Especial I
I.Hamburguesas con queso y lavados de cerebro.
…
Shinso tenía muchas cosas que decir sobre Denki. La mayoría eran buenas, como cuando después de un largo día de trabajo, ambos caían rendidos al sillón y pedían comida a domicilio. Hamburguesas, una normal y la otra con extra de queso. Un día pagaba él y al otro el rubio, algunas veces era comida tradicional y otras occidental. Pero la mayoría del tiempo eran hamburguesas, las mejores que Shinso hubiera comido porque Denki era experto en saber que lugar las hacía a la perfección. Después de pasar unas vacaciones en Río, se dió cuenta que el Omega disfrutaba mucho de bailar, de beber piña colada y comer hasta saciarse. Aunque la mayoría del tiempo nunca se terminaba la segunda hamburguesa que pedía, quedando en el refrigerador hasta que se perdía entre otras. Si alguien les preguntara qué eran, sería muy fácil la respuesta. Roommates, compañeros de casa o compañeros de trabajo y ya. Sin embargo, después de que Katsuki se marchó a Rusia para cuidar a su Omega embarazado… Las cosas cambiaron. Denki estaba buscando obtener su licencia profesional, después de la liberación de datos por parte de los rusos, los omegas empezaron a manifestarse en las calles. De a poco iban adquiriendo más beneficios, entre ellos un perdón jurídico y la esperanzadora reinserción social. Después de establecer un montón de exámenes psicológicos y físicos, Denki no tenía ningún inconveniente para ser héroe. Solo debía poseer un mentor para que lo supervisara, alguien que llevara años ejerciendo la profesión para cuidarlo de no caer en malos pasos. Hitoshi se ofreció antes de que Kaminari se lo pidiera. Trabajando juntos comenzaron a verse de una forma diferente, quizá la tensión de las calles y la noche estrellada sobre sus hombros los hizo darse cuenta que había un sentimiento fuerte. Suficiente para dejarlo fluir en acciones físicas.
Comenzó con un beso, una jugarreta de Denki en los vestidores mixtos. Una sonrisa coqueta, la broma de que son como hermanos y luego un beso que hizo a Shinso encerrarse en el baño por diez minutos. Lo peor era llegar a casa y fingir que todo estaba normal cuando no era así, Kaminari era coqueto. Por un instante pensó que sería con todos así, hasta que se dió cuenta que solo era así con él. Mientras que con Sero sonreía, mas no lo hacía de forma coqueta o invitándolo a un beso. Era diferente, era como amigos. Pasaron unos meses, Todoroki estaba en la palestra de las encuestas y Shinso tomó un lugar importante en el público femenino. El alfa silencioso de cabellos desordenados y mirada enigmática conquistaba bien. Las omegas enloquecían con sus hazañas, un día crearon grupos en internet para hablar sobre ello. Buscando fotografías y pidiendo mercancía a gritos, las llamadas llegaron y al ser independiente junto con ChargerBolt, necesitaban el dinero así que aceptó ser parte de una publicidad de lencería. El rostro que puso Denki al saber que su roommate sería parte de una campaña publicitaria de lencería erótica fue indescifrable para Shinso, sobretodo porque tenía que hacerla junto a otra omega, Kyōka Jiro.
—¿Es necesario que hagas el trabajo para Calvin Klein?—Denki no había cambiado mucho con el tiempo, solo que ahora su cabello era tan largo que una trenza caía a un lado de su hombro. Gruesa y brillante, al igual que sus rayos. Estaba en la puerta de la oficina, una con unas persianas beige que apenas dejaban entrar la luz de la noche. En la mesa del escritorio solo había una lámpara que no iluminaba lo suficiente pero Shinso, sentando viendo los ojos ámbar mirarlo con preocupación… Lo veía todo claramente.
—Kami, debo hacerlo. Tenemos muchos gastos que pagar, el piso, los impuestos del gobierno y otras cosas que no tienen que salir de nuestros bolsillos por mucho dinero que tengamos—Kaminari se acercó, los años habían dejado marcas en su piel, marcas que Hitoshi deseaba explorar… Se acercó al lado de Shinso, quitándole espacio personal y lo dió vuelta en la silla giratoria. Por un instante el alfa pudo sentir cómo las feromonas lo envolvían, calentando lo evidente pero un instante después… Denki se alejó con una sensación nublando su rostro y se fue. Hitoshi quiso perseguirlo pero no pudo hacerlo, su cuerpo no se movió. Esa noche cuando llegó al departamento, el Omega no estaba ahí. Preocupado lo llamó para verificar su estado pero cuando le contesto… Entendió que él no estaba solo. Cortó la llamada al momento que él le dijo que estaba bien y que no volvería hasta la mañana siguiente.
¿Qué fue ese sentimiento? ¿Por qué le preocupaba tanto que estuviera con otro hombre haciéndolo cuando sabía perfectamente que lo había hecho decenas de veces con Kirishima? ¿Cuál era la diferencia ahora? No lo sabía pero cuando el teléfono se apagó en su mano, lo prendió solamente para mensajear a una chica que solía llamar para saciar sus necesidades cuando aún estaba prendado del amor no correspondido que poseía por Aizawa. La chica se llamaba Sel, una hermosa Omega con cabellos oscuros, alborotados y largos. El agradable aire latino lo encontraba adorable en su piel morena y la forma de sus labios, como se guardaba los orgasmos en su boca cuando le pedía que no dijera nada. Esa noche Shinso le pidió que se expresara cuánto quisiera, cuando lo hizo con ella, sintiendo las uñas en su espalda. Rasgando su piel con fuerza, lloró sin saber un porqué. Pero las lágrimas se confundieron con el sudor y ella ni sospechó que se sentía mal, quizá porque su cuerpo realmente lo disfrutó pero su mente solo podía evocar una sola cosa. Ojos ámbar. Solo cuando pensó en ello, el éxtasis llegó hasta su mente. Anudó en ella y la dejó irse después de unas rondas más. Durmió en la bañera tratando de sacarse el olor de ella. Aunque era sutil en esencia, para su nariz… Era molesto.
Cuando Denki llegó, lo vio dormido en la bañera. Ambos olían a diferentes personas, pero sus corazones y mentes solo pensaban en el contrario. Se sentó a su lado en la bañera, el agua estaba fría y el cuerpo del alfa temblaba lo suficiente para que lo preocupara. Dejó ir el agua al mismo tiempo que lo miraba, como las medialunas adornaban sus ojos índigo. Al momento que ellos se abrieron, Denki entendió porque no sintió nada con el muchacho que había follado en el baño del bar. Las cosas que sentía por Hitoshi era muy fuertes.
—¿Volviste?—Sonrió, y quitó de sus ojos unos cuantos cabellos mojados.
—Sal de la bañera, vístete. No quiero cuidarte resfriado—Shinso se puso de pie, Denki le dió la espalda para que saliera. El olor de Denki era tan triste…
—¿Te divertiste anoche?—un momento después de hacer la pregunta, Hitoshi se mordió el labio con rabia. Denki se detuvo antes de salir del baño, tragó duro y respondió.
—No… Traje el desayuno, apúrate que deseo bañarme para ir a trabajar.
—Hoy tengo la sesión fotográfica, no hay trabajo—Denki se detuvo nuevamente, pestañeo un par de veces antes de irse del baño. Shinso salió con una toalla en la cadera, fue hasta la cocina y vió el desayuno que Kaminari había traído. Bollos dulces de matcha con sándwich de huevo… Al lado de sus llaves había una nota escrita a mano, la letra era errática. "Cuando quieras otro polvo, pequeña zorra, llámame. Siempre estaré disponible para un buen culo". Hitoshi mordió su labio hasta obtener sangre, quería romper el papel en miles de pedazos. Nadie tenía el derecho de llamar a Denki así. Sin embargo, se detuvo de hacerlo porque no deseaba hacer lo mismo con la confianza de Kaminari.
Se fue a su habitación, se vistió con ropas casuales y cuando salió Kaminari del baño, estaba en la cocina preparando café mientras veía su celular. La hora de la sesión era temprano porque estaría casi todo el día en el estudio, necesitaba la cafeína en su sistema. Denki se sentó tomando un poco de agua, se echó en la boca la mitad de un bollo. Antes de darse cuenta Hitoshi le tendió un poco de café. Ambos comieron en silencio mientras el sonido de las noticias en la televisión resonaba. Hitoshi dejó a un lado su celular para ver la taza que el Omega sostenía en sus manos. "Life Sucks" Entendía aquello y era exactamente como se estaba sintiendo en ese momento. Apestaba.
—¿Dónde será la sesión fotográfica?—Denki terminó su bollo para comer una manzana en trozos, dejó el café a medio tomar en la mesa para mirar los ojos índigo—. Quiero ir.
—Será en el centro, nos podemos ir juntos si lo deseas.
Denki asintió, solo les tomó un par de minutos en arreglar todo. Cuando salieron una brisa fría los recibió, el aroma de sus amantes nocturnos había dejado una sensación extraña en la piel pero ya no estaba persistente en su cuerpo. Al ir en el metro, unas cuantas fanáticas increparon a Hitoshi en busca de un autógrafo o una fotografía, Kaminari se sentó lejos. Le era incómodo ver cómo el alfa más serio del mundo sonreía fácilmente con chicas cualquiera, mientras que a él lo analizaba con la mirada en busca de algo. Nunca sabía qué realmente era pero antes de preguntarle, ya estaba distraído pensando en algo más. Las noches siempre eran igual, películas y comida hasta que se dormía en su regazo. A veces sentía su mano trenzar su cabello y cuando terminaba… Le deshacía la trenza con una facilidad increíble. No le extrañaba, manejaba las cintas de alrededor de su cuello como si fueran látigos, extensiones de sus manos.
Si Denki pudiera decir las veces que soñó con esas manos alrededor de sus caderas…
Cuando llegaron al centro, caminaron juntos hasta las oficinas del estudio. Kyōka ya estaba ahí, fumando un cigarro con los audífonos pegados al celular. Denki no se demoró en saludarla para ponerse al día, después de todo habían pasado años, pero Hitoshi siguió adelante. Jirou empezó a hablarle de Kirishima, como seguían en contacto y que el pelirrojo había hallado una chica en Estados Unidos que era buena. Kaminari no dijo nada pero en el fondo, muy en el fondo de su corazón, le dolió. Kirishima había seguido adelante porque él no había sido lo suficientemente valiente para pedirle algo. Ahora cada uno tenía sus propias opciones, aún así, no se arrepentía de nada. Hitoshi era superior en muchos ámbitos, pero Kirishima había sido su amante tantos años que para él era inevitable pensar en lo que estaría haciendo y con quién estaba. Cuando la conversación se relaciono con el trabajo, la tensión en su corazón poco a poco se fue haciendo más pequeña. Estuvieron unos minutos afuera mientras el cigarro de Kyōka se acababa y después entraron. Cuando ambos se internaron en el estudio, Hitoshi ya estaba vestido. La ambientación era un callejón oscuro, con luces de neón y suciedad falsa en el piso. El alfa de cabellos índigo tenía que usar su particularidad para resaltar el color de sus ojos, Kaminari quedó estático viendo cómo unos boxers con líneas neón púrpura se adaptaban a su pelvis abultada sin problema. Como su cuerpo, musculoso y estilizado con las cicatrices adornando cada centímetro resultaba aún más con la iluminación.
Él… Realmente era atractivo.
Cuando Kyōka salió de los vestidores, comenzó el espectáculo. Denki solo se quedó cerca viendo cómo su roommate tomaba de la cintura a su ex compañera de escuela. Aún así, algo no cuadraba. Se veía bien pero entre ambos no habían contraste de colores, el fotógrafo pidió que tomaran un descanso y después se acercó al Omega.
—¿Eres compañero de Shinso, no es así?—Kaminari al momento de asentir fue llevado a vestidores. Lo maquillaron, arreglaron su cabello y le dieron ropa interior de Omega. Con una tela más suave que la del alfa, cuando salió Kyōka seguía ahí… El fotógrafo le ordenó a Denki que se pusiera entre los dos, que se imaginaran que los tres tenían un amor secreto. Que se amaban mucho y que la pasión desbordaba.
Fue simple para Kyōka poner los labios sobre su cuello, simulando una mordida. El problema fue cuando Shinso sin ningún tipo de aviso lo besó. La cámara hizo click y no se detuvo al mismo tiempo que Denki comenzaba a ver con más intensidad los ojos índigo. Unas cuantas tomas más y el profesional ya tenían el material suficiente para la campaña, tomaron unas cuantas en solitario y los enviaron a casa. ¿Cómo fingir que ese beso había sido increíble? ¿Cómo verlo a cara sin siquiera desear que lo vuelva a repetir? ¿Qué realmente los estaba deteniendo? Ambos eran solteros, ambos sabían que una noche de sexo podría significar nada. Denki lo observó mientras iban por el tren, era de noche y lo único que iluminaba las calles cercanas a su hogar eran unas farolas viejas que hacían su trabajo a medias. Caminando el Omega se detuvo unos momentos, observando como Hitoshi se daba vuelta para buscarlo con la mirada. Índigo contra ámbar, preocupación contra deseo. Quería gritar sobretodo porque sus feromonas ya lo habían evidenciado todo durante el tren y el camino a casa. Pero él nunca parecía notarlo, y eso lo estaba volviendo loco. Dando el primer paso con el vaho saliendo de sus labios se balanceó contra sus brazos, por un momento temió pero al instante ya estaba besándolo. Y Shinso, no dudo en corresponder el beso, las mismas ganas ocultas salieron a la luz con ese pequeño movimiento.
—No tiene que significar algo, solo deja fluir nuestros cuerpos, Toshi—al escuchar las palabras de Denki, Shinso se detuvo. Alejándose y viendo en los ojos ámbar la impresión. Negó, no así. No se suponía que fuera así—. ¿Qué pasa? ¿Entendí mal?
—No es eso, es solo que… Quizá no deseo que solo sea sexo, quizá quiero más que una noche contigo—Denki solía tomar la iniciativa en la mayoría de las cosas, pero Shinso era el que tomaba las decisiones importantes.
—¿Te gustaría salir con alguien como yo? ¿Con un Omega que fue rechazado? ¿Que fue un villano? ¿Que ha matado personas y torturado por diversión? ¿Sabes?, aún recuerdo cuando me ayudaste en la UA… De verdad quería agradecerte por hacerlo—Hitoshi se acercó buscando su calor, Denki lo abrazó hasta que le quitó el aliento—. Pero me rechazaste.
—Lo siento tanto, Kami… Pero esos días había estado enamorado de Shouta, pero desde que has llegado a casa ya no puedo dejar de pensar en ti. Después de Río me di cuenta de muchas cosas, como que eres la persona más importante para mí. Como que me importa una mierda quién hayas sido—Olisqueó su cuello, buscando la glándula de olor. En un acto sumamente íntimo lamió por encima, saboreando el sudor de su piel. Tan dulce como doloroso, sintiendo comprimido en su lengua la penumbra de su corazón—. Te quiero Denki, y no solo para ser mi roommate… Para mucho más que eso, quiero ser parte de tu alborotado mundo.
¿Cómo hacía Shinso para decir las palabras que justamente necesitaba escuchar? Denki no lo entendía pero quería averiguarlo. Lo volvió a besar sonriendo, sosteniendo su cuello con fuerza. La diferencia de altura le hacía sentirse pequeño pero le gustaba percibir cómo se inclinaba para besarlo. Para tomarse el tiempo adecuado e irrumpir en su espacio personal como si fuera dueño de todo. Con su cabello púrpura cayendo desordenado, ajustando de la forma correcta su rostro con las ojeras emulando las noches que solo pensaba en su madre fallecida. Pararon en mitad de la calle porque cualquiera podría fotografiar el momento y no querían personas husmeando en su casa. Fueron caminando hasta que llegaron y la puerta se cerró detrás de ellos, la fracción de segundo que gastaron para volver a encontrarse fue tan mínima que parecía un salto. Los labios de Hitoshi fueron directamente hasta su cuello, donde las marca estaba enviando sensaciones por sus nervios, soltando la feromonas adecuadas para hacerlo flotar. Denki se aferró a su chaqueta de cuero, al calor de sus labios besando su clavícula y como mordía suavemente su piel, contando con los dedos cuantas veces había deseado sentirse así. Sus manos largas y grandes contra su pecho se deslizaron hasta tomar entre sus dedos el dobles de su ropa. La trenza a un costado saltó al momento que su pecho quedó al descubierto de la penumbra índigo. Sus vellos se erizaron al momento que la boca se cernió alrededor de los pezones rosados, acariciando la curvatura de su espalda mientras lo probaba. Sabía dulce, pero no era un sabor que podrías asimilar con algo. No, era Denki en su boca volviéndolo loco, deseando saber más sobre su anatomía y alma. Se movieron por el pasillo hasta acabar en la habitación de Denki, la más pequeña de las dos, al caer Denki se estremeció por la forma en que dejaba ir sus manos. Palpando cada lunar de su cuerpo, teniendo el constante miedo de que todo fuera parte de su imaginación, que lo que ocurrió en la sesión fotográfica lo volvió loco y por eso estaba alucinando con Hitoshi entre sus piernas. Gimiendo mientras lo besaba, mientras tocaba con ambas manos su humanidad. El alfa observó cómo sus piernas, ahora desnudas, se abrieron para él. Listas para recibir la carga de su cuerpo, había una leve marca de chupetón en su muslo derecho. Denki la reconoció inmediatamente, rememorando el incómodo momento.
—Lo siento...—Hitoshi levantó la vista, tomó con firmeza su mentón buscando sus ojos. Con el pulgar abrió ligeramente sus labios.
—No te disculpes, porque ya no lo necesitas más. Ahora me tienes a mí—Shinso se inclinó, lamiendo desde su ombligo hasta su cuello, Denki se retorció en las sábanas. Su lengua era caliente en su piel fría, dándole la necesidad que solo su cuerpo necesitaba—. Si sientes ganas de follar, estoy aquí. Si tu celo se acerca, dímelo, te haré sentir mejor que nadie… Lo que sea que necesites, solo dilo con tu linda boca y será tuyo.
Denki entrecerró los ojos, las manos de Shinso abrieron más sus piernas, juntando sus pelvis. Pudo sentir lo duro que estaba en contra de su culo húmedo, nunca se había sentido tan sensible. Anhelando hasta con la última parte de cerebro el tacto de una persona específica, restregó sus caderas en contra. El alfa pudo sentir fluir la energía que usaba para noquear personas a través de la ropa, directamente a su erección. Cerró los ojos por unos instantes antes de bajar a sus pezones, mordiendo y chupando de ellos como si quisiera sacar algo de ellos. La dulzura de Denki estaba formando una bruma en su cabeza, desconectando su raciocinio para que solo estuviera él. Con sus lindo y gruesos labios, tan rosados que su piel íntima estaría avergonzado de admitir envidia. De los egoístas lunares que adornaban con timidez su piel, sin llegar a ser una tendencia en la misma. De sus largos brazos que terminaban en su cabello, jalando cuando chupaba con demasiada fuerza. Podría decir que incluso su pulso electrónico fluyendo por su piel, haciéndola brillar un poco más de lo normal en la oscuridad de la habitación lo hacía un mendigo. Si, le gustaba mucho este muchacho que enroscó sus caderas con fuerza cuando presionó el primer dedo en contra de su entrada húmeda, sintiendo el cálido líquido escurrir sus dedos.
—Más fuerte, llévate todo mi dolor—Denki lo dijo como una plegaria al dios más temerario, Shinso no tenía miedo. Iba a hacerlo bien, a llevarlo donde solo los dos podía existir, nadie más.
Presionó el segundo dedo y sus caderas respondieron con más deseo. Ligado al vaivén, llevándolo claro. El tercer dedo llegó para no quedarse pero mientras estuvo extendió bien su interior, y Denki lo agradeció gimiendo fuerte. Su propio sudor creando un brillo en su piel, que relucía en los ojos de Shinso. Se alejó unos momentos y vislumbró la belleza de Kaminari. No era merecedor de ella pero iba tomarlo todo como si le perteneciera. Se alejó corriendo en busca de un condón a su habitación, escuchó cómo reía Denki pero no le importaba. El también estaba feliz, cuando volvió ya estaba desnudo. Y Denki inclinado en la cama, mostrándole su desnudez y como corría la espesa gota de lubricante por su culo. Se acercó gateando, al momento que se inclinó para besarlo, Denki lo dió vuelta. Quedando a horcajadas, tomó sus manos y las dejó en sus caderas. La euforia en los ojos índigo fue algo sublime que lo hizo moverse. Se alzó un poco y con una mano guió la gruesa polla de Shinso hasta su entrada, el condón se bañó con su propia mancha. Ambos dejaron salir suspiros sonoros cuando quedaron unidos, sus mentes se nublaron por completo. Ya no había pensamientos que formular. Euforia al cien por ciento, pasión en su estado más puro. El primero en moverse fue Shinso, guió las cadera de Kaminari por su polla. Fue un balanceó errático que fue tomando forma cuando el propio cuerpo del Omega se fue guiando por el placer. Estaba tan enajenado que mordió su labio en busca de ahogar sus gemidos pero era imposible.
Se sentía demasiado bien.
Las manos de Shinso se quedaron marcadas en su nalgas mientras lo montaba afirmándose de sus pectorales, con la boca seca en busca de más y más. La propia cama moviéndose en contra de la pared, acompañando el ritmo como si fuera un pulso. Nunca se habían dado cuenta del pésimo material que estaban hechas las paredes hasta que la marquesa quedó estancada en el yeso barato. Riendo se movieron con más ganas, las propias puntas de los dedos de Kaminari soltaron pequeños voltios que hicieron a Hitoshi gemir más fuerte. Casi nunca perdía el control de su particularidad durante el sexo pero con él… Era tan diferente, se sentía tan bien, que no podía controlar nada. Increíble en la forma más pura y excelsa.
Era como una química perfectamente imperfecta. Cayó rendido al cabo de unos minutos, sus caderas cansadas pero se seguían moviendo porque cada nervio estaba siendo abusado de la manera correcta para motivarlo a más. Shinso guió con más fuerza sus caderas, besando sus labios a la par que gemían a gusto. Y de un momento a otro, cuando Shinso pudo sentir que el Omega estaba cerca de alcanzar su orgasmo por el calor de sus feromonas… Usó su particularidad. "No te vengas aún y mírame." Ambos par de ojos brillaron en la oscuridad, el índigo en los ojos ámbar de Denki relució tan bien que Shinso le dió unas estocadas más antes de no poder aguantar y darle la orden de liberar todo. Se vinieron juntos, el orgasmo acabó con ambos en la cama. Agotados, pidiendo a sus pulmones más oxígeno. Denki estaba impresionado pero más que eso, cansado. Se acurrucó, Shinso lo abrazó como si quisiera protegerlo y eso era todo lo que necesitaba en ese momento. Nada más. Ni palabras, ni movimientos bruscos… Nada.
Solo el silencio que el sueño reparador a su lado podía darle.
…
Denki tenía muchas cosas que decir de Hitoshi, todas eran buenas. Era un hombre detallista. Cuando se mudaron a un departamento más grande (porque el anterior era demasiado pequeño y los vecinos siempre se quejaban de sus actividades nocturnas), le compró tazas de té con diseños de su Pokémon favorito. Ordenaron su habitación a medias pero él siempre le preguntaba qué lado de la cama prefería más. Era consciente sobre los métodos anticonceptivos, cuando Denki consiguió su licencia de héroe, finalmente a los veintisiete años, después de años tratando de conseguirla no quería tener hijos y ellos amaban hacerlo sin condón así que el alfa se hizo una vasectomía no sin antes congelar óvulos fecundados de los dos. Por si más adelante deseaban tener hijos, aunque fuera poco probable. Amaba hacerle hamburguesas de queso caseras, y él amaba comerlas. Era perfecto en la cama, a veces rápido cuando no podían más y en otras lento. Tomándose su tiempo para amarlo, como si fuera el ser más importante sobre la tierra. Claro, ahora no eran simples roommates, ahora eran omegas y alfa, todo el mundo lo sabía porque Denki podía presumir una marca perfecta en su cuello... Después de años sufriendo, ahora estaba de la mano con el hombre más amable y silencioso del mundo. Su hombre, su alfa.
—Te amo...—Shinso abrió los ojos como si fueran faroles. Ambos estaban trabajando, tomándose un descanso entre patrullas. El atardecer más cálido de primavera estaba frente a ellos, y Denki podía decir que el índigo de los ojos de su novio lucía casi ámbar. Cómo los suyos.
—Yo también te amo, mi hamburguesa con queso.
—Me llamo Denki, lavadora de cerebro—rieron. Ambos juntaron sus frentes, por supuesto que se amaban pero nunca lo hubieran imaginado. Porque su historia había empezado de la forma más extraña y dolorosa posible. Pero ahí estaban, en la azotea de un edificio, con el atardecer acompañándolos mientras ambos compartían unas hamburguesas.
Una con queso y la otra sin queso.
...
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