Capítulo IV:|Undisclosed Desires|"Tal vez un pecador, pero tu inocencia es mía"

Su destino tenía un sello predestinado, uno que marcaba cada paso que daba en la vida que le restaba. A veces estaba solo y luego se rodeaba de ellos, los alfas que solamente buscaban follarlo rudo. Y odiaba esa atención... Pero, nada era para siempre.

Y él lo sabía muy bien.

×==×==×==×

Los Sparrows conocían las debilidades de sus enemigos mejor que nadie, trabajaban con ellas y las hacían una nueva religión en su temor personal. Era un talento innato de nacimiento y Shindo era el mejor haciendo eso, analizando a sus contrapartes y volviéndolos una maraña de temor con sólo pronunciar dos oraciones, solamente Izuku lo superaba en ese sentido; mas el Omega prefería la acción física antes que la mental. Y eso era lo que más admiraba de su persona, siendo de la categoría más pura, sus habilidades superaban el promedio de sus compañeros con creces, pero no el suyo. Era un Omega increíble, realmente lo admiraba. Más allá de eso, era un Sparrow y no dudaba en sus acciones y gloria por Rusia. Pero nadie estaba inmune a la hora de los sentimientos y cuando se enteró que Izuku estaba en Japón y más aún en un hospital, terminó su actual misión lo más rápido posible y se presentó ante Lilia. Su metro noventa y la sensación sumamente suprema que entregaba en presencia lo hacían el candidato casi único a procrear con Izuku. Ambos siendo los mejores de su generación iban a engendrar los mejores genes en un solo cachorro. Los Sparrows esperaban ese momento con ansias, y Lilia más que nadie deseaba conocer las habilidades de la nueva generación. Porque su aprecio por el pequeño de ojos verdes era incalculable. Por lo tanto, cuando You se presentó en la base de Moscú, compartió inmediatamente su perspectiva sobreprotectora.

—Izuku estará bien, él es fuerte. Siempre ha demostrado superarse a sí mismo en las situaciones difíciles y más adversas—se repitió, aunque más para ella que para Shindo. Pero veía las imágenes que los altos cargos japoneses le habían enviado como prueba y dudaba. Solamente esperaba que la quemadura en su extremidad izquierda no fuera limitante a la hora de usar su particularidad, de otra forma, la frustración del Omega sería superior a su propio juicio.

—No estoy desestimando a mi compañero, él más que nadie ha demostrado que los Omegas son el sexo fuerte de la organización pero no confío en los alfas que lo rodean. Los japoneses no son de confiar, a la más mínima posibilidad de presión, ellos ceden ante sus enemigos. Y no deseo que el Omega que será mi compañero de procreación se vea afectado por sus retorcidas mentes—Lilia reconocía la preocupación en los ojos oscuros, Shindo siempre había demostrado ser una sombra a la hora de asemejarse a Midoriya, no obstante, no competía con él.

Realmente lo admiraba.

Él estaba enamorado, cada acción que hacía tenía una segunda reacción y siempre esperaba que llegara a los oídos de su compañero. Veía a Izuku y sus feromonas, bien entrenadas, se alborotaban y no podía con ello. Era desastroso de siquiera pensar en el instante en que el Omega de ojos verdes llegará a retirarse de la organización. Porque podía hacerlo, cumpliendo los diez años de servicio, más la procreación y la realización exitosa de más de doscientos casos, él era libre y otro civil del ejército ruso se haría cargo de no opacar su nombre. El nombre de Izuku Midoriya ya no existiría más para los Sparrows, sería polvo para las estrellas en lo alto del cielo. Izuku sería una sombra más de la sociedad, sería alguien blanco. Sin aspiraciones y probablemente gastando la fortuna que hizo siendo agente del gobierno ruso. Usualmente les llamaban los jubilados, y la mayoría abandonaba el país. Marchándose a ser floristas en una Italia decadente, bartenders en las orillas de Brasil. Shindo pensaba en ello, y oía la voz de Midoriya en su cabeza. Aquello que le dijo hace unos años, durante una misión en Nóvgorod.

"—Sabes Shindo, cuando veía a las bailarinas del Bolshói en mi pequeña televisión, creía que era mucho mejor que ellas. Que yo poseía una misión más grande y ellas, simplemente, tenían la oportunidad de ser hermosas, nada más importante que aportar a la sociedad. Simplemente arte insípido para la vista aburrida—Shindo por primera vez en años vio una sonrisa auténtica en los labios del Sparrow, algo sutil pero memorando un momento intachable en su mente prepotente—. Y con ello, me di cuenta que las envidio, solamente tienen que ser hermosas y talentosas. No tienen que aprender seis idiomas en cinco años, no tienen que saber cada mierda sobre los enemigos, no tienen que soportar una polla pequeña en su trasero y fingir un maldito orgasmo... A veces pienso en ello, en solamente ser hermoso. Y le serviría a Rusia, sería el mejor bailarín de la selección, pero no es así mi realidad. Probablemente sería acosado por alfas imbéciles que me harían chuparle sus pollas por algo de dinero para pagar la renta.

—Izuku, realmente no lo entiendo—Izuku se quitó sus zapatos, el departamento que compartían para analizar la información del destinatario era pequeño, asquerosamente pequeño. Apenas una cama y un baño con una cocina sucia, literalmente una cocina, sin habitaciones, sin nada. Solo pobreza deshonesta. Shindo al ver que su compañero se ponía de puntas y se acercaba a su lado para bailar, lo tomó en sus brazos.

—Solamente quiero ser una bailarina hermosa esta noche, para que al final de la canción terminar con tu miembro grande en mi trasero, ¿puedes hacerme olvidar que soy un Sparrow y fingir que soy Kathya, una linda bailarina del Bolshói? ¿Shindo, harías eso por un compañero?—You siempre creyó que Izuku era fuerte, una masa de hierro rusa. Pero en ese momento, veía ojos dilatados, un aroma efervescente en la habitación y una sensación diferente en el estómago. Ambos estaban excitados, realmente eran unos adultos jóvenes de veintiún años con las feromonas de excitación en el aire.

—Concédeme este baile Kathya, mi preciosa bailarina del Bolshói—susurró Shindo contra sus labios y puso música clásica en su laptop, el sonido era bajo pero la respiración entrecortada de Izuku en su oreja era lo necesario para sentirse seguro. Sobretodo porque lo había tomado en brazos, sin que sus pies tocaran el piso sucio. Simplemente bailando en el aire. Después de que la música llegara a su apogeo instrumental, Izuku besó los labios de Shindo y de ahí en adelante... No pararon hasta la mañana siguiente.

No usaron condón como lo ordenaría la organización, hubieron muchos besos, felaciones y una destreza tal que... Izuku realmente disfruto yacer con un alfa puro. Emerger entre intensos orgasmos con una cabellera negra bajo sus dedos, mientras sentía que su interior era llenado constantemente con locura. Con sus labios ahí, besándolo, luego quitándole el poco aliento que poseía por el momento. Realmente fue un Omega más, pero... Cuando el sol salió y volvió a ser Izuku, odio ver la espalda de Shindo con sus marcas. Odio sentir la sonrisa deprimente de Shindo, porque no se contuvo a la hora de decirle que no había significado nada. Mientras que para él lo fue todo. Al terminar la misión, Shindo se despidió cordialmente e ignoró el dolor en su pecho. Kathya era todo lo que tenía de Izuku, pero era suya. Su inocencia siempre le iba a pertenecer. Y cuando la sangre corría por sus manos, recordaba la sensación suprema de esa noche... La sensación de pertenecer a alguien que realmente deseaba, y todo lo valía. Valía ser parte de una organización gubernamental llena de asesinos sin escrúpulos.

Porque la inocencia de Izuku se llamaba Kathya y era completamente suya."

—Shindo, ¿que realmente quieres hacer en Japón?—Lilia vio con temor al mejor alfa de su selección reducido, divagando entre pensamientos deprimentes y recuerdos agridulces. El alfa puro carraspeó ante ellos y observó a la líder.

—Quiero ser apoyo de mi compañero—ella inmediatamente negó.

—Esto no le gustará, lo verá como una desconfianza de nuestro equipo. Lo sabes bien—Shindo lo sabía, mordió su labio interior y vio las imágenes en la mesa, tendidas como si no fueran nada. Esas heridas, lo dejarían marcado para siempre y no soportaba no estar ahí para entregarle apoyo.

—Ya he trabajado antes con él, conozco sus capacidades y no las tendrá al cien si está incompleto en un hospital—respiró fuerte y observo directamente a Lilia, como si no estuviera negociando. Porque realmente no estaba pidiendo permiso, simplemente se hallaba en la oficina de la mujer para no atraer malos comentarios sobre su accionar precipitado—. Le ayudaré si es necesario, me iré si es necesario. Siempre ha sido así.

Era triste, Lilia lo entendía. El muchacho no era la única persona enamorada en ese frío lugar.

—Bien, entiendo tu punto You. Ve a Japón como apoyo. Izuku es nuestro más grande recurso junto a ti, pero ten en cuenta las consecuencias de tus acciones ante los ojos verdes—Lilia conocía a su pupilo, y no le iba agradar la presencia del ruso ahí. Pero también existía una pequeña posibilidad de cuidar su salud mental, y no era discutible.

—Las tengo presente—Shindo hizo una reverencia y espero órdenes.

—Tu vuelo saldrá hoy, estarás allá en menos de lo que crees. Prepárate para las acciones hostiles por parte de los japoneses—él asintió y se acercó a la puerta.

—Así lo haré mi señora—se marchó, Lilia se desplomó en su asiento una vez que el aroma se disolvió. Con paciencia observó una vieja fotografía. Olvidada en su cajón secundario. Era una joven Omega. Sus cabellos tan verdes y sus ojos también, su piel casi blanca como el papel era tan hermosa como la nieve en invierno. La imagen realmente no le hacía justicia pero era la única que Lilia había podido salvar del accidente.

—Oh Inko, si tan solo pudieras verlo. Estarías orgullosa de lo fuerte que es. Tú y Toshinori, ambos estarían realmente orgullosos de su bebé—ella los amaba, muchos más de lo que el deber cumplía—. No romperé mi promesa, velaré por él como si fuera mío.

Guardó la fotografía y observó la ventana, agrietandose bajo el frío. Rusia era muy dura cuando la soledad asistía. Solamente esperaba que la historia no se volviera a repetir. No sería capaz de soportarlo dos veces.

(...)

Katsuki estaba anonadado, bajo las capas de ropa que usaba el Sparrow, habían miles de cicatrices que se podían diferenciar a contraluz. Cicatrices sanadas y tratadas con cremas especiales. No obstante, había una que particularmente lo tenía al vilo, una puñalada directa en el corazón. Una que perfectamente podría haberlo tomado hasta el infierno, pero no. Ahí estaba, respirando regularmente y con la mano izquierda vendada. Quizá lo subestimó, tal vez tampoco lo conocía suficiente porque una vez que el Omega cerraba los ojos, su inocencia y vulnerabilidad se veía cruelmente reflejada. Como un crimen, justamente en frente de sus ojos rojos. Tan elegante, casi como si el arte estuviera imitando su vida. Era demasiado para su propia malicia; era un héroe. Una vez que abandonó el hospital y vio a Shoto en la entrada del establecimiento, supo que no sería capaz de contenerse. Ocurría algo singular en su sistema una vez que veía a Denki, unas cuantas horas después, cuando su metabolismo se hallaba casi limpió de las feromonas de su Omega destinado... Casi en la última.

Una calentura terrible lo embargaba.

Era enfermante, la dolorosa erección se formaba en su pantalón y no podía tocarse a sí mismo. No, nunca sería suficiente la masturbación. Tenía que tomar a alguien y follarlo hasta simplemente olvidarse que Denki estaba por ahí, dándole más problemas a su vida. Y ahora tenía otro percance más grave entre manos, Izuku estaba persiguiendo en su mente las buenas acciones que aprendió con la edad, con su formación profesional. Deconstruyendo sus ideales y haciéndolo un alfa muy susceptible al crimen. Era un desastre, la receta perfecta para convertirse en el idiota que juró destruir.

—¿Otra vez Denki?—Katsuki observó los ojos heterocromáticos y notó un pequeño brillo, quizás la sola idea de yacer juntos en la cama le hacía olvidar todo el drama y papeleo detrás de un compañero herido.

—Sí, es una situación de mierda. No puedo controlarlo, ahora le hizo daño al Sparrow por estar cerca mío—empezaron a caminar juntos por las calles, las personas a su alrededor les sonreían pero ninguno de los dos les respondía. Simplemente seguían sus caminos, como perfectos fantasmas.

—Yo sé cómo podrías controlarlo—Shoto le ofreció una goma de mascar, Katsuki la aceptó. Porque ese era su código personal, se metía a la boca el dulce y la reunión tendría su apogeo en el departamento del cenizo.

—No voy a marcarlo, menos usar la voz sobre su cuerpo y mente. Está en contra de mi actitud como héroe—masticó disolviendo el sabor en su boca, ambos entrenaron al automóvil de Todoroki. El alfa condujo mientras sus palabras salían, llenas de verdad.

—Entonces seguirán habiendo cuerpos fríos y peor, seguirá atacando a Izuku para matarlo.

—¿Por qué crees eso?—se adentraron en el estacionamiento del edificio. Shoto apagó el motor y observo directamente a su amante ocasional.

—Porque lo deseas, al igual que yo y casi toda la agencia. Eso amenaza la poca fuerza que Denki ejerce sobre tu cabeza—los ojos rojos de Katsuki revelaron su sorpresa. Pero no podía culparlo de nada, Izuku parecía un íncubo. Despertando las fantasías de cualquiera que lo viera por más de dos segundos.

—Bueno, solamente un ciego no desearía a Izuku—se bajaron del automóvil, caminaron por el estacionamiento para llegar a la escalera de emergencia. Katsuki podía ver una sonrisa lasciva en los labios de su compañero. Nunca antes tan sucia como en ese momento—. ¿Por qué la sonrisita perversa, pervertido de mierda?

—¿No te ha llamado la atención ver a ese ruso en la cama?—la imágen se apoderó de su cabeza, sabía que era poco probable por ese odio que Izuku le tenía pero... Las noches contaban algo diferente, se veía a sí mismo en su cama. Cogiéndolo con tal pasión, que ni Todoroki sería capaz de ver esa reacción. Era perverso y no podía controlarlo. Shoto notó sus pensamientos y continuó con sus palabras, casi echando un bálsamo sobre el placer contenido en fantasías nocturnas—. Ahora imagínalo, tú y yo de frente a él en la cama. Lascivo, caliente, indecente y rogando a gemidos por nosotros.

Fue una reacción instantánea, su polla pulso y tomó entre sus manos la mandíbula de Todoroki para chocar sus labios. Era deshonesto, ni siquiera había un ritmo en su violencia labial y eso era lo que mantenía a Todoroki interesado, pendiente. Toda su vida había visto una rutina pasar frente a sus ojos heterocromáticos, desde que era pequeño mantuvo sus deseos al mínimo y siguió la sombra de su padre. Pero luego conoció el indómito espíritu de Katsuki y deseó competir, deseó olvidar brevemente a su padre y tomar decisiones estúpidas. Le tomó un tiempo hasta que sintió la fuerza de atracción entre ambos, los imanes se derretían bajo sus placeres y era algo complejo, nuevo y casi tan desprolijo que no sabía cómo iba a ocurrir. ¿Cómo admitirlo? Amaba eso, la indiferencia del destino ante su vida. Se halló a sí mismo entre Katsuki y su padre, Endeavor significaba gloria asegurada pero Ground Zero era sinónimo de libertad.

Y eso era más que suficiente para seguirlo como un idiota.

—En la escalera no, puede vernos alguien—susurró entre besos, sus labios ya se sentía adormecidos por culpa de la intensidad. Katsuki sonrió cruel, lo dió vuelta y pegó su rostro y cuerpo a la pared más cercana Restregándose en contra, frotando la erección contra sus nalgas. Shoto se mordió el labio.

—¿Porqué? Nadie viene por aquí debido al ascensor, malditos sedentarios, y por esa misma mierda lo usamos. Además, no quiero esperar más, estoy caliente como el infierno—Shoto aguantó sus ganas de discutir porque también era demasiado tarde para su cuerpo, de sus manos ya estaba saliendo vapor. Con las manos pegadas a la superficie, iba a congelar y quemar el hormigón por culpa del placer—. No te muevas dulce de navidad.

Katsuki se arrodilló detrás suyo y bajó sus costosos pantalones, rompiéndole la hebilla del cinturón que unía las telas. Shoto trató de controlar su particularidad pero le excitaban las sorpresas, su polla golpeó la pared al ser liberada y una capa de hielo se extendió en la misma. Estaba ardiendo. El cenizo abrió sus nalgas y escupió una sustancial cantidad de saliva en su ano, luego lamió suavemente para estimularlo. Notó un suave sabor a frutilla y agradeció que el ex heredero de Endeavor se haya preparado antes de lamerlo, antes de hacerlo olvidar que era un jodido alfa puro. Aunque no le importaba lo suficiente. Si el sexo no era sucio, no era bueno. Por minutos, continuó lamiendo el ano de Shoto como si fuera un dulce, gracias al lubricante con sabor a frutilla todo era más fácil. Más rápido para acoplar su nudo. Se enderezó y tomó la base de su polla, acariciando sus testículos calientes. Las caderas de Shoto tartamudearon cuando Katsuki se hundió completamente.

Ambos se quedaron sin aliento.

La respiración se quedó atrapada en su garganta, rompiendo sus gemidos. Cada vez que la resbalosa polla de su compañero lo impactó, su cabeza se hallaba dando vueltas alrededor de la torpeza emocional, simplemente haciéndolo mudo ante un mar de sensaciones explosivas. Katsuki al ver que sus ojos heterocromáticos se hallaban cerrados, tomó sus caderas y apego aún más sus cuerpos, ambos se fusionaron hasta el fondo por segunda vez, y todo lo que podía pensar era en hallar ese lugar para ver cómo su rival se reducía a nada.

—Dame la vuelta, no la hallarás en esta posición—Shoto, casi leyendo sus pensamientos, se quitó un zapato para sacarse una pierna del pantalón. Katsuki aceptó y luego lo tomó, pegando con fuerza su espalda a la pared.

Shoto no era ligero pero así era mejor, alineó su glande y nuevamente se adentro, sintiendo insano el interior de su lascivo amante. Tan caliente, tan frío con su mano derecha y quemándolo con su mano izquierda. No importaba, de una sola embestida y la voz de Shoto se pronunció en toda la escalera de emergencia. El tono de Bakugō era una maraña de maldiciones, gemidos y gruñidos cada vez que Todoroki lo consumía por completo. Absorbiendo incluso su nudo levemente hinchado por el placer. Porque cuando su próstata era cruelmente rozada, golpeada y torturada, supo que no podría detenerse a pensar en el dolor. Cerró sus ojos y apoyó sus manos en los hombros de Katsuki, el vapor seguía saliendo y podía adivinar que su mano derecha estaba congelando el hombro izquierdo del alfa. Pero, ¿qué mierda importaba? Katsuki estaba como un loco, lamiendo su cuello, en donde estaba su manzana de adán, y seguía abusando de su trasero como si no estuviera tomando ochenta y dos kilos en dos manos. Simplemente formando el eco en las escaleras, que sonaba sucio y pegajoso. Tan celestial que Shoto no se contuvo a la hora de decirle lo mucho que amaba tenerlo dentro. Lo mucho que amaba tener su polla, tan profunda que su estómago marcado por los miles de abdominales que había hecho a lo largo de su vida, era levemente alzado.

Sus cuerpos aplaudieron el sudor de su piel y destilando por ella, se halló el éxtasis. Quemó cuando Todoroki dejó que su nudo se hinchará hasta que el líquido preseminal se hizo protagonista, cayendo por sus testículos hasta el suelo gris. Katsuki apoyó una mano en la pared y con la otra rodeó la polla de su compañero. Haciéndolo sufrir cuando apretó su base e hizo más fácil la masturbación por consecuencia del líquido, y obteniendo las lágrimas que lamió de sus mejillas rojas. Todoroki se rindió ante su propia voz y guardó gemidos mudos, abrió sus ojos y tomó entre sus manos el rostro de Katsuki para morder sus labios. Para lamer su lengua y saborear una parte enajenada de su cuerpo, su des(agradable) sabor masculino, con las feromonas cegando sus instintos y no notando nada más que la polla golpeando su próstata.

—Maldición, estoy a punto de...—Shoto lo hizo guardar silencio, no le importaba. Él también estaba escalando, casi terminando, con el orgasmo en su cuerpo. Trepando por sus pies en el aire y terminando en la punta de su polla, escupiendo fuerte.

Katsuki aún no se venía, pero la contracción alrededor de su nudo hizo que su espalda cediera ante el peso. Casi cayendo al suelo, siendo ambos un completo desastre, lo penetró tan desesperadamente que la cabeza de Shoto estaba mezclada, sus cabellos no eran más que rojo y blanco, desordenado y sudado. Envolvió sus brazos calientes alrededor de Todoroki, exprimió su polla en el interior cuando lo sintió y apenas dejando el nudo fuera para no hacerle daño. "Puta mierda" siseó Katsuki cuando ambos se vieron en el suelo de las escaleras de emergencia. Sudando y con la mitad de la ropa quemada, hecha cenizas en el piso. Shoto, con la mitad de la polla de Katsuki en su interior, se acomodó entre sus caderas. Estaba cansado, pero ahí seguía la adrenalina. Perfectamente combinaba con la excitación.

—Es tu culpa, tú quisiste hacerlo aquí—su voz estaba seca.

—No hay problema, terminemos en mi cama—Shoto no podía negarse. Sin duda deseaba más de sus caderas erráticas. Tomaron sus cosas, trataron de arreglarse y fueron hasta el departamento del rubio ceniza. Debido a la fuerte excitación del ambiente, no notaron a la vecina de Katsuki, que aún estaba muda por el espectáculo.

(...)

Shindo apenas aterrizó en Japón, tomó sus cosas y fue hasta el hospital en donde su compañero se estaba tratando las heridas. Era un camaleón a la hora del disfraz, una bata de hospital y su perfecto acento japonés lo acompañaba. No le restó mucho tiempo adentrarse en su habitación personal; tenerlo cerca era una dicha incalculable. Sonrió cuando notó que sus pecas no habían desaparecido del todo, seguía siendo él. Pausadamente le quitó las vendas de su mano izquierda y notó la horrible cicatriz que crecía rosada, una que probablemente iba a dejarlo imposibilitado si no efectuaba algo pronto. Cerró la puerta con llave y acercó la implementación que había traído en secreto desde Rusia. En algunas partes del país europeo/asiático le llamaban el carnicero. No por sus increíbles habilidades de caza, sino porque era el mejor desollando; tanto animales como personas. Si le quitaba la piel a Izuku, toda la de su mano hasta su antebrazo y luego le untaba la crema regeneradora (una realizada a partir de una particularidad genética, que regeneraba tejido sano de la nada). Su mano estaría como nueva al final del día, solamente una pequeña cicatriz en la primera incisión, justamente por debajo del codo donde había comenzado todo el proceso.

Le administró un sedante local y comenzó con su ardua tarea, la sangre corría por el plástico que había puesto y los espasmos musculares en el rostro de Izuku le decían que iba bien, cuando el cuarto de hora se presentó ante su frente sudada, había terminado su obra de arte. El músculo estaba a carne viva y su pulso se hallaba acelerado, era la adrenalina frente al dolor y era el momento exacto. Tomó la crema y unto con generosidad cada parte del músculo expuesto. Ahora solamente había que esperar su milagroso efecto, limpió cada centímetro sucio de la habitación y cuando el reloj marcó la hora de la visita de la enfermera, vendó su mano. Tal cual como estaba antes, quitó la llave de la puerta y se escondió. La enfermera se fue sin hallar mayor problema en la habitación. Shindo salió de su escondite. Tomó sus cosas y se acercó a la puerta, con la firme esperanza de que sus esfuerzos dieran frutos.

—Uvidimsya, Izuku—se despidió. Era tiempo de hallar al culpable de tal aberración, nadie salía ileso después de dañar a su compañero.

Horas después de sus palabras, Izuku abrió los ojos. La sensación dolorosa en su mano izquierda había desaparecido y el aroma familiar del cuerpo lo hizo tomar las vendas de su mano izquierda con desesperación. Al quitarlas, su piel estaba tan blanca como recordaba antes de llegar a Japón, tragó en seco y sacó sus látigos para comprobar con detalle. Ellos estaban sanos, anteriormente no había podido usarlos por culpa de la obstrucción epidérmica, ahora solamente lucían jóvenes. Vivos y sanos, ¿qué había pasado? ¿Todo fue un sueño? Era imposible, su rostro aún dolía bajo los golpes. Entonces vio la cicatriz rosada de la incisión bajo su codo, rodeando el brazo, y su pecho se hundió bajo un sentimiento agradable...

—Spasibo, Shindo—su compañero ruso, un alfa puro que lejos de entregarle inseguridad. Le había dado confort dentro de esas horribles semanas, en donde solamente se había hallado solo en un mundo extranjero llenos de ojos juzgadores y rasgados.

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