Detalles que se escapan
Cuando Zhen Wen se fue, Xue Yang se quedó un rato más mirando el salón donde había estado con XingChen evitando que se pudiera ir. Había sido el mejor día de su vida pensaba mientras recordaba. Le dolía todo el cuerpo pero si su daozhang apareciera por la puerta lo atraparía de nuevo y empezaría otra vez a recuperar el tiempo perdido. No pudo evitar pensar en que si XingChen recordaba su pasado, qué haría. No es que precisamente hubieran tenido una buena relación en su anterior vida. Lo bueno que habían tenido era porque XingChen no sabía quién era él, pero una vez lo supo, todo se destruyó. ¿Qué haría si sus recuerdos volvían y no quería volver a verlo? Sin duda le rompería el corazón, más ahora que sabía lo que se sentía al estar con él de manera tan íntima. No, si eso pasara, haría lo que fuera por recuperarlo costase lo que costase. Ahora sabía que nada tendría sentido si XingChen no estaba en su vida.
Pasó a la cocina para comer algo pero en la nevera no había gran cosa. Desde que volvió allí de la casa de Anne, no había comprado apenas nada para comer. Solo había sobras de comida del tailandés por el que pasaba de vuelta a casa. Lo cogió y vio la nota.
Si alguna vez quieres, podríamos volver a vernos.
Xue Yang suspiró mirando aquella nota mientras volvía a sentarse. No podía evitar sonreir mientras la leía una y otra vez. Con cuidado la guardó en una cajita que solía tener encima de la mesa como si de un tesoro se tratara.
Pensó mucho lo que iba a decirle. ¿Y si decía algo demasiado descarado y lo asustaba? Aunque con todo lo que habían hecho en aquel apartamento, poco más de descaro podría quedar por tener. ¿Y si decía algo que pareciera que no tenía interés? A lo mejor XingChen pensaba que no le había gustado estar con él y no quería volver a verlo. No, eso no podía pasar. Hacía unas horas que se había ido y ya lo echaba de menos. ¿Cuándo podría volver a verlo? ¿Cuando salía de trabajar? Si no recordaba mal, las guardias eran de 24 horas y él había dicho que entraba a las ocho de la noche. ¿Tenía que esperar hasta el día siguiente a las ocho para estar con él?¿Y si no quería verlo y se quería ir a dormir a su casa?
Se desesperó y se sacudió el pelo como solía hacer cuando los pensamientos se amontonaban en su cabeza. En su otra vida, nada de eso pasaba, simplemente recibía un agravio y acto seguido se vengaba, simple, rápido, eficaz. No se pensaba tanto las cosas. Pero esto era diferente, no quería equivocarse en nada con XingChen y además también era Zi Xuan y él hacía las cosas de otra forma. Ya sabía lo que era estar esperando volver a encontrarse con su daozhang, el sufrimiento de anhelarlo tanto que hasta en sueños lloraba por tenerlo. Al menos también tenía sus recuerdos y experiencias de ser Zi Xuan y podía intentar ver cómo hacer las cosas bien. En cualquier caso, ahora se sentía más Xue Yang que nunca y como tal, se movía mejor cuando de venganza se trataba.
Buscó en su móvil la llamada que le había hecho días atrás cuando le acompañó a la comisaría. No había guardado el contacto con tantas cosas que habían pasado. Se maldijo por no haberlo hecho¿Y si lo hubiera perdido? Esa era la parte de Zi Xuan, siempre despistado, esos detalles no se le escapaban a Xue Yang o le hubieran costado la vida en el pasado. Las riendas de esa nueva vida las tenía que tener el asesino, no el trabajador social, estaba seguro.
¿Podría ser cuando salgas mañana?
Sabía que si había entrado a quirófano tardaría en ver el mensaje o quizá hubiera suerte, ya eran más de las dos de la mañana, quizá tendría algún descanso. Eso le hizo pensar que XingChen estaría muerto de cansancio por su culpa. Ese pensamiento le satisfizo aunque también le molestó. Dejó el móvil sobre la mesa y lo miró con intensidad, pensando que si lo hacía así, XingChen sentiría que debía mirarlo y darle una respuesta. Gritó de desesperación al techo de su apartamento por tanta indecisión. Nunca se había sentido tan inseguro con algo, quizá porque en esta ocasión, lo que estaba pasando era lo más importante que tenía en su vida.
El mensaje llegó justo cuando Song Lan cogía el móvil de XingChen. Hacía un par de horas le había pedido que lo recogiera de su taquilla, con las prisas lo había dejado olvidado. Song Lan sabía la combinación de su taquilla, de su casa y de todo lo que tuviera una contraseña. XingChen no tenía contraseña en el móvil, pero de haberla tenido no hubiera supuesto un problema para él. Song Lan era su persona de confianza, al que le contaba todo y con el que no tenía secretos, hasta ahora. XingChen tenía guardado el contacto como Zi Xuan y al leer el mensaje Song Lan sintió una punzada de odio irremediable. Ese mensaje no iba a llegar a XingChen, ni ese ni ninguno. Lo borró y después bloqueó el contacto para que no pudiera mandar nada más. XingChen no estaba muy pendiente de esas cosas, tardaría en darse cuenta y por otro lado, él se encargaría de que no pudieran verse en persona para preguntar por el asunto. Todo eso le daba ventajas para poner a XingChen en contra de Xue Yang y después aplastar al asesino de una buena vez.
—Toma, cualquier día lo pierdes de verdad. Hola Lu Yang, ¿qué tal estás?—disimuló el psiquiatra.
—No tan bien como tú. Siéntante a la mesa.
—Gracias Zichen —contestó XingChen con su sonrisa de siempre mientras colocaba un plato más.
En cuanto lo cogió revisó los mensajes pero no tenía ninguno de Xue Yang. Song Lan se dio cuenta de que lo estaba buscando con ganas y eso le molestó bastante, pero disimuló. Que aquel asesino estuviera en los pensamientos de XingChen no podía soportarlo.
El encuentro fue como siempre. Cenaron, hablaron, se rieron y después cada uno volvió a su servicio. El traumatólogo y el psiquiatra marcharon juntos tras despedirse de Lu Yang. En el camino, XingChen volvía a mirar el móvil.
— ¿Esperas alguna llamada?
—¿Eh? No, claro. Es solo curiosidad.— Lo guardó rápido al bolsillo.
—¿Por qué no contestaste esta mañana? Estaba preocupado por ti. Pensé que te podría haber pasado algo. Después de lo del acosador no deberías estar incomunicado tanto tiempo.
— Es solo que estaba ocupado.
—¿Tanto que no has dormido en casa?
XingChen se sentía incómodo en aquella situación. Nunca mentía a Song Lan pero sentía que esto le traería problemas con él. Había tenido una mala respuesta en su despacho cuando estaba con Xue Yang y decirle que estaba con él ya iba a ser difícil. Contarle lo que habían estado haciendo era imposible, recordarlo le dibujó una sonrisa que Song Lan observó.
—Fui para arreglar las cosas con Xue Yang.
—¿Quién? —El conocía aquel nombre perfectamente. Que lo supiera XingChen significaba que estaban más cercanos de lo que le gustaría.
— Perdón, me he equivocado, Zi Xuan, estaba distraído. Estaba con su hermano y nada más. Le dije que no pasaba nada, que no tuviera en cuenta tu reacción. Cada uno seguirá con su vida y todo bien.
Song Lan sabía que eso no era verdad. El psicópata no dejaría las cosas así. Si ya le había dicho su nombre era porque lo quería cerca y no lo dejaría escapar. Lo mismo que había hecho en el pasado lo estaba haciendo ahora. En el pasado lo engañó por mucho tiempo, ahora estaba haciendo lo mismo.
— XingChen, aléjate de él, es peligroso.
—¿Por qué dices eso, sabes algo que yo no sé? —Ya suponía que tenía más información, era su psiquiatra y aunque no pudiera revelar mucho, algo podría decirle y parecía que Song Lan estaba dispuesto a hacerlo.
—¿No ves lo evidente? Apenas lo conoces y ya abusó de tu confianza en tu despacho. Su reacción fue violenta. Tiene problemas para gestionar la ira. Además está lo del acosador¿Y si es él? Tiene sentido, pasó aquello y él apareció y ahora estás defendiéndolo.
—No lo defiendo, es que no ha hecho nada malo. Lo que pasó en el despacho, sí, estuvo fuera de lugar pero es solo que confundió sus sentimientos. Cuando alguien te ayuda puedes generar sentimientos confusos por esa persona. —Se estaba dando cuenta de que estaba pensando que no quería que Xue Yang sintiera agradecimiento, sino que le hubiera gustado por él mismo. Pero lo que Song Lan le decía y la falta de comunicación con Xue Yang estaban haciendo un roto en su lógica.
—Por favor XingChen, escúchame. Eres demasiado bondadoso y no ves el mal en los demás. Yo lo veo a diario. Mentes enfermas que creen que hacen bien a otros y los destrozan. Créeme, Zi Xuan es uno de ellos.
—No te preocupes, no hay nada de eso. Tampoco tengo motivos para volver a vernos. Además estoy agotado, tengo un par de horas para dormir mientras me cubre Feng Liu. Dejemos esto para otra ocasión.
— Entonces concédeme un deseo. Mañana cuando salgamos de la guardia nos vamos a mi casa de la montaña y pasamos estos días de descanso allí. Podrás dormir todo lo que quieras, el aire fresco te irá bien y no tendrás que preocuparte por el acosador. Es un plan excelente, no me lo niegues.
— Cuando terminemos el turno te doy una respuesta. ¿ Te parece?
XingChen albergaba la esperanza de que Xue Yang le dijera algo, pero cuanto más tiempo pasaba, más perdía la esperanza. Ya debería haber despertado y visto la nota, pero nada. No creía que Song Lan tuviera razón, pero podría ser que solo hubiera sido una aventura de una noche y ya hubiera perdido el interés en él. Ese pensamiento le entristeció porque para él había sido un encuentro como nunca había tenido.
—Claro, pero no me hagas infeliz¿De acuerdo XingChen?
Cada uno se fue a su servicio, Song Lan no podía dormir por la rabia que sentía. XingChen sí lo hizo, agotado, y soñó con Xue Yang, después no lo recordó.
Al amanecer, el asesino se despertó y miró su móvil. Nada, XingChen no contestaba. Intentó llamarlo pero no conseguía establecer conexión. Lo achacó a algún problema en las líneas. ¿XingChen no quería verle? Quizá la nota solo era pura cortesía y nada más. ¿Para él había sido el día más feliz de su vida pero para su daozhang era un polvo casual? No podía creer que XingChen fuera de ese tipo pero en realidad igual que él también podía tener buenos sentimientos siendo Zi Xuan, podía pasar al contrario con XingChen, o que simplemente no tuviera interés por un asesino como él. Se estaba volviendo loco, salió de su casa y fue a la oficina para ver a su gege. Todavía tenía ese día para recuperarse del hombro aunque ya no lo necesitara, Se subía por las paredes, necesitaba contarle y preguntar a Zhen Wen.
—Me acosté con él.
Zhen Wen se atragantó con el té que estaba tomando hasta el punto de toser un buen rato.
—¿Tú quieres acabar conmigo? ¿Cómo me sueltas eso así?— preguntó entre carraspeos que hacían su voz a veces aguda, a veces ronca.
—No esperarás que te de detalles.—Conociendo a su hermano se había puesto a cierta distancia de su mesa de oficina y como esperaba este le lanzó una de las pelotas antiestrés que últimamente no dejaba de apretar.
— Si haces eso te corto los huevos. ¿Qué parte de me disculpo con él y lo dejo en paz no has entendido? Porque creo que el plan era simple, ibas a verlo por la tarde, le decías y venías conmigo. Pero no, la lías en el hospital, la lías en el Roxie y luego la relías en tu casa.
—Eso no es relevante ahora, gege. He venido para que me aconsejes. No me contesta a un mensaje para verlo esta tarde cuando salga.—Esta vez esquivó un bolígrafo que le pasó rozando una oreja.— ¡¡¡Y deja de lanzarme cosas!!!
—¿No te contesta? Bien que hace, deja tranquilo a ese médico si de verdad sientes algo por él.— Zhen Wen hablaba mientras buscaba algo con más peso que tirarle.
—¿Sentir algo por él? Zhen, es mi vida, no es sentir algo. Me duele el cuerpo de no tenerlo cerca ¿Crees que es una broma?
—Broma no, es una obsesión y si sigues así soy capaz de encerrarte en una habitación durante un año hasta que lo pienses mejor.
—Eres muy cruel conmigo. Soy tu hermano menor y deberías ayudarme.
—Debería matarte mejor, así descansamos los dos. De verdad A-Xuan, olvídate de esto, en unos meses se te pasará y todos felices.
—Ya no puedo olvidarlo, está grabado a fuego dentro de mí.
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