Capítulo VII:|Un minuto de silencio|"Todo lo que quiero se me va"
La conciencia de Katsuki estaba ahí, intachable. Luego lo embargaba un sentimiento que no deseaba protagonizar. No existía elección, solo debilidades que dominaban su raciocinio. Mentiras fundidas, flagelando su corazón con tentaciones destructivas.
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Obsesión.
Fue la primera palabra que se le vino a la mente cuando Izuku despertó y se halló preguntando inconscientemente por su hambre, por si poseía un dolor o algo similar. Sabía que su comportamiento era estúpido. Que el Omega ruso lo despreciaría por su preocupación. Él lo odiaba, su superioridad genética repelía cada sentir. Sin embargo, cuando estaba listo para la burla próxima a sus labios, Izuku guardó silencio y asintió con los ojos hinchados. Sobrecogidos con el dolor de su alma. Era impresionante, él se quedó en su asiento viendo los archivos del pendrive. Katsuki se movió atónito hasta la pequeña cocina e hizo algo de comer. Mientras lo hacía, de vez en cuando veía el perfil de su compañero. Las lágrimas seguían cayendo, silenciosas y cortando la imagen tranquila de su dueño. Hubo momentos en donde solo el ruido de la aceite se escuchaba en la habitación, hasta las respiraciones se mantenían bajas en ese escenario tan lamentable.
Disipando...
Katsuki terminó de cocinar, los huevos fritos junto a las tostadas con verduras hervidas eran algo que nunca debía faltar en su merienda. Él no sabía cocinar delicias rusas, pero le llamó la atención saber que comería Izuku si algún día caía enfermo. Si es que realmente consumía alimentos con regularidad, sus músculos no eran tan carnosos como los suyos y su dieta era lo suficiente para aburrir a cualquiera. Es decir, pensó inmediatamente que su dieta era deficiente por lo que vio en la convivencia que tuvieron durante su estadía en la agencia. Calentó agua en el hervidor y preparó té en una pequeña tetera, le aviso al Omega y él asintió con tranquilidad. Comieron en silencio, el movimiento del servicio sobre la loza era resonante. Ambos se hallaban en un silencio complejo, casi total. Al acabar, ambos se quedaron mirando.
Izuku realmente era lindo sin el maquillaje cubriendo todas sus imperfecciones faciales. Sus ojos hinchados eran tan humanos, que la máquina sexual asesina que conocía de hace unas semanas apenas existía en su mente. Sus labios por otra parte, eran la poca confidencialidad que existía por sus sentimientos. Eran delgados y de un tono rosa pálido. Ideales de no ser por la mueca que evocaban un sentimiento de desprecio. Katsuki limitó sus feromonas y espero que él hablara primero, era la víctima que debía cuidar. Su obsesión por ello no iba a cambiar.
—¿Puedo confiar en que esto no será un arma para tu uso personal?—Izuku susurró contra su vergüenza. Katsuki carraspeó y tomó su mirada por unos instantes antes de notar la evidente desesperación. El chico estaba sobre un hilo de cordura, mirar sus ojos era similar a quemarse lentamente.
—No soy un maldito manipulador, ví ese video e hice lo que cualquier héroe haría. Asegurarse del estado de la víctima—Izuku torció su gesto con incomodidad.
—No era lo que deseaba escuchar pero es una respuesta coherente. ¿Quién más sabe sobre este escándalo? Claro, aparte de las autoridades—Izuku se puso de pie, sonriendo nostálgico. Tenía la cabeza abombada y las intenciones brumosas. Fue en busca de una botella oculta en un cajón ciego del sillón, la abrió y espero la respuesta.
—Asumo que Denki, él entregó la información. Kirishima y Todoroki también vieron fragmentos de los vídeos y la información en japonés e inglés—Katsuki observó a Izuku beber directamente de la botella, el licor se fue perdiendo rápido en su boca mientras aún pronunciaba las palabras. Quería saber qué estaba pensando, porque sus feromonas eran ciegas. Indescifrables, y su comportamiento igual.
—Ya veo, no son tantos, puedo manejarlo. Sé que este asunto es importante pero quiero distraerme un poco antes de trabajar e irme de lleno al caso de Will. Así que, cambiando de tema, apestas a Todoroki. ¿El sexo entre alfas es placentero?—Izuku se acercó hasta Katsuki, tentando. Con el cabello suelto por sus hombros podía declarar que habían cosas que ocultaba a momentos y luego, el cabello se movía con su cuerpo, demostrando nuevamente una pared de hielo. Era talentoso a la hora de nublar su mente.
Conscientemente.
—Depende, en un principio éramos versátiles pero yo no tengo tan sensible el culo como Todoroki. Él siempre prefería ser extremo receptor, así que nos quedamos de esa manera—Izuku se sentó en su regazo sin pedirle permiso, siguió bebiendo bajo la atenta mirada carmín.
—¿No sientes tu orgullo menospreciado por ello?, después de todo no tocas mucho al chico electricidad y eso que es un Omega. Tu omega—Katsuki guardó silencio por un momento. No sabía muy bien cómo interpretar la escena, sus manos en los reposabrazos de la silla seguían frías. Aunque atentas, el cuerpo en sus piernas era su perdición pero el momento no era indicado.
Menos si nombraba a Denki.
—Ese no es tu asunto. Además, deberías dejar de beber, comiste hace poco. Tu estómago debería descansar—intentó quitarle la botella de las manos, los ojos de Izuku estaban dilatados. El efecto del alcohol estaba trepando en su cuerpo, nublando su cabeza por completo. Hasta los confines del odio.
—¿Ahora eres mi papá?—Izuku retrocedió, sonrió de medio lado y se acabó el líquido de la botella, pero no tardó en sacar otra del mismo lugar. Katsuki lo siguió para terminar con el show. Ya estaba sintiendo el aroma de su intimidad en el ambiente, fresco pero penetrante—¿Tienes algún fetiche, Daddy?
—No, jodete. Ya basta con esta mierda. Deja de beber tanto. Te enfermaras y no seré el jodido imbécil que te cuide—era tarde, ya se había acabado la segunda botella, ahora sus movimientos eran torpes. Igualmente Izuku obedeció y dejó la botella.
—Ni Lilia me controlaba tanto, ella me daba frascos y frascos de pastillas para el sueño y la angustia—se acercó, rodeó el cuello de Katsuki con sus brazos, suaves y fríos al tacto. El alfa estaba cayendo, lento y poco seguro. Su fecha de impacto ya estaba fijada—. ¿Te cuento un secreto íntimo, señor alfa puro?
—Izuku, ya es suficiente—su sangre iba en la dirección equivocada, tragó en seco e Izuku sonrió. Aún tenía poder sobre el muchacho, jugar con él iba a ser muy divertido. Solo una moneda en lo alto, cara o sello, el resultado era el mismo.
—Odio a los alfas, cuando estoy en celo follo con Omegas masculinos. Me encanta hacerlo con ellos, son tan lindos y honestos que no tienen problemas para decirte lo que les gusta... Pero ver a dos alfas puros coger—Katsuki sintió el calor, la pierna de Izuku subiendo por su costado, sensual y lento. Ahora su polla estaba pulsando contra sus propias barreras—. Me siento excitado de solo imaginarlo.
—Has bebido suficiente, es hora de dormir. Eso te calmara la calentura innecesaria—tomó a Izuku y lo llevó hasta la cama, el Omega se aferró a su cuello. A esa altura, ambos tenían sus labios cerca. Respirando sus alientos.
—¿Follarias a Todoroki en frente mío?¿Harías eso para complacerme?—casi rozaron sus labios con la pregunta, Katsuki estaba listo pero las imágenes seguían ahí. Llenas de rojo, atormentando su mente.
—Izuku, no deberías comportarte así, no después de aquello—el ruso golpeó sus costillas con el codo, frunció el ceño y amenazó a Katsuki con las feromonas. Lo había rechazo, estaba listo para abrir sus piernas y él... Dió un paso atrás.
—¿¡Crees que porque sufrí una violación hace cuatro años no puedo divertirme ahora y ser sexualmente activo?!—Katsuki intentó negar el hecho pero era un torpe, de cierta manera lo entendía. No habían códigos con él, era como nadar en el mar oscuro con una venda en los ojos—. Es extraño porque te odio pero me atraes físicamente. Aunque es inútil, no quieres hacerlo. No quieres follar conmigo, solamente te gustan los alfas. Quizás Shindo sería de tu agrado, a él inmediatamente lo follarias.
—No, Izuku ¿de qué estás hablando? ¿Me odias pero te gusto? ¿Cómo se supone que eso sea coherente?—Izuku lo empujó con ambas manos, dejándolo caer al suelo. Katsuki se asustó pero el pie descalzo en su pecho lo retuvo de responder físicamente.
—¿Serías capaz de olvidar lo que dije y hacerme sentir bien en esa cama a pesar de todo? ¿A pesar de mis sentimientos ambivalentes?—Izuku notó la manzana de adán moverse con un trago, luego bajó su mirada verdosa. El aroma que provenía de su erección era extraño, no molesto. Irónicamente atractivo, calentando su estómago con rechazo—. Estás duro, ¿ya te lo haz imaginado? Yo y tú, solos en una cama, follando como animales.
—Sí, tengo ganas de hacerte muchas cosas, ni siquiera te lo imaginarias pero...—Katsuki se movió, tomó entre sus manos la pierna de Izuku y lo hizo desplomarse, en un movimiento rápido lo tomó entre sus brazos para no azotarlo en el suelo. Acunando su cuerpo con cariño. En ese momento, con el tacto, en el pecho de Izuku se alojó un calor agobiante.
Silencioso.
Se quedaron así por minutos, en donde ambos guardaron sus comentarios. Llenándose de ellos, con una imagen destruída de cada uno, con las intenciones en la punta de los dedos. Si, tenían sed por el placer más no era el momento y lo entendían. Izuku sonrió con angustia y se acurrucó en contra de Katsuki, su pecho era cómodo y podía sentirse débil sin necesidad de apelar al orgullo. Katsuki al ver como cerraba sus ojos, se acomodó mejor. Apoyando la espalda en el borde de la cama, sacando una manta de la misma y cubriéndolos a ambos para no dejar pasar el frío.
—A este paso serás mi cama personal—susurró Izuku, la lluvia torrencial resonaba alucinante en su cabeza. Pero nada podía opacar el tono grave y medianamente violento de Katsuki.
Su voz.
—No importa, puedes usarme de mueble por mientras. Pero no seas un jodido descarado, tengo límites—Izuku abrió sus ojos con frialdad, miro a Katsuki y tocó con la punta de los dedos su mandíbula. Habían pequeños vellos rubios creciendo, se veía casi hipnótico. Rusia no tenía hombres así. Sexys e intimidantes, le gustaba pero... En sus ojos rubí había una soledad que podía reflejarse en sus mismos ojos. Y era incómodo. Era como verse en un reflejo.
—Realmente pensé que te aprovecharías de mi calentura. Al parecer eres medianamente decente—Katsuki sonrió altivo, atractivo. Iba a ser difícil, ya lo veía venir—. Tienes mis respetos Katsuki Bakugō.
Él sería su peor trabajo.
(...)
Cuando Todoroki entró a la habitación, ambos estaban recostados en la cama. Izuku abrazaba el cuerpo de Katsuki como si fuera una almohada cómoda, Katsuki lo cubría como si quisiera esconderlo de todo el mundo. Ambos eran hermosos, la seguridad infalible del alfa comportándose protectora era intensa. La fragilidad pulsando el rostro de Izuku lo hacía aún más delator. Se acercó y tomó entre sus dedos unos cabellos verdes. Había cierta clave en sus labios, así que los beso. El aroma llenó sus fosas nasales, perfectamente mezclado con el aroma del alfa rubio. Pureza y belleza en una sola ingesta; y ahora estando en frente de ellos dos, sabía que iba a sufrir. Esa imagen frente a sus ojos era premonitoria a su corazón delator. Sin embargo, lo iba a disfrutar. Lo suficiente para olvidarse del dolor y la obsesión de Katsuki por acaparar todo.
Incluído sus sentimientos.
Se sentó cerca, observando el eco de sus pensamientos y la sombra de ambos en la cama. Esperando al destino y que ambos se despertaran. Soltó suavemente sus feromonas y la primera persona en responder fue Izuku, abrió sus ojos verdes con fuerza y lo observó con temor a la divulgación. Un momento después de verse envuelto en los brazos de Katsuki, salió de ellos con incomodidad por su presencia. El movimiento levantó al segundo, ambos se quedaron viendo al alfa de ojos heterocromáticos. Anti climático, los tres en una sola habitación y la fiebre comenzaba a moverse como piezas de un reloj.
—Buenos días, anoche ambos desaparecieron de la tierra así que me asegure de hacer sus labores en la agencia. También hice el papeleo en el hospital—Izuku se movió, y fue hasta el baño. Ignoró sus palabras, Katsuki se mordió la mejilla interior. ¿Qué le estaba haciendo el ruso? Tenía miedo, Todoroki lo observó serio—. Es raro que descanses abrazado a una persona que no has follado.
—Callate, deberías tocar la puerta. Nadie aquí conoce la jodida privacidad—Todoroki se disculpó, luego se acercó más a Katsuki.
—Y perderme el espectáculo, ni loco—el alfa rubio se quejó, poco después Izuku salió del baño en dirección a la cocina. Le entregó una mirada a ambos antes de hacerlo, él estaba molesto. Todoroki casi sonrió, pero notó la mirada de su amigo. De perfil podía ver la naturaleza de su gusto, había cierto deseo pero no era tan fuerte para opacar la obsesión por protegerlo y ese era un tipo de conexión enfermiza—. Aunque hay algo que debes saber.
—¿Qué mierda pasó ahora? No quiero más problemas, suficiente por hoy—Katsuki se movió, Shoto tomó su brazo y le advirtió.
—No te enamores. Él no se quedará aquí por ti, recuerda lo que es. Izuku es un Sparrow—los ojos rojos por un breve instante temieron, oscuridad con huellas en sus pupilas.
—Crees que soy idiota, solamente es una víctima y yo soy el héroe. Eso es todo—Todoroki no presionó más, una advertencia era más que suficiente para herir su orgullo. Si eso no lo detenía, nada realmente lo haría—. ¿Aizawa pregunto sobre algo?
—Sí, pero creía que ustedes estaban follando. Hasta yo lo creí, pero parece que no eres tan especial—fue una leve broma mezclada con algo de verdad. Una verdad que Shoto consideraba imperativa.
Katsuki iba a refutar pero ambos sintieron un golpe hueco proveniente de la entrada. Caminaron hasta la cocina, Izuku no estaba y la cocina se hallaba encendida. Entraron en pánico... Sin embargo, fue un solo segundo en donde los dos vieron una sombra serpentear, posándose con envidiable agilidad en el escenario. El aroma de Izuku provenía de ese hombre frente a sus ojos, Katsuki al momento de verlo sintió un horrible tirón en su pecho. Algo que no podía quedarse congelado; a cada momento creciendo. Su vista se nublo y las imágenes se conectaron en su cabeza. Izuku más joven, con una hermosa sonrisa y luego algo que no reconocería pero le encantaría vivir. Su cuerpo destilando deseo en una cama vieja, pidiendo con su presencia calor. Le costó entender que ese hombre era un compañero de Izuku, quizá hasta su amante. Le dolió y se descuidó, ni Todoroki pudo detenerlo cuando Shindo redujo a Katsuki; golpeando su cabeza en el suelo. Izuku abrió la puerta principal por culpa del escándalo y la vista que ambos compañeros compartieron fue más que evidente.
El Omega no lo deseaba ahí.
—Shindo, suéltalo—hablaron en japonés, el ruso soltó a Katsuki con brusquedad. Todoroki se acercó hasta el rubio comprobando su estado, pensando que quizá sus movimientos lentos se debían a una herida. Lamentablemente no era física—. Ambos son compañeros de la agencia. El rubio es Katsuki Bakugō, mientras que el otro es Shoto Todoroki.
—Shindo You, soy el Sparrow de apoyo para Izuku—Katsuki vio su mano cerca, extendiéndose para saludarlo. Una enorme carga de celos lo inundó, corrió la mano con firmeza. Levantó su cuerpo y lo tomó de la camisa, arribando su espalda contra una pared que rompió bajo la fuerza excesiva.
Ambos mostraron los dientes, una lucha de feromonas puras. Asfixiantes por orgullo animal. Shindo lo entendía, paso más de la mitad de su vida estudiando el comportamiento de los alfas puros. Los síntomas del rubio eran condenatorios, irritación, conexión de recuerdos y obsesiones poco sanas con una persona específica. Incluso, obteniendo toda insensibilidad ante su propio destinado. La traición del destino era terrible, los destinados existían pero los soulmates. Esos eran una historia totalmente diferente, no había biología física que los pudiera unir. Era mente y alma contra cuerpo, algo más allá del cuerpo y únicamente perteneciente al espíritu de cada pareja. El ruso tenía envidia, un solo lazo físico y ellos podrían amarse hasta el final de los días sin necesidad del romanticismo antiguo. Sin nada más en el camino, él desearía tener algo así con su compañero. No era tan afortunado. Respondió ante las provocaciones, soltó sus feromonas y mostró sus caninos. Listos para acoplarse en la carne y destruir.
Una sola herida y todo sería tan fácil.
Izuku tenía miedo, pero eso era algo bueno. Su ira nació con el sentimiento, Todoroki vio impresionado como sus látigos negros se movían hasta separar ambos alfas puros, limitando sus feromonas al cubrir sus glándulas de aroma en el cuello. El Omega era sensible en las extremidades, y cuando tocó la glándula de Katsuki en su cuello, los ojos rojos lo contemplaron directamente. Había odio, no directamente a su persona. Sino que la traición los marcaba con tinta, dilatándolos. Por alguna razón se sintió emocionado, desnudo y excitado. De una manera no sexual, como un desafío rival. Algo no predeterminado.
Los alejó, suspiró con pesadez y ambos se calmaron.
—No es momento de pelear por tonterías de ego, si quieren sacarse los ojos pueden hacerlo en otro lugar. Tenemos muchos problemas que resolver.
—Estoy con Izuku—Todoroki habló dándole apoyo a su compañero, los ojos verdes bajaron hasta el suelo. Con algo de vergüenza. ¿Qué había sido eso? Un momento después su glándula de Omega quemó, se aguantó el dolor porque tenía miedo por las consecuencias y los delirios propios de su naturaleza.
—Siempre tuviste razón con el muchacho. Hice lo que me dijiste, busqué a Denki y hallé esto en su último rastro—Shindou le tendió un sobre.
Izuku le había pedido a su compatriota que buscará al destinado de Katsuki porque dudaba que estuviera actuando solo; Shindo era bueno rastreando personas. Pero eso no significaba que llegara temprano hasta el último rastro. William tenía un modus operandi específico, era cruel con sus víctimas y siempre dejaba atrás un trozo de su cuerpo para la policía, un juego que Izuku odiaba a más no poder. Un mechón de cabello rubio se encontraba en el sobre, sin duda era de Kaminari por su aroma a rosas. También había una carta al interior, tenía el nombre de Izuku escrito en ruso. ¿Will sabía que él estaba en Japón? Que maldito era el destino. Tembló, tomó el trozo de papel y leyó para sí mismo el manuscrito.
"Querido Izuku, me enteré que estás en Japón. Al parecer el destino nos une tan hermosamente que no puedo evitar sentir que debemos terminar con nuestro maravilloso encuentro. No he dejado de pensar en lo mucho que desearía hallarme nuevamente entre tus deliciosas piernas rusas. No hay nadie como tú ahí afuera, y como sé que también estás trabajando con los héroes japoneses, desearía hacer un trato contigo para limar asperezas. Quiero verte, a solas, y te entregaré a ChargerBolt para que lo juzguen. Un trato justo, vida por vida. Espero lo consideres, porque tengo mucha hambre y el chico luce realmente delicioso. Llámame, aquí está el número.
Te estaré esperando, mi presa favorita. —William H."
Izuku levantó la vista, casi ahogado por las palabras. Katsuki notó inmediatamente su barrera emocional, esa que construía cada vez que alguien miraba un solo centímetro de su interior. Él no quería ser débil ante uno de sus compañeros, le resultaba repugnante recaer por un hombre tan manipulador como William. Sobretodo cuando falló en asesinarlo. Todos guardaron silencio hasta que él tragó y dijo las palabras.
—William lo tiene, él tiene a Denki y quiere hacer un intercambio por su vida—Todoroki fue el primero en conectar las palabras. Quizá porque sus sentimientos no lo nublaban y sabía muy bien qué querría un cazador.
—¿Qué quiere?—Katsuki habló, Shindo tragó aguantando las ganas de silenciar la verdad.
—A mí—dos palabras y Katsuki estaba en mitad de la nada. William lo estaba llevando más allá del límite. En donde no existía el deseo por efectuar heroísmo.
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