Capítulo XVI:|Counting Stars|"Me siento tan mal haciendo lo correcto"

Al cerrar los ojos, todo lo que podía ver era su rostro. Esa sonrisa altiva y la forma en que mostraba sus colmillos alargados y blancos para sonreírle. Estaba paralizado delante de la raza dominante, estaba convirtiendo el odio que había sentido por años. No quería pelear más, quería hacer el amor con sus demonios. Y hacerlo con él era similar a tocar el paraíso. A sentirse único, con vida, y no una variante defectuosa de su país. 

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Probablemente lo había comprendido desde que compartieron la conexión esa noche. Su mente solitaria deseó de forma egoísta hacerle pasar por alto algo muy importante, como un guía manteniendo su equilibrio en la nada más que su limitación sentimental. El mismo alfa no era receptivo con los demás Omegas, pero él había sufrido por él, había sangrado por él, se había doblegado a sentimientos complejos por un sentir que en cualquier momento podría explotarle en la cara y así lo había hecho. Izuku estaba buscando una forma de renunciar a los Sparrows sin sacrificar sus preciados recuerdos, sin entregar su útero a la causa. Sin acabar con el humano que Katsuki había creado en su cabeza para salvarlo. Quería vivir, quería mantenerse fiel a un sentimiento y florecer en el amor que nunca encontró interesante. El alfa no lo sabía pero le había otorgado algo que nunca nadie le había dado... 

Lo convirtió en un humano sensible. 

Su cariño hizo latir su corazón con vida. Toda su existencia se basaba en algo para los demás, ahora estaba en la agencia de héroes respirando con tranquilidad para indagar más en el sentimiento que estaba creciendo sin aviso en su pecho. Era alucinante, lo llenaba de vida, como si en ese momento se diera cuenta que siempre estuvo muerto hasta darse cuenta que el sentimiento crecía como una rosa en su pecho, por algo en específico y cálido, llenando de vida todas sus venas. Había estudiando a las personas desde que tenía memoria y aprendió de primera mano que todos se movían por algo, Izuku quería conocer más del sentimiento. Quería moverse con el, fluir a su lado como brisa ante el humo del cigarrillo. Delicado, maligno e imparable. 

—Eso se siente muy bien, pequeño héroe—comentó Izuku con los codos en sus rodillas, dejando expuesta su dañada espalda a los ojos rojos.

—Quédate quieto entonces, tu jodida espalda luce como una mierda. Tienes suerte de no tener ningún hueso roto más que tú brazo derecho—Katsuki, contrario a lo que irradiaba en su personalidad explosiva, era bastante gentil cuando se lo proponía. Mientras le extendía por la espalda un poco de ungüento para heridas, Izuku podía sentir las palmas cálidas acariciar su espina, su zona lumbar, sus costados hasta ascender por sus omóplatos acabando en el cuello. Era cálido y excitante, tanto que sus labios exhalaban gemidos de gusto. Era inevitable—. ¡Hey, sin gemidos! No quieres tener un problema en el culo. 

—Lo siento, pero es que tus manos realmente son increíbles. Tienes talento con ellas—Katsuki hizo un sonido de satisfacción y luego tomó las vendas, Izuku levantó sus brazos y el alfa lo rodeó con ellas. Dejando su espalda recta y comprimida para obtener resultados más rápido. Izuku se vistió con una muda de ropa que el alfa poseía en caso de emergencia en la agencia. El aroma era grato contra su piel, se sentía como en su hogar. 

—Bueno, eso será por ahora—se formó un silencio incómodo entre ambos y no era para ignorarlo, el agente del gobierno japonés afuera de los vestidores estaba buscando a Izuku para interrogarlo sobre el caso de sus padres. Aizawa intentó darle más tiempo pero lo único que consiguió fue evitarle la cárcel, los japoneses estaban desesperados por cualquier tipo de pista que los llevará hasta los rusos prófugos. 

—Estaré bien, solo tengo que responder unas preguntas y luego adiós con ellos—Katsuki estaba frustrado, la misma sensación subía por su cuello marcando sus venas hasta la de la frente que palpitaba fuerte. 

—No estás en condiciones para un interrogatorio, pero estos imbéciles me tienen en la maldita mira. Saben que tengo poca paciencia y buscan cualquier forma de provocarme para señalar el mínimo error—Izuku estaba expectante con todas las facciones del alfa, no lo había notado con tanto detalle en antaño por su aversión hacia a los alfas (la cual seguía, siendo Katsuki la única excepción) pero era bastante atractivo. Sus cabellos rubios encajaban perfectamente en sus facciones duras y la barba de cuatro días le entregaba un aire maduro que Izuku no iba a aceptar abiertamente que le encantaba. Su cuerpo era la definición perfecta de masculinidad, con su triángulo invertido gozaba de una espalda ancha y cintura angosta. Sus brazos estaban marcados con venas que siempre veía sobresalientes en su epidermis, quizá más remarcable gracias a su particularidad, palpitando sangre roja. Izuku era un pervertido porque quería ver su nudo de alfa, lamerlo y ver como las venas lo alimentaban para hacerlo erecto. "Estoy pensando como un Omega en celo, esto es ridículo"—. ¿Me escuchaste?

—¿Qué dijiste?—Katsuki arrugó la expresión, había preocupación en sus facciones. 

—¿Estás seguro que puedes declarar solo?—Izuku asintió divertido, debía enfocarse más en las cosas importantes. El sexo iría bien después de un buen descanso, su espalda lo estaba matando y su brazo ya no estaba en discusión—. Bien, ahora iré con Serik. ¿Algún consejo para hacerle bajar la guardia? 

Izuku torció el gesto. 

—La verdad, Serik es un idiota increíble así que si le sacas algo, serás muy afortunado y el único en la tierra. La tortura no funcionará con él pero dile algo sobre Rusia y hablará. Adora el honor de nuestro país tanto como la organización—Katsuki asintió y ambos salieron de los vestidores, ahí estaba el agente del gobierno esperando impaciente a Izuku. Aizawa lo acompañó mientras que Katsuki fue a otra habitación, en donde Serik estaba encadenado a la silla con un bozal para limitar su particularidad. Shinso estaba ahí en caso de que no hablara. Katsuki carraspeó, se sentó frente a él y tomó un lápiz para llenar el formulario de la entrevista. Serik lo veía divertido, como si pudiera dominar la situación con facilidad.

—Así que caíste en el encanto del Sparrow, no me sorprende. Todos caen con eventualidad, pero te romperá el corazón. Verte hecho pedazos será lo mejor cuando te arranque para siempre de sus memorias—Katsuki levantó la vista del formulario con molestia, podía sentir en sus feromonas el desafío. Serik no parecía ser participé del orgullo inútil entre alfas pero había sido retenido en una sucia agencia de héroes. Era un error garrafal, otro sería una miseria en su orgullo por eso debía sacar la frustración de una manera y Katsuki era un blanco fácil. Lo había visto a través de los ojos de Izuku, sabía absolutamente todo de él, sabía dónde darle para tenerlo en su palma—. ¿Qué se siente saber que la mitad de Rusia se acostó con él? Que es la putita más recorrida y que no sentirá una mierda contigo. 

—¡Katsuki!—Shinso lo detuvo, Katsuki tenía en su mano derecha una de las explosiones más letales que podía efectuar. Con su tiempo en la UA aprendió muy bien a controlar su particularidad, y con ello aprendió a matar villanos de forma discreta. Era parte del trabajo hacerlo en algún momento, era parte de sí mismo tomar decisiones difíciles para garantizar seguridad. Aizawa era la prueba viviente, le enseñó muchas cosas importantes para su camino como profesional. Más nunca le enseñó a tener el control cuando su corazón estaba herido, Izuku era su nuevo punto débil y era una lástima darse cuenta de ello cuando parecía que perdía el control—. Debemos interrogarlo, no matarlo. Recuerda eso, no hay que darle más problemas a Shouta.

Katsuki resopló. 

—Entonces, usa tu jodida voz. Esto es agotador y no tenemos todo el tiempo del mundo—se sentó resignado en su silla, Shinso asintió y se acercó hasta Serik. Respiró tranquilo y entonó la voz que penetraba en las mentes débiles. Haciéndolos caer hasta el abismo de la poca voluntad, revelando la verdad por sus labios.

Dime ruso, ¿qué es el proyecto Prime?—Katsuki era una de las pocas personas vivas que había pasado por ese proceso sin caer realmente, de hecho, lo rompió dos segundos después de una pregunta de Shinso. A la clase 3A le parecía gracioso pensar que en algún momento el rubio tuvo sexo con una heroína profesional. 

—No diré nada—a Serik le temblaban los ojos, probablemente su presión arterial había subido sobre lo normal por la orden. Shinso sonrió al darse cuenta que el ruso había caído, tomó con la mano derecha la cabeza de Serik y susurró más áspero contra su oído. 

Dímelo todo, queremos saberlo todo—Serik escupió cada palabra contra su voluntad. 

—Es un proyecto que nació y se está desarrollando actualmente en un laboratorio subterráneo en Siberia. Con la llegada de los héroes, Rusia se sintió amenazada con el gran poder internacional. Después de unos cuantos experimentos que se vieron bien influenciados por los nomus de un tal doctor japonés. Nosotros creamos la química perfecta para hacerlos superiores, sin errores, pensantes, más poderosos y físicamente humanos para que pasaran desapercibidos frente a una persona normal—Katsuki observó detalladamente a Serik. No se veía feliz desvelando la información, estaba nervioso, eso significaba que su voz era verdad. Cada palabra nacía de verídica información. 

¿Cómo crearon estos sujetos?—Serik se mordió el labio pero no alcanzó a sacarse sangre, antes las palabras salieron eyectadas de su lengua.

—Con sujetos quirkless de nuestra organización, con sus cuerpos resistentes a ciertos químicos, nos dimos cuenta que reaccionaban mejor a otros y así salieron muchos fallos. Bajas aceptables para surgir con la creación perfecta. El prime perfecto para enaltecer a Rusia y convertirla nuevamente en la mejor potencia mundial. 

¿Qué intentan hacer con ellos?—Katsuki entendía un poco la razón de porqué Izuku era tan temerario con sus acciones. Desde pequeño le enseñaron que todas las bajas eran "aceptables" para mejorar su país. Egoísmo puro. 

—Dominar—Serik mordió su mejilla interna, la sangre corrió por su boca hasta salir del bozal. Estaba furioso el ruso, cada palabra era un fallo y golpe en su orgullo—. Una vez que los Prime hagan su trabajo designado, asesinaran a su amo. Una invasión desde adentro hacia afuera, la relativa caída de todos los imperios vecinos. 

¿El Sparrow que enviaron aquí sabía sobre estos planes?—Katsuki observó enojado a Shinso, ¿estaba culpando a Izuku? Sería un imbécil por hacerlo, pensó el rubio. Izuku no era un aliado completo, aún así, tampoco un enemigo del gobierno. 

—No, de hecho yo vine aquí para llevármelo, tomar todos sus recuerdos emocionales y hacer de él una máquina perfecta. Él es una aberración asquerosa, nacido de una aventura sucia de sus padres traidores. Un bastardo pero aprenderá del dolor cuando vuelva a Rusia. Después de unos meses en la caja negra, volverá más nuevo que nunca. Sin voluntad propia, sin sentimientos, solo poder para el país que juró enaltecer—Katsuki tuvo suficiente, tomó a Serik del cuello y le susurró contra el bozal. 

—¿Qué te hace pensar que te entregaré a mi Omega?—Shinso se detuvo un momento, sintiéndose un poco culpable por culpa de forma inconsciente a Izuku. Serik respondió honestamente. 

—Tú no lo harás, idiota. Él se entregará sólo. Vi sus memorias hace unas semanas y sé que eres su "adorable" soulmate. Pero no puedes mantener a un gorrión en una jaula de sentimientos bondadosos cuando todo lo que ha conocido es el dolor, nosotros nacemos para ser libres y no hay nada más liberador que el poder que nos puede entregar la gloria de nuestro país. Él querrá poder, lo elegirá por encima de todo—Katsuki lo soltó, Izuku no era un pájaro patético. Él era una persona íntegra. No era lo que él pensaba. Serik se acomodó en la silla—. Además, gracias a la pequeña Eri, podemos hacer decenas de Prime cada día. 

—¿Eri?—Shinso arrugó la nariz ante la mención—. ¿Quién mierda es Eri?

—El arma maestra que nos regaló su compatriota japonés, Chisaki Kai. 

...

Había olvidado lo fría que era la sala de interrogatorio, con su luz fría y la silla incómoda. Izuku estaba serio frente al agente de gobierno y podía sentir en sus feromonas el desagrado de seguir ahí. A él no le gustaba estar en frente del ruso, sus expresiones y los suspiros llenos de pesar también confirmaban aquello. No estaría ahí de no ser por sus padres, por ser ruso y estar mínimamente involucrado con la famosa llave. Ni siquiera le importaba lo que eso podía hacer, solo quería estar unos días con Katsuki. Pero cada vez que intentaba mínimamente estar más cerca del alfa, algo salía mal. ¿Cuántos obstáculos más iba a tener por ser un Sparrow bastardo? No quería saberlo, solo quería más de la tranquilidad. Sin embargo, no corría lo suficientemente rápido para dejar atrás la miseria de Rusia. El hombre carraspeó, debió sentir la debilidad en sus feromonas de Omega. Estaba sensible, su celo anterior fue insatisfactorio, el aroma de Katsuki lo alimentaba de una forma errante. Era incómodo en un principio por todos los factores negativos en su corazón, ahora quería saber más. Anhelaba sentir más. 

—Bueno, Izuku Midoriya. Naciste en Moscú y tú historial académico y físico es impecable. Nunca antes había visto tantos sobresalientes en una sola hoja—el hombre poseía sorpresa genuina en su rostro, más esta se desgarró por una mueca desagradable—. Pero nada puede ser perfecto en esta vida, eres un Omega después de todo. 

—¿Eso es malo?—Izuku se acomodó en la silla, el hombre solo negó. 

—Los Omegas no controlan sus impulsos naturales con propiedad, son débiles y la estirpe más sucia de la sociedad. La mayoría de ellos tienen particularidades inútiles que solo usan para su bienestar personal y el crimen organizado—Izuku apretó los dientes, había olvidado el machismo de Japón—. Honestamente, solo sirven para procrear y satisfacer a los alfas y betas masculinos. Son putas fáciles que no tienes que pagar porque la naturaleza te las da gratis. 

Asco, las náuseas subieron por su garganta hasta hacer un sonido confuso en sus labios. Su cabeza ardió y pudo presentir sus látigos salir pero no podía hacerlo, tenía que comportarse frente al representante del gobierno japonés. Si hacía algo temerario le estaría dando razón y no, no más razones para estar en una cárcel de omegas.

—Disculpa, ¿dijiste algo? No escuché bien—el hombre levantó la vista con curiosidad y ante el silencio del ruso continúo—. ¿Ves?, no eres diferente a ellos, solo eres interesante porque te estás follando a todos los héroes de aquí. No quiero imaginar las orgías que hacen aquí, es asqueroso de solo imaginar cuánto esperma combinado tienes en el recto. 

Eso fue más que suficiente. 

—Eres un hijo de perra, pensar así de personas que con suerte conoces me hace querer vomitar sangre en tu miserable cara—el hombre comenzó a reír. Se sentía superior e Izuku vulnerable. ¿Quién realmente estaba dando una pelea?

—¿Crees que me importa tu opinión? La única razón de porqué estás aquí y no en una cárcel mixta, es porque Aizawa y los héroes pidieron clemencia. De otra forma, estarías en tu estado natural—las cárceles mixtas estaban compuestas básicamente por alfas, betas y Omegas de alto peligro para la sociedad—. Complaciendo alfas entre cuatro paredes—el párpado de Izuku tembló, el odio se estaba esparciendo en su pecho. El rostro contrario se estaba grabando con tinta en la mente rusa—. Como sea, tienes dos opciones ante los ojos del gobierno japonés, sabemos que eres hijo de los fugitivos rusos, Inko Midoriya y Yagi Toshinori. Pero puedes usar eso a tu favor para conseguir lo que tomaron, la llave Izuku y te irás a Rusia sin ninguna consecuencia política.

—¿Qué? Yo ni siquiera confío en ellos. Nunca antes los había visto hasta ese día, solo es lazo sanguíneo. Nada garantiza ventaja—Izuku iba a continuar pero el hombre lo interrumpió, no quería seguir gastando tiempo en un trato. 

—A nadie le importa la situación que tengas con ellos, o nos traes la llave o te vas a una celda llena de alfas calientes hasta el final de tus días—Izuku podía ver en sus ojos oscuros el gusto por ello, por reducirlo y no estaba negociando. Si Izuku fallaba, ganaba orgullo por encerrarlo en una celda donde sufriría hasta morir, si Izuku completaba la misión, ganaban de forma discreta el dispositivo que habían perdido por descuido. De ninguna manera estaba perdiendo. Abusaba de su poder ante los demás. 

Era un criminal de cuello y corbata.

—¿Qué ocurre si me voy sin hacer nada? ¿Qué ocurre si me vuelvo un prófugo del gobierno?—susurró contra sus labios, imaginando a Katsuki sufriendo. Era doloroso pero parecía su única opción. No quería irse de Japón y volver a... ¿Qué? Los Sparrows no lo estaban esperando con los brazos abiertos, conocía el dolor que ellos le proporcionarían por no mencionar la gran posibilidad de perderlo todo. De obtener el beso del olvido. No quería vivir con más odio. El hombre dejó caer sus cosas con tranquilidad, como si no significarán nada sus palabras.

—Ground Zero será culpado por tus crímenes, además, no es la primera vez que se le atribuye la responsabilidad. Es evidente que es un alfa débil por la raza inferior. Aunque imaginó que ya ha estado en la cárcel, pero... ¿Crees que sobreviva una semana en una celda cerrada con cinco alfas más? ¿Unos que le importará una mierda su sexo secundario?—no podía. Lo imaginó, sabiendo el dolor de ese abismo y una lágrima cayó por su mejilla. No, no era capaz de dañarlo de esa manera, él era inocente.

Solo quedaba una opción. Era dolorosa pero segura para él. 

—Haré lo que sea. Le traeré la llave y me iré pero dejé afuera a Katsuki. Él es inocente—susurró con la voz cortada. Áspera en sus labios, apuñalando su corazón. 

—El reloj hace tictac, pequeña basura. A partir de hoy tienes dos semanas para entregar la llave, o sino serás prófugo de la justicia y tu lindo alfa será una puta más—el agente se fue, dejándolo solo. 

Su corazón realmente se sentía pesado. Tanto que no se podía mover. La silla era lo único que lo detenía de caer.

Pasaron los minutos y Todoroki vio gran parte del interrogatorio a través de un cristal. Nada fue grabado porque los derechos de Izuku eran menores a la media por ser un Omega. Aún así, el dolor en los ojos verdes lo hacía empatizar mucho más de lo que desearía. Le gustaba Izuku, era valiente y pocas veces había demostrado ser una mala persona a pesar de todo su pasado. Quería abrazarlo con ganas y decirle que podía ayudarlo pero sería una mentira, ni siquiera las influencias de Endeavor podían hacer magia frente a las injusticias judiciales de los Omegas. Así que solamente se quedó ahí, en una esquina de la sala. Sintiendo las feromonas cambiar, el dolor siendo censurado para no alarmarlo a él.

Para no dañarlo.

—Shoto, puedo pedirte un favor, antes dijiste que me ayudarías. ¿Verdad?—Izuku suspiró pesado, Shoto se acercó, algo emocionado al escuchar su nombre en la voz suya. Se arrodilló a su lado, suplicando una idea para ayudarlo de una manera. El Omega sonrió triste, vagando en sus pensamientos y anhelando los brazos de Katsuki, tan cálidos que se sentía encarcelado. Su destino ya estaba sellado y no podía escapar, era demasiado tarde—. Prométeme que estarás ahí para él cuando me vaya.

Shoto nunca había lamentado algo, hasta ese momento. 

(...)

Cuando Shinso atravesó el portal de su departamento, un suave olor lo envolvió. El aroma de la comida cocinándose era encantador, nunca nadie le había hecho un plato de cenar porque su madre se encargaba de ello. Y después de su muerte, la comida instantánea fue la base de su alimentación. Denki era agradecido, en su mente Katsuki ni siquiera existía como interés. El Omega solo deseaba seguir adelante, y así lo estaba haciendo. Trabajar desde casa era bueno, no tenía miradas inquisitivas sobre su hombro y también confirmaba un inicio para integrarse a la sociedad después de su pasado conflictivo. Y vivir con Shinso era agradable, a pesar de que fácilmente podía ir y comprarse un casa con el dinero en su cuenta bancaria, pero era más cómodo tener a alguien por ahí. Kirishima hubiera estado ahí, sin embargo, lo llamó tantas veces a su celular que se sentía inútil seguir insistiendo. Lo único que lo consolaba de cierta manera era saber que le iba bien, que en América lo apreciaban más que en Japón. 

—Ya llegué, perdón por dejarte todos los quehaceres, usualmente lo hago todo yo—Shinso se acercó a ayudarle, Kaminari solo sonrió. 

—Tranquilo, solo es comida. Aunque tienes que comprarme el fin de semana una docena de hamburguesas de queso—verlo esbozar una sonrisa era encantador. 

—Hecho.

Cómo siempre lo hacían, comieron y bebieron juntos hasta que acabaron en el sillón, con la televisión encendida y Denki apoyando su cabeza en el regazo de Shinso. Las hebras doradas se entrelazaban entre los dedos del alfa, impregnando la piel con el aroma suave y delicado de las rosas. Usualmente le contaba sobre su día, sobre Aizawa ignorandolo de vez en cuando y como se había acordado de su madre al ayudar a una anciana, imaginando cómo se vería ella en casa a esa edad. Denki amaba escucharlo, dormir entre susurros llenos de nostalgia. De alguna manera, ambos estaban caminando sobre una línea de crecimiento. Denki con su collar de cuero anti mordidas en su cuello, saliendo de casa durante en el día para darse cuenta que era libre. Shinso viendo cada vez con menos frecuencia a la chica que usaba para suplantar a Aizawa en sus deseos. Quizás ambos estaban sanando juntos. Quizás Shinso antes odiaba el aroma del queso derretido y ahora le recordaba a gloria. Quizá Kaminari antes no podía estar un día sin llorar hasta los sollozos y ahora solamente se quedaba dormido con una sonrisa en los labios. 

Era igual, ambos estaban sanando. 

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