Capítulo 20



—Tengo una reunión ahora, Kyungsoo, pero él está bien.

—¿Estás seguro? Hay algunas enfermeras ahí dentro que-

—Tranquilo. Me he hecho cargo de eso. Además, no estará más tiempo aquí.

—¿A qué te refieres?

—Voy a hablar con el padre de Baekhyun y-. Lo siento, Kyungsoo, tengo que colgar. Te contaré todo luego.

La sala en el psiquiátrico se llenó con la presencia del Director médico, la familia Byun, el abogado de ambos, y Chanyeol con su abogada. La mesa redonda donde se sentaron estuvo cargada de mucha energía la cual pesaba sobre cada una de las cabezas ahí.

Chanyeol los había convocado esa misma mañana luego de haber estado con Baekhyun y estaba decidido a acabar con esa pesadilla para todos en ese mismo momento.

—¿Para qué nos citó aquí, Señor Park? —preguntó la suave voz de la Señora Byun vestida de seda rosa.

—Quiero hacer negocios con ustedes.

—Señor Park, somos un hospital, no una empresa.

—Me dieron otra impresión cuando hicieron negocios con el Señor Byun hace muchos años para admitir a Baekhyun aquí. Creo que siete millones de wones al mes es una interesante suma para una clínica donde las cuotas son de la tercera parte.

—Somos una entidad privada —refunfuñó el Director.

—Y la tapadera de Byun Jungseop para el lavado de dinero.

—¡Señor Park! —saltó el viejo Byun.

—Esa es una acusación que podría meterlo en problemas, Señor Park. Le aconsejo que cuide sus palabras —añadió el abogado de los Byun con ese porte y seriedad tan típicos de los de su gremio. Pero Chanyeol no se iba a dejar intimidar por un hombre en traje, no cuando había peleado toda su vida contra los hombres más temibles del planeta.

Él sonrió de medio lado y se inclinó sobre la mesa.

—Creo que a quien podría meter en problemas es a su cliente. Le recuerdo, señor Byun, que nunca hago una acusación sin fundamento alguno. Yo tengo pruebas de todas y cada una de sus fechorías, así que no juegue conmigo.

Byun Jungseop se tensó en su silla y se removió con viva incomodidad.

—¿Y qué quiere?

—Ahora mismo poseo un importante porcentaje de las acciones del Grupo Seon y si decido comprar más seré el accionista mayoritario. Quiero dejar en claro que no me interesa estar relacionado con su corrupta empresa ni un minuto más. Es por eso que he decidido venderle mis acciones, Señor Byun.

—¿A cambio de qué?

Hubo apenas un silencio, un par de segundos en los que la cabeza de Byun conjuró las respuestas que clamaba. Una turbia sonrisa malvada se formó en sus labios, estirando la piel de sus comisuras.

—Baekhyun —se respondió él mismo—. Todo este circo es por él.

—Sí. Quiero a Baekhyun a cambio de la estabilidad de su empresa.

—Él está loco. No saldrá nunca de este manicomio —aseguró con viva saña—. Usted no puede cambiar eso por mucho dinero que tenga.

—Pero usted sí. Es el tutor legal de Baekhyun.

—¿Y qué le hace pensar que así de simple le entregaré a ese bastardo?

—Porque no le importa. Usted lo único que quiere es que nadie jamás repare en él. Quiere que la prensa lo olvide luego de lo que ocurrió. A mí Baekhyun sí me importa y lo quiero a salvo.

—¿Y qué le hace pensar que ese imbécil no está bien aquí? —escupió la pregunta el hermano mayor de Baekhyun, Baekbeom.

Chanyeol por primera vez lo veía de frente. Era alto, pero al menos unos cinco centímetros menos que él; con el rostro marcado por una incipiente barba y unos ojos profundamente macabros. El hombre destilaba odio por los poros y las cuencas de sus orbes oscuros.

—¿Es estar bien ser maltratado todos los días? ¿Es estar a salvo sufrir de violaciones constantes? ¿Es correcto que él haya quedado en cinta producto de esas atrocidades y que su propio padre hubiese firmado el consentimiento para sacarlo del país y ocultar sus errores? —farfulló y su mirada penetrante caló en todos, incluso en el patriarca de los Byun.

La madre de Baekhyun lució muy avergonzada. Ella lo había sabido todo. Ella había firmado también ese consentimiento para enviar lejos a Baekhyun. Ella lo había traicionado y fallado como madre. Chanyeol no pudo sino sentir pena por ella porque nunca estaría cerca de un ser tan maravilloso como Baekhyun.

—Eso que dice-

—Es verdad —intervino la abogada de Park sacando una carpeta y dejándola sobre la mesa—. En este archivo están pruebas de cada uno de los actos que fueron cometidos en contra de la salud del paciente Byun Baekhyun en este hospital. Las torturas a las que fue sometido, los maltratos y las violaciones de las que todos sabían. Les comento, señores, que esos actos conforman un delito por omisión. Ustedes, aún sabiendo lo que ocurría con él, no hicieron nada y ello los vuelve cómplices. Si se lleva esto ante un tribunal, enfrentarían una pena de entre quince y veinte y ocho años de prisión.

—¡Eso... eso! ¡¿De dónde ha sacado eso?!

—¿En verdad es lo que más le preocupa? —preguntó Chanyeol, exasperado—. No me interesa lo que piensen ninguno de ustedes. Les estoy diciendo lo que va a ocurrir. Yo le venderé mis acciones al Señor Byun para que no pierda su empresa. A cambio, quiero la tutela de Baekhyun. Completa.

—Temo decirle, Señor Park —intervino el abogado de Byun—, que usted no califica para ser el tutor legal del paciente. Es un paciente con esquizofrenia. Usted no podría adoptarlo como un hijo porque no está casado, y tampoco se le puede otorgar su custodia a una persona ajena de la familia.

Chanyeol torció su boca. Les sonrió con cierta sorna y algo de perversión.

—No quiero su tutela como mi hijo, si no como mi esposo.

Byun Jungseop contuvo el aliento y hasta la madre palideció.

—Solo necesito el consentimiento de Byun Jungseop para el matrimonio e inmediatamente me convertiría en el responsable por su salud.

—No, eso... no... Eso —balbuceó Byun con los ojos amplios y saltones.

—Me pareció que estuvo muy dispuesto a entregarle a su hijo a un hombre que fue su violador por varios años. Creo que le debe esto a Baekhyun.

—... ¿Usted lo cuidaría? —habló la mujer con cierto temor.

—Lo he hecho desde que lo conozco. Yo sí puedo cuidarlo como ustedes debieron.

La sala se llenó de un tenso silencio. Jungseop no quería dar su brazo a torcer y menos frente a Park quien se había convertido en su enemigo por excelencia. Tampoco pretendía perder su empresa o arriesgarla a una investigación por la fiscalía. El egoísmo y maldad del hombre eran tan grandes que era incapaz de entregarle a su propio hijo la llave de la felicidad. Sentía tanta rabia y asco hacia él por ser diferente, por estar enfermo, que lo único que añoraba su negro corazón era torturarlo hasta que desapareciera.

—Necesito su respuesta ahora y la firma del consentimiento aquí mismo —insistió Chanyeol. La abogada pasó la carpeta con los documentos para que los revisara el abogado de la contraparte.

—¿Se llevará a mi hijo?

—Pienso sacarlo de este lugar y tratarlo con médicos capaces —señaló con una ligera sonrisa—. Y lo que ocurra después será asunto mío. Ni siquiera tendrán el derecho de acercarse a él a menos que así lo quiera Baekhyun.

Y sabía que no ocurriría porque su pequeño patito no creía en su familia. Él estaba tan decepcionado de los suyos que simplemente los olvidaría, y si acaso accedería a ver a su madre.

Porque ellos le habían hecho eso y era la única forma en la que Baekhyun podría responder.

—Está en orden, Señor —murmuró el abogado contra su cliente, pasándole los documentos.

—Él llevará su apellido —masculló Byun, firmando rápidamente los documentos antes de pasárselos a su esposa.

—No creo que él tenga ganas de seguir siendo un Byun, de todas formas.

Al salir de la sala, Chanyeol fue con su abogada hacia el parqueadero frontal. Ese día no le permitirían ver a Baekhyun, y todavía debía encargarse de muchas cosas.

—Por favor, legalice los documentos y téngalos listos lo antes posible.

—Tengo un amigo en la notaría que me ayudará hoy mismo. Pero esto debe ser revisado también por un juez familiar para la aprobación —señaló ella—. Creo que puedo acelerar el trámite.

—¿Cuándo podría llevarme a Baekhyun?

—Será sencillo. Para mañana por la tarde tendré todo hecho.

—Gracias.

—Y..., sobre el tema de los Byun, ¿qué hay que hacer?

—Déjelos libres un par de meses y luego entréguele toda la información a la policía y a la fiscal Lee. Ella se encargará de hacerlos pagar.

—Muy bien. ¿Y la clínica?

—... Tiene la lista de las personas que lastimaron a Baekhyun... Quiero que paguen por todo.

—Así será.



***




Por la noche, Chanyeol llegó a casa de Kyungsoo y Jongin ante su insistencia por saber qué había ocurrido con Baekhyun. Ambos estaban muy nerviosos y angustiados, especialmente después de saber de la amenaza de Byun Jungseop para enviar a Baekhyun al extranjero.

Casi no tuvo tiempo de sentarse en el sofá de la pequeña salita del departamento cuando Kyungsoo ya le había lanzado tres preguntas de golpe. Ni siquiera sus oídos procesaron correctamente las palabras. Se quedaron a medias tanto como su aturdido cerebro.

—Él está bien. Me he encargado de que esté vigilado por un quipo de seguridad para que nadie se le acerque —consiguió decir, forzado por esos ojos grandes que Kyungsoo poseía.

—¿Y se lo llevarán?

—No, yo he llegado un acuerdo con sus padres. Baekhyun se quedará en Corea.

—... ¿Podremos ir a visitarlo?

—Bueno, en mi casa siempre serán bienvenidos, así que podrán ir cuando quieran.

—¿Cómo? —boqueó Kyungsoo ampliando todavía más sus ojos.

—... Voy a sacarlo de allí. Hoy conseguí el consentimiento de Byun para... casarme con él. Baekhyun será mi responsabilidad y ellos ya no podrán lastimarlo.

—¡Oh, por los dioses! —jadearon la joven pareja al mismo tiempo.

—Eso es maravilloso —felicitó Jongin con una enorme sonrisa en el rostro.

—Espero poder sacarlo del hospital mañana mismo. Pero antes tengo que conversar con el médico que lo tratará de ahora en adelante. Él deberá evaluarlo y establecer un tratamiento que presentaremos ante la corte para no tener problemas.

—¿Él lo sabe?

—Todavía no, Kyungsoo —suspiró y con humor añadió—: Tengo la esperanza de que no me rechace.

Esa misma tarde, impulsado por el ansioso deseo de reunirse con Baekhyun tan pronto como pudiera, acudió a una joyería en el centro de la ciudad. La tienda de fachada blanca y dorada era todavía más ostentosa en el interior donde un candelabro de cristal con lágrimas alargadas colgaba del techo. Incluso los muebles blancos tenían el toque de color dorado en los bordes y las manijas, además del brillo insano de los diamantes y gemas.

Buscó un anillo que le llamara la atención como le había ocurrido con Baekhyun aquella primera vez. Algo raro y hermoso, con un toque único y despampanante. Y entre tantos diamantes y esmeraldas encontró el brillo de un rubí. La argolla de oro finamente pulida tenía como pieza central la forma de una flor amplia, cuyas gemas redondeadas simulaban los pétalos y se mezclaban con diamantes más pequeños. Ese anillo le hizo pensar en Baekhyun interpretando a Victoria. Le hizo pensar en ese apasionado baile que compartieron.

Así que lo compró como la sortija de compromiso de Baekhyun. Y si había algo que quería compartir con el muchacho era buscar y encontrar los aros de bodas, algo que los representara en su muy alocada manera.

—Gracias por cuidarlo tanto.

Kyungsoo estaba al borde del llanto, un poco por la preocupación que cargó durante los últimos días, otro poco por la culpa que pugnaba en su pecho por su incapacidad para cuidar de Baekhyun, y otro poco por la emoción de saber que Baekhyun nunca más volvería a estar solo.

Chanyeol aún tenía miedo del rumbo que tomaría su vida. Le aterraba no ser capaz de controlar las cosas a su alrededor, pero sabía que tendría que acostumbrarse a la sensación estando con Baekhyun porque él era como el mar, impredecible. Su enfermedad lo llevaría al borde de la dicha y también a un abismo de ansiedad y preocupación.

Solo debía encontrar un punto medio.

Pero, si no lo hubiera, amaría los matices rojos vibrantes de su locura, y el blanco brillante de su armonía. Aprendería a sintonizarse con él para que nunca se sintiera fuera de lugar. Y amaría cada risa y cada lágrima, cada temor y cada gran sueño... Porque Baekhyun era una gema preciosa que él iba a atesorar toda la vida.


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