V.
Frank no suele pelear mucho por dinero en el gimnasio. Jack lo tiene en su lista de los mejores y adora la manera en la que pelea, pero, no suele pelear mucho.
Sin embargo, lo hace ese día. Si recuerda bien, porqué Jack necesita un peleador y Frank está simplemente entrenando. Y él acepta, porqué no tiene nada mejor que hacer esa tarde.
Después se arrepiente. Porqué el tipo con el que peleó, Luke Cage, es una maldita bestia que le rompió la nariz como por quintogésima vez en lo que va en su vida.
Pero al menos gana. Se alivia a si mismo pensando que Luke quedó peor y que su flamante novia de melena negra y piel como papel tuvo que jalarle fuera del ring.
Claire le gritó por celular cuando le dijo que se había roto la nariz otra vez y que podría ir a atenderlo casi al anochecer cuando llegara a casa.
Así que Frank se cubre la herida por encima y recoge sus cosas, para poder irse a casa.
Hasta que lo escucha.
— ¡Frank!
Él se detiene y se voltea para ver a Matt, que trata de caminar lo más rápido que puede con su bastón en la mano y sus lentes oscuros ocultando sus ojos perdidos.
—Karen me contó que peleaste hoy… Y terminaste muy herido. ¿Es cierto? ¿Estás bien?
Frank sonríe un poco ante su preocupación. No había hablado con Matt mucho después de la feria, simplemente saludos corteses y comentarios chistosos sobre cosas ordinarias. Pero Frank era feliz con solo verlo unos diez minutos, unos cincos minutos, una milésima de segundo.
—Estoy bien. —suspira con suavidad Frank mientras habla.— Solo me rompí la nariz.
— ¿Está muy mal?
—No es la gran cosa. Si pudieras verme, sabrías que no es la primera vez que me pasa. Mi nariz es un desastre, cosas de este negocio.
Matt sonríe y un sonrojo pinta sus mejillas, abre los labios como queriendo decir algo, pero no lo hace. Frank ve como toma valentía y aguanta la respiración cuando le pregunta: — ¿Puedo tocarte?
Frank sí aguanta la respiración y aunque está luchando con el sí que quiere escapar de sus labios, se aguanta porqué en realidad, no tiene mucho que decir.
—No quiero que pienses que soy un raro o algo así, pero normalmente hago esto con las personas a mí alrededor, para conocer sus rostros.
Frank tiene unos vendajes encima de la nariz y unas masgulladuras en la cara, y a pesar de eso, murmura muy bien, hazlo.
Matt pasa sus manos por la tela de sus pantalones, como quitando el sudor de sus palmas y queriendo tranquilzarse. Frank le mira con atención, ansioso, queriendo sentir el contacto de una vez.
Cuando las manos de Matt finalmente tocan su rostro, Frank suspira, con tanta fuerza que quizá Matt lo sintió. Matt sostiene con delicadeza su mandíbula y empieza a desplazar sus manos por sus pómulos.
Cuando Matt acaricia una vieja cicatriz en el rostro de Frank y él tiembla por eso.
— ¿Cómo te la hiciste?
—Fue en una pelea —masculla Frank—, este sujeto, Logan, creo que se llamaba, me rasguño en una de nuestras peleas. En ese entonces eran peleas callejeras, todo se valía. Era muy joven para saber en que me metía. Gracias a Dios, me uní al bóxeo.
— ¿Siempre quisiste dedicarte a eso? —Le pregunta Matt, aún acariciando su rostro con sus manos.
—No. Quería ser Pastor, de hecho.
— ¿En serio? ¿De iglesia?
—Sí. Aunque haber sido un pastor de ovejas hubiese sido divertido también. —Frank sonríe como un adolescente enamorado cuando oye a Matt reír.
— ¿Y… qué pasó?
—No mucho, Mattie. Me fui por el camino más agresivo y fácil que encontré. —Frank murmura con tristeza. No se arrepiente de su vida, hizo algunas cosas bien. Pero también hizo algunas cosas mal.— ¿Qué quieres hacer tú?
Las manos de Matt se desplazan a sus orejas y el joven las acaricia. Frank quiere besarlo con fuerza cuando ve como se sonroja.
—Estoy en la universidad, de hecho. Estudiando para ser abogado algún día.
—Eso es genial, Mattie.
—Gracias, gracias.
— ¿Cuántos años tienes?
—Veinticinco.
—Treinta y ocho por aquí. —dice Frank, casi ronroneando cuando las manos de Matt vuelven a sus mejillas.— Tienes casi la misma edad que mi hija.
— ¿En serio? ¿Cuántos años tiene?
—Diez y nueve. De hecho, a esa edad fue cuando mi ex esposa y yo la tuvimos. —Frank sonríe.— Tengo otro más pequeño, Frank Jr. Tiene ocho.
Matt sonríe mientras pasa su dedo pulgar por la nariz rota de Frank y, casi sin querer, baja demasiado y roza sus labios.
—Uh. —Se sobresalta Matt, con la cara roja como un pimiento y con miedo a acercarse más.— Yo… lo lamento tanto, no querí-
—Está bien. —dice Frank, con seriedad, haciendo a Matt dejar de temblar.— Continúa.
Matt se sonroja aún más (si es siquiera posible) pero esta vez Frank duda que sea por la vergüenza. Frank mira alrededor de ellos y ve a algunos compañeros que no los miran a ellos, concentrados en sus asuntos. Lo que menos necesita Frank es que alguien los vea.
Cuando Matt toca nuevamente sus labios, Frank quiere besarlo con la más violenta de las fuerzas. Los pulgares de Matt acarician sus labios con suavidad y Frank se acerca un poco más a él.
Frank es más alto que Matt, así que baja la mirada para poder observarlo con comodidad. Los dedos de Matt se alejan de sus labios pero sus manos se mantienen en sus mejillas.
—Matt… —murmura Frank, suavecito, sin quererlo pertubar.
— ¿Sí? —murmura él, de vuelta, temblando como un venado recién nacido.
Frank quiere decir algo pero entonces ve como aquel chico regordete —de cabello largo y chiva color marrón— que varias veces a visto acercarse a ellos.
— ¿Matt?
Frank da un paso atrás y Matt se encoje un poco. Cuando al sujeto mira a Frank, perfectamente puede ver el recelo con el que le mira.
—Hola, Foggy. —dice Matt, bajito, aún con el sonrojo en sus mejillas.
—Karen nos está esperando afuera para ir a su casa. Debemos irnos. —El tal Foggy sigue mirando a Frank mientras habla. Acto seguido, estira su mano hacia él.— Foggy Nelson.
—Frank Castle. —Se presenta, tomando la mano del muchacho.
—Sí, lo sé… —habla Foggy— Karen se la pasa hablando de ti.
Frank sonríe ante el tono con el que él habla. Porqué lo reconoce, es un tono enojado, celoso. No le sorprendería si este chico está enamorado de Karen.
Mucho mejor. Es mejor que le guste ella y no Matt.
—Sí… Al parecer le agrado mucho, ¿no? —murmura Frank, sin querer sonar arrogante, pero haciéndolo. Foggy aprieta el entrecejo.
—Te espero afuera. —dice Foggy, para mirar a Frank por última vez e irse.
Frank mira con atención a Matt y sonríe cuando él, mascullando, dice: —Debo irme…
—Sí, ya veo.
—Adiós, Frank.
Frank coloca su mano en el cabello de Matt y lo revuelve, sonriendo aún más al escucharlo reír.
—Adiós, Mattie.
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