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(+18) ♡
Los días habían pasado desde esa vez que se abrazaron, la sonrisa de Kakyoin no desaparecía cada vez que veía a Jotaro cruzar la puerta con su típica frase "Kakyoin ya estoy en casa".
La dulzura con la que solía hablarle el pelirrojo chico al mayor, la manera en que lo atendía, las veces que iba a su oficina llevándole un té, sentándose en el regazo de el para leer sobre la vida marítima u algún otro artículo, eso llegaba a darle inspiración a Kakyoin quien llegaba a hacer grandes pinturas para el mayor.
No hacia falta algún coqueteo por parte del menor, como frotar su cola en cualquier parte del cuerpo de Jotaro, sentarse de manera provocativa, hacerle alguna broma donde JoJo no supiera que decir, esa risa coqueta que ahora Kakyoin usaba.
Al momento de ir a dormir Kakyoin pedía quedarse con el mayor para poder abrazarlo y sentirse seguro entre sus brazos...
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Mirando al mayor sentado en el sofá leyendo su periódico, Kakyoin terminaba de tomar su leche tibia sentado en el comedor, teniendo algo en mente término su leche y lavo la taza dejándola guardada.
Salió de la cocina yendo a sentarse en las piernas de JoJo abrazando el cuello de este moviendo la cola
-Miau - ronroneo frotando su mejilla con la de Jotaro.
-¿Qué haces? Cuando termine de leer puedo darte atención, pero ahora necesito mi concentración.
Mantenía la mirada fija sobre las hojas grisáceas, no era como si realmente le gustara ignorar a Kakyoin, pero al menos cuando se ponía así de cariñoso prefería apartarlo porque conocía sus intenciones.
Suspiró de manera pesada fijando su vista en el periódico.
-No, yo quiero atención ahora - musitó suavemente frotando su nariz en la mejilla del mayor hasta enterrar su cara en su hombro soltando suaves ronroneos.
-Vamos JoJo, dame atención...
-Todos queremos algo, pero no siempre se consigue.
Afirmó teniendo que cerrar el diario y ponerlo a un lado si no quería que el extraño abrazo de Kakyoin produjera que se arrugara, entonces sólo permaneció con la mirada perdida en la pared y la expresión incómoda.
Con cierto deseo de jugar con el diario Kakyoin fijo su vista, reprimiendo esas ganas para mirar al mayor dándole una pequeña sonrisa
-Vamos, no pongas esa cara.
Retiro la gorra de la cabeza del mayor para después ponérsela.
-Es la única cara que tengo, Kakyoin - dijo en un suspiro JoJo pensando en cómo librarse tanto del pelirrojo chico encima suyo como de las ganas que tenía de no alejarlo
-¿Necesitas algo o solamente vienes a invadir un rato mi espacio personal?
-Solo quiero estar contigo JoJo, además quiero caricias.
Término de decir haciéndo ojos adorables tal cual felino hace para conseguir lo que quiere, volviendo a acomodarse sobre las piernas del mayor restregando su larga cola en la mano de el veterinario.
Tragando saliva un poco inquieto, JoJo comenzó a pasar la mano por la peluda y rojiza cola de Kakyoin con un inusual cariño.
Su respiración era nerviosa, y sus ojos no podían mantenerse mucho tiempo en el pelirrojo chico sin que ideas indeseables entraran a su mente.
Jotaro tenía una idea fija en la mente cada vez que su caricia subía peligrosamente cerca de su trasero, y como bien suponía Kakyoin no llevaba nada bajo esa larga remera gris.
-Kakyoin... tienes que pensar correctamente lo que haces, y no provocarme por nada...
-No te estoy provocando, tengo sueño y frío, además no quiero dormir en mi cama.
Kakyoin ronroneaba fingiendo bostezar mirando con un ligero puchero al mayor.
Un gruñido de leve molestia salió de los labios de Jotaro antes de levantar a Kakyoin y sentarlo a su lado en el sillón quitándoselo de arriba suyo, luego JoJo se puso de pie para sacarse la gabardina y lanzarsela al pelirrojo chico.
-Duerme en mi cama si quieres, pero no encima mío.
Maullo quejándose, pidiendo que lo cargará para dormir sobre el atrapando la gran gabardina blanca poniendosela, sintiéndose regañado por las palabras de Jotaro
-No, yo quiero estar contigo.
JoJo negó con la cabeza pero en lugar de ponerse a discutir con Kakyoin, simplemente se cruzó de brazos para darse la vuelta e ir a la cocina.
Sirvió café en una taza y apoyándose en un mueble con aburrimiento, bebió tratando de calmar sus nervios.
Deseaba tanto a ese chico pero temía hacerle mucho daño, principalmente porque si bien Kakyoin le expresaba que estaba enamorado, Jotaro no sabía si él sentía exactamente amor. Tenía los pensamientos en la cabeza por completo revueltos al volver a la sala encontrándose con una escena por demás particular...
Con su antebrazo cubriendo su cara y la otra entre sus piernas, teniendo dos dedos dentro de su entrada y la imagen de Jotaro en su mente.
Noriaki jadeaba agudamente al igual que movía su cola de un lado a otro, tratando de no hacer ruido retiro su brazo quedando asombrado al ver a Jotaro frente a el, juntando sus piernas al igual que encogía su cola no supo que decir al estar completamente expuesto.
-JoJo...
-Al menos yo me masturbo intentando estar en la privacidad de mi cuarto u oficina.
Susurró Jotaro dejando la taza sobre la mesa de café, luego suspiró hondo con una mano sobre su cara -Por favor, no hagas eso frente a mí...
Kakyoin moría de la pena al sentir la mirada pesada del mayor.
-Tomame... -
Fue lo único que logró decir sentándose en el sillón. Se cubrió con la gabardina jugando con su mechón dando a entender su nerviosismo al estar en esa situación "vergonzosa".
-¿Qué? - dijo JoJo quitando la mano de su rostro para ponerse los puños en la cintura, más que una pregunta era simplemente para comprobar si Kakyoin en realidad quería eso y volvía a pedírselo.
-Dije que me tomes, hazme tuyo como siempre has querido hacerlo Jotaro.
Volvió a decir estirando sus manos en dirección al mayor, parecía más una orden que una súplica, temía que lo rechazara o peor, que lo echará de su casa.
Más un brillo se notó en los ojos púrpuras de Kakyoin al tener la mirada fija en los ojos celestes de JoJo.
Casi como si esas suplicantes palabras hubieran hecho que su poco autocontrol cayera en pedazos, Jotaro se acercó a Kakyoin para inclinarse frente a él y tomándolo del cuello con brusquedad, chocó sus labios con los suyos.
Era puramente por una larga espera y necesidad de probar a su amigo de tantos años que en tan poco tiempo se había convertido en algo más que eso.
Tomó la muñeca del mayor dejándose llevar por el beso que le daba, notando como el poco control que había en el mayor se esfumaba, tomó los hombros de el dándose el lujo de morder sus carnosos labios.
-Por favor, Tomame - repitió suave y nuevamente frotando su nariz con la de JoJo.
Jotaro le dio un último beso antes de incorporarse jadeando levemente sintiéndose como el depredador y al pelirrojo chico como su linda presa.
Aprovechando la diferencia de altura que había estando él de pie y Kakyoin sentado, se abrió el pantalón mostrando su miembro frente al rostro del menor para luego ponerle la mano en la nuca y hacer un gesto de lo que quería que hiciera.
Miro con sorpresa el miembro del mayor al igual que levantaba su vista mirando esos ojos celestes llenos de vida.
Sin rechistar tomó la virilidad entre sus manos empezando a dar masajes de arriba a abajo, llevando su boca a la punta dando pequeñas lamidas.
La cola del menor no se hizo esperar y salio de la gran gabardina blanca moviéndose, pidiendo que el mayor la tomara en sus manos y la frotara.
Él miró desde arriba esa larga extensión peluda y no pudo evitar sonreír, por alguna razón se sentía extrañamente feliz.
Acariciaba con bastante cariño el cabello rojizo de Kakyoin subiendo hasta tocar sus suaves orejas, la apariencia felina del chico era sencillamente excitante haciendo que sintiera por eso y por la humedad de la lengua del menor, que su virilidad estaba cada vez más dura.
Soltando un suspiro engulló el miembro del mayor llevando su mano a su entrada, jugando con ella los introdujo empezando a moverlos al igual que seguía masturbando, sentía la gloria al probar a Jotaro de esa manera
-¿Recuerdas que nunca he estado con alguien?, la verdad era porque no quería entregarme a otra persona que no fueras tu.
-No puedes ser más malditamente deseable, ¿verdad?
Preguntó JoJo apretando los dientes con una mano agarrando firme los cabellos de Kakyoin, entonces con la otra se apoyó en el respaldo del sofá para mover la cadera penetrando su boca cada vez más profundo.
Respondiendo con la mirada, cerro los ojos sintiendo como el mayor jugaba con su boca, de igual manera jugaba con su entrada, su erección comenzaba a soltar ese líquido blanquecino.
Jadeando al sentir el agarre firme en su cabeza bajando las orejas.
Con una brusquedad muy propia de él quitó su miembro de la boca de Kakyoin para luego sentarse a su lado y con una extraña sonrisa de morbo hablar.
-Montame, pequeño gatito.
Las mejillas de Kakyoin pasaron de ser pálidas a ser rojas por las palabras del mayor
-L-lo que tu digas...
Volviéndose sumiso completamente, algo muy normal de el.
Retirando la gabardina de su cuerpo gateo hasta quedar sobre la erección de Jotaro, acomodo su entrada sobre la virilidad del mayor comenzando a entrar, suspiros y gimoteos no se hicieron esperar por parte de Kakyoin quien logró sentarse apoyándo sus manos en el torso de Jotaro.
Un intenso jadeo salió de la boca de JoJo apoyando las manos sobre la cadera del chico encima suyo, su interior era caliente y apretado, y automáticamente pensó en lo que el propio Kakyoin le había dicho hacia sólo unos momentos.
-¿Dijiste que eres virgen...? Se nota.
Susurró acercando el rostro a su pálido cuello para besarlo desde la mandíbula hasta su marcada clavícula dejando leves marcas.
Asintió con la cabeza mirándolo con lágrimas en los ojos las cuales adornaban sus rosadas mejillas, sentir la gran virilidad de Jotaro se sentía bien, más sabiendo que era su primera vez era consciente que dolería, abrazo la cabeza del mayor rogando entre suspiros que continuará.
-Jotaro... marcame, has esperado mucho tiempo para tomarme de esta manera - decía acariciando la espalda del mayor.
-No tengo tan largos los colmillos como los tuyos pero... - murmuró antes de clavar sus dientes en el hombro descubierto del pelirrojo chico, luego comenzó a lamer la rosada marca que había dejado -Pero me encanta marcar territorio.
Cerró los ojos apretandolos al momento que arqueo su espalda, rozando sus uñas en la nuca especialmente su columna
-Veamos cuanto territorio marcarias en este gatito.
Susurró a su oído lamiéndo al igual que mordiendolo empezando a mover su cintura.
JoJo sintió eso casi como un lujurioso desafío, entonces apretando con los dedos la suave cadera de Kakyoin, sonrió comenzando a hacer que su pequeño cuerpo subiera y bajara con velocidad.
-Veamos si mañana puedes caminar bien...
Jadeo fuertemente al sentir el vaivén más rápido siendo guiado por el mayor apretando sus delgados dedos en los hombros de Jotaro
-Si logro caminar ¿que me darías? - preguntó sonriendo lujuriosamente besando con ternura los labios del mayor.
-Si lograras caminar... te follaría hasta que no pudieras ni pararte - respondió soltando una risa de maldad a la vez que apegaba más el delgado cuerpo del chico al suyo besandolo de forma demandante.
-Tendrías que cargarme amo~ aparte de cumplir los caprichos de este felino.
término tarareando correspondiendo el beso sin dejar de mover su cintura se dio el derecho de morder los labios hasta bajar a su barbilla y cuello dejando marcas de mordidas en la piel morena de Jotaro.
JoJo acariciaba la piel tan perfecta de Kakyoin pasando la mano por su vientre plano hasta llegar a su entrepierna, entonces comenzó a masturbarlo primero lento viendo lo rígido y húmedo que estaba su miembro.
-¿Serás mi gatito, Kakyoin? ¿Querrías quedarte conmigo?
Sin poder callar sus gemidos rogando por más tomaba el mentón del mayor para besarlo
-Si, seré tu gato... déjame quedarme contigo.
Kakyoin clavaba sus uñas en la piel del mayor marcando territorio sin dejar de moverse.
Esas palabras, aunque tal vez fueran mera fantasía distorsionada por el placer del momento sexual, se sentían bien.
Y Jotaro quería al menos quedarse con eso al sentirse en el cielo estando tan dentro de Kakyoin a la vez que estimulaba su miembro, era una situación incomparable, que tal vez duraría lo que una eyaculación precoz, pero simplemente le parecía más que suficiente.
Adornado de una delicada capa de sudor, Kakyoin había perdido la cordura pidiéndole al mayor que no tuviera piedad, clavando sus uñas en la espalda de JoJo mordiéndose los labios al sentir las caricias que este le daba.
Rodeándole la cadera para sostenerlo con cuidado, JoJo se levantó del asiento para apoyar la espalda de Kakyoin contra la pared y hacer que por su propio peso se penetrara.
Era al menos para él la sensación más placentera que hubiera tenido, chocando con la punta de su miembro la próstata del chico en su caliente interior. No pararía hasta correrse dentro.
Abrazando la cintura del mayor con sus piernas, Kakyoin sentía el cielo al estar bajo el dominio de Jotaro, sus gemidos resonaban por toda la sala mordiendo de manera brusca al igual que con cuidado el hombro de Jotaro.
-¿Dónde quieres mi semen? ¿En la lengua, sobre el vientre... o en tu interior?
Le preguntó en un susurro al oído el mayor como esperando una suerte de aprobación para no soportar quejas luego.
Abrazando el cuello de Jotaro sin tener tanta fuerza -En mi interior - logró responder apoyando su cabeza en el hombro del mayor sintiendo sus piernas temblar su cuerpo amenazaba con llegar al clímax.
Jotaro entonces lo tomó con firmeza de la cadera para embestirlo con una fiereza un tanto desmedida, aunque en su mente sólo estaba fijo el placer de ese momento y la expresión extasiada de Kakyoin cuando él chocaba ese punto dentro suyo una y otra vez con su caliente y chorreante virilidad.
Por su parte Kakyoin no tuvo piedad alguna al arañar a Jotaro, estando perdido en el placer teniendo su lengua afuera, orejas abajo y cola acariciando una de las piernas del mayor dando a entender que en cualquier momento acabaría.
Jadeos, frases indecorosas, gemidos, una voz quebrada inundaban la sala...
Jotaro cerró los ojos y apretó la mandíbula cuando sentía ya que ese espeso líquido blanco salía de su miembro derramándose dentro del pelirrojo chico, no podía evitar soltar extraños sonidos de placer y jadear exhausto sintiendo su cuerpo bastante cansado.
Aunque aún así volvió la mano hacia la entrepierna de Kakyoin para pasarla rápido por su pene de arriba a abajo con la mirada fija en esos ojos violetas.
Respirando pesadamente volviendo a jadear al sentir el tacto del mayor apoyándose en la pared buscando no caerse
-Ouch... Si que eres un salvaje...
Su blancuzco cuerpo ahora estaba de color rosa, por las marcas, mordidas además de chupetones mirando y sintiendo el estímulo que su amante le daba.
Dando paso a otra ronda...
Esa noche iba a ser única para ambos...
Pequeño y frágil...
Grande y tosco...
Una perfecta combinación...
La cual se volvió uno esa noche... ♡
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