Capítulo 5
Un suave gemido y luego otro más. La caricia de una piel suave contra una áspera y tinturada. Lo negro cubriendo lo blanco en medio de un cuarto de espejos.
Chanyeol acarició ese cuerpo delgado y blanquecino, repasando desde las pantorrillas hasta esos tibios muslos que lo llevaría muy pronto a saborear un manjar. Aunque su respiración era silenciosamente errática, no era comparable con la de ese pequeño amante.
Baekhyun estaba casi desnudo, apenas cubierto en su cintura con esa pequeña faldita de tela delgada color rosado que usaba para bailar. Ni siquiera estaba bien acomodada, no cuando Chanyeol decidió que le estorbaba la tela sobre el trasero del joven. Pero era en definitiva una imagen por demás erótica.
Estaban frente al espejo, por donde Baekhyun veía cómo Chanyeol lo tocaba, cómo le metía los dedos.
—Mmgh... Señor Park —gimoteó, restregando sus pezones endurecidos contra la tibia madera.
Chanyeol veía a Baekhyun tan desesperado, empujando su trasero hacia atrás en busca de más de los alargados dedos ajenos. El chico lucía ansioso por ser jodido, restregando sus tetas pequeñas para apaciguar la necesidad de tener una boca alrededor de ellas, chupándolas como si fuera a salir leche en algún momento.
—Shhh, si no quieres que alguien te escuche, será mejor que guardes silencio, Baekhyun.
—Pero- ¡Ah!
Cuatro dedos de Park estaban hasta los nudillos clavados en el culo de Baekhyun, entrando y saliendo, moviéndose de arriba abajo en busca de ese lugar que haría al doncel chorrear con locura. El sonido húmedo que producían esos embistes era todavía más apasionante.
Mientras Park acariciaba suavemente su polla contra los muslos ajenos, tenía en su mano la pequeña polla de Baekhyun, apretándola y torturándola con todo ese pre semen que soltaba. El mismo que antes usó para lubricar el agujero y profanarlo.
—Estás aún muy apretado, patito, ¿cómo esperas recibir mi polla?
—Mmgh..., yo..., yo —sollozó, agitando su culo—, lo deseo mucho.
—Te dolerá.
Baekhyun rezongó, mas llevando sus manos hacia su trasero, abrió sus mejillas para que Chanyeol finalmente lo follara. Estaba tan mojado y rosado, tan atractivo.
—Si me jodes ahora, dejaré que me llenes —ofreció, lamiéndose los labios como un gatito—, que te corras aquí dentro.
Chanyeol soltó un gruñido ronco, extasiado por el ofrecimiento, entonces sacó sus dedos del apretado agujero que se contraía ansiosamente. Volteó a Baekhyun y le abrió las piernas, luego llevó sus dedos empapados hacia la boca esponjosa ajena para que los limpiara.
—Haz bien tu trabajo.
Baekhyun, sumisamente, asintió y tomó con sus pequeñas manos la de Chanyeol metiendo esos dedos más dentro en su boca y repasando con su rosada lengua por cada falange. Sus piernas, en cambio, se enrollaron por instinto a la cadera del boxeador, esperando ser pronto jodido.
—Mantén mis dedos en tu boca y no grites.
Con su miembro en la mano, Chanyeol empujó contra las paredes anales hasta hacerlas ceder. Su polla era considerablemente más grande que cuatro de sus dedos, así que Baekhyun ahogó un chillido como le pidió su amante.
—Shhh, está bien, patito, no voy a lastimarte —le prometió y con su mano libre acarició los senos del doncel, tan mojados y con marcas en las aureolas, marcas que él mismo dejó. Les dio un suave golpe que las hizo saltar y a Baekhyun, gimotear con ganas.
El culo de Baekhyun sintió el roce peculiar de los escasos bellos púbicos que tenía Park en su polla, y un toque sobre sus piernas. Chanyeol retiró sus dedos de la boca del chico y con esa mano amasó los senos calientes ajenos mientras lo follaba.
—Chan, oh, Chan —sollozaba el bailarín, arañando los brazos tatuados de Chanyeol conforme esa polla se abría paso por su culo.
—¿Lo disfrutas? —Park gruñó—. Mi polla no puede tener suficiente de ti. Quiero correrme dentro y llenarme.
Baekhyun chilló y fue cuando Chanyeol despertó.
Park se tomó de un trago el vaso de brandy, casi con furia, remembrando segundo a segundo ese sueño tan maldito como exquisito. Había llegado esa tarde de sábado al bar de su amigo Jonghyun, quien hace años también fue boxeador, antes de retirarse por una lesión en la muñeca.
Esperó pacientemente a su amigo por una media hora, entre trago y trago como si un poco de brandy fuera a borrar de su memoria sus fantasías.
—Hey, ¿estás bien?
Finalmente, Jonghyun, un hombre alto y moreno, de ojos pardos y pelo oscuro pulcramente peinado hacia atrás, apareció y tomó asiento frente a su amigo.
—Por cómo estás tomando, deduciré que no. ¿Qué te ocurre?
Park se tomó su tiempo, repasando el sabor amargo del brandy en su lengua y el ardor en su garganta.
—Estoy jodido.
—¿Cómo dices?
—-Tengo la cabeza hecha un lío, Jonghyun —se quejó casi derrumbándose en la mesa.
—Empieza por el comienzo, por favor, porque sigo sin entender nada.
—Se llama Baekhyun —suspiró.
—Muy bien, ¿y quién es Baekhyun?
—Un bailarín de ballet de la academia.
—¿Cuál es su edad?
—Diecinueve, casi veinte.
—Perfecto, no irás a la cárcel por esto.
Chanyeol le dio una fea mirada, pero en efecto, ese era un punto que festejar.
—Explícate.
—No lo toleraba —confesó—. Lo conocí por mera casualidad y te juro que lo odié cuando lo vi. Tropezó conmigo y-
—Con el mal genio que te cargas, seguro lo hiciste llorar.
—No, dijo que yo era un tigre y luego se fue corriendo.
Fue cuando Jonghyun largó una carcajada.
—Me empieza a agradar.
—Lo he estado viendo últimamente. Me pidió ayuda para saber cómo defenderse porque unos chicos de mi academia intentaron golpearlo. Así que, sí, lo ayudé. Pero ahora él quiere ser Victoria y-
—¿Victoria? ¿No dijiste que era un hombre?
—Victoria es el personaje principal de un ballet —rumió Chanyeol—. El punto es que quiere que le ayude a ensayar para la audición.
—Oh, claro, debí pensar en eso —ironizó Jonghyun. Él realmente no sabía mucho del mundo del ballet, cosa que Chanyeol sí siendo que se casó con una bailarina. Por su parte, Kim se casó con su enfermero, justo cuando tuvo la lesión lo conoció en el hospital, Kibum, y a los pocos días le dio una follada contra la camilla. De eso tuvieron un hijo y luego se casaron—. Espero que no hayas accedido, digo... Tú eres tan ágil para el baile como un elefante en patines.
Pero Chanyeol no le respondió y se mantuvo callado, con las mejillas enrojeciéndose conforme los segundos pasaban.
—Oh, sí que estás jodido.
—Es que él es... tan raro. Ni siquiera me escucha ni me hace caso. Lo que hay en su cabeza es lo único que importa. Así que no puedo llevarle la contraria.
—Veo que te tiene completamente dominado —comentó, conteniendo las ganas de reír.
Chanyeol se sirvió otro trago de brandy y, como antes, se lo bebió de golpe.
—¿El chico es bonito?
«Precioso», pensó Chanyeol, mas solo contestó con un vago sonido afirmativo salido de la garganta.
—¿Y qué tanto te gusta?
—Yo no he dicho...
—Chan, a mí no puedes mentirme. ¡Mírate! Tu cabeza está hecha un lío porque no puede comprender a tu corazón.
—Es solo un encaprichamiento.
—¿Es así?
No, y Chanyeol lo sabía. Quería creer que todo sería fugaz, pero, ¿cómo saberlo con certeza cuando su corazón actuaba por cuenta propia?
—¿Hay algo que no me hayas dicho?
Sí, sobre ese sueño.
—¿Chanyeol? —insistió.
—... Soñé con él.
—Oh, así que soñaste con él. ¿Y por casualidad se puede saber de qué clase fue ese sueño? —molestó.
—Del tipo del que estás pensando.
Chanyeol rechinó los dientes por la carcajada que soltó Jonghyun.
—Espero que hayas tomado un baño de agua fría en la mañana.
—Deja de burlarte. Necesito ayuda, no un bufón.
—Pero ya tuviste una ducha fría, ¿qué crees que puedo hacer yo?
—Un consejo.
—Pues cógetelo.
Otra vez, Chanyeol gruñó y quiso acertarle un golpe en el rostro a Jonghyun.
—Mira, Chanyeol, es un hombre grande, en tus treintas y estuviste casado; no un chiquillo hormonal. Si quieres algo, debes ser lo suficientemente adulto como para admitir tus sentimientos, incluso si estos no son tan fuertes.
—Ese es el punto. Soy viudo.
—¿Acaso ese es un impedimento?
—Es que todavía la quiero.
—Y vas a seguir haciéndolo. El recuerdo de ella y el amor que le tienes no va a desaparecer, pero va a menguar cuando encuentres a alguien para amar. No se trata tampoco de reemplazar a tu ex esposa, sino de volver a ser feliz.
—¿Y si no puedo? No me creo capaz de dejar ir mis sentimientos y arriesgarme otra vez.
—¿Sabes a lo que le tienes miedo? —preguntó retóricamente, tomando una copa de whiskey cuyo amargor le hizo fruncir el ceño—. A volver a perder a alguien.
Chanyeol bajó su mirada a su vaso color ámbar, perdido en esas palabras y el aroma a alcohol. Sí, tenía miedo de volver a quedarse solo, de pasar el luto acompañado por recuerdos y voces fantasmagóricas que nunca adquirirían una forma física. Tenía miedo de verse preso en la soledad, en las sombras de su casa donde los recuerdos lo agobiaban y la culpa lo carcomía. No quería, además, derribar el muro en su pecho para dejar entrar a alguien que pusiera en jaque sus defensas. Estaría perdido.
Sin embargo, algo que debía reconocer con todo el valor era que extrañaba sentir cariño y amar a alguien. Poder despertar con alguien entre sus brazos cada mañana, oliendo su perfume y recibiendo su calor; poder verlo en sus mejores momentos y compartir sus tristezas; acompañarlo en sus más ambiciosos sueños y levantarlo en sus caídas. Extrañaba eso y más, pero el precio a pagar podía ser muy caro si no era cuidadoso.
—Si quieres mi franqueza, Chanyeol, ya estás solo y lo has estado por mucho tiempo. No te digo que la olvides, pero intenta volver a vivir.
» Ese chico, Baekhyun, parece poder hacerlo y lo quieres. Solo tienes que envalentonarte. ¡Ya soñaste con él! No puedes negar lo que sientes.
Aunque la solución parecía obvia, Chanyeol solo no podía tomarla, como si su mano estuviera atascada en el fango. La teoría, obviamente, era más sencilla que la práctica.
—Te dejo, me necesitan en la barra.
Chanyeol se quedó solo con la botella de brandy y su vaso a medio tomar, ensimismado en la sugerencia de Jonghyun y en una forma de hacerla efectiva. Obviamente no iría el lunes a donde Baekhyun y lo doblaría sobre el escritorio de su oficina, por mucho que la idea fuera tentadora. Tal vez debía invitarlo a salir, pero, de nuevo, eso lo hizo sentir como un muchacho perdido en su primer romance. ¿Realmente había pasado tanto desde que salió en una cita? Cuando Sandara estaba viva solían ir a pasear o al cine cada semana, pero incluso desde aquello ya era mucho tiempo.
Otro problema era si Baekhyun estaba interesado. En eso no había pensado. El chico le tocaba y le besaba las mejillas, pero siendo que era muy raro y con la cabeza atolondrada, no era una prueba de su interés.
Pensó, entonces, que primero debía confirmar si Baekhyun estaba interesado en él antes de querer doblarlo sobre el escritorio, digo, de invitarlo a salir.
—¿Chanyeol?
—Hola, Kibum. Creí que estabas en el hospital —saludó desganado, viendo al hombrecito que vestía de blanco entero.
—Acabo de salir de mi turno. ¿Está todo bien? Luces algo pálido.
—... Vine por un consejo.
—Por tu bien, espero que no se lo hayas pedido a Jonghyun. Él puede ser muy bueno para mezclar una margarita, pero su cerebro no le funciona muy bien para lo demás.
Chanyeol contuvo una pequeña risa que pujó contra sus labios.
—Bueno, no me dio un consejo tan malo, en realidad.
—¿Qué te dijo ese tonto? —preguntó, sentándose frente a su amigo.
—Que me cogiera al chico de quien estoy interesado.
—... Te dije que su cerebro de nuez no servía —rugió, avergonzado—. Pero..., estás interesado en alguien. ¿Me cuentas?
—Sí, creo que serás de más ayuda que Jonghyun —concedió—. Se llama Baekhyun, es bailarín y me tiene fuera de mis cabales como él está fuera de los suyos.
—Suena a una buena historia. Quiero los detalles y veremos cómo hacer que se den un beso antes de que sigas el consejo de mi esposo.
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