Tortura
Por favor, déjame ir
—Xingchen...
Xue Yang comenzó a despertar y lo primero que notó es que no se podía mover con normalidad. Estaba atado colgando de un gancho. Los brazos le dolían por la posición pero se alegró de que aguantaran bien. Su cuerpo se estaba haciendo con rapidez a las nuevas circunstancias y había tomado una nueva condición física capaz de sobrellevar su antigua vida de asesino. Miró a su alrededor y la cabeza le estalló en un rayo fulminante de dolor. Tenía una conmoción cerebral pero por lo demás no tenía más daños. Intentó mirar con cuidado, como si todo dentro de su cabeza estuviera suelto y amenazara con salirse por los oídos o la boca.
—Al fin despiertas. Creía que pasaría toda la noche esperando. ¿Te duele la cabeza? Perdona si no me importa.
Según terminaba de decirlo, clavó un cuchillo a un lado del abdomen. Xue Yang que había sido apuñalado en muchas ocasiones aguantó el dolor sin hacer un solo sonido. Sabía que la herida no buscaba matarlo ¿Incapacitarlo? Él hubiera apuñalado en la pierna. No, había otro motivo. Buscaba dolor pero no la muerte. Posiblemente recibiría más cortes, quizá hasta que muriera desangrado por todos ellos.
—Ni siquiera sabes apuñalar cómo es debido. Eres un puto inútil—dijo con dificultad.
Wang Jiang le obsequió con un puñetazo en la boca que le partió el labio.
—Habla bien.
Xue Yang escupió a un lado la sangre que empezaba a brotarle de la boca.
—¿Qué tal si me suelta y jugamos los dos? Es un poco aburrido que te diviertas tú solo.
—Yo me lo paso bastante bien. Verás qué risas. — Lanzó un puñetazo donde había apuñalado y está vez Xue Yang no pudo contener un quejido fuerte que terminó en un jadeo profundo y varias toses.
Wang Jiang que buscaba que aquella herida sangrara más, mojó un pañuelo en ella y lo guardó en una bolsa pequeña transparente. Después, sacó un pequeño bote que se empezó a llenar con rapidez.
—¿Ves como es divertido?
—¿Qué estás haciendo hijo de puta?— bufó aguantando para no mostrar el dolor real que tenía.
—¿No lo adivinas? Pero si eres muy listo. Esto, amigo mío, es un garante para que hagas lo que yo quiera. Imagina que esta sangre aparece en un escenario de un crimen. ¿Vas adivinando?
—Yo que tú, acababa conmigo ahora. Porque iré a por ti y seré yo el que me ría.
Recibió otro golpe, esta vez en una rodilla. Xue Yang sabía cuáles eran los lugares más dolorosos que tocar sin buscar la muerte de tu víctima ni su inconsciencia. La rodilla era uno de ellos sin duda, también era un lugar que además de proporcionar un dolor agudo, este podía ser persistente hasta convertirse en una lesión duradera. Volvió a aguantar gritar por el dolor, pero su cara se congestionó de aguantar la tortura.
—Eso no va a ser así. Además, no es a ti a quien haría más daño aún. ¿Qué tal si voy a por tu hermano? O mejor aún ¿Cómo se vería un corte en la piel blanca y suave de ese médico que te gusta?
—¡¡Ni lo nombres!!— dijo retorciéndose bajo la cadena que lo tenía colgando.— Si le tocas un pelo vas a desear estar muerto maldito cabrón.
Xue Yang recibió otro puñetazo, esta vez en el estómago. Tan fuerte que hizo que un borbotón de sangre saliera despedido de su boca. Algo de esa sangre salpicó la cara de Wang Jiang que se la apartó asqueado con el dorso de la mano.
—Haría muchas más cosas con él que nombrarlo, no lo dudes. Mmmm me lo comería ahora mismo, seguro que después me echa de menos.
El asesino se retorcía de dolor y de rabia, tiraba con fuerza del amarre intentando soltarse pero era imposible. Había tocado su punto débil, su daozhang solo era para él. ¿Cuánto sabía de su vida aquel cabrón de Wang? Tenía todos los cabos atados y sabía cómo lanzárselos para controlarlo. Ahora mismo lo tenía acorralado.
—Haz conmigo lo que quieras, pero a ellos no los toques. No toques ni a XingChen ni a mi hermano.
—Eso va a depender de ti. Si no quieres que visite a ninguno, todo esto va a quedar entre tú y yo. Pero si me quieres hacer feliz, intenta engañarme, porque estoy deseando hacerle una visita a tu novio para jugar a los médicos.
—¡Cállate! Ya te lo he dicho. No haré nada raro, esto es entre tú y yo.
—¿Ves cómo hablar bien es lo mejor?
Volvió a golpear en el estómago una vez más y otra en la cabeza con la misma barra que ya usó hacía varias horas y Xue Yang perdió la conciencia de nuevo. Wang le soltó del gancho dejando que cayera al suelo donde aún le dio una patada.
—Te metiste con quien no debías, no lo querías creer pero mírate ahora. A Wang Jiang no se le tocan los cojones.
Lo dejó allí, abandonado, herido, envuelto en la oscuridad que quedó cuando apagó las luces y se fue.
—Gege..ven...ven a por mi...gege, ayúdame.—Como pudo, cuando recuperó algo de su conciencia buscó su móvil y llamó a Zhen Wen.
—A-Xuan, qué te pasa, dónde estás, ¡A-Xuan!
—Localízame y...y..gege trae el botiquín trae...
—Voy enseguida y te llevo al hospital.
—No...no al hospital, trae el botiquín, trae... el botiquín.
—¡A-Xuan!, aguanta hermano.
Nunca había sentido tan acertada una decisión hasta ese momento. Sin duda, haberle puesto un localizador al móvil de Zi Xuan fue una gran idea. Ahora Zhen Wen conducía a toda velocidad hacia la localización con el botiquín que tenía en su casa. Hacía unos años, habían salido a escalar una pared no muy lejos de su ciudad, una vez allí, él se había caído y apenas tenían algo para curar. Desde ese entonces no salían sin una buena remesa para momentos de emergencia. Gasas, vendas, puntos de aproximación, desinfectantes, tijeras y el resto de cosas que creyeron necesaria. Incluso metieron un cutter por si había que cortar algún "algo". A esto Zhen Wen se negó aunque fuera en broma, pero el caso es que por más que lo sacaba, siempre aparecía metido allí, "Ni lo sueñes" le dijo a Zi Xuan una vez y él contestó, "Ya me rogarás que te la corte, ya".
El localizador le llevó hasta un almacén medio abandonado que amenazaba con venirse abajo en cualquier momento. Si hubieran sido otras las circunstancias, no hubiera entrado ni loco, pero si estaba allí Zi Xuan, ni cien perros de presa le hubieran impedido llegar a él.
—¡A-Xuan!
—Es...estoy aquí, Zhen, estoy aquí—dijo casi en un susurro.
—¡A-Xuan! ¿Dónde estás? —Se ayudó de la linterna del móvil pero no podía ver dónde estaba. Tampoco le oía, por fin vio un bulto sangriento en el suelo y corrió hacia él.
—A-Xuan...
—Ayúdame, dame...dame algo para... taponar esto.— Retiró la mano que tapaba la herida por donde sangraba y Zhen Wen sintió que se le iba la fuerza de las piernas. Como pudo sacó gasas, vendas, no sabía qué hacer, al final volcó todo en el suelo y Zi Xuan empezó a tocar las cosas hasta que dio con lo que necesitaba.
—No te asustes...no...no te...preocupes, no es la...la primera vez que me apuñalan. Solo, solo abre esas gasas, solo...
—Esto no está bien...tengo que llevarte a un hospital.
—No, no al hospital, no...me lleves a ningún... hospital. Sólo ayúdame—hablaba casi en susurros para evitar hacer presión sobre el abdomen y porque se sentía extremadamente débil.
Xue Yang actuaba con mucha determinación a pesar de que las manos le temblaban terriblemente. Taponó la herida y le pidió a Zhen que lo vendara con fuerza.
-Llévame a casa, gege...llevame...a..cas..., a mi casa.
Zhen Wen lo cargó como pudo, apenas podía caminar y tampoco quería que lo hiciera y perdiera más sangre. Quería llevarlo al hospital, pero él seguía rogando que no lo hiciera, que no podía ir a un hospital y que lo llevara a casa. Desesperado lo metió en el coche, en el asiento delantero para no perderlo de vista. A ratos perdía la conciencia, lo que puso muy nervioso al hermano mayor. Le tocó el cuello para buscar el pulso y suspiró aliviado al ver que seguía latiendo. Si no iba a un hospital, necesitaba ayuda como fuera y solo se le ocurrió una idea.
—Yo no...quería venir, solo...solo llevadme... a mi casa.
XingChen no dijo nada al verlo en aquel estado, su instinto de médico hizo que actuara con rapidez. Lo llevaron a la cama y comenzó a librarlo de la venda para ver con qué se encontraba. No era mal vendaje ni la forma de hacer hemostasia era de alguien que no supiera lo que se hacía. La puñalada no era mortal de necesidad si se atendía a tiempo, de lo contrario moriría desangrado, pero aquel primer parche era totalmente válido.
—Lo has hecho bien.
Xue Yang guardó silencio unos instantes. Estaba en el último lugar donde debería estar y aunque se alegraba de ver a su daozhang, sabía que no era recíproco. Le había bloqueado el móvil, seguro que ya lo recordaba y no quería saber de él y ahora, lo ponía en la misma situación que en su vida pasada, cuando le salvó la vida y el a cambio planeó su venganza hasta llevarlo al suicidio. Ya le había causado bastante daño en el pasado, se moría por estar de nuevo cerca de él, pero por eso mismo tenía que evitarlo.
—Me iré enseguida, ni... siquiera deberíamos...haber venido, lo siento... Yo yo no quería venir, lo...siento.
XingChen bajó la mirada, esas palabras le estaban destrozando el corazón. Cogió su maletín personal y ahí sí que había cosas interesantes como pudo apreciar Zhen Wen. Limpió la herida, cosió y le puso antibióticos. Todo aquello llevó más de tres cuartos de hora tiempo en que Zhen Wen no había dejado la posición en la que estaba sin dejar de mirar a Zi Xuan. No pudo evitar recordar el momento en el que cayó en el suelo en aquel maldito partido donde todo comenzó a ir mal. Solo cuando todo estuvo controlado y dejaron descansar a Zi Xuan, el médico le habló ya en el cuarto de baño donde estaba lavándose las manos.
—¿Por qué no ha ido a un hospital?
—No me dejaba que lo llevara, insistió mucho y debe tener una buena razón para ello, de lo contrario no se hubiera negado. Apenas he podido traerlo aquí.—Sabiendo cómo se las gastaba Xue Yang, era mejor hacerle caso hasta que tuviera toda la información.
Zhen Wen le contó todo lo que sabía, cómo le había llamado, lo había encontrado y luego lo había llevado hasta aquel apartamento. XingChen pasó al salón y sacó una botella de Whisky sirviendo dos vasos. En su cabeza escuchaba la voz de Song Lan advirtiéndole que era alguien peligroso y parece que tenía razón. Solo alguien peligroso podría aparecer así de la nada, en aquel estado y sin querer ir a un hospital y sin embargo, él solo seguía pensando en que había ido allí obligado y que no quería verlo. Se había autoconvencido de que solo sentía atracción física pero ahora había un resquemor que significaba que era algo más.
El hermano mayor se había quedado dormido en el sofá después de que XingChen le diera un tranquilizante y Xue Yang dormía en su habitación. Él por su parte abrió su ordenador y empezó a mirar algunos informes para distraer la mente de todo lo que había pasado cuando escuchó movimiento en su cuarto.
—¿Qué estás haciendo?
Xue Yang se había vuelto a poner la ropa ensangrentada, estaba terminando de colocarse la sudadera cuando escuchó a XingChen desde la puerta.
— Es mejor que me vaya de aquí, no le digas a Zhen Wen. Ya hablaré con él.
— Deberías quedarte hasta mañana al menos. Has perdido sangre, si estuviéramos en el hospital te hubiera hecho una transfusión. No te puedes ir así.
Xue Yang cogió su móvil de encima de la mesita de noche y se dispuso a salir por la puerta pero XingChen se cruzó para impedirlo.
— Por favor, quédate. No tienes que verme más si no quieres, es por tu salud, no quiero nada más que...
Xue Yang le interrumpió con un beso que le dolió al tener el labio herido, sin embargo aguantó, la recompensa era demasiado deliciosa como para no obtenerla. XingChen sorprendido no se movió, también estaba disfrutando aquel momento sorpresivo pero su mente reaccionó y se separó.
—Xue Yang, no puedo hacer esto, no quiero enamorarme de ti.
—Para mí eso llega demasiado tarde, llevo así dos vidas.
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