Helado

El primer día había sido... Extraño, Akutagawa se había encerrado en la habitación y a él lo dejo en el mueble con una frazada, aún seguía siendo el maldito asesino de la port mafia que le odiaba, pero sin supresores... - ¡ja! Si no usarás supresores lo tendría aquí encima – se quejó el albino mientras se acomodaba en el sofá y dejaba llenar sus fosas nasales con su olor – rayos... me encanta este olor...

Atsushi se quedó dormido en aquel mueble sin poder escuchar, pues en la habitación Akutagawa debía encargarse de él mismo, el olor lo estaba sofocando.

Era la mañana siguiente, Atsushi tenía una gran sonrisa mientras Akutagawa tenía la peor cara de la vida, no había dormido, habían ido con el científico David, quien los recibió sarcástico

- ¿Qué hicieron anoche? – pregunto el doctor

- ¿eh? Nada – respondió el albino confundido – me quede dormido de inmediato en el mueble – agrego y el doctor miro al mafioso

- Si, puedo verlo en sus rostros – dijo burlón haciendo a Akutagawa molestar

- ¿podemos comenzar? – pidió el mafioso molesto

- Adelante chicos – dijo David sonriente

Akutagawa acompaño a Atsushi en todo momento, David le saco sangre, también le pidió usar su habilidad, así como examino sus genes y feromonas, aquello tenía molesto al azabache pero no admitiría que odiaba ver como tocaban a Atsushi

- Ahora por último, necesito revisar tu cuerpo – hablo David

- ¿eh? Pero...

- Puedes estar tranquilo, soy un beta y tu estado no me afecta, el único que puede afectarme es Rashoumon el cual está a punto de arrancar mi brazo

- A-Akutagawa cálmate – pidió el albino viendo las fauces de Rashoumon cerca, David pudo voltear a verlo

- Estará bien, eres un buen alfa y muy protector – sonrió David, con ello Atsushi se sonrojo – sé que quieres que este bien, será rápido – agrego

- Que sea rápido – dijo el mafioso saliendo de la habitación

- Sí que lo tienes loco ¿eh?

- No sé cómo... - suspiro el albino y sonrió – pero si... él siempre fue muy protector

David reviso el cuerpo de Atsushi, como dijo, había sido rápido, Atsushi volvía a vestirse y poner la camisa cuando el científico hablo

- La mordida en tu cuello no es de unión pero aun así tiene una fuerte esencia, parece que va por todo por ti

- Él dijo... que quería que estuviéramos juntos pero algo así es imposible

- ¿imposible?

- Es un mafioso... yo un agente, intento matarme como 6 veces y... yo lo deje en coma una vez – dijo melancólico el chico

- Normalmente las mordidas de promesa desaparecen después del primer año – hablo David serio

- ¿Qué? ¿entonces por qué yo?

- ¿conoces a los pájaros agapornis?

- ¿a-agpo...?

- Agapornis: cuando encuentran a su pareja no pueden separarse, se una muere, el otro morirá

- ¿Qu-que significa?

- Aunque es un fenómeno extraño entre nosotros, tenemos algo parecido a lo que tienen los Agapornis, por lo que... creo que es el ¿por qué tus mordidas no desaparecieron?

- Significa... ¿estoy atado a Akutagawa?

- Si, algo así como las leyendas del hilo rojo, claro que son leyendas – sonrió David – fui informado de ti, fue en una reunión donde todos estaban tranquilos ¿no? Tu primer celo tan fuerte, fue después de estar cerca de Akutagawa, después de eso, Akutagawa intento matar a ambas organizaciones pues querían separarlo de ti

- ¿É-el?

- No interrumpas Atsushi

- Pe-perdón

- Después de eso fue encerrado, y solo se escapó por que tuvo un mal presentimiento de tu seguridad – suspiro David – si ustedes no están destinados a estar juntos así como los Agapornis entonces Akutagawa tiene un serio problema de conducta

- ¿pu-puedo irme ya?

- Claro, disfruta de tu pareja – sonrió David sonrojando al albino

Atsushi salió de la sala donde vio a Akutagawa esperándolo, atravesó el pasillo y salió del lugar siendo seguido por el mafioso, no quería ver su cara, estaba avergonzado pero Akutagawa lo detuvo - ¿te hizo algo?

- N-no

- Habla con la verdad

- ¿in-intentaste matarlos a todos? – pregunto Atsushi mirándolo – dime... aquel día, supiste que era yo... ¿intentaste matarlos?

- Si

- ¡¿Por qué?!

- Por qué te sostuve para que no te lastimaras, pude sentir tu aroma, sabía que eras tú y enloquecí, vi como el rubio se acercaba para ayudarte y no soporte la idea de que te llevarán lejos... no quería volver a perderte...

- ¿Por qué te quedaste encerrado?

- Quería negarme a mí mismo mis sentimientos

- ¿funciono?

- Obviamente no, no seas estúpido

- No me insultes

- Te lo merecías – Akutagawa vio como Atsushi se afligía, no le agrado y suspiro - ¿quieres algo? ¿un helado? – Atsushi asintió con la cabeza y el mafioso comenzó a caminar, Atsushi simplemente le siguió

Akutagawa siguió avanzando, no lo sé pero ¿es necesario decir que el mafioso iba de incognito? Bueno ya lo dije. Habían llegado a la heladería, Atsushi seguía sin hablar, así que el mafioso solo pidió un cono, su favorito, café y chocolate amargo - Pruébalo – dijo el mafioso acercándolo a Atsushi. Atsushi lo probó y el mar de emociones llego a él, sin poder evitarlo se soltó a llorar – Jinko... ¿tan mal estas? – pregunto el mafioso y el agente solo mordió sus labios

- ¿Pu-puedo... abrazarte? – pregunto Atsushi entre lagrimas

- Hazlo – respondió el mafioso.

Atsushi tembló por primer paso, no se detuvo así que trago saliva y abrazo al mafioso, dejo su rostro escondido entre el saco del mafioso, solo buscaba perderse entre la tela, siguió llorando y el mafioso no dudo en acariciar al albino.

Los segundos se hacían eternos, mientras Atsushi continuaba en el pecho del mafioso, Akutagawa desconocía que había sucedido en el consultorio, solamente... conocía el sentimiento que tenía: cálido, pacífico y... felicidad.

Interrumpió el abrazo un momento y miro a Atsushi a sus ojos, sonrió por poder ver aquellos ojos bicolor una vez más – cuéntame ¿Por qué estás así?

- Gracias

- ¿de qué?

- Por... siempre cuidar de mi – le abrazo más fuerte – Gracias... ¡GRACIAS! – grito mientras le apretó

- En-entiendo, vas a partirme en dos

- Lo si-siento – dijo Atsushi limpiándose sus lágrimas - ¿y mi helado?

- Obviamente derretido idiota

- ¿po-podemos ir por otro?

Akutagawa miro al albino una vez más, se sentía sorprendido por ello pero aun así sonrió, tomo la cadera del albino acercándolo a él – vamos por otro y esta vez, hablaremos – dijo llevando al albino a su lado

- ¿Cómo de que hablaremos?

- Como: ¿Qué hiciste todo este tiempo?

- Pensaba

- No idiota, todos estos años

- Claro, tú debes también contármelo todo

- Eso pensaba hacer Jinko

Ambos chicos caminaron juntos por el helado, la tarde estaría llena de pláticas y nuevos momentos para ambos. 



¡Hola a todos! estoy trabajando en Falling in U, así que esto será rápido. Espero les agrade la lectura de este día 

¡Gracias por leer!

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