Capítulo IX:|You should see me in a crown|"Tu silencio es mi sonido favorito"
Es otro día de mierda en un mundo lleno de maldad e injusticia, las esquinas lloran y los difuntos descansan en su arena. A veces el sentimiento de perdida me embarga y lo único que me mantiene en pie es eso, el temor de ser olvidado por las personas que amo.
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—El miedo está en la mente de las personas. Y la mente es tan poderosa que abarca cada aspecto de la vida con tanta fuerza que un solo miedo, y todo se ve gravemente afectado. ¿Cómo luchar contra esta situación? Utopía mental. Es un pequeño proceso que irán aprendiendo con el tiempo, es difícil realizarlo porque significa deconstruir su propia mente en base a un miedo, hacer de ese temor una fuerza y tomarla con firmeza entre las paredes mentales. ¿Por qué? Los Sparrows estamos expuestos a situaciones traumáticas cada día de nuestras vidas, muertes de compañeros, torturas, violaciones, fracasos... Es fácil caer en el temor con toda esa carga de estrés moral, la utopía busca acabar con todos los temores...—Izuku tenía quince años en ese entonces, su cabello era corto y sus mejillas estaban plagadas con pequeñas pecas que el tiempo iría borrando. Su uniforme se hallaba impoluto. Todo debía ser perfecto, incluso la realización exitosa de la utopía mental. Lilia le enseñó a hacerla, a deconstruir su propia mente en base a un temor. Era doloroso y complejo, literalmente ponía en los límites su propio razonamiento y moralidad hacia los demás. Sin embargo, Izuku nunca la logró como esperaría hacerlo. Su mente era fuerte y en ese entonces aún no existían los temores que hoy en día lo tenían atado a una silla mientras sus pulmones se llenaban de gas.
De alguna manera se entregó a la idea de morir en los brazos de Will, años atrás cuando su mente solamente eran él y sus horribles acciones. Soñaba con la sangre inundando su cuerpo, ahogándolo hasta acabarlo. Bajo kilos de tierra. No podía dormir y ahí, buscando la entropía en su mente, recurría a las pastillas que le crearon una adicción al alcohol. Izuku siempre creyó que era el ser más poderoso del castillo de Moscú, hasta que realmente se dió cuenta que era tan débil que un suceso lo tenía con años de tropiezos evitables gracias a su formación gradual hasta la compleja frialdad. Aún no era lo suficientemente frío para olvidarse de la propia integridad de su cuerpo, así que cuando la mente cedió, la utopía mental lo hizo. Los látigos aún sin tener la carga sanguínea necesaria salieron eyectados de sus manos, Will vio aterrado como Izuku inconscientemente se liberaba de sus cadenas aún cuando su conciencia no podía mantenerse lúcida. Con los ojos cerrados y los látigos levantandolo del asiento, rompió la mesa bajo los mismos como si fueran extremidades de una viuda negra. El inglés intentó escapar pero una de las extensiones negras se aferró a su cuello, cortándole la respiración aunque no lo suficiente para matarlo.
Con la conciencia en un sitio recóndito de su mente, sostuvo a Will y destruyó todo a su alrededor. Refrigerador tras refrigerador, pared tras pared de concreto, computador con complejos proyectos y construcciones sobre sus siguientes máquinas de tortura, Izuku lo destrozó todo. Will veía angustiado, no podía siquiera hablar ante la incertidumbre que lo embargaba al ver el trabajo de su vida en los suelos, agonizando en un futuro gris. Y todo se acumuló, porque en ese momento llegó Shoto con unos de los ayudantes de su padre. Quemando una pared, fundiendo la piedra desde su centro se adentró en la guarida de Will, el caníbal. Se sorprendió un poco al ver el estado de la situación, Izuku parecía una araña construyendo una red. No le preocupó la situación hasta que Izuku arrojó lejos al extranjero, quebrandole la mitad del cuerpo en la acción para ocultar sus látigos y acercarse hasta él, sin las intenciones que el alfa de cabellos bicolor desearía.
El puñetazo que recibió Shoto casi ahogó a los ayudantes de Endeavor. El ruso estaba casi loco, con su conciencia tratando de ganar la batalla al reconocer a su compañero de agencia. No podía, la utopía mental había deconstruido gran parte de su voluntad. Perdiendo un filtro primordial de su odio, Todoroki era un alfa y él los odiaba a muerte, el deseo de asesinarlo seguía rascando su piel como si pudiera arrancar cada centímetro. El japonés tuvo que tomar la compleja decisión de luchar, ante ello se acercó sin activar sus poderes. Simplemente con un combate cuerpo a cuerpo en intercambio equitativo de situación. Más la flexibilidad de Izuku era uno de sus mayores puntos favorables y desfavorables para el otro, y aún más esa resistencia al dolor admirable. Shoto alcanzó a golpear su mejilla, rompiendo su lindo labio, Izuku probó la sangre y sonrió maquinando miles de muertes. Fue peor desde ese momento, se movió de tal forma que retuvo a Todoroki contra el piso, casi a un segundo de quebrar su brazo izquierdo.
Hubiera obtenido el crujido de no ser porque Denki arrojó un rayo hasta Izuku, no tan fuerte pero sí lo suficiente para dejarlo inconsciente, acabando así de una vez por todas con la utopía mental que sostenía su comportamiento imprudente. Shoto respiro aliviado y antes de agradecerle a Denki, este ya había desaparecido. El día cada vez era más extraño y explicar lo que había ocurrido ahí, era un fatal papeleo de horas y horas. Tomó al pequeño Sparrow en brazos y lo fue a dejar a la ambulancia que venía detrás de sus pasos gracias a su padre, observó las marcas en sus muñecas y la sangre de su cabeza y labios. Había alcanzando un punto culminante en su propia vida; era hora de acabar con todo. Se acercó hasta Will, viendo la agonía que marcaba su rostro. Encendió sus llamas, el azul se apoderó de su mano izquierda y apuntó hasta el hombre. Antes de acabar, un látigo lo detuvo. Izuku despertó eufórico, con los ojos desorbitados en dolor, alejó a todos de ahí para acercarse hasta Will, posicionándose encima de su cuerpo rígido, juntando sus palmas alrededor de su cuello.
—Si alguien va acabar contigo, seré yo—Will, con sus fuerzas reducidas a nada por el estado deplorable de su cuerpo, fue ahogándose en las manos de Izuku. En la fuerza y ese rostro temeroso a punto de explotar en agonía. Él lloró mientras le arrebataba la vida a Will, decir que obtuvo placer con la acción sería mentir. Pero si sintió algo que creyó extinto en frente del caníbal. Poder, sintió poder y eso fue suficiente para hacerlo valer la pena. Cuando se aseguró de haberlo hecho bien, se levantó y tropezó en sus pies.
Había sido demasiado.
Shoto lo ayudó, lo llevó hasta un hospital para que revisarán su estado. El cuerpo de Will fue incinerado por él mismo, se aseguró bien de hacer del inglés una barbacoa (irónicamente). Y cuando las cenizas se hicieron presentes frente a sus ojos, las dejo ir por el desagüe, el hombre no se merecía mejor trato. Sin embargo, las cosas a su alrededor no estaban mejor. Katsuki había sido sentenciado a cadena perpetua, su pena de muerte fue bajada por mostrarse voluntariamente ante la justicia. Denki había desaparecido y con él, Kirishima. Shinso trataba de hacer todo el trabajo de la agencia, pero era imposible. Faltaban manos, Izuku no había mejorado mucho y su estado de shock lo hizo estar en cama por más de cuatro días sin conciencia. Shindo era el único que se mantenía día y noche ahí, a la deriva de un signo. Más éste no estaba solo a la espera, cuando Izuku despertó, dos rusos más se presentaron en Japón.
Lilia y Serik.
(...)
Izuku estaba descansando en su habitación cuando llegó Serik al hospital. Un Sparrow de dos metros que hizo a Todoroki dudar de sus habilidades. Era intimidante, su cabello se sostenía en un melena azabache sedosa. Sus ojos tan negros como la noche eran hipnotizantes y expresivos, sus labios delgados en contraste casi se veían transparentes en su piel blanca. Su perfil de alfa era sutilmente aguileño y no había expresión en sus facciones más que la molestia. Al adentrarse, los ojos verdes pudieron oír en el silencio de la habitación: debiste hacer esto cuando tenías diecinueve años, después de la primera vez con Will. Solo bajó la cabeza cuando Serik se acomodó a su lado, pero al alfa ruso no le gustaba ser ignorado. Él era la segunda opción de Izuku para crear a la siguiente generación y últimamente estaba ganando más terreno que la primera opción. A Shindo no le gustaba, porque Serik si podía ver a través del muchacho. Entre esos muros gigantes de resentimiento.
—Levanta la vista pequeño gorrión—Izuku lo hizo, Serik con sus delgados dedos tomó su mentón y acercó sus labios—. ¿Total o parcial?
—Parcial, aún quiero recordar la cara de ese hijo de perra.
—Muy bien—Serik sonrió de medio lado, Shoto estaba en el marco de la puerta viéndolo todo. Como el ruso besaba de forma pasional a Izuku, poseyendo sus labios entre mordidas y lamidas eróticas. Se intentó alejar, más no pudo hacerlo porque era hipnótico como los labios del Omega se hacían cada vez más egoístas. Buscando más y más hasta obtener una sensación incómoda en la parte trasera de su cuerpo. Creyó que nunca acabarían hasta que Serik se alejó y limpió los bordes de sus labios. Izuku hizo lo mismo, bajando la cabeza y agradeciendo entre dientes.
¿Qué había sido todo eso?
La particularidad de Serik era el beso del olvido. Mientras más profundo era el beso, más se borraban las memorias de ciertos sucesos. Él podía indagar en la mente del usuario y arrebatarle todos los momentos traumáticos, era una salida rápida para la terapia extensa. Los recuerdos nunca volvían a su fuente original, por más que una persona afectada intentará recordar lo que sucedió posteriormente, su mente solo obtendría la sensación de los cálidos labios rusos. Nada más, Serik con esa habilidad había estado ganando más poder del que realmente aceptaba. Porque su personalidad era introvertida y la sensación veleidosa de la fama le era incómoda. Al finalizar, tomó sus cosas y volvió a Rusia. No podía perder su tiempo, Shindo hizo lo mismo. Ahora Izuku tenía que seguir trabajando en solitario. Porque una vez que Serik se marchó, Lilia se presentó, y ella poseía una misión especial para su agente.
Las desapariciones de Omegas tenían que evitarse, e Izuku debía de ahorrar tiempo. De ahora en adelante iba a quedarse en Japón para buscar al carnicero de cada mafia. Atacar a los Yakuzas era su nueva misión y lamentablemente no podía volver a menos que tuviera cabezas con ojos rasgados en la agencia de Aizawa. Ese fue el trato que formalizaron los altos cargos por todo el escándalo que se formó en la prensa con la muerte de Will. Katsuki ya había tomado la responsabilidad de los actos de Denki, entonces su primer trabajo ya había acabado. Ahora la paga seguía siendo la misma pero ellos ya no estaban felices, el fracaso de Izuku les hizo tomar en cuenta el retiro del pequeño de ojos verdes. Y llegaron a la conclusión que ya era hora de decidir, Shindo o Serik. Ambos estaban en la palestra de la decisión y no era fácil, cada uno poseía una habilidad que podía coincidir a la perfección con las de Izuku. Solo era cosa de tiempo. Izuku sabía aquello, tenía en cuenta su tiempo restante en los Red Sparrows. Y de alguna manera no le molestaba lo suficiente para tomar cartas en el asunto, solo era pasar un celo con uno de los dos. Nada que no haya hecho antes con otros hombres.
Horas después de que Serik se haya marchado, le dieron el alta. Todoroki estaba a las afueras del hospital esperando por su recuperación para hacerlo firmar unos documentos de la agencia, porque aún seguía ligado a ella y toda la burocracia era importante para los altos cargos japoneses. Izuku firmó a regañadientes todos los papeles que el alfa le puso enfrente, no sin antes leer detalladamente cada palabra. Fue un largo momento en donde ambos se quedaron en el pequeño parque del hospital. Shoto aprovechó ese momento para tomarse los segundos y observar a su compañero extranjero, su belleza y tranquilidad excelsa habían vuelto. No existían vestigios en su cuerpo y expresión sobre el abuso de Will, ni nada referente a su muerte. Casi como si no hubiera ocurrido nada, Serik había hecho un excelente trabajo en tomar todo el trauma de sus labios. Ahora Izuku era mejor que antes, aunque la huella en su corazón le hacía más peligroso para los demás.
—¿Dónde está el imbécil de Katsuki cuando se le necesita?—susurró al terminar con el montón de carpetas, el lápiz labial en su boca lucía apetitoso a la vista y Todoroki ocasionalmente olvidaba sus propios pensamientos, y se sentía culpable por ello. ¿Cómo podía desearle si su cabeza no dejaba una cabellera rubia?
—Preso, tomó la responsabilidad de los crímenes de Denki—Izuku gestó una mueca—. ¿Estás bien?
—Jodidamente no, ese idiota me dejó solo y ahora tengo que hallar a esos malditos Yakuzas como si tuviera todo el tiempo del mundo. Y ni siquiera me cogió, ¿cómo se supone debo estar bien con eso? Le dije esa noche que lo hiciéramos, pero no, tiene esa cabeza gigante de puro adorno—Todoroki quedó perplejo. ¿Izuku quería estar con Katsuki y él se había negado? Eso era nuevo, usualmente era al revés—. ¿Y dónde está su lindo omega?
La nueva quemadura que Denki le había regalado estaba sanando, bien pero recordándole que perdió el control en un momento culmine.
—Denki desaparecido después del juicio, hace unos días.
—Demonios, no da tiempo para nada—Izuku agarró el gran bolso que Serik le había traído desde Rusia y sostuvo con recelo su celular, no le gustaba mucho pedir favores pero Katsuki era como un niño. Siempre necesitaba atención completa y especial—. Suerte para él que tengo amigos poderosos.
Llamó a un número que conocía bien bajo la mirada atenta heterocromática, espero el tono mientras arreglaba la corbata mal hecha de Todoroki. El alfa tomó más de una exhalación con el pequeño gesto, los ojos verdes con sus hermosas pestañas se alzaron hasta los suyos y compartieron un momento antes de que le respondieran al pequeño Sparrow. Shoto tuvo que contenerse en no quemarse ahí mismo.
—Viktor, amigo mío, recuerdas ese pequeño favor que te hice hace años en Kazán, ahora necesito que me lo devuelvas. Encerraron a un idiota en la cárcel—Todoroki entendió vagamente el ruso de Izuku, su melodiosa voz era adictiva en sus sentidos. Pero lo que estaba pidiendo era casi un milagro, ¿liberar a Katsuki? Tenía que verlo para creerlo. El ruso terminó su llamada con una expresión complaciente dibujada en su rostro. Más él estaba preocupado por otra cosa más.
—Te desalojaron de tu departamento por los destrozos en la clínica clandestina de Will. ¿Dónde vivirás?—Izuki gestó una mueca de molestia que inmediatamente cambió a una de felicidad.
—Malditos cuadrados, no te preocupes Todoroki. Viviré en el departamento de Katsuki, el muy idiota me debe un favor. Además, Viktor me aseguró que se demoraría un mes en sacarlo de la cárcel, le conseguí una linda libertad condicional. Le salve el culo de la cadena perpetua, ahora tendrá que retribuirme todo—Todoroki por primera vez en años sintió admiración por un persona.
—¿Cómo hiciste eso?—Izuku guiñó un ojo y susurró muy bajito: es un secreto—. Bueno, de todas formas si necesitas algo, puedes llamarme cuando quieras.
Izuku sonrió triste.
—Eres tan lindo que es una pena.
—¿Qué es una pena?—Izuku dejo un beso en la mejilla izquierda de Todoroki antes de susurrar contra sus labios:
—Que no me gustes.
Todo lo que sintió Todoroki fue una pared de concreto caer sobre su cabeza, ese había sido el peor rechazo que había tenido desde que Inasa lo dejo por una mejor oportunidad de trabajo. Pero lo comprendía, Katsuki sabía cocinar, había un centímetro de diferencia que podía volver loco a cualquiera y su aroma durante las noches era atractivo. No culpaba a Izuku por desear ser parte de su vida de una forma íntima, pero se iba a vengar de una forma dulce. Se marchó en dirección a un bar que no había visitado en años, era hora de buscar una segunda opción por el momento.
Izuku caminó con tranquilidad hasta el departamento de Katsuki, estaba escuchando música y su playlist era lo único que necesitaba para no sentirse agotado. La sensación del beso de Serik lo tenía en una nube delicada que lo hacía sentirse bien, caliente, ligeramente cansado y tranquilo. Era la mezcla perfecta para apoderarse de toda la ropa de Katsuki. Cuando llegó, le mostró al conserje la tarjeta del departamento de Katsuki, se la había robado sin que se diera cuenta mientras trabajaron juntos. Era una acción que no le hacía daño a nadie, el hombre le preguntó qué parentesco poseía con el héroe e Izuku, solo susurró: soy su amante así que mantenga el secreto. El hombre asintió y guió a Izuku hasta el lugar.
Eso fue fácil, pensó al estar al interior y sentir todo el aroma de su cuerpo. Cerró la puerta con llave, dejó su bolso en la habitación del alfa y se acercó hasta el cesto de ropa. El aroma embargó sus sentidos y su entrada goteo bajo el aroma de Katsuki y Todoroki mezclado en la tela. Dió vuelta el cesto en la cama formando un nido, se quitó la ropa y tomo de su bolso un vibrador de veinte centímetros. Era hora de divertirse y olvidar la tensión de sus hombros.
—Maldito imbécil, manchare toda tu jodida ropa con mi aroma. Querrás morirte cuando vuelvas—se acostó en la cama, con la ropa llenando sus sentidos, abrió sus piernas y se entregó a la imaginación y la sensación vibrante de su juguete favorito. Iba a ser un mes muy divertido mientras investigaba a los Yakuzas.
(...)
El tacón de Izuku resonó en todo el pasillo, el guardia que lo dejó entrar lo observó por más de un segundo antes de dejarlo pasar. Con sus largas botas negras y las calzas adaptándose a sus caderas peligrosas, todos ahí podían jurar tener más de un mal pensamiento por su cuerpo. Solamente el olor a humo quemado los limitaba de acercarse, era asfixiante. Porque la mirada del Omega se sometía a un sentimiento asesino bastante evidente para olvidar con un momento. El verde se acomodaba y mantenía una frialdad adictiva. Fue celda por celda hasta acabar frente a la de Katsuki, el alfa vestía un mono azul oscuro. Estaba sentado en el borde de la cama individual, mirando el suelo con deseos de cambiar su destino, sin realmente no hacer nada. Izuku sonrió ampliamente al verlo después de ese largo mes, no había perdido su tono muscular y ese aroma masculino perfectamente mimetizado con su sudor seguía igual. Tanto que hacía hormiguear el estómago del Sparrow en gusto, su Omega interno corría como loco por una sola cosa.
—Luces realmente horrible, aunque la barba te da un toque sexy irresistible. Podría quitarte ese mono y hacerte un oral aquí mismo para saciar mi deseo—Izuku tomó entre sus manos los barrotes, empujó por la cerradura la llave que había conseguido para sacarlo de ahí. Hizo sonar la cerradura y se adentro, cerrando nuevamente la celda pero manteniendo la llave en el bolsillo de su chaqueta corta.
—¿Qué haces aquí? Deberías estar en rehabilitación. Dijeron que quedaste hecho una mierda—Katsuki realmente estaba feliz de verlo ahí, casi cinco semanas y lo único que había oído de su persona fueron rumores. Esos que Todoroki le traía de vez en cuando para mantenerlo conectado con el mundo exterior.
—La rehabilitación es para novatos cuando tienes un compañero que puede modificar recuerdos a través de besos—Izuku se acercó hasta Katsuki, el alfa inconscientemente recibió su cuerpo. Ajustando sus caderas y acercándose al pecado. El ruso estaba molesto, así que lo castigó moviendo las caderas por encima del generoso bulto que la naturaleza le había otorgado. Katsuki había tenido abstinencia de un mes, mientras el otro había vivido una masturbación diaria en su departamento. Así que podía presumir algo importante, el alfa no podía decir nada porque lo deseaba más que al agua en mitad del desierto—. Además, estoy aquí para llevar tu culo hasta tu departamento, te conseguí una linda libertad condicional. Quizá puedas recompensarme mientras hallamos esos Yakuzas.
—Detente ahí ruso, yo no follo con personas que me odian y tú me odias bastante.
—¿Creíste que te ibas a librar así de fácil de mí? Seré tu peor pesadilla Katsuki... Además, el sexo de odio es el mejor del mundo—Katsuki lo escuchó más enérgico que la sombra oscura que existía en su cabeza sobre su voz hace unas semanas. Entendió las palabras de Todoroki al decir que había cambiado abismalmente, intentó acercarse hasta su rostro pero Izuku lo castigó aún más—. Sin besos héroe sin licencia. No hay besos para ti hasta que te portes bien y por lo que se ve, te has portado muy mal.
Katsuki sonrió.
—¿Y qué tengo que hacer para ser un buen alfa y así obtener un beso?—Izuku restregó sus caderas con más fuerza, logrando la molestia. Katsuki se mordió el labio inferior, notó el aroma de su ropa en la piel. Identificó su propia esencia, ¿qué había estado haciendo el pequeño ruso en su departamento? No podía esperar para saberlo, y su polla era la que más demostraba aquello.
—Tienes que darme la cabeza de los carniceros Yakuzas y además, entregarme el mejor sexo de mi vida. Lo cual está difícil porque en estos meses solo has follado con el insípido de Todoroki, y yo soy una soda de cereza explosiva a su lado—Katsuki se sintió mucho mejor. Todos esos días que estuvo solo en la prisión habían valido la pena, cinco minutos al lado de Izuku y su cuerpo destilaba deseo y tranquilidad. Aunque la euforia por coger su pequeño cuerpo y hacerlo un desastre en una cama seguía siendo más imperiosa y fuerte que todo lo demás.
—Me vas a matar Izuku, eso es seguro—susurró.
—Pero de placer bomba, ahora levántate. Debemos obtener nuevamente tu licencia profesional, matar unos mafiosos sádicos, torturar, tener mucho sexo y todo en menos de un año. Así que el tiempo no está de nuestro lado—Izuku realmente era una bendición...
Por el momento.
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