Capítulo 19
Chanyeol se acurrucó con Baekhyun en su regazo justo al lado del gran ventanal. Lo rodeó con sus brazos sobre el vientre mientras lo escuchaba tararear alguna canción que él no conocía. Tenía las manos de su patito sobre las suyas, todavía acariciándolas para aliviar la tensión en su cuerpo.
El sol había disminuido un poco, ocultando la mitad de su cuerpo entre las nubes claras.
-Lo haces bien -le susurró Chanyeol.
-... No sabía si vendrías. Es un lugar aterrador.
Pero no lo dijo con miedo, sino como una verdad incómoda.
Los manicomios en verdad eran lugares cargados de energía negativa, incluso si eran edificios muy bien conservados y con amplias áreas verdes que los volvían vistosos y alegres. La habitación de Baekhyun fácilmente podía pasar por una hermosa villa en la zona más exclusiva de la ciudad. Si no se fijaba uno en el hombre cautivo y los grilletes en los pilares de la cama.
-Deseaba mucho verte -confesó Chanyeol-, y decirte que yo no llamé a la policía ni a tus padres.
Baekhyun asintió con la cabeza, perdiendo su mirada en el césped de en frente. Le gustaban las flores amarillas y las blancas porque sus pétalos alargados y de punta redondeada eran suaves al tacto. Sus favoritas, no obstante, eran unas de tamaño más pequeño, de color azul radiante y el centro de un tinte amarillo. Era una extraña clase de orquídea con un aroma que era capaz de atraer hasta al insecto más ermitaño, pero eran bellezas mortales.
-No pensé que tú lo hicieras. ¿Fue Madame Joo?
-Sí, me lo dijo Minho. Hubo un escándalo ayer en la academia.
-Lamento haberte involucrado en esto -largó el susurro más lastimero que Chanyeol oyó jamás.
-Shh, está bien. No has hecho nada malo. Y no me molesta que me hayas involucrado en tu vida.
En silencio empezó a llorar, con las lágrimas bajando una tras otra hasta su mentón, pero como se lo había enseñado su padre en aquellas visitas, hacía el menor ruido posible, así que hubiese sido imperceptible su dolor de no ser por las gotas de agua que cayeron sobre las manos de Chanyeol. Él no lo detuvo y tampoco lo haría porque sabía que el pecho de Baekhyun tenía demasiado dolor que sacar y si necesitaba llorar para hacerlo, simplemente lo reconfortaría hasta que estuviera mejor.
Porque eso era Chanyeol, su roca y guardián.
-Tal vez, tal vez me vaya lejos -balbuceó-. Escuché a padre decir que, no, que me enviarían a una clínica fuera de Corea... No volvería a verte.
Enviarlo lejos...
¿Eso era capaz de hacer Jungseop para ocultar de la sociedad a su hijo enfermo?
Como un sucio trapo... Un sucio secreto.
Pero, francamente, a Chanyeol no le sorprendió que pensara en enviarlo al otro extremo del mundo, si fue capaz de permitir que su hijo fuera violentado y lastimado en ese lugar que con tanto empeño pagaba mes a mes.
-Yo podría enviarte una carta con la dirección... así podrías ir a visitarme. -La idea salió con entusiasmo abatido, apenas irguiendo las comisuras de sus labios al pensar en esa remota posibilidad-. ¿Pido demasiado?
Chanyeol se dio cuenta que siempre hacía esas preguntas. «¿Pido demasiado? ¿Estoy siendo muy tonto?». Y pensó que era porque nunca antes nadie le dio importancia a su vida ni a sus palabras. ¿Cómo una persona abandonada y pisoteada podía llegar a considerar que tenía el suficiente valor como para que alguien más hiciera un sacrificio en su nombre?
-Gastaría todo el dinero que tengo para encontrarme contigo, patito -le respondió, bajando la voz contra el cuello del muchacho-. A cualquier parte a la que fueras, yo iría también para no dejarte solo.
«¿Cómo puede sobrevivir un hombre si su corazón se lo arrancan del pecho y lo envían lejos? Moriría pensando que te fallé».
-... ¿Y qué pasará si no puedo decirte dónde estoy? ¿Cómo podré verte?
-Cariño, no pienses en eso. Voy a solucionarlo, ¿sí? Haré que te quedes.
Baekhyun vio a un par de enfermeros pasar por el sendero e inmediatamente en su cabeza se encendió una alarma. Un bravo temblor arraigado a sus huesos lo volvió una hoja tiritando en brazos de su refugio.
-No quiero que te vayas. Odio las noches en este lugar -berreó angustiado.
-Baek, ¿te han lastimado...? Ahora que has regresado, ¿han intentado herirte?
Intentar herirlo...
Intentar herirlo...
A veces la posibilidad de una nueva herida es insignificante con las que todavía se carga en el cuerpo e impresas en la mente.
A veces dejaba de ser importante lo mucho que la gente lo lastimaba porque, incluso si no estaba bien, era su modo de vida.
-No... Yo guardo una navaja bajo mi almohada -confesó sin miedo de ser visto como un ser perverso porque él lo llamaba conservación y supervivencia-. La robé del saco de Baekbeom hace mucho tiempo.
Chanyeol no quiso indagar mucho en cómo lo había mantenido oculto por tanto tiempo cuando, según había escuchado del propio director médico, se hacían requisas y limpieza cuidadosa a las habitaciones de los pacientes para evitar justamente casos como esos. Sin embargo, agradecía que así fuera.
-Ten cuidado con eso, ¿está bien? No quiero que te lastimes...
-... Yo... yo... si lo hice -murmuró. Su cuerpo quiso apegarse contra Chanyeol una vez más, pero el miedo al rechazo futuro lo obligó a mantenerse quieto, apenas lejos de él-. Hace tiempo.
-¿Hiciste qué?
-Lastimarme... y lastimé a alguien con eso.
Chanyeol supo que estaba por saber uno de los secretos que ocultaba Baekhyun, bueno o malo, tendría que procesarlo lentamente y recordar que su chico no era malo y que si había un rastro de maldad en él era porque el mundo lo volvió así.
-Cuéntame.
-... Te asustarás. Odio cuando la gente me mira con miedo...
-Dame la oportunidad de conocerte. No voy a odiarte por lo que sea que hubieras hecho.
Aun así, Baekhyun lo dudaba. ¿En verdad podía confiarle una parte tan oscura de su ser a Chanyeol? Pero al ver los ojos ajenos, encontró una quietud y cariño que nunca antes sintió. Así que se decidió por contar aquel pecado del pasado.
-Cuando tenía dieciséis quedé en cinta -dijo con tomo más bajo y un poco avergonzado-. Me di cuenta a los tres meses. Solían hacernos pruebas cada cierto tiempo y... Todos lo supieron, pero nadie dijo nada.
-¿Te hicieron abortar?
Una renovada marea de lágrimas golpeó sus cuencas y se derramaron poco a poco.
-Alguien quiso hacerse cargo... Me sacaría de aquí y me llevaría lejos para tener a ese bebé... Ni si quiera sabía si era suyo.
Baekhyun siempre supo la razón tras ese acto de inescrupulosa bondad: la pensión que obtendría de la familia Byun. Aunque la noticia de su embarazo escandalizaría a la familia del magnate, sería fácil de manipularlos. Incluso tenían una historia perfectamente montada sobre la ligereza de Baekhyun y sus actos impúdicos frente a los enfermeros. Y de esa pensión saldría una partida para el hospital como compensación.
El enfermero que planeaba hacerse cargo había hablado con Baekhyun luego de haber tramado el plan. Con tono burlón y lleno de desdén le había dicho:
-No te preocupes, tendrás una habitación como esta cuando estemos en Alemania. Con los mismos grilletes -se mofó en una torcida sonrisa-. Podrías abortar allá... La verdad es que me da igual.
» Tu bonito cuerpo es la única razón por la que estoy dispuesto a aguantarte por el resto de la vida. Eso y el dinero de tu familia.
Pasando el nudo en su garganta, hizo un esfuerzo para hablar. Se había prometido dejar esos recuerdos en el pasado y jamás desenterrarlos, pero era justo contárselo a Chanyeol, y luego no volvería a revivir esos momentos.
-Pero yo no quería... un bebé de ellos... -Apretó sus puños y se movió lejos de Chanyeol, al menos un metro, donde pudo encogerse sobre sus pies. Sus manos inquietas se movieron hacia las cintas de sus zapatillas-. Sería horrendo. Y si me llevaban lejos... Habría muerto en un lugar peor que este.
«Con un hombre que no me amaba... criando un niño que no era mío... En una cárcel donde él me dañaría con libertad, sin que nadie me ayudara», completó en su cabeza.
-Mi padre incluso había firmado ya el consentimiento para sacarme del país -continuó-. No sé si madre lo supo o si no le importó... Fue cuando Baekbeom vino a verme. Él nunca lo hacía, pero lo hizo para despedirse.
Y claro que estuvo feliz porque a Baekbeom nunca le había importado su hermano menor, solo la fortuna que heredaría cuando él desapareciera.
-Así que cuando me abrazó -y había sido la primera vez que era abrazado por su hermano- tomé la navaja.
» Me aseguré de que hubiera mucha sangre... De que todo fuera un gran desastre... Así no me iría y, y esa cosa dejaría de existir.
Baekhyun había deseado la vida en libertad antes de saber si quiera su definición. La muerte era para él, entonces, lo opuesto a cualquiera de sus deseos. Incluso si vivía enjaulado en ese horrible lugar, conservaba la esperanza de un día finalmente abrazar la libertad y palpar su felicidad. Creía que merecía vivir lo que no le habían permitido y ¡tenía todo el derecho!, más que ninguna otra persona en el mundo.
Esa noche, bajo el miedo de alejarse del mundo que conocía en pocos días, Baekhyun se aferró a la idea de que, deshaciéndose de la raíz del problema, lo dejarían quedarse. Se ataría a la cama con esos mismos grilletes que tenían ya sus uñas marcadas en el cuero de ser necesario.
Tomó la navaja sabiendo que podría hacerle daño, y sentado en su cama palpó su vientre apenas diferente que hace un par de meses. Con la punta de la navaja tocó la tela y la presión la sintió contra su piel. Sintió un escalofrío ligero que se desvaneció cuando empezó a cantar.
-Are we gonna make it? Is this gonna hurt? Oh, we can try to sedate it. But that never works* -pronunció con apenas torpeza y la voz temblorosa por un miedo que no sabía de dónde provenía.
(¿Lo vamos a lograr? ¿Esto va a doler? Oh, podemos intentar anestesiarlo, pero eso nunca funciona)
Empuñó con firmeza el mango de la daga, sintiendo el metal arder contra su piel. Esbozó una pequeña sonrisa sin razón.
-If you tell me you're leaving, I'll make it easy. It'll be okay.
(Si me dices que te vas, lo haré fácil. Estará bien)
Empujó el arma hasta que la camisa se rompió y su carne se abrió. Un quejido abandonó sus labios, pero muy poco tiempo fue el eco en la habitación.
-Mmgh... Mmgh... If we can't stop the bleeding. We don't have to fix it... It'll be okay.
(Si no podemos parar el sangrado, no tenemos que arreglarlo. Estará bien)
Llevó la daga más profundo. Sus dedos tocaron su piel ensangrentada y caliente. Tembló y fue cuando el dolor le hizo gritar más duro. Sabía que cuando el escándalo aumentara, los enfermeros irían, pero no debían encontrar la daga. Si todo salía mal y todavía tenía que irse en la mañana, prefería cerrar los ojos para siempre a dejarse morir en la agonía eterna de continuos abusos.
La sangre que manaba de la herida manchó su buso blanco y su vientre empapado se contraía con la misma fuerza que sus pulmones. Se arrastró hacia abajo hasta el guardarropa, ahí sacó la daga de su cuerpo. Mucha más sangre salpicó y lo hizo jadear por aire. Guardó la daga en el fondo del cajón último, donde un espacio recóndito y secreto ocultaría la verdad.
Gritó de dolor y se retorció entre arañazos y berridos, hasta que lo encontraron.
-Nunca se lo conté a Kyungsoo porque sabía que me encontraría horrible -le dijo a Chanyeol, limpiándose las lágrimas de los ojos, incluso si era inútil-. Siempre me llamaron monstruo... y lo fui por decisión propia.
» Sé que dije que no era peligroso... Pero tal vez sí lo soy...
Baekhyun con la cabeza gacha y sin ver todavía a Chanyeol, sus manos se movieron ansiosas sobre las cintas de las zapatillas, anudándolas y desatándolas una y otra vez.
Sus perversas acciones no le asustaban, pero sí lo hacían las reacciones del resto. Incluso si estaba acostumbrado al rechazo, no quería recibir eso de Chanyeol.
Hubo un silencio que causó conmoción en Baekhyun. El silencio nunca era bueno. Cuando un bailarín terminaba su danza frente al público esperaba aplausos y una apabullante ovación, pero cuando todo en la sala era un trémulo silencio, significaba que algo salió terriblemente mal en la ejecución. Y definitivamente sus palabras no habían sido bien recibidas, creyó Baekhyun.
-Creí que merecías saberlo...
«Incluso si después te marchas...», completó en su cabeza.
-¿Te daba miedo decirme esto?
Baekhyun asintió con la cabeza, e intentó hablar dos veces más su voz no salió, era apenas un quejido.
-Porque no quiero ser abandonado otra vez...
Chanyeol se arrodilló frente al muchacho y con sus manos toscas detuvo los desordenados movimientos de manos de Baekhyun. Lo sintió temblar todavía más fuerte.
-Pero no voy a dejarte, cariño. Nunca. Porque no me asusta lo que hiciste. Se llama supervivencia y está bien.
El hecho de haber abortado de esa forma tan salvaje quizás hubiese asustado a otros, pero no a él cuando sabía de las atrocidades que le habían hecho a Baekhyun. Ni si quiera se comparaban.
La verdad es que para Chanyeol, todos aquellos que tocaron a Baekhyun y lo lastimaron merecían un destino peor que la muerte.
-No llego a imaginar por todo lo que pasaste y todo lo que hiciste para mantenerte con vida... Solo lamento no haber llegado antes para cuidarte.
-... No hubieses podido... Cuidabas de alguien más -murmuró con tono ligero, algo alegre que calmó a Chanyeol.
A Chanyeol le sorprendía lo amistoso que sonaba Baekhyun al hablar de Sandara cuando nunca la conoció. Y no sentía celos de ella o de ese matrimonio. Pensó que podía tratarse de un ideal que quería alcanzar.
Baekhyun había visto a Chanyeol en sus muchas facetas antes de conocerlo cara a cara. Cuando peleaba en los campeonatos nacionales y cuando ganó el título mundial, y luego cuando se dedicó a la vida matrimonial. Tenía esos recortes de revista de la boda y algunos de artículos donde se hablaba de ellos y del estudio de ballet que construyeron juntos. Atesoraba esos recortes.
-Y ahora voy a cuidar de ti.
Chanyeol limpió las lágrimas del rostro de Baekhyun, pasando sus pulgares sobre sus rosadas mejillas, luego lo besó en los labios con suavidad.
-Todo estará bien. Lo juro, patito.
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*It'll be okay, by Shawn Mendes.
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