four - how the starks spend their vacations
chapter iv.
( avengers )
mamá dijo:
cumplir la profecía
será algo grandioso,
ve y deja tu legado
high hopes ─── panic! at the disco
localización desconocida, nuevo méxico
1 de mayo, 2012
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Nada es claro.
Todo se ve a través de una lente borrosa incompleta y azul, pero es hermosa.
Todo lo que soy y todo lo que sé ha desaparecido y es esto. Solo esto.
Mis pulmones se sienten imposiblemente limpios y mi corazón siente que está latiendo a mil por minuto. Nada me duele: ni mis cicatrices ni el picor en mis propulsores. Todo se siente mejor. Todo es mejor. Oh Dios, esto es genial. Sentir este poder, esta seguridad, este propósito. Esto es mío.
Y ahora soy libre.
Mi cerebro zumba por algún tipo de actividad que nunca antes había experimentado. Mi cabeza se mueve repetidamente hacia los lados a medida que las ecuaciones y los algoritmos pasan a través de mí como nunca antes. Siempre he sido inteligente, pero nunca nada así. Esto es prodigioso. Mi mente, mi mundo, se ha abierto. Los colores brillan ante mis ojos y me quedo asombrada mientras Loki continúa guiándonos por los pasillos. Mi mandíbula está rígida, mis hombros hacia atrás y mis ojos son de un azul brillante. Mis botas negras golpean con un ritmo constante y rítmico mientras sigo de cerca a los demás. Loki lleva su cetro en una mano mientras el Agente Barton lleva el Teseracto en su caja de plata. Mis propulsores están marcados completamente y mantengo mis manos listas en caso de que alguien decida atacarnos.
Todo va bien.
Hasta que deja de estarlo.
Un objeto muy duro, extrañamente parecido a un ladrillo, golpea la parte posterior de mi cabeza con un sonido fuerte. Una exclamación dolorida sale de mis labios cuando me muevo, golpeando mi frente contra la pared como si un golpe no fuera suficiente.
Oigo gritos distantes y luego disparos, pero siento que mi cuerpo se balancea por un aturdimiento. A medida que mi visión pasa de un azul pálido a un negro oscuro, me quedo completamente quieta y mis brazos se extienden mientras me preparo para caer. Pero, antes de que mis piernas puedan desmoronarse, mi cuerpo frío es tomado y arrojado sobre el hombro de alguien. Su hombro toca repetidamente mi abdomen dolorido la persona corre con fuerza y los disparos aún resuenan a nuestro alrededor.
Mis ojos luchan por permanecer abiertos mientras lo que se siente como fuego está siendo succionado detrás de ellos. De repente, la sangre corre por mis venas, despertando todo en mi interior.
Me colocan en un suelo helado y duro y siento que mi espalda está en la esquina de dos paredes. Mi pecho está agitado por el aire y mi cabeza permanece agachada, haciendo que mi cabello oscuro caiga sobre mi cara y mis ojos. Dos manos acarician mis dos mejillas, murmurando algo que mis oídos intentan distinguir.
—Déjame en paz —me quejo, tratando de alejarlo antes de que me cogan las manos, gritando lo mismo que no pude escuchar la primera vez.
Hay un horrible zumbido en la parte de atrás de mi cerebro y mi cabeza palpita.
—Que horror —gimo, presionando mi mano temblorosa contra mi cabello—. ¿Por qué está mojada mi cabeza? ¡¿Estoy sangrando?!
Las manos me toman la barbilla con brusquedad y sus dedos levantan mis párpados, estudiando mis orbes.
—¡Oye! —murmuro en una defensa débil pero muy descarada.
Cuando el dueño de las manos parece encontrar o descubrir qué es lo que está buscando, finalmente me suelta la cara y suspiro aliviada, frotando la parte húmeda de mi cráneo. Se siente blandito. ¿Se supone que debe ser así? Mmmm, no, no debería.
—Ah, bien. Vuelves a ser tú. Levanta —sisea una voz baja y masculina.
Puedo reconocer de inmediato que esta voz no impresionada no le pertenece a él.
Él.
Dios mío, ¿qué me ha pasado?
Parpadeo mis ojos ahora normales con más fuerza mientras lucho por seguir las instrucciones de la voz. Mis débiles extremidades tiemblan mientras subo por la pared, sosteniéndome de las manos. Otro suave gemido sale de mi boca cuando estrecho los ojos cansinamente para encontrarme con los del hombre delante de mí. Es de piel oscura, alrededor de cuarenta años, con un parche negro que protege un ojo.
¿Lo conozco?
Parece un pirata. ¿No he oído a alguien decir eso antes?
¡Oh!
—¿Fury? —digo mientras el zumbido en mi cabeza continúa—. Me alegra saber que sigues con vida, Furry.
Él rueda su ojo (¡oh, gracias a Dios, estoy volviendo a la normalidad!) antes de darme una mirada incrédula.
—No tenemos tiempo para esto, Stark. Vamos.
Pone su brazo alrededor de mi espalda, llevándome a través de las instalaciones temblorosas. Las paredes comienzan a crear grietas y las luces parpadean sobre nuestras cabezas. Mis zapatos resbalan y se deslizan mientras Fury continúa guiándome hacia lo que espero que sea un lugar seguro. Mis ojos siguen ardiendo y mi pecho se agita bruscamente. El zumbido en la parte de atrás de mi cerebro se hace cada vez más fuerte hasta que estoy segura de que voy a morir. Y luego está la hinchazón de mi cabeza.
—Ugh, ¿con qué me golpeaste, Fury? —gimo, dejando caer el costado de mi cabeza contra su pecho revestido de cuero.
—Un extintor. Me lo deberías agradecer; te sacó del trance. Estarás bien.
¡¿Un extintor?! Es consciente de que algunos extintores portátiles pueden pesar hasta casi catorce kilos, ¿no? Oh, Jesús. Voy a estar bien. Por favor. ¡Con un extintor!
Lo miro de reojo con incredulidad antes de que entremos por la puerta con el letrero de 'Salida'. Pensé que la instalación era una locura antes, pero esto no es nada comparado. Es su propia marca específica de locura y trae recuerdos. Malos recuerdos de Mónaco y la Expo. Explosiones, caos lleno de sangre.
—¿D-dónde está él? —tartamudeo, sintiendo el pánico en mi pecho al pensarlo.
—Huyendo. Y yo iré tras él —responde bruscamente antes de apresurarme hacia el helicóptero más cercano.
—¿Qué? No... —lo empujo, tratando de mirarlo temblorosamente—. Te ayudaré, no te dejaré que lo haga sin mí...
—Stark, escúchame —Fury nivela su mirada con la mía y lucho por concentrarme en su globo ocular en lugar de su parche—. Vas a ir a casa y vas a fingir que todo es normal hasta que llegue Coulson. Ahí es donde te necesito. No aquí. ¿Entendido?
Solté un suspiro enojado y tembloroso.
—No me gusta esto.
—Puedo vivir con ello.
Me ayuda a subir al borde de la pista de aterrizaje antes de darle al piloto un rápido asentimiento. Fury me levanta y me deja en la parte trasera del helicóptero como si no pesara nada. Mi cuerpo cae y vuelvo a estremecerme por el dolor en la cabeza y el pecho.
—Mantén la boca cerrada al respecto Stark, ¿lo entiendes? —me señala con el dedo y me lanza una mirada que hará que cualquiera acepte cualquier cosa.
Asiento y trago saliva.
—Lo que tú digas, Furry.
Mi cabeza está tan mareada que solo puedo imaginar una sonrisa fantasmal antes de que él asienta bruscamente, retrocediendo apresuradamente y corriendo, su chaqueta volando detrás de él. El helicóptero despega y las instalaciones continúan desmoronándose y rugiendo mientras mi mente hace lo mismo.
Me abrazo cuando una enfermera —ni siquiera me di cuenta de que estaba aquí— me ayuda a encontrar un asiento. Mientras atiende el sangrado de mi cabeza, miro hacia afuera con manos y respiración temblorosas. Esto no es real. No puede serlo. Había un monstruo en mi cabeza, un demonio. Sentí esta presencia en mi pecho y en mis pensamientos. Jugó en mi mente, haciendo que dejara de ser yo. Y lo seguí voluntariamente. ¡Dios, podría haber matado a alguien!
Eso quedaría marcado. No necesito que esté en mi conciencia.
Oh Dios, si Fury no me hubiera golpeado, ¿en qué me habría convertido?
A medida que sobrevolamos el país, trato de recuperarme poco a poco. No puedo quedarme hecha un desastre por esto. No puedo. Este Loki tiene que ser detenido, y esta extraña e incómoda atracción en mi corazón me dice que debo estar aquí, que tengo que hacerlo, y no sé por qué. Pero sé que tengo que hacer lo que sea necesario para detenerlo. Y no puedo ser esa cría nerviosa para ello.
Tengo que parecer fuerte.
Los agentes de S.H.I.E.L.D. me acompañan hasta la brillante Torre Stark unas horas después. Me dicen que, después de que me llevaran a Nuevo México, informaron a Happy, Pepper y papá que Fury me necesitaba para recibir asesoramiento de emergencia sobre tecnología y bla, bla, bla. Lo entiendo, tengo que mantener la boca cerrada, el mensaje fue fuerte y claro. Nadie sabe nada. Nadie necesita saberlo. No hasta que Coulson muestre su maravillosa cara amigable.
Intentando concentrarme en la música de AC/DC del ascensor, contemplo las paredes de cristal que dan hacia la ciudad de Nueva York. Mis manos descansan torpemente en mis caderas y lucho contra los temblores que comenzaron desde que Loki me atacó en las instalaciones. Respiro profundamente, me paso los dedos por el pelo y me doy una charla en silencio.
Tengo que serenarme.
Después de todo, esta es nuestra escapada; las primeras vacaciones familiares desde 2011, que fueron en Mónaco y, bueno, todos saben cómo terminó eso. Ivan Vanko atacó a papá en la pista e intentó matarnos. Pero no te preocupes, todo estalló en su cara. Oh Dios. ¡Fue horrible! Se convirtió de repente en algo oscuro y morboso. De todas formas, volviendo al punto original, esta es también las primeras vacaciones en la que puedo decir oficialmente "familia" cuando aparece Pepper. Hay algo bueno en todo esto.
Aunque apriete los dientes y lo soporte, una parte de los deseos sigue sin estar. Desearía poder dejar de pensar en la guerra y los hombres espeluznantes que quieren dominar el mundo durante las próximas dos semanas. Tengo que saborear estos últimos momentos de felicidad. Solo papá, Pepper y yo. Y eso suena genial.
Seguro.
Feliz.
Pacífico.
¿Por qué siento que estoy embrujada?
Mis pensamientos se desvanecen cuando veo que el horizonte de la ciudad comienza a detenerse bajo mis pies. La Torre. Realmente es el proyecto de Pepper y papá, pero no me importa tomar parte del crédito. Ayudé con algunos de los conceptos básicos. Incluso mientras estoy aquí temblando, puedo recordar cuánto la adoro. Ha sido el tema principal de conversación durante los últimos dos meses. Papá y Pepper pueden hablar durante horas sobre la apariencia y la arquitectura del rascacielos, lo que quieren hacer con cada piso y qué tipo de mensaje se supone que deben enviar. Por lo general, me siento en silencio mientras trabajan y agrego comentarios sarcásticos cuando es apropiado. De tal palo tal astilla. Supongo que lo hago para pasar el tiempo.
Las brillantes puertas de metal se abren y la vista del ático me deja sin aliento. Es muy diferente de cuando estuve aquí la semana pasada con todas las láminas de plástico y escaleras de construcción. Es impecable, acogedor y muy del estilo de Tony Stark. Suelto un suspiro lento y asiento para mí en preparación.
Tengo que serenarme.
—¿Papá? —llamo, aclarándome la garganta —. ¿Pepper?
—¡Hey! —Pepper camina hacia mí con una amplia sonrisa en su rostro, descalza y con pantalones cortos.
Fuerzo una sonrisa.
—Hola, Pep.
Me da un abrazo lateral y actúa con indiferencia, pero aún puedo escuchar la leve preocupación en su tono mientras pregunta:
—¿Cómo te fue? ¿Terminaste lo que el Director Fury quería?
—Mm —asiento lentamente—. Fue bien. Genial. Maravilloso. Oh sí, fue fascinante —caray, me estoy pasando demasiado aquí—. Pero eh, sí. Está hecho. Terminado.
Wow.
No solo soy idiota, también soy una mentirosa.
Sus ojos parpadean con confusión y me da una mirada ligeramente sospechosa antes de intentar ignorarlo.
—Me alegro, porque tu padre y yo hemos planeado un montón de cosas divertidas para todos nosotros.
Bueno, son cosas que nunca haremos.
—Oh, ja, ja, genial —solo me deja fruncir el ceño cuando se voltea y me lleva a una alta versión holográfica de la torre alzándose sobre la mesa del ordenador.
—Fíjate —ella sonríe mientras gira la torre y desliza los detalles en el aire.
—¡E-Es increíble! —junto las manos para hacer menos evidente el tembleque—. ¿Dónde está papá?
—¡Hola! —su voz se une a nosotras y sonrío ampliamente—. Siento no estar allí para darte la bienvenida, pequeñaja.
—¡Hola! ¿Dónde estás ahora? —pregunto confundida, inclinando un poco la cabeza hacia un lado.
—Trabajando en nuestra línea de energía subacuática. Estoy a punto de poner en marcha la Torre Stark —me informa. Puedo escuchar el sonido de la soldadura amortiguada.
—¿Ya? Dios, que encantador —me muerdo la uña de mi dedo índice.
Papá trabaja unos segundos más en silencio antes de decir:
—Aquí todo listo. El resto depende de ti.
Su rostro aparece en la pantalla y le hago un gesto débil mientras nuestras imágenes aparecen en su máscara. Me da un guiño y una sonrisa.
Pepper pregunta seriamente:
—¿Desconectado cables de transición? ¿Estamos fuera de la red?
Tomando una respiración profunda y calmante, giro el holografía con una expresión fascinada.
Papá responde con orgullo:
—La Torre Stark se va a convertir en un modelo de energía limpia y auto-sostenible.
—Wow —asiento y exhalo, impresionada.
—Suponiendo que el reactor ARK asuma el mando y realmente funcione.
—Yo lo supongo —papá reflexiona antes de decir—: Lees, enciéndela.
Hago clic en algunos botones y el patio exterior queda envuelto en luces.
—¿Qué aspecto tiene? —Pepper pregunta, maravillada.
—Navideña, pero con más —las cejas de papá se mueven un poco mientras sonríe a un lado— de mí.
Ruedo los ojos, pero no puedo evitar la sonrisa que aparece en mis rasgos. Sí, todo vuelve a la normalidad. Papá es arrogante y sarcástico, Pepper se preocupa por mí, yo asustada. Oh, sí. Unas vacaciones normales de los Stark.
Pepper comienza a hablar de negocios hasta que papá interrumpe.
—Pepper, me matas. El momento, ¿recuerdas? Disfruta del momento.
Veo a papá por la ventana mientras aterriza en su traje.
—Entra y eso haré.
Qué incómodo. Creo que podría vomitar. Es curioso con qué frecuencia digo esa frase con estos dos. Supongo que solo demuestra que no importa en qué situación te encuentres, si te secuestró por una agencia secreta del gobierno o si un extraterrestre te atacó, tu padre siempre te espantará cuando flirtee con su novia. No puedo creer que esto sea lo que me pasa. Mis dedos se curvan alrededor del borde de la mesa mientras respiro profundamente, evadiendo un ataque de pánico.
Mientras las máquinas giran para separar el traje del cuerpo de papá, Jarvis anuncia:
—Señor, tiene al agente Coulson de S.H.I.E.L.D. al teléfono.
Y aquí está. Es la hora. Suspiro tranquilamente y giro los hombros hacia atrás, preparándome.
—No estoy en casa —la voz casi robótica de papá se aclara cuando se quita la máscara facial—. De hecho, estoy fuera.
—Papá, creo que puede ser importante... —muerdo mi labio.
—Señor, me temo que insiste —presiona Jarvis.
—Sé valiente, Jarvis —papá entra con aire de suficiencia—. Tengo dos hermosas damas que me esperan para una cita.
Otro ataque de alivio ridículamente grande me inunda cuando lo veo en persona. Se ve igual que siempre. Tenis, pantalones y camisa en color negro, grandes ojos marrones, perilla guay. Su cabello tiene un estilo un poco diferente ahora, pero es tan majestuoso como siempre. Es triste cuando tu padre tiene mejor pelo que tú. Me apresuro a correr hacia él y arrojo mis brazos alrededor de su pecho. Con una sonrisa, me aprieta con fuerza y me empuja con la cadera.
Oh, cielo, se acerca una gran tormenta.
Y él no tiene ni idea.
—Bienvenida otra vez, Lees —cuando no lo dejo ir, me mira preocupado—. ¿Estás bien?
—Estoy bien —suelto una risa incómoda.
Tanto Pepper como papá me miran de forma extraña, pero sigo aferrándome a él ahora solo por diversión. Lucha por acercarnos a Pepper conmigo prácticamente envuelta a su alrededor. Una pierna se arrastra detrás de la otra mientras se mueve. Recuerdo que de pequeña solía plantar mi trasero en su pie y envolver mis brazos alrededor de su pantorrilla para que tuviera que cargarme. A veces desearía poder volver a ser niña para hacerlo sin que sea demasiado extraño.
Pepper deja de mirarme y estudia el holograma.
—Los niveles se mantienen —hace una pausa y habla vacilante—. Creo.
Ella nos sonríe mientras nos acercamos.
—Por supuesto, me he implicado personalmente.
Me aclaro la garganta y pongo el pulgar sobre mi hombro.
—A ver, no es que quiera interrumpir tu diálogo sobre tu ego ni nada —papá me mira de reojo—, pero estoy segurísima de que nuestro viejo amigo Phil sigue en la puerta.
—Y pronto recibirá el mensaje de nuestro silencio y se irá —vuelvo a mirarlo antes de que él disminuya la velocidad para preguntarle a Pepper—, lo cuál me lleva a la siguiente pregunta: ¿qué se siente al ser un genio?
—Vaya, ja, y yo qué voy a saber, ¿no? —Pepper continúa sonriendo mientras rueda por el borde de la mesa para mirarnos.
—¿Cómo? Todo esto —señala con un solo dedo hacia ella mientras asiente con la cabeza en su dirección— ha salido de ti.
—No. Todo ha salido de esto —golpea con el dedo el reactor que brilla detrás de su camisa negra.
—Otórgate algo de mérito, por favor. La Torre Stark es tu bebé. Concédete... —las manos de él pasan por los brazos de ella mientras piensa y dice en un tono un tanto condescendiente—, un doce por ciento del mérito.
Hago una mueca de dolor cuando finalmente lo suelto, no queriendo quedar atrapado en el fuego cruzado que será su respuesta.
—¿Un doce por ciento? —su cara se vuelve un poco más nítida.
Papá rápidamente intenta corregir su error mientras hace un gesto con las manos.
—Podemos discutir un quince.
Cuando ella se aleja, él me enseña una cara de pánico, rogándome ayuda. Deslizo mis manos una contra otra, dejando claro que no quiero saber nada. Con una silenciosa burla, él rueda los ojos y se da la vuelta para verla marcharse. Sonrío levemente mientras los miro fijamente.
—¿Doce por ciento? ¿De mi bebé? —su voz se eleva un poco a medida que la seguimos.
—Bueno, yo he hecho la parte más pesada. Literalmente, he cargado con lo más pesado —papá sigue caminando, señalándola con el dedo nuevamente—. Y perdona la pifia de la seguridad. Eso fue cosa tuya.
Ella se arrodilla en el pequeño salón para verter un poco de champán en las copas. Miro a mi derecha y sonrío cansinamente ante las brillantes luces de la parte superior del edificio Empire State que se filtran en nuestro ático. Ilumina toda la sala y hace que de alguna manera se sienta mucho más hogareña que la última vez.
—Oh, Dios, otra vez el argumento de la seguridad —me quejo, recordando cómo él también le gritó durante el ataque de Mónaco.
—Mi ascensor privado —él sigue cavando su propia tumba mientras mueve sus manos y hace una mueca.
—¿Te refieres al nuestro? —ella sonríe, llenando dos copas.
Él continúa diciendo:
—Sí, estaba abarrotado de trabajadores sudorosos que miraban a mi hija de dieciséis años.
—Muy espeluznante —estoy de acuerdo mientras me siento en el sofá y pongo las piernas debajo de mí.
—Sí —papá hace una mueca, pensando en todas las miradas que recibí—. No los volveremos a contratar. Nunca me he sentido tan violado.
—¿Te sentiste violado? Si a ti no te miraban —frunzo hacia él y me rodeo con los brazos.
—Eh —gruñe a la defensiva, recostándose en mi silla—, se comían con los ojos algo que yo creé, ¿de acuerdo? Fue una violación para mí.
—Psh —le doy un codazo a su cabeza oscura y él la toca alegremente antes de que yo adopte un tono quejumbroso—. ¡Pepper!
—Estoy con ella —le da a papá un vaso y a mí una sonrisa que devuelvo con una más pequeña.
—Claro que lo estás —murmura papá antes de mirarla—. Tendré que pagar por el comentario de los porcentajes de alguna forma sutil, ¿verdad?
—No va a ser tan sutil —ella sacude la cabeza.
—Te diré algo —papá intenta comprometerse—. En el próximo edificio pondrá 'Potts' en la torre.
—En el contrato —corrige ella, moviendo su mano para brindar con las copas.
Él aspira aire a través de sus dientes y retira la copa de la suya.
—E-e-e, dile a tu madre que duermes aquí.
Mantiene una cara seria, pero Pepper y yo nos reímos antes de que Jarvis diga:
—Señor, el teléfono. Me temo que se están invalidando mis protocolos.
—Eh —papá se acerca y toma su teléfono, mirando la pantalla.
—Stark, tenemos que hablar —le dice con severidad la voz de Phil Coulson.
Yo suspiro.
—Habla con el simulacro dotado de vida de Tony Stark —dice papá sin emoción mientras mira el teléfono—, deje su mensaje.
Tratando de ignorar la ansiedad creciente en mí, sonrío a la broma de papá y llevo las rodillas a mi pecho.
—Esto es urgente.
—Olvídeme con urgencia —le responde papá sin perder el ritmo.
—Papá —le advierto con cansancio.
De repente, las puertas del ascensor se abren y Phil Coulson aparece, sin impresionarse mientras se quita el teléfono de la cara.
—Brecha en la seguridad —señala papá a Pepper—, culpa tuya.
—Señor Stark.
—¡Phil! —dice Pepper felizmente, poniéndose de pie y caminando hacia él—. Adelante. Quizás puedas aclararnos algunas cosas.
—¿Phil? —papá hace una mueca.
—No puedo quedarme —interviene Phil, aún luciendo demasiado serio.
Papá sigue a Pepper hacia él y le dice:
—Uh, su nombre de pila es Agente.
Tengo que serenarme.
—¡Sí! ¡Jajaja! ¡Phil! ¡Al fin! —animo y corro hacia donde se congregan—. ¡Una de mis personas favoritas!
Incluso con todo lo que está pasando, lo digo con todo mi corazón, pero supongo que no es mucho cuando realmente conozco a siete personas. Siete personas que son mayores que yo. La más joven tiene veintiocho años y es una agente secreta/espía/asesina. Ahora que me estoy dando cuenta, creo que necesito volver a analizar mi vida.
Pero me parece que hay algunos asuntos más apremiantes.
Papá en realidad parece ofendido por mi declaración.
—Lees, cuidado con lo que dices.
—Adelante, estamos de celebración —ofrece Pepper, ignorando completamente a mi padre.
—Y por eso no puede quedarse —murmura papá antes de sonreír falsamente.
—Por favor, quédate —le digo rápidamente, rogándole en silencio que suelte lo que me carcome.
—Ojalá pudiera, Lisa —sé que él entiende lo que quiero decir—, pero creo que tú y yo sabemos que hay otras cosas más importantes —me da una sonrisa comprensiva.
Suspiro con pesadez, deslizando mis manos en los bolsillos de mi mono.
—Creo que tienes razón.
—¿Otras cosas? —dice papá en su tono rápido habitual—. ¡Oh Dios, qué ambiguo! ¡Maravilloso! Lees, ¿de qué está hablando el Agente Coulson?
Mis mejillas se sonrojan cuando noto que me miran.
Mis hombros se encogen antes de mirar dócilmente a mi padre y susurrar:
—Lo siento. Juré guardar el secreto bajo el dolor de la mirada de Fury.
Su rostro se oscurece un poco, pero no dice nada mientras sigue mirándome.
—Necesitamos que vea esto —Phil me salva de tener que responder mientras le tiende una carpeta negra a papá—, lo antes posible.
Papá se estremece y retrocede un poco.
—Odio que me entreguen cosas.
Froto el lugar en la parte posterior de mi cabeza, dónde está volviendo el zumbido.
Pepper salta fácilmente, manteniendo su voz ligera.
—No se preocupe, porque a mí me encanta. Se lo cambio.
Le da su copa a Phil, toma la carpeta, se la da a papá y le quita su vaso. Papá sigue ocupado haciendo una mueca y frunciendo los labios antes de darse cuenta de que Pepper acaba de coger su bebida. Extiende la mano con incredulidad antes de respirar hondo e irritado. Me sigue enviando miradas oscuras, pero no sé cómo explicárselo. Supongo que sigo en negación o algo más que mi terapeuta suele advertir.
Froto mi zapato por el suelo.
—Gracias —dice Pepper rápidamente, tomando un sorbo de lo que era el champán de papá.
Aún irritado con todos, papá mueve la carpeta y mira a Phil.
—Las horas de consulta oficiales son de ocho a cinco un jueves sí y otro no.
—Esto no es una consulta —responde Phil en un tono casi severo.
Papá le da una mirada extraña e intrigada antes de cambiar la vista hacia mí mientras yo me paso los dedos temblorosos por el pelo oscuro. ¡Es que no dejan de temblar!
—¿Es sobre los Vengadores? —inquiere Pepper. Phil la mira—. Algo de lo que yo no sé nada.
—¿Esa iniciativa no se había descartado? —papá habla por encima del hombro, alejándose para darse la vuelta otra vez—. Y yo ni siquiera resulté apto.
—Yo ni lo sabía —Pepper se encoge de hombros, mintiendo.
Phil y yo compartimos sonrisas pequeñas y cansadas.
—Sí, ¿qué decía el informe? —aprieto mis manos detrás de mi espalda y me balanceo un poco mientras comienzo a enumerar lo que recuerdo haber leído en el perfil—. Que eres voluble, narcisista y no sabes jugar en equipo.
—Eso lo sabía —bromea Pepper con un lento movimiento de cabeza.
—Olvidemos los perfiles de personalidad —la forma en que Phil lo dice hace que mi estómago se retuerza en un nudo más grande.
—Lo que usted diga —papá claramente no ha terminado de ser rechazado, pero le indica a Pepper—: Señorita Potts, ¿tiene un segundo?
—Un momentín —ella levanta un dedo y cae de puntillas cuando él se acerca a mi padre.
Puedo escucharlos coquetear antes de que él susurre algo sobre mí. Me pregunto si lo que pasó está en esa carpeta negra. Oh Dios, esto parece sacado de una pesadilla. ¿Por qué pensé que las vacaciones serían de película con noches de cine o tardes de compras? No muerte, control mental, venganza; estas características son mucho más propias de unas vacaciones familiares de los Stark que cualquier otra cosa. A medida que la voz de papá se vuelve más aguda y Pepper se preocupa más, inmediatamente decido que no quiero escuchar lo que tienen que decir. Lo último que necesito es que papá me grite.
Dándoles la espalda, cruzo seriamente mis brazos sobre mi pecho.
—Muy bien, Phil, cuéntame. ¿Qué está pasando? ¿Loki y los demás huyeron con el Teseracto?
Él asiente, pero sabe que no puede decir mucho. Al menos lo confiesa.
—Es malo. Muy malo.
—¿Tanto? ¿A nivel mundial? ¿Es una catástrofe, un mundo hecho pedazos, un trauma mental severo?
Él asiente nuevamente y la pequeña sonrisa que llevaba hace unos segundos desaparece. Después de morderme el labio con preocupación, me giro cuando escucho las pantallas sonar. En toda la sala hay perfiles holográficos de varios seres extraordinarios.
—Whoa —musito, alejándome lentamente de Phil, hasta el otro lado de papá.
Incluso papá y Pepper lucen agitados por lo que estamos viendo. Sus ojos recorren las pantallas al igual que los míos.
Un hombre que reconozco como Bruce Banner es grande y verde. Recuerdo haber escuchado sobre su situación en la Universidad de Culver antes de que papá y yo fuéramos a hablar con el General Ross. Entonces pensé que era salvaje, pero es aún más loco verlo en acción. Un hombre con un traje rojo, blanco y azul pelea contra lo que parecen nazis y me recuerda al Capitán América, uno de los grandes focos de mi obsesión con la historia. Pero está congelado y perdido en el océano, ¿no? Eso es lo que Howard solía decir, al igual que los libros que he leído.
Hay otras personas en los archivos. Reconozco a Natasha Romanoff y la veo pateando el trasero a alguien, lo que a mí me parece que es su habilidad número uno después de enterarme de lo que hizo durante el ataque de Hammer. Hay un hombre con un arco y una flecha que reconozco como el Agente Barton, y luego otro tipo enorme con un martillo o algo así, no lo sé.
Y luego lo veo de nuevo. A Loki. Hay imágenes de una gran bestia de metal destruyendo una pequeña ciudad desértica antes de que la pantalla cambie a los eventos en las instalaciones de Nuevo México. Me veo a mí misma y al Agente Barton. Me estremezco en una respiración profunda cuando los ojos de papá se posan en mí. No tengo el coraje de mirarlo y me siento aliviada cuando finalmente vuelve a mirar los archivos.
Veo que mi padre está entre la información intermitente. Lo veo rescatándome de Afganistán. Me veo muerta sobre una losa de metal en el Sector 16 a través de una cámara de vídeo filmada antes de que papá pelee contra Obadiah. Hay un clip de mí en una calle de Malibú con sudadera y gafas de sol, disparando accidentalmente a un hombre con mis propulsores. Luego aparezco con un vestido de flores, peleando junto a papá contra Luces de Navidad en Mónaco. Después luchando contra los drones durante el ataque de Hammer. No me di cuenta de que habría tanta información sobre mí.
Aunque puedo ver que él sigue furioso por mi silencio, hay un sonido de miedo que se abre paso cuando papá habla en voz baja.
—Quiero que Lisa y tú cojáis el jet a D.C. esta noche.
Rápidamente, lo miro.
—No, papá.
Ambos me ignoran, como de costumbre.
—Tony, no sé si me gusta que estés involucrado en esto —Pepper se da vuelta para mirarlo, dándole sus grandes ojos preocupados.
—Yo tampoco —papá no aparta la vista de los archivos—, pero no creo que tenga otra opción.
—Nadie te obliga —ella niega con la cabeza, inclinando ligeramente la frente hacia él.
—No me refiero a eso —presiona sus labios en una delgada línea.
Ella asiente lentamente a regañadientes.
—Dios, está bien. Por favor, ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Lo tendré —le sonríe y comparten un largo beso.
Phil y yo miramos hacia otro lado, avergonzados. Otra vez es incómodo. Pepper se gira para irse y sube los peldaños hacia donde se encuentra Phil cuando se da cuenta de que no estoy a su lado. Voltea en confusión, dándome una mirada inquisitiva. Mi cara se transforma en una expresión fría y ella baja lenta y cuidadosamente unos pocos escalones.
—¿Lisa? —pregunta, el miedo arrastrándose en su voz.
Los ojos de papá se apartan de los hologramas como si se dieran cuenta de que sigo parada.
Si él no va, yo tampoco. Tomé esta decisión hace mucho tiempo.
Mi voz no flaquea mientras repito mis pensamientos.
—No voy.
—¿De qué hablas? No seas estúpida —papá me ignora y vuelve a mirar la información que se encuentra frente a nosotros—. Coge tus cosas y vete con Pepper.
—No.
—Lisa. Ya tienes suficientes problemas, ni siquiera me contaste esto cuando sucedió —se refiere al ataque del hombre mientras mantiene sus ojos fijos en el material incompleto—. Podría haberte matado. Sal de aquí.
—Lo siento, no.
Veo su mandíbula apretarse, pero sigue sin girarse para enfrentarme.
—Lisa, no discutas conmigo. Coge tus cosas y vete con Pepper.
Pepper y Phil se quedan en pie al otro lado de la sala, mirándose el uno al otro. La relación de Pepper conmigo es extraña. Me regaña por pequeñas cosas como recordar dormir bien o comer saludable. Tiene derecho a hacerlo porque me ha criado, pero sigue sin ser mi madre. Pero Tony es mi padre. Así que le deja estas situaciones a él.
—No —repito con firmeza.
Sus manos se juntan en puños mientras gira.
—¡¿Estás sorda?! ¡He dicho que cojas tus cosas y te vayas con Pepper! ¡Nunca escuchas! Dios —se golpea la frente con la mano y se la frota como si sintiera dolor—. Sé que no es tu culpa haber estado allí, ¡pero no deberías! Y no voy a dejar que te acerques a él nunca más. Lo que sea que esté pasando en tu cabeza tiene que parar, ¿entiendes? No me importa lo que quieras o sientas ahora. Esto es más importante y necesito concentrarme. Vas a dejar que lo haga solo.
Tratando de no ser lastimada por sus duras palabras, sacudo la cabeza.
—¡No sigas diciendo que 'no', Lisa! —apuñala con el dedo hacia el ascensor mientras grita—: ¡Saca tu trasero por esa puerta ahora mismo! ¡No estoy jugando! ¡Ya no es una broma! Yo soy el padre y tú la hija, ¡el que manda soy yo!
Tomando un respiro rápido y agudo, me alejo un poco cuando me mira a la cara. Inmediatamente se aleja y mira a un lado, avergonzado de haberme hecho sentir que necesitaba alejarme de él. Piensa que me ha asustado. Pepper se acerca un poco más a nosotros, como si sintiera que necesita estar allí para apoyarnos y consolarnos. La cara de papá se suaviza y sacude la cabeza cuando un suspiro cansado escapa de sus labios.
Se frota la cara con las manos y dice irritado:
—Hablo como mi padre.
Acercándome, apoyo mi mano en su brazo para que sepa que estoy bien. Odio esto. Odio hacer que se sienta mal por mí cuando me da una reprimenda. No es que quiera que lo haga, solo sé que esto está bien.
Él gime antes de susurrar sólo para mí.
—No sabía dónde estabas. Podrías haber muerto y... —hace una mueca de ira—. ¡Dios! Solo quiero que estés a salvo, bebé. Quiero que estés alejada del peligro. Lisa, por favor, vete con Pep.
Trago saliva y trato de suavizar mi voz para que no parezca que lo estoy desafiando descaradamente.
—No quiero dejarte. No se trata de ponerme en peligro. Él... Él se metió en mi cabeza y no sé qué puede significar. Es peligroso, más que Obie o Vanko. Pero nos guste o no, esto me involucra a mí ahora. Y no me voy a quedar en el banquillo solo porque sea la vía fácil. No quiero que pase algo malo cuando no puedo ver si estás a salvo. Tendré cuidado. Créeme, me he preparado para esto —levanta una ceja cautelosa, sin saber a qué me refiero—. Seré inteligente. Por favor papá, no me alejes.
Él se ablanda.
Siempre se ablanda por mí.
Casi me hace sentir mal.
Casi.
—Vale —suspira antes de mirarme—. Pero si te matan, acabaré contigo.
—De acuerdo —asiento, intentando suprimir la preocupación que siento.
Él obviamente la ve, así que cierra los ojos y sacude la cabeza rápidamente.
Tratando de manejar su preocupación, Pepper regresa antes de besar suavemente mi frente y apretar la mano de papá.
—Trabajad duro.
Cuando Pepper se aleja con Phil, hablando en voz baja, mis ojos quedan atrapados en un extraño pero familiar cubo azul que se cierne entre la información. El Teseracto. Un escalofrío recorre mi columna vertebral, haciendo que me mueva con incomodez. Papá se gira para mirar a Pepper y Phil, pero se detiene cuando ve lo que estoy observando.
La mano de papá se extiende hacia adelante y lo veo tirar del cubo. Lo mira con el ceño fruncido antes de que sus ojos se levanten con un recuerdo concentrado en sus iris.
Cruzo los brazos sobre mi abdomen mientras digo en voz baja:
—Howard lo encontró —buscándole a él, es lo que no sale.
Papá asiente rígidamente antes de que volvamos a mirar a los raros iguales a nosotros.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Los brillantes ojos azules miran hacia los míos y siento algo agudo presionando contra mi pecho. La galaxia crece y se extiende por encima de mi cabeza, aterrorizada de que me engulla.
Goteo.
Goteo.
Goteo.
Hay un flujo constante de sangre que cae sobre mi frente cuando dos cuerpos se mueven detrás de mí, colgando del techo. La habitación gira y el aire está tan frío como la cueva en la que una vez pasé meses por una razón que no recuerdo. El fuerte goteo me recuerda a otro sonido que una vez escuché pero que no puedo identificar.
Clink.
Clink.
Clink.
Lágrimas calientes contra el frío metal. Dedos gruesos y duros se envuelven firmemente alrededor de una garganta delgada y pálida. Veo unos ojos oceánicos y parecen totalmente desconocidos, pero a la vez no. Mientras los dedos me agarran más fuerte de la garganta, jadeo y empiezo a gritar por mi padre. Él simplemente está en la puerta, mirándome a distancia y permitiéndome rogar. Una bomba explota en la distancia, luego otra y otra más. Exactamente tres.
—Naciste para morir.
Edgar Frost me mira con sus ojos llorosos.
El fuego hace estragos frente a mí y miro a mi alrededor. Estoy en un auto, pero no sé dónde estoy ni cómo llegué aquí, pero este coche es muy familiar. Terriblemente familiar. Las ventanas están en llamas y el humo invade mis pulmones como un ejército que intenta conquistar un castillo.
Hay gritos y descifro que no son míos. Son de papá mientras nos separamos el uno del otro y su mano se estira con pánico. No puede alcanzarme y yo me voy.
Y un hombre alto me rodea mientras dice:
—El tesoro de los carniceros y ladrones.
Maria Stark se inclina sobre mí mientras me acuesto en mi gran cama rosa y besa suavemente mi frente, susurrando:
—Intenta recordar.
Una voz grita desesperadamente:
—¡Recuerda!
—Eh, eh —las manos se aferran a mis hombros, sacudiéndome rápidamente—, despierta, Lisa. ¡Lees! ¡Despierta!
Todo mi cuerpo se sacude cuando mis ojos se abren. Suelto un grito ahogado, aferrándome desesperadamente a quien me está sosteniendo. Siento que ardo cuando mis dedos se aferran a la camiseta negra de mi padre. Se me corta el aliento y toso para que entre más aire en los pulmones, frotándome las lágrimas en las mejillas.
Esto es estúpido. Él no necesita esto. No lo necesitamos ahora. Hay muchas otras cosas de las que preocuparse aparte de mí. Puedo sentirlo mirándome mientras me acaricia suavemente la espalda, aún consciente de mis cicatrices que permanecen allí. Lentamente me alejo y me recuesto en el sofá donde me dormí, quitando la manta que papá debe haber puesto sobre mí.
Papá me mira por un largo momento; sus ojos preocupados y sus cejas fruncidas.
—Hacía mucho que no tenías una de esas.
—Ya... —sacudo un poco la cabeza, frotando mis dedos en mi dolorido cráneo.
—Ese tipo las trajo de vuelta, ¿no?
Yo no respondo; simplemente tomo su mano y la aprieto con fuerza.
—Genial —se queja con el ceño fruncido y las arrugas alrededor de sus ojos se profundizan mientras gentilmente pone mi pelo oscuro detrás de las orejas—. ¿Estás bien?
Trago con dificultad y asiento, girando los hombros hacia atrás para parecer confiada.
Él frunce los labios y humildemente pregunta:
—¿Quieres hablar del tema?
Simplemente sacudo la cabeza.
—No, no pasa nada. Estoy bien.
Él deja escapar un suspiro silencioso, empujándome hacia su pecho.
—Muy bien, pequeñaja. Relájate y descansa un poco, ¿vale? Estás a salvo. Estoy contigo.
Una respiración tranquila abandona mi pecho mientras el alivio me recorre. Me siento muy vacía con él descansando perezosamente su brazo sobre mi espalda y hombros, apoyándonos en el sofá donde hemos estado sentados durante las últimas seis horas. Supongo que me quedé dormida hacia en los documentos de la teoría de la extracción de Erik Selvig; no eran para nada interesantes, para ser honesta. La otra mano de papá deja los hologramas flotantes para apartar mi pelo salvaje, haciendo todo lo posible para calmarme.
—Lo siento, papá —susurro, mis párpados se vuelven pesados.
Siento no haberle contado lo que pasó cuando volví a casa. Siento que tenga que cargar conmigo allá donde vaya. Pero no puedo dejar que pase por esto solo. Necesito asegurarme de que esté a salvo, tal como lo haría por mí. Y Dios, necesito hacer esto por mí misma. Me atrae y necesito entender por qué.
—Fue solo un sueño, pequeñaja, solo un sueño —repite mientras besa mi cabello y vuelve a estudiar los archivos nuevamente.
Solo un sueño.
Fue solo un sueño.
No... no lo era.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top