Capítulo 13
Durante la clase del Señor Oh de ballet contemporáneo, Baekhyun llevó su leotardo negro y una camiseta holgada color beige. Sus zapatillas de piso solían ser inútiles en esa clase porque según el maestro debían encontrarse con todos sus sentidos y percibir por cada poro. Eso implicaba estar descalzo durante dos horas mientras bailaban.
Habían empezado a repasar las coreografías para la obra de las zapatillas rojas. Madame Joo ahora era más intensa con la perfección y la técnica. Baekhyun seguía siendo el blanco de esos comentarios, aunque ahora ya no le afectaban.
En grupos de tres, las bailarinas empezaron dando suaves repiqueteos con sus pies sobre la madera, aleteando sus brazos mientras sus rostros estaban radiantes de alegría. Los movimientos eran más alegres y sueltos, sin perder la gracia del viejo ballet. La escena era la multitud en la plaza de mercado donde los vendedores ofrecían sus productos. Mujeres y jóvenes se paseaban por esa plaza con la alegría a rebosar en sus rostros, danzando entre los tenderetes de vivos colores. Ahí en uno de los escaparates se exhibiría el par de zapatillas rojas que enamoraría a Victoria.
—Eso es, quiero sonrisas y mucha alegría —decía el maestro recorriendo por el salón, evaluando a los grupos de bailarines—. Después se abrirán conforme aparezca Victoria y se acerque al escaparate.
Las bailarinas repiquetearon sus pies, las piernas largas, pero rectas mantenían sus cuerpos con gracia. Empujando el trasero para atrás y reclinando un poco el pecho hacia adelante, su baile gracioso se asemejaba a niñas y jovencitas alegres.
Sehun pasó cerca de Baekhyun, evaluando sus movimientos ágiles y la ejecución de la coreografía. Sus ojos barrieron sobre el cuerpo del doncel, desde la espesa cabellera rubia que hoy estaba recogida en un moño pequeño en la parte baja de su cabeza, algunos mechones pequeños y rebeldes estaban a los costados de su rostro, bailando con la misma belleza. Le gustó.
—Tu técnica ha mejorado mucho, Baekhyun.
Con una ligera sonrisa, el bailarín agradeció el cumplido. Continuó bailando hasta la escena donde todos los bailarines se dividieron hacia los costados, deslizándose por el piso formando un arco.
Acabada la clase, a la media tarde, Baekhyun recogió sus cosas de último, esperando que Chanyeol —como le había prometido en la mañana— apareciera para llevarlo al estudio de boxeo hasta ir a cenar. Kyungsoo y Jongin se fueron a comprar un par de pastillas, algo para evitar un embarazo, según entendió Baekhyun y no pudo preguntar más porque Kyungsoo estaba furioso por un descuido y estaba regañando a Jongin por eso.
—Lo estás haciendo bien.
Nuevamente, la voz del profesor Sehun lo sorprendió.
—Aunque lamento que no hayas obtenido el papel de Victoria.
—No creo que Madame Joo lo hubiese permitido. Y creo que, de todas formas, no lo hice tan bien.
—Te dejaste llevar y eso fue maravilloso. ¿Pensabas en alguien?
La pregunta fue sencilla, pero el tono casi sugerente le causó un vago estremecimiento en la columna a Baekhyun. Sehun estaba muy cerca de él.
—Cuando bailas dejas ver muchos de tus pensamientos, y recuerdo que disfrutaste el momento —dijo, pasando su mano sobre el hombro de Baekhyun—, como un exquisito vals con un amante.
Amante.
Esa simple palabra causó un recio sonrojo en sus pálidas mejillas. Sí, había pensado en su amante. En cómo había bailado con Chanyeol incluso con la carencia de conocimientos técnicos por su parte. Cómo conectaron de una forma que ni él mismo se explicaba. Y era aterrador lo mucho que ese hombre estaba influyendo en su vida y en sus emociones.
—Entonces, así fue —asumió Oh, viendo a Baekhyun perdido en el recuerdo.
—Una vez bailé con él. Las zapatillas rojas —confesó.
—¿Es bailarín?
—No, pero quise que me ayudara a repasar la coreografía. Al final bailamos un dueto.
—Mmm.
Mientras Baekhyun le contaba breves detalles de aquel día, Sehun llevó su mano más abajo, por la espalda del muchacho hasta casi el final. La rigidez ajena no lo detuvo, en cambio, le causó cierta satisfacción. Sus ojos estaban sobre el rostro apenado del muchacho, pero sus intenciones lo empujaban a ir más allá.
—¡Ejem!
Un carraspeo duro los detuvo de todo movimiento, y sus miradas inmediatamente fueron hasta la entrada del salón donde Chanyeol los observaba, apoyado en el marco de la puerta. Sehun bajó su mano.
—Señor Park, ¿qué lo trae por aquí? —Hubo un deje de molestia en su voz y algo de resentimiento.
—Asuntos pendientes de la administración. Tengo que hablar con el Señor Byun.
—¿Te has metido en problemas, Baekhyun? El señor Park es alguien temible —indicó con tono jactancioso.
—No creo —murmuró Baekhyun.
—Pues debiste hacer algo. En fin, supongo que tienes que ir con el Gran Jefe.
Baekhyun, incluso con lo distraído que era, notó la tensión en el aire, incluso la forma hosca en la que se trataban. Fue obvio para él que ni Oh ni Park se toleraban mutuamente, por cualquiera que fuese la razón.
Oh Sehun se marchó, y finalmente Chanyeol entró al salón. Esperaron unos pocos segundos hasta saberse sin moros en la costa.
—¿Te debo algo? —preguntó con la confusión temblando en sus cuerdas vocales.
—Un beso, me lo debes desde la mañana.
Baekhyun sonrió y pudo por fin soltar un respiro largo.
—No te lo tomes a la ligera. Es una deuda muy seria. Podría cobrarte algo extra por mora.
Con un ligero beso en la boca, Baekhyun tomó su bolso para marcharse. Cruzaron la calle hasta la academia y de ahí fueron derecho al despacho. Según Chanyeol, tenía un poco de papeleo por hacer antes de ir a cenar.
Baekhyun se acomodó en el sofá, descansando su cuerpo luego de un largo día en la academia. Escuchaba a Chanyeol teclear en su computadora, y el ruido ligero lo adormeció por completo. En sus sueños, bailaba sobre un escenario blanco, vestido él con un traje blanco en el corpiño y el comienzo de su falda, pero el final, de plumas suaves era negro brillante. En su espalda, sobre sus omóplatos, crecían un par de hermosas alas de cisne negro mientras bailaba. Esas mismas alas se unían a sus brazos con cada batir, a cada paso.
Sobre el plató blanco, otra figura apareció. Era Chanyeol, vestido con un galante traje de príncipe. Parado detrás del cisne negro, acarició sus brazos emplumados, luego hacia la cintura donde la apretó entre sus manos. Su cara, pegada al cuello de Baekhyun, absorbió su perfume y la calidez que emanaba.
Cuando Baekhyun giró su rostro, fue besado por su amante, y el sueño se esfumó.
Si durmió horas o por simples segundos, no lo sabía. Pero al abrir los ojos encontró a Chanyeol sentado en el sofá junto a él, con sus piernas descansando sobre su regazo. Le estaba propiciando caricias sobre sus piernas, como suaves masajes que llegaban hasta los tobillos.
—¿Ya terminaste?
—Hace poco. Pedí comida para la casa, así que deberíamos irnos.
Baekhyun se enderezó, estirando sus entumidos brazos y largando un bostezo.
—Entonces, vamos.
Antes de que Baekhyun se levantara, la puerta del despacho se abrió y una voz suave les opacó los oídos.
—Señor Park, quiero discutir con usted sobre los fondos para la obra-
La figura imponente y siniestra de Madame Joo apareció en el umbral, con un grupo de papeles en las manos y sus lentes de pasta negra adornando su rostro envejecido. Se detuvo abruptamente, con la boca medio abierta por la sorpresa y los ojos amplios. Esa expresión se transformó en una mezcla de arrogancia y rabia que tensó sus cejas y agitó sus labios.
No era ninguna buena señal, ambos lo sabían, y Chanyeol temía lo peor.
—¿Qué está...? Ustedes...
—Señora Joo —gruñó Chanyeol, poniéndose de pie y alejándose de Baekhyun—, ¿acaso no tiene modales? Pudo llamar a la puerta.
—Así que esto estaba ocurriendo. ¡Sabía que ese chiquillo-! Y usted —jadeó—. ¿Cómo han podido?
—Eso es algo que solo nos compete a nosotros.
—¡Ahora tiene todo sentido! Por eso usted le permitió hacer la audición fuera de tiempo, y entrar a la academia.
—Eso no fue así.
—¡Por supuesto que sí! —largó y su mirada viajó hasta Baekhyun. el odio y el desprecio eran latentes—. Debería darte vergüenza, Baekhyun. Pretender ganar un lugar en mi academia a costa de abrir tus piernas para el dueño. ¡Qué descaro!
—Madame Joo, no le permito que use ese tono con Baekhyun ni conmigo. Este asunto no es de su interés.
—¡Lo es! Él no debería tener un lugar en la academia, y ha sido usted quien lo ha forzado todo. ¡No permitiré que él continúe en mis clases!
Baekhyun se erizó. Había sido siempre su sueño estudiar ballet, al menos desde que una vez siendo niño vio la obra del lago de los cisnes del Royal Ballet de Estados Unidos. En su habitación solía bailar siempre, fingiendo los pasos que había visto y tarareando canciones que lo acompañaran. Fue cuando conoció a Kyungsoo que realmente pudo bailar ballet profesionalmente.
Y era más que simplemente movimientos gráciles, era su forma de ser libre incluso estando enjaulado.
No quería abandonar esa sensación de libertad, aunque pareciera estar amenazada por tantos frentes, como en una mortal emboscada.
Pero, ¿podía en verdad ser libre? Con tantas personas buscándolo, y el riesgo de su identidad por revelarse, creía que ya no era posible. No, estaba viviendo un sueño.
—No intente nada en contra de Baekhyun, Madame, porque no soy un hombre bueno. Además, de la misma forma en la que entró su sobrina a la academia: por medio de un favor. Que esa información ronde por los corredores no le beneficiará, y es lo que ocurrirá si usted lanza un solo comentario acerca de mi relación con Baekhyun.
—¡Me está amenazando!
—Sí, le dije que no era un buen hombre. Ahora, abandone mi oficina y siga mi consejo.
—Aún si usted revelara sobre cómo ingresó Sujin a la academia, ella no tuvo que acostarse con nadie para lograrlo.
—Baekhyun tampoco lo hizo. De hecho, yo lo odiaba en aquella época —masculló—. Pero no venda a su sobrina como una santa, porque yo sé cuándo un atleta consume droga para mejorar su rendimiento, y su sobrina vino de un centro para adictos.
Madame Joo perdió los colores. Esa era información que obviamente jamás le dio a Chanyeol, pero no era difícil de adivinar cuando la chica se presentaba a veces en un estado de nervios y con los ojos y nariz enrojecidos, e incluso sus brazos tenían marcas de viejas inyecciones de droga. Y la verdad era que Park tenía el terrible vicio de averiguar un poco sobre los estudiantes de ambas academias en favor de minimizar altercados, principalmente con los boxeadores que siempre tenían algo turbio que esconder. Él lo sabía por experiencia.
—Usted... Usted...
Largando un chasquido con la lengua, la mujer se retiró dando zapatazos que resonaron sobre el mármol. Fue cuando Baekhyun se levantó del sofá con mucho recelo, acercándose a un Chanyeol soberanamente enfadado.
—¿Chan?
—Vamos a casa.
—Por favor, no te enfades. Lamento haberte causado problemas.
—No lo hiciste, cariño. Aunque debo admitir que esa mujer siempre me ha hecho enojar.
—No me gusta ver tu rostro así de serio. ¿Hay algo que yo pueda hacer para que estés feliz?
—Mmm, quizás me suba el ánimo un baño de espuma, contigo.
**Autora: Sajanggs (Twitter)
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Spoiler: En el siguiente capítulo sabrán qué ocurre con Baekhyun.
Se viene el drama!
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