Capítulo 6


Nuevamente, Chanyeol vio la coreografía. Aunque tenía la coordinación en el arte de la pelea, eso no implicaba que fuera a ser igual para el baile. No veía forma de igualar esos movimientos y ser de ayuda para Baekhyun. Claro que el chico miraba el video con mucha dedicación y sería desastroso retirar su ayuda.

—¿La audición será en parejas? Si es así, deberías repasar con tu compañero.

—No, es individual, y esto no es para mi audición.

Chanyeol se perdió ahí, completamente.

—¿Cómo dices?

—Bueno, ya sé que no me escogerán para el papel, así que quiero bailar toda la obra —dijo sonriente—. La audición la he ensayado ya, pero me gustaría que tú bailaras conmigo.

—... ¿Y no crees que sería mejor repasar con otro bailarín? Yo... soy muy torpe para este arte.

—Jongin está ocupado con algunos asuntos de su familia.

—Pero, ¿y los demás?

Baekhyun esbozó una sonrisa apenada, casi tensa.

—Yo no le agrado a la mayoría de mis compañeros. Mis únicos amigos son Jongin y Kyungsoo.

—¿Nadie más?

—Tú —murmuró.

Chanyeol se relamió los labios, pero inevitablemente una sonrisa afloró en su rostro. Saberse cercano a Baekhyun le causó gran placer.

—Me refiero, ¿realmente no tienes buena relación con los demás?

—Ellos... piensan que soy raro y algunas mujeres no me estiman porque tuve una audición particular para entrar. Con los hombres es otra historia. No me acerco mucho a ellos.

—¿Por qué no? ¿Acaso han intentado dañarte? —preguntó muy preocupado.

—... Solo... son extraños —resolvió y no quiso mencionar más.

Chanyeol suspiró, viendo que definitivamente no se libraría de bailar con el jovencito. Además, si era como decía, no era para la audición sino para cumplir una fantasía, un sueño. ¿Había algo de malo en eso?

Después de todo, esa podía ser la oportunidad para acercarse al chico y descubrir si su propia curiosidad por él era mayor y si Baekhyun sentía lo mismo. Tomaría el consejo de Kibum y buscaría un momento para charlar sinceramente y resolver sus dudas.

—Está bien. ¿Cómo empezamos?

Baekhyun chilló, un sonido muy frecuente que Chanyeol escuchaba últimamente y al cual estaba ya acostumbrado.

Apagaron la computadora de Chanyeol, que Baekhyun le había pedido que llevara, y se movieron hasta el centro de la habitación.

—Adoro la música de este baile —comentó, encendiendo el audio del salón—. ¿Recuerdas cómo inicia?

—Es una historia trágica —comentó Chanyeol, sosteniendo las manos de Baekhyun para empezar a bailar—. El ballet de las zapatillas rojas es un solo..., ¿por qué escogiste la versión a dueto?

—Si la vida es trágica —comenzó diciendo, elevándose sobre las puntas de sus pies y levantando su brazo derecho, cuya mano seguía unida a Chanyeol. Sus movimientos suaves se enlazaron a la tenue música—, ¿por qué no embellecerla con un poco de amor?

Chanyeol apretó la mano de Baekhyun, sacudido por esas palabras. Caminó alrededor del chico haciéndolo girar, con su pierna derecha en doblada. Grácil y hermoso, Baekhyun no le quitaba los ojos de encima a Chanyeol.

—¿Amor?

—Victoria era caprichosa y deseaba todo lo que no podía tener. Es la historia más antigua del mundo, como Eva y la manzana —recitó. Se soltó de Chanyeol y se alejó varios pasos, golpeando la madera con sutileza que armonizaba con la canción. Moviendo sus brazos de un lado a otro como una marea—. Y cuando obtuvo lo que quería, un juego de zapatillas rojas, el capricho se volvió una maldición.

Baekhyun daba giros con un aire desesperado y la furia de un huracán. Aunque tenía el cabello apenas más largo que cualquiera, no se hizo un moño ni se lo ató, pero como Victoria en aquel video, Chanyeol pensó que el chico luciría hermoso con un moño rojo o azul en su pelo. Todavía más hermoso.

—¿Puedes imaginarlo? Desear algo por tanto tiempo, soñar con ello, llorar rogando al cielo una oportunidad, y al final... se te derrumba.

Baekhyun regresó a los brazos de Chanyeol y le permitió abrazarlo con fuerza, como era la coreografía.

—Victoria afrontó la maldición en su propia carne —jadeó, tratando de zafarse de brazos ajenos, conforme Chanyeol lo aprisionaba más—, el dolor al bailar, quemándole la piel por cada paso y giro... Sin poder dejar esas zapatillas... hasta la locura.

Los brazos de Chanyeol se abrieron y lo dejaron libre, como una fuerza que lo expulsó lejos, en medio de un torrente de giros y giros. Park dio pasos temblorosos intentando alcanzarlo, extendiendo sus manos como si pudiera ya tocarlo. Pero era imposible. Estaba tan lejos.

Aunque Baekhyun le relataba la historia de las zapatillas rojas y su voz era casi siempre calma, la expresión en su rostro era de terror: sus ojos estaban brillando del miedo y de las lágrimas acumuladas, sus labios estaban húmedos y con pequeñas marcas de mordeduras. Sus brazos y piernas se movían también con vehemencia, con la emoción de Victoria al querer deshacerse de las zapatillas y empujarlas lejos de su vida.

—Victoria enloquece sin poder ser libre, aprisionada por su mayor ambición —gimoteó antes de dar un salto más lejos, con las piernas extendidas y los brazos en arco hacia arriba—. Esa versión de la historia es demasiado trágica... y se parece demasiado a la vida.

—Pero es la verdadera.

Chanyeol dio un par de zancadas hasta que llegó al chico, tirando de su brazo derecho y envolverlo.

—Exacto. ¿No es mejor vivir en un sueño que morir en la realidad?

La voz suave y cálida del chico, aunque agitada, golpeó contra el mentón de Chanyeol como un juego pasional. Las manos de Baekhyun estaban sobre el pecho ajeno, pero sus pies seguían danzando, dando pasitos sin detenerse. Igual que Victoria que no podía parar de bailar.

—En esta versión, Victoria encuentra un hombre que la ama con la misma locura con la que ella deseó bailar, y ese amor la salva de la agonía eterna. Yo quiero eso.

Chanyeol tomó a Baekhyun por su cintura, apretándola con suavidad. Se imaginó besándolo ahí mismo, probando esa boca habladora que por primera vez era consecuente y sensata. Se imaginó siendo ese hombre para Baekhyun, alguien que lo salvara de algo que todavía desconocía.

La palabra 'Mío' se garabateó en su mente con fuerza, la suficiente como para no querer abandonarlo. Porque lo deseaba así.

En su lugar, Park lo elevó y le hizo dar un salto elegante, y cuando Baekhyun cayó sobre sus pies, volvió a alejarse, todavía bailando desesperado y llorando con angustia. El sentimiento era vivo y reflejaba la emoción que debía ser transmitida al espectador.

El alma de un bailarín no solo son sus pasos, sino su rostro, que deberá mostrar lo que ocurre en su corazón mientras cuenta una historia.

Baekhyun era un maravilloso bailarín a ojos de Chanyeol.

—Aun así... sin importar el amor, la agonía puede ser más fuerte, más destructiva.

Con pasos torpes y agitados, cayó al piso y se encogió, sacudiendo levemente sus piernas con sus últimos esfuerzos. Chanyeol corrió hasta él y se acuclilló.

—Pero yo puedo salvarte.

Sus manos tomaron las cintas de sus zapatos y las desataron, pero Baekhyun movió sus manos e intentó apartar al otro, como si ese toque le doliera; como si desprenderse de las zapatillas fuera un tormento mayor al que llevarlas puestas para la eternidad. Así que Chanyeol tomó esas muñecas y las llevó sobre la cabeza del muchacho, empujándolo contra el piso para inmovilizarlo.

Baekhyun dejó de moverse, y finalmente se sintió libre.

El rostro de Chanyeol quedó muy cerca del otro, acariciando con sus labios la mejilla caliente y húmeda de Baekhyun. Fueron besos tan pequeños que Baekhyun ni siquiera lo advirtió y se dejó llevar.

—¿Baekhyun?

La voz de Kyungsoo los alejó como esa misma fuerza sobrecogedora que durante el baile los apartaba de un momento a otro.

Baekhyun se sentó correctamente y se limpió las lágrimas del rostro. Pero estaba feliz. Su rostro brillaba de alegría.

—¿Estás bien, Baek? —insistió Jongin, acercándoseles.

—Estás llorando —jadeó Kyungsoo y luego vio las zapatillas de Baekhyun, a medio retirar—. ¿Acaso él-?

—¡No! Solo bailábamos —explicó rápidamente—. Chanyeol me ayudó a bailar.

—Pero..., ¿por qué lloras?

—Me perdí —murmuró.

—No le hice nada, lo juro —dijo Chanyeol con mucha calma—. Baekhyun está a salvo conmigo.

—... De acuerdo —concedió Jongin, pero sus ojos ceñudos denotaban incredulidad—. ¿Nos vamos?

—No, yo... voy a ducharme primero y-

—Podemos esperarte.

Ante la insistencia de Kyungsoo, Baekhyun frunció los labios. Algo en su pecho, un capricho, tal vez, le impedía aceptar esa ayuda. Él quería quedarse más tiempo, pero solo en compañía de Chanyeol.

Y Park lo notó.

—Yo llevaré a Baekhyun —se ofreció—. Le prometí que lo ayudaría con unas vendas para las rodillas.

—¡Sí, eso! Chanyeol me llevará después.

Ambos cubriéndose las espaldas en un juego que ninguno sabía descifrar. Kyungsoo empezó a sospechar, pero no pudo decir cuando veía a su amigo tan feliz y enamorado.

—Bien, pero llega temprano para que tomes los medicamentos y descanses.

—¿Qué medicamento debe tomar? —volvió Chanyeol con la pregunta, esta vez esperando que Kyungsoo o Jongin le dieran respuesta.

—Es para el asma —corrió a decir Jongin—. Baekhyun tiene asma.

La respuesta no convenció a Chanyeol, pero lo dejó pasar. Poco después, Kyungsoo y Jongin se despidieron y se marcharon.

—¿Vienes conmigo?

—¿A dónde?

Porque Chanyeol sabía que Baekhyun iría a ducharse, algo que él también debería hacer.

Baekhyun se sonrojó, pero muy dulcemente le respondió:

—A por esas vendas.

Se puso en pie y caminó hacia los camerinos. Detrás dejó a Chanyeol completamente atontado y con el pulso acelerado.

¿Acaso le había coqueteado?

Lo siguió por mero capricho, y al llegar al oscuro espacio de las duchas, encontró a Baekhyun abriendo la llave del agua caliente. El chico se sentó en un banquillo de cerca y se quitó las zapatillas, luego se retiró la falda. Y Chanyeol seguía ahí, viéndolo y preguntándose porque no se había ido para darle privacidad. Cuestionándose porqué sus ojos no podían dejar el cuerpo de Baekhyun.

—¿Puedes prender la luz?

Se movió por inercia, aunque sus ojos seguían buscando al muchacho. Al regresar, encontró a Baekhyun sin el leotardo y quitándose las medias largas.

«Infierno maldito», juró Chanyeol en su cabeza.

Sus ojos se fijaron en Baekhyun, en esas piernas largas y bonitas; en sus caderas anchas y de forma atractiva, apresada por unas bragas color blanco, que cubrían su pequeño miembro. Su cintura pequeña y su busto erguido. Casi saltando de su brasier.

Baekhyun gimoteó al abrir finalmente el broche, dejando libre sus tetas enrojecidas que dieron un salto.

Chanyeol dio un respingo y se dio la vuelta.

—¿Qué diablos haces? —refunfuñó.

—Voy a bañarme.

—Baekhyun —rugió—. Maldita sea. Te esperaré afuera.

—... ¿Hice algo malo?

Llegado al límite de la paciencia de Chanyeol, se volvió hacia Baekhyun, asegurándose de mantener sus ojos sobre su rostro y no desviarlos hacia abajo. Dio un par de pasos para llagar al chico, aprisionándolo contra la pared lateral del cubículo de baño. Baekhyun cubrió sus senos con sus pequeñas manos, casi temblando por la reacción ajena.

—¿Por qué me haces esto a mí?

—... Me duelen —confesó—, me duelen mucho.

—¿Qué?

Baekhyun bajó su mirada hasta sus pechos y luego la subió a Chanyeol quien había seguido al otro, deleitándose con la visión de esas masas rosáceas que el chico cubría con recelo.

—Mis senos han estado doliéndome mucho últimamente.

—¿Y por eso te los quitaste en frente mío?

—Solo quería liberarme de ellos y... no creí que te importara.

Le importó, por supuesto que a Chanyeol le importó mucho, sobre todo por la reacción que generó en su entrepierna. Afortunadamente, la ingenuidad de Baekhyun no le permitía ver más abajo y descubrir los pecados ajenos.

Chanyeol soltó un pesado suspiro. Nuevamente, se rendía ante Baekhyun.

—Están creciendo —le dijo—, y el brasier que llevas es muy pequeño.

—No deberían crecer —jadeó—. Los bailarines no deberíamos tener pechos tan grandes.

—Deja de creer cada tontería que te dice Madame Joo. Solo lastimarás tu cuerpo si no usas la ropa adecuada.

—... Yo... lamento haberte hecho enojar. No quise... Si tan solo supiera porqué te enfada tanto, lo remediaría —prometió con angustia.

—Baekhyun, lo que ocurre es que no sabes comportarte —reprendió con poca dureza—. Ya te había dicho que debes cuidar tus acciones. No puedes desvestirte frente a otros sin esperar una respuesta.

La suya había sido ponerse duro.

—¿Qué respuesta? —preguntó con mucha curiosidad.

—Joder —masculló—. Terminarás volviéndome loco.

Baekhyun se rio alegremente, acurrucándose contra el pecho de Chanyeol. Él pasó su brazo alrededor de la cintura del muchacho y lo dejó ser.

Descubrió que estar abrazados le brindaba mucha paz y que el olor de Baekhyun era embriagante.

Quería más.

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