Enemigos del pasado


Zi Xuan entró por la puerta y se acercó al psiquiatra extendiendo la mano para saludarlo. Este la estrechó con más fuerza de la que hubiera querido, el paciente sonrió a cambio sin entender muy bien tanta efusividad.

—Lo siento... Hola Zi Xuan, ¿verdad? No sé si sabrás que eres bastante famoso entre el personal del hospital. Tu caso no es usual siéntate. Oh, espero que no te moleste que te tutee. Creo que se establece mejor conexión con un trato más cercano. Yo seré tu psiquiatra, me derivaron tu caso y estoy encantado, puedes llamarme Song Lan

—Gracias, claro no hay problema. ¿Famoso? Sí..., puede ser. Algunas personas se me quedan mirando, es un poco inquietante—dijo riéndose de forma nerviosa mientras se sentaba. El doctor servía dos tazas de té de una mesa cercana.

—Tienes sueños extraños desde que despertaste del coma y... — dejó una taza para cada uno, se sentó y ojeó el expediente antes de proseguir—Sí, esto es, tienes la sensación de haber silenciado algún trauma de tu infancia ¿No es así?

—Sí, trabajo con niños inmersos en familias desestructuradas que sufren abusos y tengo la sensación de vivir en mí lo que a algunos le pasa cuando omiten episodios traumáticos. Además, mis sueños están cargados de sentimientos muy oscuros y dolorosos. Quiero que todo eso desaparezca porque realmente está afectando a mi vida normal.

—¿De qué manera la afecta?

—No duermo bien por las noches, durante el día tengo mucha ansiedad, siento una gran presión en el pecho. No puedo concentrarme, básicamente estoy controlado por una sensación continua de peligro inminente.— No quiso decirle que también tenía episodios violentos, eso le avergonzaba mucho, pero sí dijo algo parecido.—Creo que tengo peor genio ahora.

—Ya veo. ¿Cómo era tu vida antes de que todo esto pasara?

Zi Xuan tomó un sorbo de su té y otro de seguido. Tenía un sabor muy agradable, antes de irse recordaría preguntar de qué sabor era.

 — Bueno, una vida normal. Me gusta mi trabajo, tengo una novia que me aguanta bastante bien y un hermano con el que paso la mayor parte del día. No es un hermano biológico pero es mi única familia. Mi trabajo puede ser estresante a veces. Tenemos casos muy duros, situaciones tristes, pero se compensan cuando las cosas salen bien. También hago deporte, juego a vóley con los amigos y poco más. Mi vida no es ninguna película de acción precisamente.

—¿Tu infancia fue difícil?—El doctor iba apuntando lo que iba escuchando en una libreta. Zi Xuan respondía a cada pregunta dándose cuenta de que tenía una vida bastante agradable. Recordaría agradecerles a Zhen Wen y Anne, eso y preguntar por el té.

—No, no. Mis padres era estrictos, yo siempre fui un niño inquieto, no me dejaban mucho margen para que no hiciera demasiadas trastadas. Además me tuvieron cuando ya eran bastante mayores. Siempre me demostraron cariño a pesar de ser muy serios. Hace unos años murieron en un accidente de tráfico. Me afectó mucho perderlos así, pero eso es algo que he superado y ahora vivo con su recuerdo sin más problema. ¿Cree que en algún momento me pudo pasar algo durante esos años de la niñez?

—Bueno, es probable que toda esa ansiedad se deba al episodio del partido. Tener miedo a la muerte, más cuando se ha estado muerto, es bastante normal. Pero creo que si piensas que hay algo que has silenciado en tu memoria, lo mejor es despejar esa duda y que no vuelvas de manera recurrente a ella. Vamos a probar con la regresión. Te pondré en un estado en el que podamos saber de tu subconsciente y ver qué hay ahí. Grabaré la sesión para que puedas verlo. Siéntate en este sillón.

En un rincón del despacho había un sofá con aspecto cómodo. En frente había otro más normal y al lado de este una cámara de vídeo en un trípode. Había ventanas en las dos paredes que estaban cubiertas por una cortina naranja muy suave, que matiza  en un tono cálido la luz del sol. Sin duda era un escenario perfecto para relajarse y dar rienda suelta al subconsciente. Zi Xuan se sentó y fue siguiendo las instrucciones del doctor.

—Cierra los ojos. Respira lento y profundo y guíate por mi voz. Estás caminando descalzo por la orilla de una playa, siente la arena bajo tus pies mientras escuchas el ritmo de las olas dejando la playa y volviendo al mar. Todo está tranquilo, la brisa del mar te rodea y hace que sientas mucha paz dentro de ti. Las olas van y vienen, van y vienen lentamente. Estás muy tranquilo y tienes sueño. Ahora contaré hacia atrás y te quedarás dormido. Cinco, la brisa sigue acariciando tu piel, cuatro las olas rozan tus pies, tres, dos, uno...

Zi Xuan sentía que su cuerpo pesaba cada vez más, entraba en un estado de sopor poco a poco hasta que dejó de ser consciente de lo que le rodeaba. Respiraba totalmente dormido de forma pausada y tranquila. Segundos después abrió los ojos.

—Hola Xue Yang. Cuánto tiempo sin ver tu cara de psicópata asesino.

Xue Yang había despertado. El rostro tranquilo que había cuando la conciencia presente era la de Zi Xuan había cambiado por otro donde una mezcla de rabia, sorpresa y odio brotaba sin control. —Song Lan... — Miró su mano esperando encontrar en ella a Jiangzai pero no aparecía, también intentó moverse, su cuerpo pesaba mucho.

—Tranquilo, no te iba a despertar sin tomar precauciones—dijo señalando la taza de té.— No busques tu espada, aquí eso no funciona, créeme. Verás, no tengo intención de matarte en este despacho. En la actualidad me costaría mucho explicar por qué he matado a mi paciente.

Xue Yang miró a su alrededor. Estaba en el mundo, no en uno u otro infierno, no en ese limbo donde ahora permanecía. Esto era real, Song Lan era real, él mismo era real. Y si Song Lan estaba ahí, también podía estarlo XinCheng. Volvió su atención sobre el antiguo taoísta que se había levantado para parar una cámara de vídeo. ¿Cámara de vídeo? Se sorprendió de saber eso. Según pasaban los segundos se incorporaban a su mente información de lo que le rodeaba. La mente de Zi Xuan también estaba ahí y sus recuerdos estaban a su alcance. De nuevo se centró en aquel maldito taoísta. Tenía que averiguar qué quería de él y sobre todo si XingChen estaba también vivo.

—Entonces qué quieres de mí.—Necesitaba información, no solo de lo que dijera, también de lo que omitía, de sus gestos, todo era información relevante.

—Digamos que tengo una advertencia que darte. No te acerques a él o te juro que haré que te encierren en un psiquiátrico para siempre y veré como te consumes poco a poco en una celda de aislamiento. Me encargaré personalmente de revisar tu caso para que no vuelvas a ver la luz del sol. Podría matarte directamente pero eso pondría en peligro el poder permanecer cerca de él y no volveré a cometer ese error nunca más. Además, el placer de verte consumirte año tras año es algo muy tentador.

Xue Yang era el rey de la manipulación, sabía que cualquier gesto podía ser interpretado, que cualquier palabra podía herir más que una espada. También sabía que Song Lan ignoraba una cosa, él no sabía si Xiao XingChen estaba vivo pero ahora era evidente que sí. Son Lang sí que había cometido un error , le había hecho saber que su daozhang estaba vivo y él lo iba a aprovechar.

—Dime una cosa. ¿Cómo es que yo permanezco en el fondo de la mente y tú estás consciente de nuestra vida pasada?—Poco a poco iba entendiendo la situación, en parte por la información que ya tenía Zi Xuan, en parte por lo que iba aprendiendo por sí solo del taoísta.

—No se qué decirte. Desde la infancia he tenido dobles recuerdos. Siempre he sabido que había tenido una vida pasada.

Lo que había vuelto a la vida a XingChen, también lo había hecho con él. Era su As en la manga. La primera vez había cometido errores, había hecho a Xiao XingChen lleno de potencialidades, capaz de manejarse aún ciego y solo con la simple ayuda de Shuangua. Tan altruista, recto y justo que no contó que eso mismo se volviera en su contra. No había previsto una amenaza como Xue Yang que no podría vencerlo en un cuerpo a cuerpo, pero sí podía manipularlo para que él mismo buscara su muerte. Por eso Song Lan era crucial para sus planes y que conociera toda la historia pasada de XingChen favorecería que lo protegiera a toda costa.

—Pues yo sí se qué decirte, escoria. En cuanto tenga oportunidad acabaré contigo. 

Solo de pensar que Song Lan tuviera una vida al lado de XingChen hizo que casi pudiera vencer el inmovilismo que tenía su cuerpo por el efecto de lo que el taoista hubiera puesto en el té. Aún así sus movimientos eran torpes y poco peligrosos.

—Permite que te corrija— dijo Song Lan después de una sonora carcajada ante la imagen de un Xue Yang en aquellas condiciones. Ni en sus mejores sueños lo hubiera imaginado tan indefenso y torpe.—La cuestión es esta. Yo estoy presente pero tú no, cuando diga unas palabras volverás a dormirte y no vas a poder saltar otra vez a la conciencia. Hazte un favor, deja que tu yo actual siga su vida, no es una mala vida. Deja de atormentarlo con sueños o al final harás que me convierta en un asesino, aunque la verdad, le haría un gran favor al mundo. Si te cabe alguna duda de que no debes estar aquí solo recuerda cómo y por qué murió XingChen. Tu lo empujaste a la muerte pero lo hizo por haberme perdido a mí, no a ti.

—¡Voy a volver, voy a encontrarlo cueste lo que cueste, puedes tenerlo por seguro y cuando lo haga...!

—Duerme— dijo Song Lan en un tono tranquilo a lo que Xue Yang se derrumbó en el sillón. En otro tiempo le habría rebanado el cuello allí mismo, además tenía la misma cara y actitudes del pasado, parecía que el tiempo no había pasado. La única diferencia eran el cabello corto y  que vestía de manera actual. Pero esos no eran los tiempos antiguos, siempre hay cabos sueltos, el crimen perfecto no existe y terminarían descubriendo algún error en el plan. Además, por nada del mundo arruinaría estar con XingChen para pasar el resto de la vida en la cárcel. A su alcance tenía otros métodos y no era mala idea atormentar durante años a Xue Yang en una celda olvidada. Respiró hondo, se mesó el cabello y se aseguró de que en la cámara no hubiera ninguna imagen de Xue Yang. Después, ya con la cámara otra vez encendida, estuvo preguntando cosas para que pareciera que la prueba no había resultado por la falta de reacción y después despertó a Zi Xuan.

—Bienvenido. ¿Te encuentras bien?—dijo mientras paraba la cámara. —Me temo que no ha tenido mucho efecto. No parece que tengas un inconsciente ansioso por contar algo truculento. Creo que es lo que te había dicho, la experiencia de la muerte hace que la temamos más aún.

—Había que intentarlo.

 Zi Xuan se levantó desanimado y con una sensación de mareo. Aún había efectos del té pero eran fácilmente achacables a la sesión de hipnosis, no notaría nada extraño con eso. Se llevó instintivamente la mano izquierda al hombro derecho y lo movió con disgusto.

—¿Te pasa algo en el brazo?—Song Lan sintió una punzada de temor. ¿Podría ser que estuviera sintiendo las heridas que le causaron en el pasado? ¿Empezaba a notar que perdió ese brazo?

—Oh, no es nada. Es una vieja lesión de jugador de vóley que últimamente molesta más de lo habitual. Pero pronto pasará, me han recomendado una doctora de este hospital que me lo tratará sin problemas.

Song Lan suspiró aliviado con el mayor disimulo del mundo. Terminó de cerrar la cita con Zi Xuan y tras despedirlo se sentó en el mismo sillón que lo había hecho Xue Yang, como si con ello pudiera absorber las intenciones que tenía el maldito psicópata al querer volver a la vida. No permitiría que se acercara a Xiao XingChen por nada del mundo, no dejaría que volviera a dañarlo de manera alguna. Lo que desconocía era que había cometido un gran error, Xue Yang hasta ese momento no sabía que XingChen vivía, pero él lo había revelado sin darse cuenta.

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