Qué me ocultas.

Le costó mucho salir de aquella habitación. Cuando lo intentaba, Xue Yang ideaba otra estrategia y volvía a ser presa de sus besos y caricias. Tenía que ir al hospital para hacer su guardia pero la verdad es que no quería salir de allí. Al fin Xue Yang se quedó dormido, completamente agotado de complacer a XingChen durante casi todo el día y él se marchó dejando una nota en la cocina.

No le daba tiempo a pasar por su casa y se dirigió directamente al hospital. Allí tenía otra ropa para cuando terminara su turno. Se duchó en el vestuario y cogió su pijama de quirófano de la taquilla. Cuando cerró la puerta, se encontró con el gesto serio de Song Lan.

—Me has dado un susto de muerte ¿Qué haces aquí, no recuerdo que me dijeras que tenías turno esta noche?—XingChen siguió vistiéndose con cierta prisa porque ya estaba atrasado.

Song Lan miró la ropa que se había quitado y que permanecía mal doblada en un banco cercano. Esa era la ropa que llevaba ayer por la mañana, sin duda no había dormido en casa.

—Intentando contactarte ¿No viste mis mensajes?—contestó  recostándose en la fila de taquillas mientras XingChen recogía todo y se colocaba la tarjeta identificativa al cuello a todo velocidad.

—Aaaah, lo siento, lo siento. Los vi, iba a contestarte pero surgió... algo... y luego, bueno...me perdonarás ¿Sí?—Se miró en pequeño espejo que tenía en la taquilla, se recolocó el pelo mojado como pudo y cerró.

—No has dormido en casa.

—¿Eh? Ah, bueno, hubo una situación, ya te explicaré, llego tarde a la reunión de caso. Estaré toda la noche aquí. Pasa luego a tomar un café si quieres. He quedado con Lu Xuang para cenar a las tres de la mañana.—

Puso una de sus hermosas sonrisas y se dispuso a salir, Song Lan le agarró el brazo cuando se marchaba.

—¿Estabas con Zi Xuan?—

Song Lan soltó el brazo rápidamente para no tener un contacto prolongado. El día anterior Zi Xuan estaba en el despacho de XingChen y si no entra a tiempo, lo hubiera besado. Eso lo había podido impedir, pero esto se le había escapado. No tenía pruebas pero estaba seguro de que su amigo habría intentado hablar con el psicópata para arreglar el asunto y seguro que éste lo había engatusado para que se quedara con él. Intentó no imaginarse que finalmente hubiera conseguido besarlo, que hubiera puesto un solo dedo encima de XingChen y tuvo que controlar el veneno que le iba subiendo por la garganta.

—Hablamos luego,¿vale? Ya...ya voy muy retrasado. 

XingChen sabía que Song Lan no quería que se relacionara con Zi Xuan, bueno, Xue Yang. Desde que lo pronunció por primera vez aquella mañana mientras sentía sus caricias ya no podía llamarlo de otra manera. Zi Xuan era de otros, pero Xue Yang era suyo.

 Cuando pudiera hablar con Song Lan tranquilamente, tendría que medir muy bien lo que iba a decir. Sabía que su amigo tenía sentimientos por él desde hacía mucho, incluso en una ocasión casi se dejan llevar por el momento y hubieran acabado juntos. Pero no pasó, aún así, notaba que Song Lan quería tener algo con él. Siempre lo había protegido, había evitado que le pasaran cosas desagradables, había intervenido cuando alguien había intentado abusar de su bondad y eso había generado en XingChen un sentimiento de amor más fraternal que otra cosa. Incluso cuando en la facultad de medicina empezó a salir con un compañero de clase de Song Lan, este se había resignado a dejar de lado sus sentimientos y solo interfirió cuando lo dejaron para consolarle. 

Pero con Xue Yang era distinto, tenía un odio irracional hacia él cuando solo lo conocía de haberlo tratado una vez. Lo que Song Lan quería  era que no entablaran contacto, que no estuvieran cerca. Eso le causaba curiosidad. ¿Había notado algo en la sesión que tuvieron que indicara que Xue Yang era peligroso? Sin duda en él producía un efecto de atracción que no había sentido con nadie. Era como si detrás de aquella imagen divertida y despistada acechara un lobo que le miraba con aquellos ojos intensos y que eso mismo lo atraía sin poder remediarlo. Cuando hablara con Song Lan buscaría información, intentaría sonsacarle lo que el secreto profesional le dejara.

Por su parte el psiquiatra se dejó caer de espaldas sobre las taquillas y golpeó con fuerza con un puño produciendo un sonido metálico quejumbroso. Tenía que ponerse en marcha para impedir que Xue Yang consiguiera su objetivo. Primero y sobre todo porque tenía la convicción de que volvería a dañar a XingChen y esa era su responsabilidad, pero también porque amaba al que siempre había sido su compañero en esta y en su anterior vida y los celos lo consumían. Ya le avisó de que lo torturaría con los métodos que la actualidad temporal le podía brindar y eso haría. Iba a poner en marcha su plan para acabar con el psicópata fuera como fuera.


Golpeaban la puerta del apartamento con fuerza y Xue Yang comenzó a volver de un sueño profundo. Más golpes y una voz que lo llamaba.

—Zi Xuan ¿Estás ahí? Abre, soy Zhen Wen.

—Zhen Wen...—susurró. 

Estaba medio dormido aún, tanteó la mesita de noche para coger el móvil y este calló al suelo. Lo buscó con la mano y al fin lo cogió. ¿Qué hora era? Apenas pudo ver que eran las 9 de la noche porque la pantalla no dejaba de mostrar mensajes y llamadas de Zhen Wen.—Joder...

Se vistió con rapidez mientas terminaba de despertarse y se dirigió a la puerta. En su camino se tropezó con una silla. ¿Habían entrado a robar o algo? su memoria empezó a actualizarse y recordó que había pasado todo el día con XingChen, capturándolo cada vez que intentaba marcharse y haciéndolo de nuevo donde caía. Sonrió como un niño.

—¡Que me abras de una vez! Voy a romperte las piernas maldito cabrón.

—Ya voy. —Colocó un poco lo que pudo y abrió cojeando.—No hace falta que me las rompas, casi me las rompo yo por que llamabas como un puto loco. ¿Te harás responsable si me rompes la puerta?

—Tranquilo, para cuando me haga responsable ya estaré preso por asesinato. No me digas que...—Arqueó una ceja al ver cómo estaba el salón .— Que has dormido hasta ahora, o lo que sea...

—¿Quieres una cerveza?

El quieres sobraba porque ya la había abierto para su gege. Se dejó caer sobre el sillón mirando al techo con una sonrisa tonta. Bebió un largo trago, Zhen Wen lo miraba sin saber si alegrarse por verlo feliz o sospechar que estaba pasando algo raro.

—Y ahora qué te pasa, que tienes cara de tonto. No le habrás hecho nada al médico.

Tuvo que contenerse para no decir alguna barbaridad, así que instintivamente se tapó la boca. Se frotó la cara con fuerza para quitarse los restos de sueño que aún tenía y disimular un poco. Sin embargo no se sentía pesado, todo lo contrario, se sentía muy bien, como si un peso se le hubiera quitado de encima. 

—Nunca le haría ningún daño. Tenemos que hablar. Sé que me dijiste que no lo buscara, que me alejara de él y siguiera con mi vida como hasta ahora pero no puedo. Estoy loco por él.

—¿Queeeeeé?—gritó el hermano mayor. 

No daba crédito. Sabía que Zi Xuan se había obsesionado con él, sabía que era parte de su pasado y que tenía una cuenta pendiente que saldar con él. Pero de ahí a confirmar claramente que tuviera ese tipo de sentimientos no podía creerlo. Más que nada porque nunca había demostrado que le gustasen los hombres. Muy al contrario, tonteaba con las chicas y se había enamorado de Anne. Le costó decidirse más por el miedo al compromiso de tener una pareja estable que porque no estuviera seguro de su sexualidad. Pero desde luego, aquella confesión debía ser fruto de una locura pasajera, de su yo del pasado que quizá tenía otra forma de sentir. Lo que sea que fuera le chocaba sobremanera.

—No digas tonterías A-Xuan, a ti no te gustan los hombres, comprendo que es un chico guapo, que tienes una sonrisa muy bonita y es tremendamente tierno. Dan ganas de protegerlo, sí, ¿Pero enamorarte de él? Tú estás como una cabra.

—Joder gege, estoy hablando en serio. ¿Crees que no lo he pensado bien? A mí es al que más le choca todo esto, pero es lo que siento y no me he sentido tan feliz en mi vida ahora que he asumido que es así.

—Ese es tu otro yo, no tú.

—Xue Yang.

—¿Qué?

—Que me llamaba Xue Yang.—Miró hacia abajo un poco descolocado.—Yo solo apuntaba el dato.

—Y eso qué tiene que ver, céntrate de una vez. Lo que le pasara a tu yo del pasado no es lo que tiene que pasarte a ti. Tú tienes una vida distinta, no tienes que seguir sus pasos. ¿También me echarás de tu vida?

—Yo no eché a Anne de mi vida si estás pensando en eso,  no podía engañarla. Lo hablamos y lo comprendió. Eres tú el que sigues dale que dale con lo mismo.

—Sigo porque me da la puta gana, porque soy tu hermano y porque nadie me ha preguntado si me gusta todo esto. Si de pronto mi vida es una mierda, si he perdido a mis amigos si...joder...¡Quiero que todo vuelva a como era antes!.

Zhen Wen dio un largo trago a la cerveza, estaba conteniendo las lágrimas de rabia y tristeza. Zi Xuan acercó su cerveza y la chocó con la de su hermano. Había estado tan inmerso en averiguar todo lo que quería Xue Yang y resolver el misterio, que no se había dado cuenta de que su gege estaba sufriendo con todo aquello.

—Lo siento. No voy a alejarte de mí. Eres mi hermano y no quiero perderte nunca. Pero tienes que entender que yo también soy Xue Yang, que estamos entremezclados uno con el otro. No puedo evitar eso, además lo necesito. Me siento mucho mejor ahora, todo va a ir bien.

—Temo que las cosas no vayan bien, temo que Xue Yang lo inunde todo y desaparezcas perdido como un recuerdo en nuestra memoria. Temo que lo que fue Xue Yang en ese pasado vuelva a aparecer en esta vida y te destroce. El Maestro fue tajante, era una tempestad, eso no puede cambiar. Ahora lo controlas pero ¿Qué pasará si vuelves a comportarte como el día de la intervención? Lo que pasó en el partido, como miras a veces a un punto perdido. Esa persona no eres tú, esa persona es peligrosa y tarde o temprano acabará contigo. No puedo dejar que eso pase porque te quiero demasiado.

Xue Yang se mantuvo en silencio, en el fondo sabía que él era como era. Zi Xuan bajó la vista y tampoco dijo nada. 



Song Lan tenía que darse prisa para volver a recuperar la situación. Su tela de araña ya estaba tendida y ahora solo tenía que perfeccionar algunas partes.

—Enhorabuena, creo que su juicio ha salido a su favor.

—Gracias, no tenía dudas de que fuera así.

—Todos tenemos contactos por lo que veo.

A Song Lan se le estaban revolviendo las tripas. Aquel bastardo merecía la muerte por lo que le había hecho a los niños y se iba a librar. No obstante, tarde o temprano pagaría por aquello, no tenía dudas, el karma un día le alcanzaría. Por el momento, los niños estaban bien, conseguiría hacer una valoración del estado mental de los pequeños y recomendaría que pasaran a una casa de acogida por una situación de abandono e insalubridad del hogar. Aunque no podían acusar a Wang de las quemaduras de los niños, podían argumentar que el entorno aconsejaba que hasta que no cambiara la situación no volvieran a su casa. Por otro lado  era bueno que él seguía con su plan y Xue Yang recibía un pequeño revolcón, aunque todavía le quedaba mucho por recibir, mucho más y él se lo procuraría.

—Siempre tengo las espaldas bien cubiertas—respondió orgulloso WangJiang.— Creo que tengo una buena noticia para usted, quizá tengamos un golpe de suerte y le hagamos una pequeña broma a nuestro amigo en común.

—Eso es música para mis oídos.

—En una semana le diré qué voy a hacer y cuánto le costará.

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