~•9•~
Aún con el fantasma presente de las sensaciones que tuvo hace segundos, se adentró observando donde estaba su abuela sentada en una de las butacas depositadas ordenadamente en la sala de espera.
— Hey...como estás?— susurró lo suficientemente fuerte para que solo ella pudiera escuchar.
Levantó la mirada perdida en el suelo, para observar a uno de sus nietos que se encontraba justo frente a ella.
— Hola cariño, estoy bien, solo algo asustada supongo, ya no somos adolescentes y algo como esto tiene complicaciones— dijo mientras llevaba su mano para acariciar el rostro contrario, tratando de sonreírle.— que haces tú aquí? , No estabas en una cita?, Estabas tan emocionado por eso en el almuerzo...
— Si bueno...en realidad...no me sentía bien...por eso decidí venir a penas Yoongi me escribió...— respondió.
— Sabes?... nuestro corazón siempre tiene razón, el que nos juega en contra es este, no creo que la jovencita te odie o algo así...quédate tranquilo...— expresó llevándose el dedo a la sien para apuntarse allí.
Lo miró detenidamente por un segundo, lo notaba un poco turbado. Y su rostro reflejaba inquietud. — está bien si te sentías incómodo, como también hubiera estado bien sino. Pero no quiero creer que yo haya sido la causa de que estés aquí.
— No hay problema, de verdad no te preocupes por eso, me había estado sintiendo mal desde hacía rato ya, solo quería salir de allí y cuando Yoongi me avisó que estaban aquí... mis pies se movieron solos.— dijo mirando el suelo.— quieres algo de la cafetería? Puedo traerte un té o un café...— habló dirigiéndo su mirada nuevamente a su abuela.
— Un café estaría bien. Gracias cariño.
Caminó el largo pasillo que lo llevaba hasta la cafetería con la cabeza llena de pensamientos que incluían a ese chico de pelo gris, no entendía porqué le afectó tanto el ver a alguien en ese estado, no era la primera vez que veía a alguien llorar, incluso vió a mucha gente hacerlo y en peor estado, pero ver a ese chico así... realmente le había dolido.
Volvió con los vasos hacia donde se encontraba su abuela y no la vió por ningún lado, mientras se dirigía a la puerta de entrada vió a su primo apoyado en ésta.
— Oye, viste a la abuela?...— preguntó
— Si, acaba de entrar a la habitación de la señora Kim.
— Crees que esté bien que me vaya a casa?, No me siento bien...— dijo extendiendo los vasos de café hacia su mayor. Sintiéndose mareado de repente.
— Uhm?, Eh...claro, no hay problema, toma un taxi, yo llevaré a la abuela en cuanto quiera irse.— respondió mirando atentamente las facciones del pelinegro que se iban ensombreciendo a cada segundo.
— Gracias....
Jungkook salió apresurado del hospital tomando una profunda bocanada de aire, el nudo en su garganta apenas lo dejaba respirar, se paró en la acera y detuvo a un taxi que pasaba por la calle con una seña, se subió y bajó la ventanilla, no sin antes decir su destino.
Le dolía, algo le estaba doliendo como el infierno en el pecho, tenía ganas de tirarse en el piso y llorar por años pero no sabía siquiera el porqué.
Sentía que su garganta ardía como si hubiera gritado desgarrádosela por completo. Un sentimiento de soledad y profunda tristeza lo atacó mientras sus lágrimas bajaban sin reparo por sus mejillas.
Él se encontraba acostado en el piso de su habitación con toda la ropa en la cama para ser empacada, su voz había desaparecido de los gritos de frustración que había dado, solo sollozaba en silencio mientras se aferraba a su peluche de la infancia, ese que sus padres y su abuela habían comprado para él como una muestra de amor de las tres personas que más lo amaban, para que supiera que siempre estarían para cuidarlo y velar por sus sueños.
Ahora estaba solo.
~no estás solo...~
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