Capítulo 3
La noche siguiente Baekhyun aprendió a golpear hombres en la entrepierna. Chanyeol fue su víctima.
En el estudio, Park le dijo que una forma muy simple, pero efectiva de disuadir a un hombre agresor era golpear sus genitales. Un dolor semejante implicaba la pérdida completa del control.
Así que Chanyeol le dijo simplemente que debía golpear con la rodilla certeramente, pero Baekhyun quiso ponerlo en práctica.
—¡Aghh!
La huesuda rodilla de Baekhyun golpeó con fuerza la entrepierna del boxeador. El grito proferido fue estruendoso, justo antes de caer al piso apretando con las manos la zona dolorida.
—Ay, Dios —chilló Baekhyun, brincando a lado de Chanyeol—. ¿Estás bien?
—Maldi-ción —gruñó.
—Déjame ayudarte.
No pensándolo mucho, Baekhyun quitó las manos de Chanyeol del lugar y empezó a palpar. El dolor, entonces, pasó a un segundo plano. Park contuvo el aliento por ese toque tibio sobre su polla vestida.
Los pequeños dedos del bailarín daban toquecitos que avanzaron hacia arriba, hasta el elástico de la pantaloneta negra de Chanyeol. Cuando estuvieron piel con piel, Park dio un respingo y lo sujetó por la mano.
—¿Qué crees que haces?
—Voy a ayudarte.
Chanyeol cerró los ojos fuertemente.
—No, déjalo así.
—Pero te duele —replicó el joven. Su mano insistió en meterse entre los pantalones ajenos.
—Byun Baekhyun —rugió—, nunca metas tu mano en los pantalones de un hombre a menos que pienses hacerte cargo de las consecuencias.
E incluso así, Baekhyun no lo comprendió lo que causó todavía más frustración en Chanyeol.
Detrás de la pantaloneta, Baekhyun se topó con los boxers del hombre, los cuales también intentó retirar.
—Baekhyun, para.
—Eres tan testarudo.
«¿Yo? Tú eres el que no comprende la tontería que haces», pensó Park, pero no supo porqué no estaba alejando esa pequeña y delicada mano.
—Bien —refunfuñó Chanyeol—, si vas a coger mi polla al menos asegúrate de que valga la pena.
Ese tacto se detuvo. Baekhyun estaba congelado, con sus ojos abiertos hermosamente y viendo con fijeza a Chanyeol. Su cabeza luchaba por repetir esas palabras que lo dejaron aturdido, y tras muchas veces de escucharlas, les halló sentido. Se apartó casi de un brinco, tan pálido como la porcelana.
—Sabía que no te atreverías —murmuró Chanyeol, riendo bajito.
—Yo... perdona, no-
—No me digas que no sabías lo que hay bajo mi pantaloneta —se mofó, irguiéndose con dolorosa dificultad.
—No lo pensé en ese momento.
—Pues tenlo presente la próxima vez que agredas a alguien. No toques su sexo, solo sal corriendo.
—Lo siento tanto, Chanyeol, ni siquiera quise golpearte tan fuerte.
—Está bien. Realmente lo hiciste muy bien hasta que empezaste a tocarme.
—También lamento haberte incomodado.
Sí, fue brevemente incómodo hasta que Chanyeol se dio cuenta de que ese tacto suave le gustó sobre su piel. Pensó, de hecho, que de haber tenido más tiempo, le hubiera permitido llevar su tonteo más allá.
Baekhyun le parecía un chico hermoso, no es que estuviera ciego para no verlo, y era lo suficientemente gracioso como para entretenerlo. Aunque el chico era menor por trece años y era bastante peculiar, por no decir extraño, no lo repelía de inmediato.
—Necesito hielo —masculló Chanyeol—, y un masaje.
—¿Un masaje?
Chanyeol temió cuando los ojos inocentes de Baekhyun brillaron con la pregunta.
—No, Baekhyun, tú no me darás ese masaje —se apresuró a decir—, solo estoy bromeando.
Tomando varias respiraciones, Chanyeol ahuyentó el dolor de su mente y se puso en pie. Baekhyun se quedó arrodillado frente a él, y cuando le dio una mirada se topó con el bulto en la entrepierna ajena. Park lo miró desde arriba. Suspiró. La imagen le causó un tirón en su dolorido miembro.
—Ponte de pie —pidió tendiéndole la mano. Baekhyun aceptó la ayuda.
—¿Te encuentras bien?
—Pasará —le aseguró con pesar.
Baekhyun lo miró con los ojos brillosos y el labio en un puchero lamentable.
—¿Estás muy enojado conmigo?
—Claro que no —volvió a suspirar. Pasó su mano sobre la mejilla de Baekhyun con suavidad—. Me alegra que aprendieras a dar un buen golpe. Me da tranquilidad.
—Mmgh.
Baekhyun se apoyó contra la mano y se dejó tocar, muy tranquilo y a gusto. Cuando Chanyeol quiso apartarse, el muchacho lo tomó por la mano y se lo impidió.
—Creo que estás empezando a pensar, muy erróneamente, que tienes poder sobre mí —le dijo con tono amable.
El bailarín se sonrojó furiosamente y con mucha pena se separó y soltó la mano del boxeador. Era instintivo, quiso pensar, pues nunca había dejado que nadie se le acercara mucho. Con lo poco que en realidad convivió toda su vida con las personas, no era de extrañar que no supiera comportarse. Su madre incluso contrató un tutor privado para darle clases de etiqueta. Eso no salió bien. Claro que su madre no lo supo, es más, ni siquiera le hubiese importado porqué Baekhyun le aventó un jarrón al hombre. A su padre tampoco le importó cuando los encargados le dieron un reporte del incidente. Un intento de violación no era algo que quisiera él mismo denunciar para mancillar su imagen pública. Solo despidió al hombre.
Cuando conoció a Kyungsoo fue realmente agradable. Él se comportó como un hermano, aunque nunca tuvo uno. Lo cuidó y le enseñó a bailar. Fue su primer maestro. También le regaló varios videos de sus clases de ballet para que repasara en su ausencia. Y Jongin era como otro hermano mayor. Él era muy cuidadoso y, aunque temía no poder tratarlo correctamente, hacía su mejor esfuerzo.
Chanyeol era la tercera persona más cercana que tenía, incluso si antes el hombre no podía verlo ni en pintura.
—Me quedaré a entrenar un rato, así que puedes irte ya —murmuró Chanyeol sin poder apartar sus ojos de los de Baekhyun—. ¿Kyungsoo puede venir a verte?
—Umm, no lo creo. Está en una cena con sus padres. Jongin lo acompañó.
—Me demoraré una hora, si no te importa esperame, puedo llevarte.
Baekhyun asintió con mucha emoción. Fue a por su botella de agua y se sentó en la colchoneta cercana, muy listo para mirar a Park hacer ejercicio. Abrazó sus piernas y sobre sus rodillas apoyó su mentón.
Chanyeol se calzó los guantes negros y se paró frente a la pera, posicionando sus manos, empezó a golpear. Derecha, a lo alto; izquierda, a bajo. Hizo varias repeticiones y conforme golpeaba el saco, este se zarandeaba hacia atrás.
Baekhyun se relamió los labios al verlo sudando y algo en su pecho se sacudió.
Si bien Baekhyun había tenido interacción con hombres anteriormente, nunca sintió nada por ellos. La verdad es que solo miedo y repulsión. Con Chanyeol, al verlo así, su cuerpo se encendió tontamente, acalorado. ¿Qué era eso? ¿A qué se debía esa reacción?
—Te vi un par de veces en televisión —comentó, angustiado por el silencio que los acompañaba—. Creo que fue tu última temporada.
—Sí... hace mucho que no peleo —jadeó, dando golpes duros que resonaron con fuerza.
—¿Por qué te retiraste?
Por un tiempo solo se escucharon los golpes cuero contra cuero y la pesada respiración de Chanyeol. Baekhyun incluso llegó a pensar que no obtendría respuesta, o que había sido imprudente.
—Porque me casé. Quise dedicarme a mi familia —suspiró, pero bajo ello apareció un gruñido dolido—. Y monté el Black Moon.
—Es muy bonito, pero siempre extrañé verte en televisión.
Chanyeol hizo el amago de una sonrisa.
—Supongo que verme en persona es mejor que en 2D.
—Sí, aunque a veces eres un gruñón.
Esta vez, Chanyeol sonrió genuinamente.
—La última persona que me llamó así terminó con el ojo morado. —Baekhyun palideció y se removió en su lugar—. Sin embargo, considerando que casi me rompes la polla, no me atrevería.
—Soy una pequeña amenaza —se ensalzó Baekhyun.
—Una muy chiquita.
—Yo... lo siento, por lo que le ocurrió a tu esposa.
Chanyeol se detuvo un momento y sus ojos solo miraron al saco, remembrando los últimos momentos que tuvo con ella. Había repasado esas imágenes tantas veces que ahora incluso le cansaban. Luego de la muerte de Sandara, estuvo varios días metido en su casa, en su recámara, no pudiendo soltar el retrato de su boda. En ese momento pensó que el dolor se lo llevaría con ella, que lograría reunirlos. Y más tarde se dio cuenta de que por mucho que la amara, debía seguir adelante. Aunque no pudo desprenderse de su recuerdo ni de su amor, consiguió ponerse en pie y dar pasos suaves y temerosos.
Aún ahora, después de mucho tiempo, no encontraba la forma de hacerlo fácil.
Park lanzó un golpe duro y fuerte que sonó en todo el cuarto. Baekhyun se estremeció.
—Es cosa del pasado.
—Pero la amaste mucho. Yo alguna vez los vi juntos en la televisión, creo que fue cuando ganaste tu última pelea. Ella se veía muy enamorada.
A Chanyeol no le gustaba que le hablaran de su difunta esposa porque las esquirlas seguían ahí haciéndole daño. No obstante, que Baekhyun lo hiciera no le afectó en la medida que esperaba. Fue muy dulce, sin rasgo alguno de hipocresía o lástima.
—Sí, así fue.
—¿Y volverás a amar?
La pregunta intrusiva ciertamente alteró un nervio en Chanyeol. Esa pregunta, si bien repetitiva, no le gustaba. Él mismo no sabía cómo responder.
—No puedes vivir toda tu vida solo y triste —comentó.
Aunque el propio Baekhyun no era un buen ejemplo de ello. Había vivido desde niño solo, aislado. No conocía mucho a sus padres, y jamás vio a su hermano. Estuvo solo en un cuarto hasta que conoció a Kyungsoo. Pero él sabía que no era sano vivir así, que no le gustaba.
—No sé si lo haré. Creo que perdí mi capacidad de amar cuando ella se fue.
Fue sincero, la respuesta que no le había dado a nadie.
Suspiró y se apartó del saco.
—Creo que he tenido suficiente. Ven, vamos. Te llevaré a tu casa.
Baekhyun dio un salto, listo para tomar sus cosas e irse.
—¡Son las nueve! No creí que nos tardaríamos tanto —gimoteó y a su ruido lo acompañó el sonar de su estómago.
—Creo que tienes hambre. ¿No comiste algo antes de venir?
—Umm, es que... yo no...
—¿Baekhyun?
—Madame Joo dijo que debía bajar de peso, que estaba engordando —murmuró con vergüenza, como si realmente creyera esas palabras y se avergonzara de su cuerpo.
—¿Qué? ¿Acaso está loca? —respló. Tomó la mano de Baekhyun y lo llevó hasta el auto—. No le hagas caso, estás bien. No necesitas bajar de peso o desaparecerás.
—Pero ella-
—Ella es una mujer amargada. Déjala y no la escuches. Tu cuerpo está bien.
—¿Lo crees?
«Podrías ponerle dura la polla a cualquier hombre», fue su muy insensato pensamiento y cuando lo repasó, agradeció no haberlo dicho en voz alta. Luego se reprendió por ser así de descarado y descarriado.
—Te invito a comer —dijo, carraspeando para alejar de su cabeza ese pensamiento.
***
Al terminar la cena, Chanyeol llevó al chico a su departamento. Cuando el motor se apagó, ambos se quedaron sentados dentro, viendo solo hacia el frente no sabiendo qué esperar.
—Chanyeol... —llamó con suavidad—, ¿alguna vez te has sentido como un peligro para el resto?
—Era boxeador y tengo muy mal genio, claro que pensé que era un peligro público —se mofó.
—Yo... lo he escuchado mucho, pero no... no creo serlo —suspiró, apretando su bolso contra su pecho.
—Si es porque yo te lo dije una vez, no-
—Claro que no —medio sonrió—, tú tuviste razón. Yo te atropellé. Pero... hay muchas otras personas que me ven y solo se alejan. Sé que tengo algo roto, algo dañado, y no sé cómo repararlo.
Chanyeol no supo verdaderamente de qué manera interpretar esas palabras. Pero, de nuevo, hablar con Baekhyun era siempre confuso.
No podía negar, sin embargo, que la forma en la que hablaba estaba plagada de dolor y miedo, esos sentimientos con los que bailaba a veces. Tuvo un impulso, uno que consideró muy tonto y se alegró de no seguirlo: abrazar a Baekhyun.
—Kyungsoo dijo que estaba bien siendo como soy, que no debía cambiar.
—Yo tampoco cambié, Baekhyun. Supongo que mi mal humor lo direccioné a mis peleas.
—Por algo eres el campeón. —Baekhyun sonrió brillantemente, como si hubiera dejado atrás fácilmente su tristeza.
Chanyeol no lo corrigió. Ya no era más el campeón, pero era agradable ser llamado así otra vez.
—Sí, por eso lo soy —sonrió también—. No puedo darte un consejo, Baekhyun, la última vez que lo intenté le aconsejé a mi sobrino que le rompiera la nariz a un idiota... y terminó en la cárcel por agresión al hijo del alcalde.
—Eres un tonto —se carcajeó el muchacho.
—Solo recuerda que está bien estar dañado; todos lo estamos, y eso te hace único.
Baekhyun asintió y con toda la confianza se acercó a Chanyeol para besarle la mejilla.
—Te veré mañana.
Chanyeol se quedó quieto, frío como un pingüino. Ese fue el estrago de Baekhyun. Sí, definitivamente era un peligro público, creía Chanyeol, porque su cerebro estaba atontado.
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