, quizá la movilización al hospital, la reanimación o cualquier otra cosa sería la causa. Le puso un poco de hielo seco en el hombro mientras decidían quienes empezarían la ronda de saque.
—Ten cuidado y no lo fuerces mucho. No saques de momento y procura mantenerte en defensa. ¿De acuerdo?
—Claro. El propio dolor no me dejaría hacer otra cosa "Doc". —Esperó su turno y salió a entrenar su defensa.
Todo iba como siempre, lanzamiento, salto, defensa, lanzamiento, salto, recepción, otra vez salto. Aún teniendo cuidado se resentía así que optó por volver al banquillo para descansar. Ya entrenaría más fuerte otro día, era mejor ir con cuidado.
—¿En serio?— dijo uno de los jugadores cuando lo vio sentarse.—Así no podemos estar, tío. Si vas a estar sentado medio entrenamiento es mejor que lo dejemos y no perdamos el tiempo contigo.
Zi Xuan que estaba atando sus zapatillas dejó lo que estaba haciendo y se incorporó lentamente. Cuando estuvo frente a frente con quien le había increpado le lanzó un puñetazo que lo tumbó al suelo. Cuando cayó saltó sobre él con una rapidez como si hubiera estado practicando eso durante años. Aún alcanzó a dar otro puñetazo cuando Zhen Wen lo agarró desde atrás y tiró de él con fuerza.
—¿Pero qué coño te pasa?—El jugador con el número once se levantó mientras se llevaba la mano a la boca, empezaba a sangrar. Alguien lo sostuvo también por si seguía la pelea.
—¡Zi Xuan!— Zhen Wen se puso a su frente para que solo lo mirara a él y otra vez aquella mirada del día de la intervención.—A Xuan, mírame a mí,¡ A-Xuan!
Zi Xuan volvió poco a poco de algún lugar que solo él podría decir. Miró a su lado como si no supiera muy bien lo que había pasado. Por encima del hombro de su gege se podía ver al otro jugador que se marchaba al banquillo donde "Doc" le miraba el hematoma que comenzaba a pronunciarse en su mentón.
—Estás loco, tío—alcanzó a decir el número once mientas marchaba.
—Yo...lo siento, lo siento.
Zi Xuan se soltó con un movimiento rápido de Zhen Wen y se fue a vestuarios. Él lo siguió indicando a otros que hacían el amago de seguirle que se quedaran allí, que él lo solucionaría.
—Zi Xuan, que te pasa, por qué has hecho algo así.
—¡No lo se!
Acompañó las palabras con una patada a una taquilla y después se dejó caer resbalando la espalda por esta hasta quedar sentado en el suelo. Allí se cubrió la cara y resopló con impotencia. Zhen Wen se sentó a su lado sin decir nada más. Una situación violenta ya había pasado otra vez, ya le había dicho lo de los sueños, apresuraría al Maestro Wu para una cita porque todo aquello se le estaba escapando de las manos.
Recogieron sus cosas, Zi Xuan dijo de ir a disculparse pero Zhen Wen lo desaconsejó, no se fiaba de lo que pudiera pasar otra vez. Por el momento sería mejor esperar. De camino a casa no hablaron apenas, cada uno quería evitar el tema por una razón diferente. Zi Xuan porque no tenía explicación para esos brotes de ira y Zhen Wen porque temía que esos brotes fueran a más y que lo que dijera Zi Xuan confirmara sus sospechas. No obstante había que abordar el tema tarde o temprano.
—Si necesitas hablar solo dilo, ¿De acuerdo?
—Claro, que descanses.
El camino de vuelta para Zhen Wen no fue tranquilo. Había un gran atasco debido a un accidente. Por lo que pudo averiguar esa zona solía tener peleas entre delincuentes habituales por ajustes de cuentas. Había un par de ambulancias y los bomberos intentaban sacar un cuerpo del coche siniestrado. Parecía que le hubieran disparado por toda la carrocería y que al pinchar las ruedas volcara dejando inservible uno de los carriles de acceso a la autopista sur. Zhen se bajó del coche, a pesar de que hacía bastante frío él no lo tenía. Entre lo de Zi Xuan y ahora esto tenía varias décimas de temperatura en su cuerpo debido a la adrenalina.
—¿Queda mucho para que se despeje la vía?—preguntó a varios que como él se habían bajado de los coches y miraban la escena en la distancia.
Un policía que venía del sitio del accidente le dijo que no con un gesto despreocupado. Él no podía ver toda la escena con claridad porque aún se encontraba bastante lejos. Con un poco de suerte avanzarían en quince o veinte minutos y tomaría una ducha muy larga. Mientas el policía se alejaba le escuchó decir que uno de los ocupantes del coche había huido.
Se equivocó a su pesar, aún pasaron tres cuartos de hora hasta que el atasco se despejara. Al pasar por la grúa que llevaba encima el coche del accidente casualmente miró la matrícula y le resultó familiar por alguna causa.
Al mismo tiempo en dirección contraria se marchaba la ambulancia a toda velocidad mientras dentro intentaban reanimar a un hombre cuyo cuerpo demostraba las señales inequívocas de alguien acostumbrado en andar en ambientes de drogas y peleas. Varias cicatrices importantes, los dientes en mal estado, tatuajes de haber estado en la cárcel y de pertenecer a alguna banda. Todas cosas a los que el personal de emergencias estaba bastante habituado. Intentaron mantenerle con vida pero las heridas que tenían hacía imposible la vida.
Por su parte el que había huido de la escena buscaba un lugar donde esconderse mientras se apretaba el brazo con fuerza que no dejaba de sangrar. Maldecía por cómo había salido las cosas, estaba teniendo muchos problemas últimamente. La entrega de drogas había salido mal, le habían disparado en el brazo y habían huido en su coche. En la persecución habían derrapado al reventarse las ruedas y habían volcado. Días atrás había tenido una pelea seria y antes de eso, los servicios sociales se había llevado a sus hijos. Maldecía una y otra vez su suerte recordando al bastardo que le había agarrado del cuello de aquella manera. Sin duda encontraría a ese hijo de puta y lo mataría, por su culpa todo había empezado a torcerse de mala manera.
Mientras subía a su casa, Zi Xuan intentaba recordar lo que le había pasado durante el entrenamiento. Se sentía molesto porque le dolía el brazo y entonces escuchó aquellas palabras y todo se tiñó de rojo. Se le secó la garganta y el pulso le golpeteó en las sienes, perdió la noción de todo. Cuando volvió a ser consciente de sus movimientos, su hermano le estaba agarrando con fuerza. Quizá era hora de preocuparse, ya había ocurrido dos veces, además estaban los sueños. Sin duda desde lo del infarto algo se había despertado dentro de él y necesitaba saber qué era. Abrió la puerta y casualmente Anne estaba delante de ella para abrirle.
—Vi el coche de Zhen Wen abajo, ¿Qué tal el entrenamiento?
—Bien, como siempre—mintió. Últimamente mentía con mucha facilidad.
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