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Sábado 4 de julio del 2015- Seúl, Corea del Sur.

Eran alrededor de las 9:30 AM., el sol se encontraba en lo alto del cielo embriagando a todos con su calidez matutina. El resonar de las voces en el andén era tan denso que lograba sacar de quicio al ser humano más sereno del mundo. El ir y venir de las maletas con ruedas, los anuncios que se hacían en el alto parlante y el sonido de los trenes utilizando su sistema de freno no contribuían a la hora de regalar un poco de paz en esa ajetreada estación. Era obvio, acababan de iniciar las vacaciones de verano.

Su tren había llegado justo a tiempo sin ninguna demora y estaba feliz por ello, porque le daría tiempo suficiente de llegar hasta su casa y preparar un buen desayuno para darle una sorpresa a esa persona que estuvo rondando por su cabeza día y noche, ya que no paraba de extrañarla, lógico, era su persona más importante.

Desde que decidió mudarse a Seúl para continuar con sus estudios, por más feliz que se sintiera, ya que había conseguido entrar a la Universidad Nacional de Artes de Corea para seguir sus pasiones que son la pintura y la literatura, no le agradó el hecho de tener que dejar a su abuela sola, le dolió claro, porque para él eran los 2, siempre fueron ellos 2 a pesar de todo. Nunca conoció a su abuelo ya que falleció años antes de que él naciera. Por supuesto que el peligris le ofreció vivir con él dado que los padres de éste le compraron un departamento cerca de la Universidad para su mayor comodidad, pero Sooyoung se negó, alegando que no quería molestarlo e insistió en el hecho de que ya era hora de que aprendiera a ser independiente y arreglárselas por sí solo, pero lo que él en realidad quería era sólo cuidarla, como lo hizo ella toda su vida.
La veía consumida por los años, si bien se mantenía lúcida, los cambios físicos sí que eran notorios, el temblor en sus manos y si lentitud para moverse eran unos de ellos.

Así que allí se encontraba él, en una de sus tantas visitas, sacando la llave extra de la tercera maceta del lado derecho del jardín de la entrada, aún recuerda cada una de las rosas que plantó, su fragancia, su color y si delicadeza, también recuerda a su primera novia a la cual le regaló su flor favorita, una Magnolia Liliiflora  de color púrpura por fuera y un color blanco crema por dentro, pues de esa manera él veía a su primer amor por lo que decidió dársela, bella y llamativa por fuera y pura e inocente por dentro. También recuerda cuando ella le rompió el corazón y lo mucho que tardó en recuperarse, ya que sintió como si se estuviera por morir del dolor agonizante en su pecho, realmente la amaba, fue su mejor amiga desde los 5 años de edad y pensó que su destino siempre fue casarse y formar una familia.

Un día los padres Hyuna decidieron terminar su matrimonio, si se concentra, aún puede sentir las piedras en su ventana a altas horas de la madrugada. Ella había escapado de su casa angustiada por la noticia, pensó que jamás ocurrirá eso con sus padres. Él la contuvo, le susurró palabras de apoyo, con promesas de que él siempre estaría allí cada vez que lo necesitara.
Esa noche la hizo suya, fue lento e inexperto, pero tan significativo que no habían palabras para describirlo, se sentía en el cielo, inundado de un amor eterno que no cabía su corazón en su pecho por tal felicidad. Todo estaba perfecto entre ellos mucho mejor que antes, el lazo parecía más fuerte y casi irrompible, hasta que una mañana ella llegó a su puerta y le dijo que se iba con su padre a vivir a Japón y que debían terminar. Tae sintió como le estrujaban el corazón dentro de su pecho impidiéndole si quiera respirar, le rogó con lágrimas en los ojos y desesperación en su voz que lo intentaran a la distancia, le suplicó casi de rodillas que no lo dejara, pero ella ya había tomado una decisión y se marchó sin más.

Dejando los recuerdos y el dolor de su amor perdido, abrió la puerta de entrada encontrando un imperturbable silencio en la sala, dejando sus maletas en los sillones que se encontraban en ésta, se desplazó hacia la amplia cocina y sin rastro de presencia alguna, supo que su abuela aún seguía dormida.
Subió las escaleras que conducían al segundo piso, con el objetivo de corroborar que Sooyoung efectivamente seguía descansando, llegó a la puerta de la habitación de la anciana y girando el pomo de ésta, con cautela empezó a abrirla para así asomar su cabeza solo para comprobar su suposición, su abuela estaba sumergida en un profundo sueño.

Mientras se encontraba en la cocina haciendo el desayuno sintió su teléfono vibrar en su bolsillo, limpiándose las manos con un repasador que posaba en su hombro izquierdo, lo sacó para atender la llamada sin revisar el identificador.

—Hola?— contestó ceñudo, pues no esperaba llamadas.

—Hey! Taetae! , Viejo amigo!, Ya llegaste?— exclamó una voz demasiado conocida para el peligris.

—Ah! Hola Baek, como has estado?, emm... Si, ya estoy en casa, como sabes que iba a llegar hoy?—preguntó curioso a su amigo.

—Hablamos hace una semana y me lo dijiste, acaso no recuerdas?, Ya te olvidas de mí por preferir a tus amigos de la gran ciudad?— preguntó con molestia fingida.

—No, no es eso Baekhyung—dijo rodando los ojos— es solo que estaba estancado con exámenes por el inicio de las vacaciones, es todo, además incluyeron un par de mis pinturas y alguna que otra fotografía en la exposición bimestral de la universidad y estuve atendiendo esos temas también, ya sabes lo importante que es eso para mí.

—Ya, ya, te perdono porque eres mi buen amigo el artista empedernido— se burló con cierto orgullo Baekhyung— bueno, te llamaba para preguntarte si quisieras ir al Festival Chimac que se hace en la plaza central— preguntó animado.

—Emm... Déjame pensarlo, acabo de llegar, quiero pasar tiempo con mi abuela— contestó.

—Está bien, tu sólo envíame un mensaje y pasó a buscarte a cualquier hora, no hay apuro, el Festival durará una semana— tranquilizó el bajito.

—Bien, te veo pronto—dijo el piel acanelada y colgó.

Se encontraba ordenando la mesa para el desayuno cuando fue sorprendido por una voz familiar..

—Oh! Osito!— habló Sooyoung entrando a la cocina.

—ABUELA!!!— exclamó mientras se acercaba el peligris para darle un abrazo.

—A qué hora llegaste?, Porque no me despertaste?— dijo la anciana separándose del abrazo.

—Llegué hace media hora abuela, no quise despertarte y quería darte una sorpresa— dijo con su sonrisa cuadrada característica.

—Pues me la diste—respondió soltando una risilla mientras se sentaba en una silla, mirando con atención los huevos revueltos y arroz, acompañado con un jugo de naranja que preparó Taehyung.

Se pasaron el desayuno hablando de la escuela y de cómo le estaba yendo a Tae en su primer semestre allí. Sooyoung le contó que estaba encargada de cuidar un vivero con una amiga y que desde que comenzó un par de meses atrás ya no se sentía tan inútil por no tener qué hacer, le gustaba y era muy tranquilo.

—Abuela, quieres ir dar un paseo por el Parque?—dijo el de piel acanelada, depositando los platos en el fregadero procediendo a lavarlos y secarlos.

—Claro osito, deja que vaya a cambiarme, no puedo salir en pillama—respondió la mujer enseñándole una sonrisa y saliendo de la cocina.

Llegando a la sala Sooyoung se dispuso a subir las escaleras para cambiarse el atuendo cuando resonó el teléfono en la mesita que se encontraba al lado de la puerta principal. Decidida a responder, caminó hasta el objeto y levantó la bocina.

—Hola?, Quien habla?— dijo.

—Hola, buenos días Señora Kim, habla el Doctor Park Hyun Sik, llamaba para informarle que ya tengo los resultados de sus estudios justo en mis manos, sólo necesita venir para poder hablarlos personalmente—dijo el Dr. al otro lado de la línea.

—Esta bien—murmuró la anciana volteando la cabeza hacia la cocina revisando que Tae no saliera pronto de allí— pasaré por ellos el Lunes por la tarde.

—De acuerdo, la estaré esperando en mi consultorio entonces, hasta entonces y que tenga un buen día.

—Gracias e igualmente— respondió y colgó.

—Quién era?— preguntó el peligris saliendo de la cocina.

Sooyoung ensimismada en sus pensamientos contestó...

—Ah?... emm... Si, era Sunmi, la mujer que me ayuda en el vivero, me preguntó si quería ir a merendar con ella hoy, pero por supuesto que le dije que tenía planes.—dijo sonriendo nerviosamente.

Taehyung asintió poco conforme con la respuesta pero aún así agregó.

—Abuela, si quieres ir ve, no me molesta, en serio, quizás ya tienes tu rutina impuesta y yo vengo a intervenir.

—Pero que dices osito, quiero aprovechar el tiempo que pueda ya que estás aqui— dijo sinceramente la anciana— bueno, voy a alistarme y salimos— agregó subiendo las escaleras mientras Taehyung asentía.

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Sábado 4 de Julio del 2015- Seúl, Corea del Sur.

La ropa yacía en el suelo de la habitación de tonos grises con ventanales grandes y largos a lo alto, por los cuales se colaba la luz de la media mañana reflejando la espalda amplia apenas cubierta por las sábanas de un pelinegro que dormía plácidamente, eran eso de las 11:30 de la mañana cuando se escuchó un teléfono timbrar rompiendo el silencio de la apacible habitación.Cuando el azabache se removió bajo las sábanas estirando el brazo para poder alcanzar el objeto culpable de interrumpir con su preciado sueño el teléfono dejó de sonar, por lo que desistió al sentir nuevamente el silenció inundar sus oídos, relajándose nuevamente para seguir durmiendo volvió a sentir la molesta melodía del tono de llamada, bufando tomó el teléfono con su mano derecha mientras que con la izquierda se restregaba los ojos para después sentarse en la cama, deslizó su dedo por la pantalla para contestar, sin ver de quién se trataba.

—Hola, si?.— su voz se escuchó ronca y cargada de molestia.

—Cómo te atreves a hablarme de ese modo? mocoso de porquería, soy tu hyung, debes respetarme— escucho la voz de su primo al otro lado de la línea— Dónde estás?, Llevo más de media hora esperando por ti en esta condenada estación del infierno que parece una jungla atestada de gente, tu tren se retrasó o que?—

Jungkook se golpeó mental y literalmente con la palma abierta de su mano en la frente, recordó que debería estar en el tren camino a Daegu como había planeado con su primo, ya que hace años fue la última vez que pasó las vacaciones de verano con el.

—Hyung lo siento mucho, olvidé poner la alarma— se disculpó el pelinegro con un tono de culpabilidad— es que anoche Hoseok hizo una fiesta con algunos chicos del instinto y amigos cercanos, estaba muy emocionado porque iba a presentar a su novia y creo que tomé de más porque no recuerdo ni cómo llegue a casa— escuchó un gruñido y esperó ser regañado y señalado como mal primo, por lo cual se sorprendió cuando la respuesta fue...

—Está bien, no te preocupes mocoso, hace tiempo no te das un descanso, me alegra saberlo, a propósito, le dijiste a Hobi que no pude asistir porque debía ayudar a mamá con su venta de jardín?— preguntó el mayor.

—Si hyung, dijo que no había ningún problema, solo que tenía muchas ganas de presentártela, pero que la conocerias apenas volvieras.

—Hablando de eso...y, cuéntame, cómo es ella?— preguntó con curiosidad el de tez pálida— debe tener algo por eso trae a Hoseok arrastrandose— rió por su comentario.

—Pues tiene unos ojos grandes y redondos, es muy bonita y simpática, es del tipo ideal de Hobi y por la manera en la que lo trata puedo asegurar que ambos están perdidos el uno por el otro, anoche se veían muy acaramelados, no paraban de besarse, ya era un poco incómodo para todos, pero aún así me alegro por ellos, hacen linda pareja, y creo que te caería bien.— explicó el azabache— ah! y su nombre es Miel.

—Me suena a cursilería empalagosa, apuesto a que me moriría de diabetes si los tengo frente de mi de esa manera, y pienso lo mismo, me alegra que haya encontrado a alguien, era hora, estuvo mucho tiempo con esa tipa que lo engañaba— confesó el mayor.— Bueno volvamos al tema que nos compete, cuando piensas traer tu trasero aquí?.

—Ahora terminaré de hacer las maletas y ésta tarde saldré para Daegu, te enviaré un mensaje para avisarte cuando esté saliendo de la estación y a la hora en la que llegaré— respondió el pelinegro levantándose de la cama y dirigiéndose hacia el baño.

—Está bien,—bufó el de ojos gatunos— pero no me culpes si no vengo a buscarte, he perdido horas importantes de sueño.

El azabache rodando los ojos respondió— Bien, me lo merezco, nos vemos más tarde Hyung.

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—Tae cariño, ya estoy muy cansada, vamos a casa así preparo el almuerzo—dijo la anciana luego de sentarse en una banca en el parque que se encontraba a unas 7 cuadras de su casa— ya no estoy hecha para tanto ejercicio físico bebé— apuntó, sintiendo una punzada en el pecho, tratando de disimular el dolor con una mueca de sonrisa.

El peligris algo culpable asintió—Si, tienes razón abuela, discúlpame por ser tan desconsiderado— habló con tristeza— que te parece si más tarde te compro tu pastel favorito para luego de la cena?, ese de la tienda frente a la estación de trenes, te aviso que no espero un no como respuesta— amenazó juguetón con si sonrisa sobresaliente.

La anciana riendo por lo tierno que era su nieto a pesar de los años, asintió depositando un beso en la mejilla del peligris— Acepto osito, ahora vamos.

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