Montando el rompecabezas
Xiao XingChen miró el móvil por si tenía algún mensaje de Zhen Wen. El buzón estaba lleno de mensajes de voz de Song Lan preguntando dónde estaba, mensajes escritos, llamadas. No contestó a nada, sabía que si Xue Yang lo veía no le gustaría aquel interrogatorio. Entre Song Lan y Xue Yang había odio de dos vidas juntas, ponerlos frente a frente con la oportunidad de estar a solas no podía traer más que desgracia. Él estaba en el medio de todo, era la causa de la lucha entre ambos y quería a toda cosa que esa llama no prendiera más. Zhen le había mandado un escueto mensaje que confirmaba en verse el lunes a las 10 y que estaría con Yu Hao. Él y Xue Yang ya habían trazado la estrategia y sería él mismo quien la expondría en esa reunión. Mientras, el asesino permanecería oculto hasta nueva orden.
—Abre la boca.
XingChen levantó la vista del móvil y vio a Xue Yang que sostenía una cuchara frente a él. Abrió para probar.
—Mmmnn qué rico. ¿Qué es?
—Es una salsa alemana. Anne me la enseñó y es muy calórica. Estás demasiado delgado, tienes que alimentarte bien.—No era una gran cocina, solo un rincón con un fogón, un lavaplatos y una pequeña nevera. No se le podía pedir mucho más a una habitación de motel.
XingChen asintió un poco triste. Anne era la ex de Xue Yang, ella había estado antes que él en su vida.
—¿Todavía la amas?
—La amo muchísimo. Pero no como te amo a ti, por eso lo dejamos. XingChen, tu eres mi primer amor de verdad. Lo descubrí demasiado tarde, tampoco sabía qué era ese sentimiento hasta que no me golpeó con tanta fuerza que grabó tu nombre en mi corazón a fuego para siempre. No tengas dudas de lo que siento por ti, atravesé los infiernos y mil torturas para encontrarte de nuevo, pero nada fue tan doloroso y cruel como perderte delante de mis ojos. Nadie puede ocupar tu lugar, ni aunque tenga mil vidas.—Distraídamente limpió la comisura de su daozhang y este se abrazó a él como si tuviera un resorte.
—Tampoco tú eres sustituible para mí. Haré lo imposible por tenerte a mi lado. Nadie me separará de ti nunca, nunca Xue Yang, ni siquiera tú.
El asesino sostuvo aquel abrazo mientras respiraba sobre el cuello de XingChen, tenía un aroma tan embriagador que pasaría la vida en aquella posición.
—Tengo una cosa para ti, es una tontería pero me hizo gracias. Lo compré en la tienda, la de tu admiradora.
—Descarado...—dijo separándole de un pequeño empujón. Xue Yang sacó algo del bolsillo. Eran dos colgantes dentro de una bola de plástico. Unidos los dos formaban un Yin-Yang.
—Es una baratija pero me gustó. Tu llevarás el mío y yo llevaré el tuyo.
XingChen que no era taoísta en esta vida y no entendía mucho sobre el Yin y el Yang arqueó una ceja y Xue Yang entendió. —Tú eres el Yin—Ambos rieron con fuerza.
El anciano golpeó la mesa con rabia al escuchar sobre el caso de Hanna Lin. Estaba seriamente contrariado porque se jugaba mucho de su prestigio en todo aquello. Era conocido precisamente por arreglar "problemas de ese tipo" y ahora había una investigación que no tenía ningún sentido enturbiando todo el asunto.
—Traedme a ese bastardo ya y hablad con nuestros contactos en la policía. Quiero saber antes que nadie de la investigación, antes incluso que ellos mismos.
Los hombres de Chen Zheng Yang, o el anciano como era conocido por todos, comenzaron a rastrear a Wang Jiang para darle caza. Dentro de la manada, los lobos actúan bajo el lobo alfa y los lobos gregarios deben atenerse a su orden. Un lobo gregario como Wang, que ni siquiera estaba entre los considerados algo relevantes en el grupo, solo podía mantener un perfil bajo y acatar órdenes fueran las que fueran si no quería ser presa de su propio clan. Pero si tenía ese nivel tan bajo dentro del grupo, era precisamente por ser lo suficientemente estúpido como para actuar por su cuenta. Eso era un error que no iba a ser perdonado, más si con ello ponía en peligro el funcionamiento de toda la manada. Era cuestión de tiempo que le fuera aplicada la ley del clan con todo el peso de su propia justicia.
En estas situaciones, un lobo gregario solo puede hacer una cosa, ocultarse y buscar aliados para permanecer con vida, sin embargo, eso solo lo sabe hacer bien un lobo solitario como era Xue Yang. Wang tenía bastantes posibilidades de ser eliminado sin demasiado esfuerzo. Él mismo había cavado su propia tumba y había muchos enterradores con la pala dispuesta a cubrirle de tierra.
—¿Por qué me llamas?—respondió a la llamada Song Lan visiblemente contrariado.
—Necesito un adelanto, han surgido unos problemas y tengo que desaparecer por un tiempo.
—Ese no es el trato, además aún no ha conseguido que encierren a Zi Xuan.
—Lo mataré yo mismo, deme solo la mitad de lo acordado.
—¿No has cumplido con el primer trato y voy a aceptar un segundo? Ni lo sueñes.
—¿Qué alternativa tiene? Ya está metido hasta las cejas, si quiere que todo termine es lo que hay que hacer.
—No debí confiar en alguien tan inútil, debería haberlo hecho yo mismo.
—Pues nadie le obligó a no hacerlo. Ahora lo va a tener complicado. Ese hijo de puta se ha escondido y yo tengo contactos para poder encontrarlo.
—Está bien, pero que no pase de tres días.
Song Lan se maldecía por no haber hecho las cosas de otra manera. No quería ensuciarse las manos y todo había salido mal. Además estaba lo de XingChen, no le contestaba a los mensajes, no sabía donde estaba pero tenía claro que estaría con ese cabrón psicópata. No solo era que no pudiera hacerlo suyo, también planeaba la idea de que estuviera en peligro. Conocía demasiado bien al psicópata y no le creía capaz de sentimientos nobles, muy al contrario. Si había vuelto a embaucar a XingChen solo sería para acabar de nuevo con él.
Colgó el teléfono y comprobó una vez más que no había contestación de XingChen, golpeó el volante con rabia mientras esperaba a que el semáforo cambiara.
XingChen había dejado a Xue Yang de nuevo solo y volvía a la ciudad para ver a Zhen a las 10. Primero pasó por su casa, tenía un par de plantas que sobrevivían como podían con los más mínimos cuidados. Además tenía un poco de la comida que le había hecho Xue Yang y quería conservarla para comerla después. Cuando entró se quedó paralizado, Song Lan estaba allí, sentado en el sofá sosteniendo una foto de los dos.
—Zichen ¿Qué haces aquí?—Cerró la puerta tras de sí lentamente y dejó la comida en la cocina.
—¿Qué crees que hago si no me contestas cuando intento hablar contigo?
—Yo... no sabía qué decirte. Lo que dijiste en el hospital...bueno, me impactó mucho y no sabía cómo enfrentarte.
—¿Seguro que es eso?
—¿Qué más?— Mientras hablaba iba colocando cosas, regando las plantas, no podía tardar mucho, había quedado con Zhen en su despacho en menos de una hora.
Song Lan se levantó y agarró por las muñecas a XingChen. Este se paralizó ante la sorpresa.
—Zichen que...
—¿No puedes dedicarme ni siquiera unos segundos?
—Suéltame me haces daño
Intentó forcejear pero Song Lan era mucho más fuerte que él y no lo soltaba.
—¿También le dices eso a él?—Le soltó las muñecas pero lo agarró por la cintura intentando besarle.
—Zichen qué haces, suéltame ahora mismo.—Se ladeaba, intentaba separarlo de él pero todo era inútil.
—¡Cómo has podido contaminarte así, mira lo que has conseguido que haga!
Sentía una rabia descontrolada porque imaginaba el olor del asesino sobre XingChen. Hacer aquello le suponía un esfuerzo gigantesco debido a su misofobia, pero quería borrar cualquier rastro del psicópata, alejarlo de XingChen desde todos los puntos posibles. Quería dejar su propio aroma sobre la piel suave de XingChen. Él seguía luchando, incluso le abofeteó pero él no soltó la presa. Lo llevó hasta la pared completamente fuera de sí, ahí tenía más ventaja porque XingChen estaba completamente acorralado. Consiguió besarle a pesar de que XingChen le mordía, le empujaba, intentaba clavarle las rodillas.
—Zichen..., Song Lan..., no hagas esto, no lo hagas por favor, suéltame...—sollozaba perdiendo toda lucha contra el amigo en el que siempre había confiado.
Era más alto, más fuerte y estaba fuera de sí. Se vio arrastrado al suelo donde Song Lan se le echó encima besándolo, tocándolo mientras el pasaba del sollozo al llanto más desconsolado. Solo entonces fue que Song Lan paró y se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
—Lo siento, lo siento ChenChen, lo siento.—Se retiró de encima y lo abrazó con cuidado contra él. XingChen no creía lo que estaba pasando, lloraba desconsolado mientras intentaba separarse apretando los puños contra Song Lan.
—Vete de aquí, no vuelvas nunca más.
Song Lan se resistía a soltarlo, lo acunaba contra él hasta que XingChen repitió en un grito desesperado.
—¡¡Márchate, déjame solo!!
Song Lan se levantó, cogió su chaqueta y se fue dando un portazo. XingChen se levantó con rapidez y cambió la contraseña de la puerta. Cuando se sintió seguro se fue a la ducha y lloró desconsolado.
En el coche Song Lan gritó con todas sus fuerzas. ¿Qué había pasado? No podía creer lo que había hecho. Su amor por XingChen se había convertido en una obsesión que le había llevado a actuar de aquella manera. Había hecho llorar a XingChen, no podía perdonarse a sí mismo, él lo amaba, nunca le haría daño. Y ahora XingChen lo había echado para siempre y eso no podía pasar, no podía alejarse de él. Aunque hubiera sido de una manera tan ruda, lo había besado, había acariciado su piel, recordarlo lo estaba excitando. No, tenía que tener a XingChen, ahora que había probado solo un poco quería todo el pastel. Cuando Xue Yang estuviera muerto, daozhang se olvidaría de él y empezarían una vida juntos, daozhang lo perdonaría y entonces sería suyo para siempre. Tendría sus besos consentidos, su cuerpo blanco y suave.
Si el Song Lan de hacía unos meses atrás hubiera podido viajar al futuro para verse en ese mismo instante, no se hubiera reconocido. Tramaba un asesinato, había muerto gente inocente e incluso casi viola a XingChen y lo peor de todo, se estaba conteniendo para no subir de nuevo para terminar su acción. La rana que había entrado en el agua fría había perdido toda esperanza de saltar del agua hirviendo y solo se dejaba llevar por los acontecimientos que estaban cambiando su carácter. Xue Yang había aparecido y eso dejaba secuelas en los que le rodeaban. A él le había trastornado tanto celando a XingChen, que lo habían convertido en otro monstruo.
XingChen tenía que sobreponerse. Se vistió y puso hielo en sus ojos para que bajara la inflamación por haber estado llorando. No vivía lejos del hospital, todavía podía esperar un poco para no dar explicaciones innecesarias. Song Lan se había comportado como un loco, se había obsesionado con él, no quería que viera a Xue Yang y temía que fuera a por él y le hiciera algo. Los nervios le estaban matando, pero tenía que mantenerse fuerte por su amor. Se sentía mareado por la tensión, no estaba recuperado del todo del desvanecimiento y las sesiones maratonianas de sexo con Xue Yang no ayudaban.
Pero pronto todo cambiaría, viviría con Xue Yang, estabilizaría su vida, no tomaría tantas operaciones para poder estar con él y vivir una vida normal. Por esa misma esperanza tenía que aguantar y luchar por Xue Yang, por salvarlo. Cogió su coche y se marchó al hospital, la idea de volver a toparse con Song Lan se cruzó por la mente pero esta vez no le cogería por sorpresa. Nunca más pasaría algo así y nadie sabría lo que le había hecho Song Lan, menos Xue Yang porque de lo contrario, Song Lan moriría a sus manos. Envolvió con una mano el colgante de Xue Yang para encontrar las fuerzas para seguir con el plan.
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