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Lo trajo en su auto hasta su casa, le indicó que entrara mostrándole un poco la casa, y luego lo llevó hasta la que sería su habitación. Como esa misma tarde había sido cuando Kakyoin le dijo la extraña noticia de su "animalización", Jotaro no había tenido tiempo de ordenarla o limpiarla al menos, estaba exactamente igual a la última vez que alguien había arreglado ese dormitorio contiguo al suyo hacía unos meses atrás.
El olor a polvo y encierro inundaba el aire al entrar, por lo que JoJo quien ya tenía ciertos problemas respiratorios por fumar simplemente se quedó en el pasillo apoyado en la pared.
No quería entrar a ese lugar que ya bastantes recuerdos desagradables le producían.
-Es cuestión de limpiar un poco el cuarto, ¿pero te gusta?
Noriaki no dijo nada. Al llegar a la casa del mayor hizo lo posible por memorizarla y no perderse, no era tan grande ni tan pequeña, pero si era un pequeño enredo en la mente de Kakyoin, observando la habitación entró para tener una mejor vista del lugar, no pudo evitar toser por lo que vio a Jotaro.
-Me gusta Jojo, y claro... Lo voy a limpiar. Solo prestame unos utensilios para hacer la limpieza -
diciendo eso se dispuso a abrir las cortinas color celestes dejando que los leves rayos de sol entrarán, recogiendo las mangas de su camisa empezó a hacer limpieza retirando varias cosas para después ver como la acomodaba a su manera.
-Como... quieras. Todo lo que puedas necesitar para eso está... en el último cuarto del pasillo, junto al baño.
hablaba tratando de no toser pero tapando la mitad inferior de su cara con la mano, con la mirada sobre el suelo pensaba en si quedarse ahí parado o si debería irse y dejar a su amigo acomodarse en el cuarto
-Un fumador como yo no es de mucha ayuda, ¿necesitas algo más de mí?
Una sonrisa apareció en el rostro de Kakyoin al escuchar las palabras de Jotaro
-Muchas gracias -
salió a buscar los dichosos utensilios volviendo con ellos entrando de nueva cuenta
-¿Mmnh? Ya que soy un gato... Te pediré muchas caricias o... atención - doblando sus brazos al igual que sus manos simulando tener garritas de gato junto a un gesto adorable.
-El único gato que quise fue el que me regalaste, le puse "Jotaro Jr." porque no pedía atención más que para que lo alimente -
Explicó cruzando los brazos sobre su pecho con una expresión de desinterés
-Tendrás que hacer más que sólo ser tierno para obtener caricias.
Un puchero apareció en los labios del pelirrojo, sabiendo que no sería fácil convencerlo
-¡Oh vamos! Si yo también seré un gato necesitaré de atención, caricias y algún que otro mimo -
dijo dándose la vuelta para continuar limpiando la habitación
-Además... Lindo nombre del gatito - entre mas limpiaba, encontraba más cosas de alguien más
- JoJo, ¿alguien mas vivió aquí antes?.
-Eso ya no importa. Y antes de pensar en los "mimos" que quieres recibir preocúpate por que esa cosa que entró en tu sangre no te provoque efectos secundarios -
advirtió desviando el tema hacia otro lado mirando lo que Kakyoin iba sacando de los cajones y muebles del cuarto.
-Al menos era optimista... Y por favor ayudame a mover estos muebles... Están demasiado pesados -
terminaba de sacudir todo el lugar a su vez que tiraba a la basura algunas cosas
-¿Efectos... secundarios?
-Tal vez te provoque un accidente cerebro vascular, o sea cancerígeno, o quién sabe qué es lo que podría pasar. No te traje a mi casa porque quiera compañía o un gato, es porque me preocupa lo que te pueda suceder -
Terminó de hablar antes de llenar sus pulmones de aire y mantenerlo ahí al entrar, entre tanto polvo y sus vías respiratorias tan negras simplemente sentía no poder soportarlo de otra manera.
Más pálido de lo que es no podría estar, las posibilidades eran ciertas al igual que inalcanzables
-Bien, solo quería que te animaras un poco -
dando indicaciones de donde quería los muebles, fueron acomodandolos hasta ver la habitación ordenada.
JoJo miró por la ventana del dormitorio con una expresión de duda y las manos en los bolsillos, luego dirigió la vista hacia Kakyoin pensando.
-¿Qué vas a hacer con tu trabajo en Estados Unidos si no vas a poder volver en un tiempo mayor al estimado?
-Pues... - la pregunta parecía haberse quedado en el aire al no saber que decir, pensando bien la situación agregó
-Diré que me quedare viviendo aquí en Japón - temor, fue lo que invadió a Kakyoin haciéndolo abrazarse así mismo
-No se, no quiero ser una carga... No quiero...
JoJo suspiró estando a punto de decir algo incorrecto, pero se detuvo colocándole una mano en el hombro.
-No serás una carga, estaré tranquilo de que conmigo no te va a pasar nada malo y que si algún efecto adverso llega a suceder estaré ahí para ti.
Sentándose en la cama dejando salir un largo suspiro al igual que cubría su cara, sentía que las palabras de Jotaro le daban consuelo por alguna razón
-Gracias por hacerte cargo de mi, JoJo. La verdad.. Me siento un inútil al haber pasado por ese accidente
algo le decía que frotara su cabeza en el brazo del mayor. Término por hacer ese movimiento inconscientemente cerrando los ojos.
El cuerpo de Jotaro se tensó sintiendo el suave cabello rojizo de Kakyoin sobre él, no era extraño el contacto físico entre ellos dos pero sí la forma tan felina en la que lo había hecho. Tragando saliva lentamente acercó la mano para acariciarle la cabeza con algo de cariño, sentía también la responsabilidad de lo que sucedía.
Pequeñas y suaves caricias hicieron que los labios de Kakyoin dibujaran una pequeña sonrisa de felicidad, un ligero ronroneo se podía escuchar del pelirrojo.
Relajando completamente su cuerpo, haciendo lo posible por mantenerse firme, llegó a relajarse tanto haciéndolo caer en dirección al piso.
JoJo apenas pudo colocarle una mano en el pecho para que no diera la cara contra el suelo. Luego tuvo la intención de tirarlo en la cama bruscamente pero en lugar de eso lo rodeó por la estrecha cintura con un brazo para acostarlo con cuidado.
A como pudo abrazo al mayor acomodando su cara en el hombro del mayor
-Quédate conmigo... Por favor... -
Fue lo único que dijo logrando quedarse dormido plácidamente sintiendo la fragancia en la ropa de Jotaro. Era lo único que lo consolaba, una pequeña siesta a la vez que abrazaba a su amigo.
Muchos pensamientos pasaban alborotados por la mente de JoJo ante eso, debía negarse rotundamente y escapar de esa situación que tan confuso lo ponía, tenía que hacerlo pero en cambio apoyó la cabeza en la almohada cerrando los ojos.
Se obligó a dormir, nada más que eso, su sueño fue color negro y vacío, y al despertar todo en su mente estaba más claro. Supo lo que sucedía con él y de inmediato sintió miedo.
Con la respiración calmada, la tranquilidad de su sueño se vio interrumpida por los gruñidos que su estómago daba, completamente adormilado empezó a despertar hasta lograr sentarse, tallandose un ojo con una de sus manos mientras que la otra acariciaba el pecho del mayor
-Hola JoJo -
alcanzó a decir volviendo a escuchar su estómago rugir.
-¿Mmnh? - se escuchó un sonido extraño de la boca del mayor cuando también se sentó junto a su amigo pasándose la mano por la cara con cansancio
-Buenos días, Kakyoin.
-Buenos días, ¿qué hora es?
Logró decir al despertar mejor, tomando su cabeza, pasando sus manos por su cabello. Levantándose para poder estirarse dirigió la vista al mayor
-Iré a preparar el desayuno -.
-Son mas nueve un sábado - respondió mirando su reloj de muñeca a la vez que se levantaba de la cama, se sentía raro haber dormido junto a su amigo ahí
-Tengo un par de cosas que ordenar en mi habitación y hay algo que te quiero mostrar, acompañame un momento primero.
Volvió a sentarse en la cama mirando con curiosidad a Jotaro
-Primero cargame -
fue lo que dijo de manera tierna esperando ver la reacción de Jotaro
-¿Que es lo que me vas a mostrar? - terminando de ladear la cabeza.
-Estás grande como para que te tenga que cargar, y en cuanto a lo que te quiero mostrar... son solamente un par de cartas que mi amigo egipcio me envió hablándome acerca de la muestra que me facilitó -
Dijo con los brazos cruzados y la cabeza ladeada mostrando una expresión rígida e imperturbable.
-Ni usando mi expresión más adorable logró que me cargues... -
volteo a ver a un lado haciendo otro puchero. Analizando lo que decía Jotaro dirigió su vista nuevamente a el
-¿Cartas? ¡Quiero ver! -
levantándose de su lugar mostrando pequeña emoción, tratando de ponerse serio miro al piso.
Jotaro arrugó el ceño ante esa reacción que lo sacaba tanto de molestia como en un impulso de ceder.
Apretó la mandíbula y frunció los labios acercándose a Kakyoin para tomarlo como una bolsa de papas llevándoselo hacia su habitación bajo el brazo.
No lo cargaría por orgullo, pero no lo dejaría ahí por cierta docilidad.
-¡Hey! ¡¡No soy un saco de papas!! - término por cruzarse de brazos bufando ante la actitud del mayor, si bien sabía que no tenia mucha paciencia
-Tampoco era para que te molestaras Jotaro -
prefirió quedarse callado teniendo que obedecer órdenes del mayor.
-Estoy enojado conmigo por no poder mantener un no ante tus tiernos ojos - admitió entrando a su cuarto para dejar a su amigo sobre la cama, luego se acercó a la cómoda.
Quedando con mil preguntas en su cabeza decidió no decir más.
Ese tono de voz tan firme lo hacía estremecerse de miedo, diez años habían pasado y esa sensación no se iba
-Tampoco te tortures con eso.. - fijando su vista en la cortina de la ventana a su vez que sentía impulso de lanzarse a ella.
JoJo se concentró en buscar dentro de los cajones aquellas cartas, debían estar por ahí donde él las había guardado.
Ya sean papeles, anotadores, lápices, un llavero o incluso juguetes para mascotas, todo lo que de ese pequeño lugar sacaba lo apartaba lanzandolo al suelo. Pensaba recogerlo después.
La vista de Kakyoin se clavo en un ratón de juguete color gris, sin pensarlo dos veces salto hacia el cayendo al piso.
Dándole mordidas, haciéndolo saltar de un lado para otro hasta perderse bajo un mueble de Jotaro
-Vuelve aquí pequeño roedor - tratando de alcanzar el dichoso juguete sin percatarse que lo estaban viendo.
JoJo se quedó sorprendido mirando la escena que en un segundo Kakyoin había montado al rededor de un juguete para mascota. Luego suspiró sintiendo una opresión en el pecho y un nudo en el estómago, la situación no podía ser peor.
Reponiendo su postura miro de manera apenada al mayor, sintiendo sus regaños venir
-L-lo siento.. Por favor no me regañes -
otra de sus miradas tiernas no se hizo esperar tomando la postura de gato nuevamente.
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