Capítulo 25


*In the stars - Benson Boone



—Sunday mornings were your favorite. I used to meet you down on Woods Creek Road.

(Los domingos por la mañana eran tus favoritos. Solía encontrarte en Woods Creek Road)


Había sido una niña hermosa y delicada, con el cabello negro como el de su padre y los vivos ojos de su madre, y fue su tesoro más grande.

La dificultad de lidiar un niño fue más obvia conforme avanzó el tiempo. Baekhyun admitió que en momentos deseaba desaparecer, y a veces lo hacía encerrándose en su cabeza. Era en esos momentos cuando Chanyeol lo ayudaba. Él cuidaba de la pequeña Hyesung hasta que toda esa marea acabara. La llevaba al cuarto de juegos donde la entretenía con juguetes y peluches hasta que Baekhyun entraba al cuarto y tomaba a su bebé en brazos para llenarla de amor.

Esa niña creció con la misma pasión por el ballet que su madre pues cada tarde la veía bailar junto a su padre en su pequeño estudio, o incluso en el jardín de la casa, descalzos. Adoraba la emoción del momento y el cariño que veía en los ojos de sus padres.

Y creció viendo también a su madre sufrir por algo dentro de su cabeza que en ocasiones podía con él. E incluso en las peores crisis donde Baekhyun quiso escapar del mundo, Chanyeol estuvo ahí, tomando su mano y hablándole de todo lo bueno que era.

Para Hyesung no había amor más grande que el de Chanyeol por Baekhyun.


—You did your hair up like you were famous. Even though it's only church where we were goin'.

(Te peinaste como si fueras famosos, a pesar de que era solo la iglesia a donde íbamos)


Veinte años pasaron, demasiados para alguien con esquizofrenia.

No fue en vano.

Enfermedades vinieron y se fueron, pero otras se quedaron para siempre.

Baekhyun celebró su cumpleaños número treinta y cinco en un hospital, siendo tratado por una falla en su corazón derivada del insano número de drogas que usaron en él durante su estadía en el psiquiátrico. Chanyeol le llevó un pastel con fruta a su pequeño cuarto desde donde podían ver el paisaje de Seúl.

Le brindaron un tratamiento y pastillas para el corazón, mas el médico le advirtió que su cuerpo débil acosado por diferentes enfermedades no aguantaría mucho. La esquizofrenia tampoco le permitiría una vida tan larga.


—Now, Sunday mornings, I just sleep in. It's like I buried my faith with you.

(Ahora los domingos por la mañana duermo hasta tarde. Es como si hubiera enterrado mi fe contigo)


Y una tarde Baekhyun estaba en el estudio de ballet junto a Chanyeol como una pequeña tradición durante su aniversario número veinte. Las notas del piano que tocaba Park bailaban alrededor de su esposo.

Baekhyun bailaba Romeo y Julieta, girando sobre sus puntas en el centro del salón y moviendo sus brazos en el aire, sobre su cabeza, en un gracioso óvalo. Su abultada falda color borgoña de tul se unía a un leotardo negro; llevaba las piernas desnudas.

Elevó su pierna derecha al aire, batiéndola grácilmente y manteniéndola extendida hacia la derecha conforme daba más giros. Escuchaba a Chanyeol tocar y solo ansiaba que se uniera a él y lo elevara alto con esos fornidos brazos. Adoraba cuando se unía a su baile.

Interpretaba el acto cuando Julieta, en medio de la desesperación por la negligencia de sus padres no pudo casarse con Romeo. Su desquiciante pasión la llevó a tomar la más arriesgada decisión: fingir su muerte para huir en libertad.


—I'm screamin' at a God, I don't know if I believe in. 'Cause I don't know what else I can do.

(Estoy gritándole a un Dios en el que no sé si creo. Porque no sé qué más puedo hacer)


Baekhyun tomó impulso dando varios pasos hacia el frente antes de elevarse en un salto y hacer un split en el aire. Al caer sobre sus pies, dobló las rodillas y se estiró en el piso, estirándose y contorsionándose como los efectos de un veneno potente que adormecería los latidos de su corazón.

Las notas de pronto se detuvieron y solo quedó la ligera melodía del reproductor de música. Un par de pasos pesados alcanzaron a Baekhyun en la pista, arrodillándose a su lado para acariciarle el rostro de ojos cerrados. Golpeando la madera con el puño cerrado envuelto en la desesperación por encontrar a Julieta muerta. Esa misma angustia le generó un dolor en el pecho como si se le estuviese arrancando el corazón de golpe, crudamente. Era la pérdida de un amor profundo.

Chanyeol le besó los labios probando ese veneno, decidido a encontrar a su amor en la luz eterna si en la tierra su cariño fue prohibido.

—Para siempre —le había susurrado contra las mejillas.

Desplomándose al costado, cabeza con cabeza en la dirección opuesta y cerrando los ojos con la esperanza de que al abrirlos encontraría a su Julieta.


—I'm still holdin' on to everything that's dead and gone. I don't wanna say goodbye, 'cause this one means forever.

(Todavía me aferro a lo que está muerto y se ha ido. No quiero decir adiós porque este significa para siempre)


Un par de segundos largos en quietud, y Baekhyun abrió los ojos tras terminarse el efecto del falso veneno, pero solo fue para encontrar a su amante muerto por la desesperación y el dolor. Se arrodilló a un costado de Chanyeol, sacudiéndolo por los hombros para despertarlo sin éxito. Desesperado lo llamó, pero él no abrió los ojos porque su Romeo ya estaba muerto.

—Prometiste que no me dejarías —se quejó, tocando el rostro de su amante muerto—. ¿Por qué lo has hecho, mi amor?

Acarició con su respingada nariz las mejillas de Chanyeol, clamando su nombre y su regreso. Encontró sus labios y lo besó castamente un par de veces, fue cuando sorpresivamente su esposo lo besó con fuerza. Baekhyun fue tomando por el pelo con ligera dureza mientras en su pequeña boca era abusada por la lengua ajena.

Soltó un suspiro cuando se separaron.

—Así no iba la historia.

—Me gusta más como está ahora —le respondió con galantería.

Sus bocas se unieron una vez más.


—Now you're in the stars and six-feet's never felt so far. Here I am alone between the heavens and the embers.

(Ahora estás en las estrellas y seis pies nunca se sintieron tan lejanos. Aquí estoy solo entre el cielo y las brasas)


Chanyeol levantó a Baekhyun del suelo y con sus manos en la cintura ajena, lo elevó al aire, haciéndolo girar varias veces mientras se deleitaba con esa risa dulce y contagiosa. Al bajarlo, lo apretó contra su pecho y le besó el rostro varias veces. En la frente, las majillas, la nariz y esos esponjosos labios.

—Eres lo mejor de mi vida —le dijo con los ojos fervientes de amor.

—Soy solo un loco —se mofó.

—Pero eres mío, y no hay nada mejor que esto. He hecho tantas locuras a tu lado... y me muero por saber qué otras haremos.

Baekhyun se sonrojó.

—¿No te cansarás?

—Llevo veinte años junto a ti, patito, y solo quiero que muchos más vengan.

Un beso suave y dulce los envolvió. Baekhyun llevó sus manos sobre los hombros ajenos mientras el deleite de esa caricia lo destruía. Sentía su pecho tan agitado por el baile y ese desfogue de amor que sintió la falta de aire como nunca antes. Pero no solo fue eso.

Sus manos se tensaron y rasguñaron los hombros de Chanyeol al separarse, aturdido por un dolor que le estremeció de pies a cabeza. Sus ojos dolientes se encontraron con los de su esposo, mas no buscaban una respuesta sino algo de tranquilidad.

—Nunca jamás olvides que te amo, te he amado y que siempre te amaré con el alma —le dijo con la voz apenas saliendo—. Incluso... si... no estoy.

Baekhyun se abrazó a Chanyeol con fuerza doliente. Su pecho ardía y su brazo derecho punzaba duramente que incluso llegó al entumecimiento. Fue abrumadora la angustia que lo sacudió conforme perdía el aliento. Sentía y era capaz de escuchar los rápidos latidos de su corazón en sus oídos, tan rápido que lo ensordecía. Fueron algunos minutos, dos quizás, de ese insano dolor. Luego todo cambió, su pecho dejó de latir de prisa y empezó a detenerse.


—Oh, it hurts so hard. For a million different reasons.

(Oh, esto duele tanto por un millón de razones diferentes)


Chanyeol lo sintió en sus brazos decayendo. Las piernas de Baekhyun ya no lo sujetaban y tampoco; sus brazos se colgaron hacia los lados.

—Chan —suspiró en un gemido amortiguado. Ya no podía hablar y ni aire tenía en sus pulmones.

Las manos de Baekhyun temblaron cuando quiso aferrarse a los brazos ajenos, pero falló. Un gruñido abandonó sus labios cuando el dolor en su pecho llegó a un punto cúspide que lo aturdió.

Chanyeol se arrodilló con Baekhyun en sus brazos, sin saber qué hacer cuando su esposo parecía envuelto en llamas. Lo vio de pronto apretarse el pecho entre quejidos lastimeros y los ojos llenos de lágrimas, supo entonces que Baekhyun estaba teniendo un infarto. Tomó su celular y marcó a urgencias.

Tardaron demasiado. Para Baekhyun la ayuda siempre había tardado demasiado.

El último aliento cálido rozó la mejilla de Chanyeol, enviando una señal a su cerebro que lo dejó helado.

—Por favor, no —murmuró abrazando el cuerpo de su esposo, apretándolo como si algo de su vitalidad pudiera llegar a él—. Baek, cariño. Por favor, regresa conmigo.

Sus toscas manos repasaron el rostro dormido de su esposo, entrelazando sus dedos en las hebras doradas y largas que lo enmarcaban. Tiritando, las yemas callosas del boxeador repasaron las tersas mejillas que perdían su rosácea tonalidad, descendiendo hasta esos labios que por veinte años besó cada mañana.


—You took the best of my heart. And left the rest in pieces.

(Tomaste lo mejor de mi corazón, y dejaste el resto en pedazos)


Y ahora estaba ahí, viéndolo en un frío ataúd blanco mientras le cantaba y acompañaba su triste voz con el sonido del piano.

En la sala del velorio, se encerró él, su piano y su amado esposo. Ni siquiera permitió que su hija entrara, no al menos mientras él lo despedía porque necesitaba tiempo a solas para llorar y ser vulnerable.

Cuando se casaron hace veinte años, no creyó que volvería a quedarse solo. En su mente siempre pensó que él sería quien abandonaría a Baekhyun porque era mayor y era lo lógico. Sin embargo, otra vez la vida le mostró que no tenía razón.

Fue despojado una vez de una persona que amó, y ahora volvía a decir adiós a quien iluminó sus días y lo apoyó hasta en las más alocadas aventuras. Le decía adiós a su adoración.

«Voy a encontrarte otra vez. Quizás no mañana ni el siguiente año, pero nos volveremos a ver. Mientras tanto cuidaré de Hyesung».


—Diggin' through your old birthday letters. A crumpled 20 still in the box.

(Escarbando en tus viejas cartas de cumpleaños. 20 arrugadas siguen en la caja)


Chanyeol se sabía de memoria los acordes y los tiempos porque era una de las canciones favoritas de Baekhyun. Él decía que transmitía la desesperación de perder algo tan vívidamente que le daba escalofríos. Incluso creó una coreografía para esa canción y la bailaron juntos hace dos navidades en el salón de su casa, durante la noche buena.

Los ojos del hombre estaban cerrados, pujando para no soltar más lágrimas que habían ya empapados sus manos mientras estas se movían con furia sobre las teclas.

Él estaba tan cansado de ese nefasto sentimiento que no le permitía respirar correctamente. Sus pulmones no se llenaban, simplemente, y lo dejaban nublado y adormecido. Creía que se debía a su necio corazón que quería dejar de luchar y simplemente alcanzar a su estrella en el firmamento.

Era la primera vez que quería darse por vencido. Solo dejar la pelea y quitarse los guantes.

«Yo peleaba por ti —pensó—. Cada día tenía que ser fuerte y pelear contra todo lo que incluso no entendía. Peleaba contra tu enfermedad pensando que si le ganaba te quedarías a mi lado la vida entera».


—I don't think that I could ever find a way to spend it. Even if it's the last 20 that I've got, oh.

(No creo que pueda encontrar una forma de gastarlos, incluso si son los últimos 20 que tengo)


«Y quizás me centré tanto en salvarte de tu locura, que no vi todo el mal que te rodeaba. Pude haber sido un mejor esposo, un mejor compañero. Yo te fallé».

Golpeó con el puño cerrado el piano, forzando el sonido y convirtiéndolo en un chillido. Se puso en pie y caminó hacia su esposo, incluso si lo único que veía era el cofre donde estaba.

Cualquiera pensaría que siendo la segunda vez, ya no dolería tanto. Pero la verdad era que dolía incluso más que hace treinta años.

Acarició la madera y el contacto le produjo escozor. Sus ojos tristes y pañosos se encontraron con el rostro petrificado de Baekhyun. Incluso cobijado por el abrigo de la muerte seguía siendo hermoso.

Su patito.


—I'm still holdin' on to everything that's dead and gone. I don't wanna say goodbye, 'cause this one means forever.

(Todavía me aferro a todo lo que está muerto y se ha ido. No quiero decir adiós, porque esta vez significa para siempre)


Sus rodillas se doblaron y solo sus brazos apoyados sobre el ataúd lo sujetaron. Su cabeza golpeó el vidrio que lo separaba del hombre que amó con locura.

—No voy a olvidarte, cariño. Solo espérame entre las estrellas hasta que pueda estar a tu lado... Por ahora, voy a cuidar de nuestra niña, ¿si, patito?






Baekhyun despertó de un sueño que atesoraría toda la vida.



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Hello!

Me acabo de dar cuenta que soy un ratón alarmista!

Sí, este es el final, pero habrá un epílogo que ojalá logre subir esta semana.

Sé que a muchos no les gustará este final, pero la verdad es que para mí queda perfecto. Y el epílogo es mucho más profundo y espero que puedan sentirlo en su momento.

La historia ha tocado muchos temas sensibles que espero hayan sido abarcados de la mejor forma.

Si bien no soy psiquiatra, sí he realizado una investigación sobre la esquizofrenia y otras enfermedades para darle algo más de realismo y profundidad a la historia. Si en algún momento llego a editarla, definitivamente me gustaría tener la ayuda de un profesional para mejorarla.

Muchas gracias a los que le dieron la oportunidad a esta historia. Estoy infinitamente agradecida por sus comentarios y todo el apoyo! 

Espero verlos en el epílogo y en todo nuevo proyecto que surque mi mente.


Un millón de besos,

Alex

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