🐾2🐾


Pasando los días Kakyoin estaba en su antigua casa, limpiando además de modernizar algún que otro lugar. Su cabeza le daba vueltas al pensar lo que había en esa jeringa, lo que se auto-inyecto. Muchas preguntas pasaban por su cabeza, hasta sentir un comportamiento distinto.

Entre ellos no querer tocar el agua, ya sea para bañarse o lavarse las manos, reprimiendo eso, no podía dejar su limpieza personal de lado.
Tener su audición más aguda a tal punto de darle dolores de cabeza, lamer su mano para después pasarla por su cabello tal cual fuera un gato. Su vista, podía ver en lo oscuro, algo demasiado raro para el.

No podía ver que algo se moviera, iba directo a jugar con eso sin importar lo que fuera. Sentir sus uñas afiladas, caminar con más estilo de grandeza. Algo demasiado raro estaba pasando en Kakyoin, se había puesto a pensar en hablarle a Jotaro.
Sentado en el sofá de la sala tomando leche tibia, tenía un debate sobre decirle o no.
Terminando de haber ordenado sus pensamientos dejo la taza de leche en el lavabo para así subir a cambiarse de ropa.

Una vez estando listo salió de la casa, empezando a sentir gotas de agua bufó para ir corriendo nuevamente a la casa a traer un paraguas, continuo caminando al consultorio de su amigo.
Abriendo la puerta del lugar saludo a la secretaria quien lo dejo entrar sin problema alguno, estando frente a la puerta.
La abrió mirando a su amigo tener otro desorden pareciendo buscar algo
-Jotaro...

-¿Dónde estás, pequeña basura? No tiene piernas, no puede estar muy lejos. Lo único que había en el suelo era un charco de agua, debo pensar que no cayó rompiéndose.

Decía en voz baja JoJo sin advertir la presencia de Kakyoin, estaba muy concentrado mirando entre los cajones de su escritorio, en los muebles repletos de juguetes y medicina para animales, incluso por encima del mobiliario y en el suelo.

-ahmn... ¿Jojo? ¿que buscas? Si quieres yo te ayudo.
dijo cerrando la puerta para después agacharse a la altura de Jotaro, inconscientemente tomó la postura de un gato teniendo su cabeza y pecho en el piso, al igual que su trasero al aire.
-¿que es lo que buscas?

Jotaro volteó de inmediato hacia su amigo ya que su entrada le pareció repentina, aunque automáticamente su atención pasó a la forma en la que estaba posicionado.

-Sólo una... no, nada. Puede que ni siquiera la haya dejado aquí - se levantó acomodando su elegante ropa para luego pensar agregando

-¿Qué haces por aquí? Esta lloviendo afuera, es un lindo día para quedarse en casa, aquí mismo de hecho no habrá mucha clientela.
Kakyoin se acomodo sentándose en sus piernas mirando de forma dudosa a lo que se refería ladeando la cabeza

-La verdad vine a hablar contigo... De algo bastante raro... - jugaba nerviosamente con sus dedos esperando que el mayor no lo regañara.

-Como dije, no hay nadie que atender, tengo todo el tiempo para escucharte - respondió tranquilo pero levantando una ceja levemente preocupado de lo que su amigo le fuera a decir.

-Oh que bien, aunque la verdad... No se como empezar - se levantó acomodando su ropa mirando de manera sería la mayor - hace unos días he tenido un comportamiento un tanto... rarito...

-¿"Raro" cómo? Tenemos veintisiete años, dudo que tus hormonas anden alborotadas a esta edad -
comentaba poniendo las manos en los bolsillos entendiendo todavía menos.

-Jotaro tampoco es ese tipo de comportamiento, además me lo dijiste como si fuéramos ancianos -
bufó cruzándose los brazos mirando a otro lado.
-Más bien... Es comportamiento de... gato... No lo se pero, he tenido acciones que hace un gato...

Los ojos celestes de JoJo miraron a Kakyoin pensando con toda seguridad que solamente estaba bromeando.
-Un... gato - dijo acercándose a su amigo para ponerle la mano bajo el mentón rascandole
-¿Te gusta?

Ligeros ronroneos salían de los labios de Kakyoin cerrando los ojos tal cual fuera un gato al recibir una caricia
-Si, sigue así - su rostro paso de placer a uno de sueño inmediatamente, haciéndolo separarse de golpe afinando su garganta
-Lo siento.

Jotaro se cubrió la boca volteando hacia el lado contrario cuando comenzó a reír, no podía creer que en serio había sucedido eso.

-¿Qué pasa? ¿No quieres que te toque? Solamente somos dos amigos bromeando en una tarde aburrida.

-¡Jotaro! ¡Esto es serio! - se quejo en un bufido dándole la espalda al mayor teniendo un puchero en la boca, parecía que los años no habían afectado nada su lado adorable.

-No es normal que me este comportando como si fuera un felino, Y no... No me toques ni revises como un animal.

-¿Qué? No puedes decirme que hablas en serio - le cuestionó pero automáticamente pensó en intentar de otra forma.
-Bueno, entonces dime, ¿has hecho, consumido, inyectado, fumado, algo fuera de lo común últimamente?

Los ojos de el menor voltearon a ver a otro lado tratando de recordar hasta soltar un largo suspiro tratando de recordar lo que hizo poniendo una mano en su mentón.

-Creo.. Que lo único que me inyecte fue una jeringa con un líquido dentro.. creo que fue cuando me caí aquí en tu consultorio... Al tratar de quitármela presione el botón accidentalmente.

-¿Jeringa...? - llegó a preguntar Jotaro cuando su expresión demostró de pronto una intensa alarma, entonces casi se abalanzó sobre Kakyoin poniéndole una mano en la quijada tratando de hacer que abriera la boca.

En un intento por no caer al piso, termino por apoyarse en la mesa donde revisaban los animales
-¡¿Por que haces esto?! -
se negó al principio a abrir la boca más notando la seriedad del mayor optó por abrirla mostrando su molestia.

-Tienes... no, mierda -
dijo mirando con estupor sus dientes, entonces aún sosteniéndolo de ahí con una mano le pasó la otra por la cabeza pero no encontró nada extraño, sus ojos luego se dirigieron hacia abajo.
-Kakyoin, date la vuelta y bájate el pantalón.

Eso sonó tan repentino haciendo que el rostro de Kakyoin pasara de preocupación a vergüenza al escuchar lo que decía Jotaro
-¡¿Que?! ¡No lo haré! - negándose rotundamente a que lo revisarán se apego más a la mesa.

JoJo suspiró debatiéndose en qué sería lo correcto hacer, pero tan sólo unos instantes después tomó el pequeño brazo del menor para girarlo con algo de brusquedad haciendo que apoyara el pecho sobre la mesa de trabajo, luego le puso las manos sobre el borde de su cinturón.

-¡Hey! - gruño Noriaki viendo en la posición que estaba, mirando por el rabillo del ojo al mayor -No me bajaré el pantalón... Esto es vergonzoso - dijo tratando de voltearse

-No, yo te lo voy a bajar - respondió e inmediatamente después tomó la tela color beige para hacerla descender lo más cuidadoso que pudo estando con los nervios a mil, entonces pudo observar a Kakyoin cual mascota.

-¡Jotaro! - escondió su cabeza entre sus brazos esperando la respuesta del mayor, al no escuchar ni un ruido decidió voltear a verlo, notando su sorpresa.

-Kakyoin, esto es difícil y extraño de explicar -
dijo el mayor rascando su oscuro cabello bajo la gorra, luego pasó un dedo por la espalda de su amigo hasta llegar al final de ésta.

-Aunque solamente sea poco más de un centímetro, tu columna vertebral se está alargando. Prácticamente sobresale de lo normal para un humano, es como... una cola.

Gotas de sudor bajaron por la frente y nuca del menor al escuchar y sentir el tacto de el dedo.
-U-una.. ¿Cola? - paso su mano por su espalda baja hasta llegar a la pequeña cola que se había formado al final de su columna
-Eso explica el porque de mi comportamiento.

-Supongo. Además tus colmillos están creciendo como los de un felino, y creería que a pesar de que todavía no las tengas... puede que te salgan orejas... -
titubeaba un poco al hablar tomándose la cabeza con la mano.

Kakyoin se acomodo el pantalón rápidamente mirando a Jotaro
-Orejas... Eso quiere decir, que lo que estaba en esa jeringa era... ¿Algo relacionado con gatos? -
jugo con sus dedos esperando que el mayor lo regañara o algo por el estilo.

-Lo que "accidentalmente" te inyectaste era una... sustancia experimental que un amigo me envió desde Egipto -
agravó la voz con los brazos cruzados, aunque su mirada no mostraba enojo parecía al menos estar reprochandoselo.

-Me dijo que tenía la certeza de que podía convertir cualquier mamífero en un felino. Yo no le tuve mucha fe por lo que había adquirido un ratón en donde hacer una prueba de lo que me afirmó, pero antes de que pudiera hacerla vino una marmota rojiza a inyectarselo.

Un puchero apareció en los labios de Kakyoin al escuchar las palabras "marmota rojiza" sentándose en la mesa de trabajo agregó
-Marmota rojiza... Muy gracioso Jotaro -
estando cruzado de brazos cruzó también sus piernas mostrando molestia ante tal apodo.

-Además no fue mi culpa! ¡Ya había un charco de agua lo que hizo que me cayera y me inyectará esa cosa!.

JoJo suspiró pesadamente con muchas ideas en la mente, ya que no sabía en realidad qué sería lo que pasaría con su amigo.
Tal vez le saldría cola y orejas, o capaz le daría una embolia, simplemente no sabía.
Intentando ser delicado se acercó a Kakyoin para pasar la mano por su cabeza pensando en que existía la posibilidad de que ya no volviera a ser por completo un humano.

-Creo... que lo mejor será que te quedes conmigo, ya que no sé qué vaya a sucederle a tu cuerpo.

-Jojo.. No quiero serte una carga - pensando en varias posibilidades entre ellas, morir o vivir toda su vida como un felino.
Mirando al mayor fijamente cambiando la tensión y preocupación con una pequeña sonrisa en sus delgados labios
-Está bien, iré a vivir contigo.

-Es en parte también mi responsabilidad esto, o más bien producto de mi irresponsabilidad - dijo aún con la mano sobre el suave y rojizo cabello de su amigo, le gustaba bastante acariciarle la cabeza aunque fuera una forma rara de cariño.

-Prometo evitar tratarte como una mascota, solamente quiero asegurarme de que estés bien.

Tristeza fue lo que invadió a Kakyoin al pensar que le diría a su representarse, como iría a vivir tranquilamente, escuchar las críticas de la gente sobre una persona animalizada. Algo demasiado nuevo y raro, un largo y pesado suspiro salió del pelirrojo.

-Me siento raro con esto, me tocará ser completamente dependiente de ti, aun así no tengo ninguna otra opción.

-También es extraño para mí esto, pero... hay que pensar que puede que no suceda nada malo, que podamos encontrar una solución.

luego de decir eso solamente se quedó callado, se apoyó entonces en la mesa junto a su amigo mirándolo con ternura y comprensión, él tenía una intensa sensación de querer protegerlo.

-No me molestaría acariciarte al llegar a casa - pensó Jotaro pero inmediatamente sacudió la cabeza quitando eso de sus pensamientos.

-Soy tu amigo y serás mi responsabilidad, te ayudaré en lo que necesites.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top