Capítulo XV:|Lies In The Dark|"No puedo fingir, estoy en esto por tí"
La soberbia está prohibida, el libre albedrío es una llamarada que debe apagarse con sangre. El frenesí del dolor es una ilusión mental... Y el génesis del deseo es una realidad adictiva para el corazón débil.
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Para Serik, todo el mundo tenía una debilidad excepto los Sparrows. Nacidos bajo un estricta estructura genética, la mayoría eran poseedores de lo más increíbles talentos. Su madre era un escudo, su padre un domador de sueños y él... Un catador y ladrón de memorias a través de los besos. Sus labios habían probado cientos a lo largo de sus años de servicio. Era impresionante la cantidad de imágenes y recuerdos felices que había visto, al mismo tiempo que información y detalles estratégicos frente al espionaje. Sin embargo, podía reconocer el dote de la soberbia en sus memoria, en su tacto y gusto. ¿Qué separaba a los humanos de los Sparrows? No eran sus talentos innatos, no eran esas increíbles horas de entrenamiento a la semana, esa resistencia al dolor, nada de lo que podría considerarse haría la diferencia real. Lo que marcaba ambos mundos era la fidelidad por la ambición de su propio país. Por ganar y ser seres fríos frente al amor. Eso era lo mejor de ser un Sparrow, el sentimiento amoroso y pasional por el éxito. Pero cuando probó los labios de Izuku y vio en sus memorias al alfa rubio. No pudo evitar sentir esa devoción sentimental, el dolor de irse y abandonar el mundo que lo rodeaba.
Para Serik, Izuku estaba perdido en una realidad que no le pertenecía.
No obstante, algo extraño ocurría en sus memoria que no pudo escribir en los informes que entregaba después de cada obtención de recuerdos. Izuku lograba su abismal fuerza de algo, y eso era tan débil como el orgullo de su estirpe. Serik Medvédev sabía que el Omega de ojos verdes era un bastardo, pocos realmente lo sabían pero las personas que poseían tal conocimiento no usaban ese acontecimiento como algo débil. Porque la propia debilidad era no haberlo asesinado desde un inicio. Al momento de nacer. Los rusos querían a Izuku como su pequeño juguete, el vivo ejemplo que nadie podía salir ileso y sin una consecuencia de los Sparrows. Los líderes mantenían ahí el fruto de un amor prohibido como la muestra perfecta de que no había libertad huyendo, de que no existía vida una vez que abandonaban la de ser un Sparrow, que no persistía el honor entre traidores. Serik realmente lo lamentaba, y más cuando su mente estaba curiosa respecto a un aspecto pero debía quitarle al alfa de la cabeza. Arrebatarselo para traer nuevamente al arma asesina.
Porque todo lo que hacía, era para enaltecer el nombre de su país.
...
Izuku olió el aroma de Katsuki en las dependencias, su brazo derecho ya no lo sentía y las lágrimas en sus ojos ya estaban tan secas como su boca. El dolor de pecho era tan penetrante que se sentía afortunado de estar con vida. Cuando el alfa rubio lo liberó de la viga, las feromonas en el club se sintieron pesadas y asfixiantes. La opresión en su pecho era cómoda, más cuando sus oídos no le obedecían y no podía saber nada. Era agradable sentir algo. Al momento de la liberación la vista se le nublo y nada, perdió el conocimiento antes de siquiera decir algo. Katsuki quedó mudo al ver la sangre, el estado del Omega era increíble. Con suerte podía mantenerse con vida así que fue rápidamente hasta una de las ambulancias de respaldo, Todoroki y Shinso estaban ahí junto a una doctora sanadora y un ayudante. La mujer observó directamente a Izuku y tragó duro.
—Honestamente, no creo que quede bien. Su brazo está roto y sus manos no lucen mejor, además...—Katsuki estaba mudo, solamente oía palabras tras palabra como un robot, calculando fríamente el resultado final. Y no era bueno, su corazón tampoco. La competencia del momento era más débil que su propio corazón.
—¡Solo haga lo que pueda para mantenerlo vivo!—Todoroki se estaba volviendo loco con el aroma de la sangre, los policías se hallaban indagando en el lugar, buscando cualquier vestigio de Chisaki pero no había nada más que un cuerpo extraño. Completamente destruido en su parte superior.
—Esta bien, necesitaré una transfusión de sangre dominante. El Omega es dominante así que será necesario al menos medio litro. ¿Alguno de ustedes es dominante?—Todoroki y Shinso no eran personas dominantes. A pesar de ser alfas, no tenían la capacidad de dominar otro individuo superior, solamente inferiores. Katsuki lo era, y al momento de escuchar a la mujer extendió voluntariamente su brazo izquierdo.
—Saque la que sea necesaria, me importa una mierda si me desmayo.
La doctora asintió y comenzó a operar, mientras tanto el ayudante le quitaba la sangre correspondiente a Katsuki. La sangre de los dominantes y no dominantes era diferente. Usualmente no se dividía por el sexo secundario, un Omega podría fácilmente donarle su sangre a un alfa siempre que fueran compatibles genéticamente. Katsuki e Izuku eran dominantes, por lo tanto, ambos eran compatibles. Al cabo de una hora de trabajo, Izuku tenía su brazo vendado y en el otro una transferencia constante de sangre. Era un proceso demasiado irresponsable pero era la única manera de intentar salvarle la vida, al menos la doctora veía feliz el resultado. Él estaba respondiendo a la sangre y el tratamiento de su particularidad. Sanando todo su brazo para no dejar nada al azar. Al cabo de unos minutos tanto Todoroki como Shinso fueron a trabajar, Katsuki se quedó en la ambulancia esperando a la mujer. Apenas siendo una beta, no podía descifrar feromonas pero no tenía que sentirlo para notar que algo íntimo había ahí.
—No es tu Omega pero me imagino que debe ser importante para ti—susurró casi terminando con sus manos. Su particularidad era calor sanador. Sus manos elevaban la temperatura superficial de un individuo para así acelerar todos los procesos biológicos. Era por sección y usualmente muy cansador para ambos, por esa misma razón su cabello era blanco. La melanina la había abandonado por el esfuerzo.
—Este imbécil no sabe cuidarse solo, eso todo—Katsuki no tenía fuerzas para aceptarlo.
Temprano había usado sus explosiones para llegar a la agencia, las costillas aún le dolían y el sobrecargo en sus palmas era desgarrador. Su doctor de cabecera en reiteradas ocasiones le había dicho que no sobrecargara sus brazos, que un día no podría nuevamente usarlos con las explosiones y tendría que retirarse para siempre de la vida de un héroe. Cómo buen huraño y desobediente nunca lo escuchó, pero cuando peleó contra el padre de Izuku, sintió el temblor característico en sus brazos. Y fue terrorífico quedar estático por un momento. Pero no tanto como el hecho de perder a Izuku, su compañero. Pidió favores que ahora debía, pero él lo había sacado de la cárcel, lo había liberado de una cadena perpetua. Era lo mínimo que podía hacer para retribuir un poco... Aún así seguía molesto con él por dejar su departamento. Por abandonarlo cuando fácilmente podía pedir ayuda para salir ileso de una situación difícil... Ese apetito de autodestrucción lo tenía preocupado.
—Terminé, ahora hay que esperar para que despierte después de la transfusión. Ahí le daremos unas vitaminas orales y si tenemos suerte, solamente tendrá que descansar e ir a terapia por unas semanas—la beta y su ayudante dejaron la ambulancia. Habían más heridos que tratar en el lugar. Katsuki se quedó ahí, en silencio mientras controlaba las lágrimas en sus ojos. Estaba tan aterrado cuando lo vio ahí, entre toda esa sangre que no controló su fuerza y saco la viga con sus brazos, nunca pensó tener tal fuerza... Era solo que tuvo tanto miedo que no podía entenderlo. Nunca se había sentido así. Al borde del colapso y era la segunda vez que Izuku le provocaba una sensación tan fuerte. Se sentían como cadenas alrededor de su cuello, empujándolo hasta el fondo de un lago frío y profundo.
Pero al mismo tiempo muy tranquilo.
—Tú, realmente me vas a matar—Izuku seguía con los ojos cerrados, su piel pecosa estaba visible a los ojos rojos. Había cierta suciedad por culpa de la explosión pero sus labios, lucían fríos, secos y desolados. Katsuki apretó los dientes y se acercó, no era como lo esperaba. Nunca se lo imaginó así, no era especial, simple desesperación... Besó los labios de Izuku, sintiendo el calor de su respiración cerca. Fue un tacto suave y tan tembloroso que dolió. Quería que le respondiera, sentir sus manos alrededor de su cuello para profundizar aún más el beso pero solamente obtuvo respiración contra su piel. Izuku era efímero, y no quería que se fuera, quería más tiempo—. No me dejes, no te atrevas a hacerlo. No te lo perdonaré nunca si vuelves a hacerlo, ¿me oíste?—era como pedirle auxilio a una pared de concreto, nada saldría de sus palabras—. Debo estar loco, ni siquiera escuchas, y aunque lo hicieras. Me odias.
Izuku siguió con sus ojos cerrados debido al sedante. Pero una lágrima descendió de ellos cuando Katsuki se levantó de su lado y salió de la ambulancia para averiguar algo sobre el caso, había escuchado todo ese llamado de desesperación y el tacto en sus labios lo había sentido tan bien... Que era el primer beso de su vida que realmente deseo continuar porque le gustaba. Deseaba besarlo, y yacer como un Omega normal a su lado. No por la misión, sino porque Katsuki de alguna manera había calado hondo en su mente y corazón.
Derribando todas sus barreras mentales.
...
Los policías japoneses limpiaron el lugar con otros héroes mientras Shoto y Shinso buscaban cualquier evidencia contundente, pero era desolador. El viento corría el polvo y la verdad es que estaban en un punto ciego. Sin nada que evidenciara la presencia de Chisaki en el sitio, fácilmente podía ser considerado un ataque de razas hacía las Omegas del lugar. Y si ese era el motivo que la justicia creía, pasaría a manos de la fiscalía norte y quedaría en el olvido el caso. Chisaki seguiría por ahí, haciendo de las suyas sin ninguna consecuencia. A veces el trabajo de un héroe no era tan emocionante como lo mencionaban en las escuelas. Ambos se fueron a sentar en un escombro mientras los forenses revisaban el cuerpo hallado en el lugar. Todoroki suspiró profundamente y sintió la desolación de Katsuki en la distancia y el leve aroma a rosas en la piel de Shinso. Sutil y agradable.
—Parece que tú y Denki se llevan bastante bien—Shinso, que en ese momento estaba bebiendo un poco de agua, se atoro escupiendo un resto en el suelo polvoriento.
—¿Qué sabes?—Shinso lucía asustado, no había hecho nada comprometedor con Denki pero guardaba esos bailes de media noche en anonimato porque le gustaba mantenerlo en secreto, siendo su secreto de dos. Denki era adorable para su corazón, sonreía de vez en cuando y se mantenía abierto a todas las opciones de su alrededor. Honestamente, él se sentía engañado. Aizawa ya no estaba en su mente cuando en la habitación contigua de su departamento había un Omega llorando. Clamando su instinto por protegerlo.
—Nada, solo el olor que está pegado en tu piel—un solo tacto, un beso en la frente al salir del departamento y Denki había marcado territorio. Shinso aún no se había dado cuenta de sus acciones porque las hallaba involuntarias. Gracias a ello, su rutina diaria seguía siendo un problema para mantenerlo en secreto.
—Pero si me bañe siete veces hoy. Espero que Katsuki no se de cuenta, no quiero perder mi bolas—dijo al viento, él mismo le había pedido que lo cuidara, que mantuviera un ojo sobre sus actividades. Pero una cosa era darle albergue por un tiempo hasta que se adaptara, otra muy diferente era mantener una relación con él. Todoroki solamente se mofo.
—Si a Katsuki le importará un poco, no tendrías garganta en este momento—Shinso tragó aliviado, pero ese cambio de comportamiento en Denki no era al azar. Había una fórmula detrás. Gracias a las influencias de Endeavor en laboratorios reconocidos, Shoto había podido crear un suero capaz de catalizar la demencia de Omega/alfa. Solamente tenía que comprobar si funcionaba, era una solución inocua, si no funcionaba, no haría daño—. Me alegra que hayas tomado la decisión correcta.
Shinso suspiró.
—Fue difícil hacerlo, seré honesto, me sentía inseguro al darle eso. Lo estábamos tratando como un conejillo de indias. Pero después de unos días estaba más tranquilo, ni siquiera tenía pesadillas. Parecía ser él mismo—cuando Shinso hablaba de Denki, lucía tranquilo. Ameno en su propia piel. Shoto al ser silencioso, era observador y se daba cuenta de muchas cosas. Entre ellas el gusto de Shinso por Aizawa. En un principio pensó que eran padre e hijo pero después de unas miradas confidentes, todo cambio en su mente. Shinso amaba a Aizawa de una manera prohibida pero no era correspondido en ningún ámbito, ni en cuerpo menos en alma.
—¿Seguía soñando con Katsuki?—Shinso arrugó la nariz, escuchar gritar al Omega en mitad de la noche los primeros días era un suplicio para su alfa interno.
—Aparentemente. La parte más débil de la destinación siempre estará más ligada al lazo, si ese lazo desaparece, esa parte tendrá mucho sufrimiento. Eso explicaría porque a Katsuki le importa poco la existencia de Denki—Shoto negó.
—Katsuki también tenía pesadillas—él con sus propios ojos había visto los estragos de la culpa en la piel ajena—. Las veces que estuve en su departamento para pasar la noche él soñaba con Denki. Del hecho que nunca se lo haya querido follar no significa que no estuvo en su mente. Ahora con Izuku aquí te creo que él no piense más en Denki por obvias razones, pero pensaba mucho en él. Incluso el creó la fórmula de la demencia de omega. Yo solo la materialice.
—Si es asi, nunca entenderé porque lo rechazó tantas veces. Denki es... Fuerte y adorable. Es un Omega increíble e ideal para cualquier alfa—Shinso sintió su corazón tirar, ese sentimiento extraño que ocupaba su corazón cada vez que hablaba del rubio era intenso y abrumador.
—Denki no es Izuku, esa es la razón. Soulmates, amigo mío.
—¿A qué te refieres?—Shoto abrió los labios para responder pero el aroma amenazante de Katsuki ocupó la escena. Con los ojos irritados en el dolor, se veía más peligroso que antes. De hecho, Shinso sintió su espíritu doblegarse.
—Sí, ¿¡a qué mierda te refieres con Soulmates?! No eres la primera mierda que me lo dice—la mirada de Katsuki era amenazante, Shoto estaba acostumbrado a ella. A las feromonas corrosivas llegando a su piel fría y cálida, Shinso vio la escena con temor. Denki se lo había dicho, él era decidido cuando se trataba de sus cosas. Y era territorial, cualquier amenaza sería un potencial incentivo para sostener con más fuerza su lado animal. Ese lado salvaje que bien sabía controlar.
Por el momento.
—No creo que lo entiendas, tienes la cabeza muy apretada en este momento. Hablemos cuando hayas comido algo—Katsuki dejó salir sus colmillos, nunca los había mostrado en su vida porque su instinto no lo procuró así. Mostrar los colmillos era similar a dejar ir una parte de la humanidad para entregarse a la oscuridad del animal dentro. El lobo interno que solamente regía cuando era suficiente para el consciente humano.
—¡Habla! ¡Estoy cansado de que la gente me siga ocultando cosas!—tomó a Shoto del cuello, el alfa de cabellos bicolor se soltó. Mostrándole una sonrisa altiva.
—Bien, tú y Izuku son soulmates. Almas gemelas que nacieron para unirse y amarse hasta el final de sus vidas, ¿feliz con la explicación? Ahora déjame comer mi sopa instantánea de soba—Katsuki y Shinso quedaron mudos. Shoto sacó un pequeño pote de comida instantánea de su cinturón y le echo agua para calentarlo en su mano izquierda sin llegar a quemar el cartón. Katsuki lentamente comenzó a reírse hasta las carcajadas. Unas que llamaron la atención de los forenses. La indiferencia de Shoto era incalculable.
—¡Debes estar jodiendo! ¿¡me ves cara de imbécil?! ¡Dime la verdad, bastardo mitad mitad!—Katsuki estaba a punto de tomar a Shoto del cuello cuando Izuku salió de la ambulancia, apenas sosteniéndose con su mano izquierda, y con su aliento clamó.
—No es mentira, él está diciendo la verdad—la súplica en su rostro malherido, el dolor en sus movimientos y la sangre cayendo por sus labios, hicieron a Katsuki correr hasta sostenerlo en sus brazos. Izuku casi lloró cuando el calor de su cuerpo lo impactó. Habían pasado días pero se sentían como décadas, ahí es en donde realmente deseaba estar.
—Imbécil, deberías estar en la camilla descansando. No te hagas más daño, es suficiente por un día—Katsuki susurró cerca de su oído, entregándole la sensación que Izuku estaba buscando. La calma que lo hacía suspirar, como un jodido enamorado.
—Es tu culpa, estabas gritando muy fuerte—sonrió, bajó su guardia y acarició la mejilla del alfa con cariño. El rubio entendió lo que eso significaba, él lo había escuchado. Él era consciente de su súplica desesperada. Izuku se acercó hasta sus labios y los pego a los de Katsuki con cariño.
La flexión de sus músculos faciales fue errática, sosteniendo en sus ojos la pasión incontenible de los verdes. Esa explosión de significado detrás de una acción, no poseía un muro de concreto que estuviera manteniendo para cubrir su corazón, estaba al descubierto para acapararlo todo. Besando la pendiente de sus labios para no perder el gusto de lo que estaba ocurriendo, atrayéndolo más cerca para sentirlo quejarse más fuerte. Ahogando sus palabras en besos intrépidos, faltos de pasión prolija. Solo desorden detrás de un compás enérgico. Mimando su aliento alrededor de un sentimiento alto. Clasificado fácilmente como gusto, excitación y pasión. Izuku nunca se había sentido así, al descubierto y en un instante cayendo hasta el fondo de un mar más tranquilo. Luego exhalando el sabor de su lengua, cerrando sus ojos para sentirlo más. Katsuki... Katsuki estaba en el limbo de la inocencia y la juventud. Pleno y viviendo el momento con lentitud para vivirlo para siempre en sus memorias. Era emocionante y doloroso pero sabía cómo hacerlo suyo, como convertirse de mendigo a dueño.
—¿Qué me estás haciendo, Katsuki Bakugō?—Izuku se detuvo, acariciando su cuello con la mano izquierda, tragando sus respiraciones y tranquilizando su corazón. Que locamente golpeaba su pecho. La manzana de Adán de Katsuki se movió bajo el pulgar, corrientes de energía cubrían su piel. Sintiéndose lleno de sangre, tan vivo como si antes hubiera estado dormido. Para despertar en ese momento, con ese beso.
—Aún no te hecho nada, no te quejes por nada. Ya verás después—Izuku suspiró aliviado. Abrió sus ojos y abrazó a Katsuki, sintiendo su corazón en sus oídos. Cálido e intrépido. Le gustaba, tanto que estaba memorizando su ritmo. Quería guardarlo para siempre en sus memorias.
—Perdón por irme así, debí quedarme pero...—se aferró a su cuerpo con temor, su cazador podría estar en cualquier sitio, no debería estar tan expuesto. No debería ponerle una diana a Katsuki también.
—Lo sé, alguien te quiere matar—Izuku se alejó confundido, ¿cómo sabía?—. Shindo me llamó indignado y me lo contó, incluso me reveló la identidad del imbécil que te está buscando—Katsuki tomó con firmeza a Izuku en sus brazos, posesivo y acaparando de él todo para nombrarlo en su cabeza como SU omega. El peso de las palabras de Todoroki ya estaban en su mente y nada ni nadie se las iba a sacar—. No dejaré que te haga daño. Ahora eres mío, y tus problemas son mis problemas.
—Tienes mucha confianza pequeño héroe, primero tienes que hacer algo importante para ganarte ese título—la invitación en los ojos del Omega fueron satisfactorias para Katsuki, su alfa interno estaba sediento por probar cada parte de su cuerpo, marcarlo con sangre para hacerlo suyo y así no se fuera nunca de su lado. Sonrió y se acercó para darle un beso pero Izuku notó a Serik en los escombros y corrió a su alfa. Empujándolo con los látigos de su mano izquierda para protegerlo porque el ruso le arrojó cuchillos que retuvo con los mismos, su mano derecha ardió y la mitad de su espalda estaba herida. El rubio notó al Sparrow y no perdió el tiempo, se acercó con las explosiones de sus manos. No era bueno, él no debería acercarse tanto. El combate cuerpo a cuerpo era el punto fuerte de Serik.
—¡Katsuki, no dejes que te dé un beso, o te borrará la memoria!—Izuku se acercó corriendo, tratando de ayudar. Serik apretó los dientes, el Omega a sus ojos ya no tenía vuelta. Solamente una profunda amnesia podía hacerlo cambiar.
Para convertirlo nuevamente en una herramienta.
Los policías y los héroes estaban confundidos pero Shoto reconocía al hombre de esa vez en el hospital. Se acercó hasta Izuku, viendo en sus facciones el dolor. Era un milagro que estuviera vivo y más que fuera capaz de moverse.
—¿A quién estamos atacando? Dame detalles—le pregunto mientras lanzaba hielos a Serik para detenerlo, Katsuki tampoco estaba en condiciones para seguir peleando, el descanso era primordial para asegurar su recuperación. Sin embargo, todos los Sparrows parecían bambú. Eran flexibles y movían con el viento, Izuku podría acabarlo fácil si no estuviera tan herido.
—Es un compañero de Moscú, está cazándome porque desobedecí a mi superior. Tenemos que capturarlo con vida, su brazo izquierdo tiene una fractura profunda de hace años, es más torpe con él así que apunta ahí—se acercó, tomó uno de los cuchillos y apuntó pero no tenía un tiro limpio. Shoto lo siguió, haciendo escudos de hielo para protegerlos a ambos.
—¿Tración? ¿De qué estás hablando?—Izuku arrojó el cuchillo, se incrustó en el hombro derecho de Serik. Fue suficiente para que Katsuki diera el golpe ganador.
—Larga historia, te lo contaré luego—se acercaron, Katsuki tenía a Serik de rodillas, reteniendo su respiración con su antebrazo. Izuku se acercó cojeando, ya le dolía mucho su cuerpo. Tenía que descansar pero no podía mostrarse débil ante su cazador. No iba a dar en el gusto.
—¡Serás un traidor si me matas aquí! ¡No seré el primero que vendré, y ya no será por tus recuerdos, ahora será por tu cabeza!—Katsuki apretó más fuerte el cuello de Serik, cortándole casi todo el oxígeno, sus palabras ya lo estaban cansando.
—¿Quién dice que voy a matarte? Primero me vas a dar todo lo que quiero—Izuku golpeó a Serik con fuerza, dejándolo inconsciente. Katsuki vio la expresión dolida de su rostro y soltó al moreno para tomar a su Omega.
—Respira un poco, tenemos que curarte bien antes de todo—Izuku se apoyó en los brazos de Katsuki mientras Todoroki veía a Serik en el suelo.
—Genial, más papeleo—dio un largo suspiro pero estaba feliz por su amigo. Katsuki finalmente había encontrado un compañero para no sentirse más solo. Y eso era mejor que nada, de cierta manera esa noche se sentía optimista.
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