Epílogo.

POR FIN!!!!!! SÍ, POR FIN!!!!! ni yo me lo creo XD.

Gracias infinitas a todos y todas que se subieron al tren increíblemente lento que es este fic. Fue un placer escribir para ustedes, y que viva la nación Fratt que cada vez se hace más grande incluso cuando el ship se podría decir que está muerto :( [ AUNQUE EL FRATT SOLO MUERE CUANDO YO MUERA, OKKKKK]

Muchos besos a ustedes y gracias una vez más <3 Pasen por mi perfil, donde encontrarán más cosas Fratt y de muchas otras parejas, también más cosas sin terminar y mucho amor y emojis de corazón por doquier 💞💞💞💞

***


El primer mes es difícil.

Matt no quiere creer en esos procesos de sanación tedioso e interminables de las que hablan las revistas. Tampoco cree que es posible que su vida gire en torno a Frank por tanto tiempo, que cada canción de la radio le recuerde a él ni que se ponga a llorar en el momento donde menos debería llorar simplemente porque lo extraña.

Pero el primer mes es difícil, y Matt experimenta un poco de la tristeza que sufrió cuando Elektra lo dejó, pero peor. Muchísimo peor.

Ha estado sonando una canción de Taylor Swift en todos lados estos últimos días que solamente lo hacen sentirse peor. Siempre que Matt escucha el comienzo de la canción, comienza a llorar. También cuando ve Rocky, porque por algún motivo hace una conexión entre Frank y él.

Y también, patéticamente, se vuelve un muerto en vida. Lo único que hace cuando no está extrañando a Frank es hacer tarea y luchar por terminar la universidad y no morirse en el intento. Pasa un mes entero en un círculo vicioso de llorar, estudiar y escuchar a Taylor Swift hasta que finalmente, decide que tiene que parar.

Se levanta un día y decide que tiene que parar este sufrimiento, que no puede vivir el resto de su vida así. Decide dejar de colocar Lover en repetición todo el día como una especie de loco y dejar de lamerse las heridas. Al principio, falla miserablemente.

En octubre, al menos ya puede ver Rocky sin ponerse a llorar.

***

— ¿Estás seguro de qué estás bien?

Lisa se ve consternada. Ya no se ve preocupada, o siquiera triste. Está molesta porque su padre lleva días enteros mintiéndole en la cara. Él también estaría molesto.

La cosa es que Lisa lo enfrenta en un centro comercial, cuando Frankie está como a dos metros de distancia jugando con unos videojuegos de exhibición y ella estaba mirando de arriba a abajo el labial que acaba de comprarse para saber si es cruelty-free. No es el mejor lugar para tener una conversación así. Pero Lisa le mira con los ojos que heredó de su madre, marrones con un toque de verde, con una decisión que probablemente heredó de él. Piensa en lo que dijo María, que sus hijos se parecían más a él de lo que nunca se parecerían a ella. Empieza a verlo.

—Sí, estoy bien. —Finalmente dice. Y no sale ni con la mitad de seguridad que Frank pensó en su cabeza que saldría.

— ¿En serio?

—Sí... —Lisa lo mira. Lo mira con demasiada emoción, con demasiadas preguntas que Frank tiene miedo de contestar.— Que estoy bien.

Su tono es rudo, pero no parece alterar a Lisa demasiado. Ella hace una mueca con sus labios, que la hace lucir como una niña pequeña. Frank extraña esos tiempos, cuando todo era más fácil. Ella se acerca a él y hace algo que María hacía mucho. Toma su muñeca, la aprieta con gentileza y dice, con cuidado: —Sabes que puedes confiar en mí.

Su voz suena como la de María, en cierto punto. A Frank le trae recuerdos que a veces no puede sacarse de la cabeza. Recuerda a María cuando la conoció, algo que se siente como hace millones de años. El cabello marrón atrapado en coletas muy apretadas y un flequillo extraño que probablemente ella misma se cortó.

La mujer más hermosa que Frank haya conocido.

Y Lisa se ve ahora como ella. Tiene el cabello marrón otra vez, nada de colores extraños y brillantes porque su cabello está demasiado dañado (le había dicho ella, o gritado, desde el baño el otro día, mientras toda la casa olía a químicos y sus manos cubiertas con guantes blancos pasaban una brocha sobre su cabello).

—Puedes confiar en mí. —Lisa le dice. Frank suspira con demasiada fuerza y trata de esquivar su mirada— Si algo está pasando, puedes confiar en mí.

Frank vuelve a mirarla. Ella se ve preocupada una vez más. Como tal vez se vería María si estuviese justo ahora aquí.

—Matt y yo terminamos.

Lisa aprieta la cara en una mueca. Como si de alguna manera, fuese una desagradable sorpresa. Frank se siente exactamente igual, incluso si su conversación fue hace ya semanas.

—Lo lamento mucho, papá.

—Sí... No es tu culpa-

—Igualmente. Se veían muy felices juntos. Lamento que ya no estén juntos.

—Matt dice que solamente es un tiempo. Que necesito pensar, que él también necesita pensar. No lo sé —Frank suspira nuevamente, con aún más fuerza, y procede a alejarse del agarre que tiene Lisa sobre su muñeca—, de verdad que no lo sé. Todo parecía muy bien, pero han pasado muchas cosas... Y entiendo por qué desea alejarse un tiempo de mí, pero al mismo tiempo no quiero que me deje. No quiero que se vaya.

Lisa lo mira sin saber que decir. Internamente, no esperaba que él quisiera darle una respuesta. Sabe lo testarudo e insoportable que puede llegar a ser, las barreras que a veces tiende a levantar. Pero ha hablado con ella, le ha confiado esto; no es momento de mantenerse callada. Lisa aprieta sus labios con fuerza y mira a su padre con profundos ojos brillantes.

—Bueno... Pero, ¿Solo te pidió un tiempo? —Lisa pregunta, dudosa. Frank asiente. Ella le da su mejor sonrisa, llena de puro optimismo— ¡Solo te pidió un tiempo! No es como si él haya terminado contigo. Solo... Necesita espacio. Y no lo sé, papá, tal vez tú también necesitas espacio. Eso no quiere decir que todo haya acabado.

Frank espera que no. No se siente como si todo hubiese acabado. Hay algo que todavía se mueve en el pecho de Frank con esperanza. Sonríe hacia Lisa. Ella finalmente puede ver que no todo está bien, pero al menos, está más cerca de estarlo.

***

Matt conoce a Kirsten en octubre, cuando ella le cae encima en un bar karaoke.

Era la primera vez que Matt había aceptado salir del apartamento desde todo lo que Frank. Foggy había brincado en una sola pierna mientras Karen besaba su mejilla con alegría, diciéndole lo orgullosa que estaba de él.

En el bar había un montón de personas; en su mayoría, universitarios. Matt, Foggy y Karen comparten la mesa con David Haller, Kitty Pride y Johnny Storm. Johnny está hablando de alguna hazaña que ha hecho el último mes, mientras David y Foggy constantemente ponen en duda todo lo que dice y Kitty y Karen hablan sobre alguna bebida en el menú que no recuerdan como se llama, pero que es deliciosa.

Matt no es el alma de la fiesta. Pero está ahí, lo que es un gran logro considerando que no podía ni levantarse de la cama por la tristeza. Está bebiendo alguna cerveza que, cuando se acaba, lo tiene quejándose como un niño en la mesa por la idea de tener que levantarse y ser sociable.

Pero se levanta. Rechaza la ayuda de Foggy para encontrar la barra porque es completamente capaz de hacerlo por su cuenta, muchas gracias. Está tambaleando un poco mientras trata de llegar, pero no muere en el intento.

Y ahí es cuando llega Kirsten, que estaba bailando encima de alguna mesa en el bar y que huele a cereza y tiene el cabello rizado y enredado. Todos están cantando y bailando alrededor de su mesa mientras de alguna canción que no conoce suena en el fondo. Pisa mal con una de sus botas de tacón y, justamente cuando Matt trata de hacerse espacio entre la multitud, ella le cae encima.

Matt se golpea el brazo al caer y automáticamente que ambos caen, todos dejan de bailar alrededor y tratan de ayudarlos a levantarse. Kirsten se queja en un suspiro adolorido, pero después se ríe como si nada. Hasta que se da cuenta de que Matt está debajo de ella.

—Oh, dios mío. —murmura ella, contra el rostro de Matt. Su aliento huele vodka y su cabello le cae sobre el rostro— Mierda, mierda, mierda. ¿Estás bien?

—Eh... Si. Sí, claro que sí. Pero... ¿Podrías-?

—Oh, mierda. Sí, a eso voy.

Kirsten se levanta con la ayuda de alguien y ella toma ambas de sus manos y lo ayuda a levantarse. Cuando Matt está de pie y en frente de ella, Kirsten se ríe nerviosamente.

—En serio, lo lamento tanto. Es que estaba sonando Riptide, ¿Okey? Es imposible no bailar cuando está sonando Riptide.

Matt se ríe. Escucha al cantante cantar sobre Michelle Pfeiffer y Kirsten se ríe junto con él. Kirsten se presenta y le dice que le invita un trago. Matt le dice que sí.

Kirsten McDuffie. Hija de un reconocido abogado y una filósofa y escritora anti-sistema. Le gustan las baladas lentas, el vino barato que sabe demasiado a uva y los musicales.

Kirsten le invita a Matt una cerveza que se convierte en unas diez cervezas. Al principio, hablaban de cómo Matt estaba después de la caída y al final, como a las tres de la mañana, están hablando de cómo Matt no tiene idea de qué está haciendo con su vida y de cómo Kirsten se siente presionada para llenar las grandes expectativas de sus padres. Se terminan yendo del bar a las cuatro de la mañana, las amigas de Kirsten llevándosela y Foggy y Karen llevándoselo a él.

Kirsten le da su número de celular por si algún día quiere volver a hablar con ella. Matt la llama a la semana, después de que Foggy le insiste constantemente que debe hacerlo.

Señor Murdock —saluda ella cuando apenas atiende la llamada y él dice quien es. Matt puede oírla sonreír, si eso es siquiera posible—, pensé que nunca oiría su voz de nuevo.

***

A finales de octubre, Lisa se corta el cabello como Marilyn Monroe y se lo tiñe de un rojo escarlata, Frankie comienza a ver divisiones en la escuela y Frank empieza a ser un adulto responsable como antes. Hasta se corta la barba.

El gimnasio donde empezó a trabajar es moderno y lleno de máquinas de ejercicio que definitivamente no estaban en el viejo y retro gimnasio de Jack Murdock. Frank enseña a niños y jóvenes boxeo y empieza a tomarle cariño a estar en el lugar. Es raro vivir una vida que no sea en un cuadrilátero, recibiendo golpes, aguantando el sentimiento de ansiedad creciéndole en el estómago, oyendo gritos. Lo extraña, pero su vida empieza a ser más calmada, y sencilla, y amable. No el remolino de emociones que solía ser y Frank... tal vez esté encantado con el cambio.

No solo tiene más tiempo para estar con su familia, sino que mucho más para dedicarse a otras causas que puedan importarle. Lisa había comentado adoptar un perro en algún momento y había llevado varias macetas con flores que Frank había colocado en el balcón del departamento y normalmente recuerda regarlas y cuidar de ellas. Wanda está presente, casi todo el tiempo, y su presencia también es más que agradable. Frank siente que se volvería loco si Wanda no apretara su hombro con cuidado cada vez que lo ve, como diciéndole que puede con esto.

La cosa es que, aunque Frank está bien con el hecho de tener una vida tranquila y relajada y cuidar flores, extraña a Matt. A cada momento. Lisa le había dicho que respetara el acuerdo de tomarse un tiempo y alejarse y pensar las cosas. Y Frank estaba bien haciendo eso. Por un tiempo... Ahora empieza a ser algo extraño no oír su voz desde hace semanas.

Le comenta eso a Wanda, en algún momento. Cuando es martes y empieza a hacer frío y ella está comiendo Doritos mientras Lisa y Frankie están en la cocina, cortando vegetales para alguna de las miles recetas creativas y sin nada de carne que a Lisa le gusta practicar.

Wanda le da una de esas miradas suaves que hacen a Frank sentirse como un niño después de que se lo dice. Ella se acomoda mejor en el sofá y sigue mirando a Frank con cuidado mientras comienza a hablar: —Bueno... Ha pasado un poco más de un mes. Podrías tratar de hablar con él, saber cómo está, si todo está bien. Eso no tiene nada de malo.

—No quiero que sienta que estoy presionándolo o algo así.

—No lo hagas sentir que lo estás presionando, entonces. —Wanda le sonríe, como si fuera tan fácil.— Estuvieron juntos mucho tiempo, sé que debe ser difícil para ti acostumbrarte a esta vida sin él. Especialmente cuando... María tampoco está aquí. Es difícil estar sin las personas que amas por tanto tiempo.

La sonrisa de Wanda se vuelve triste, pero ella no deja que Frank tenga tiempo de ponerse a pensar demasiado y ponerse triste. Frank trata de no pensar en María tampoco, aunque es completamente imposible cuando todo en este lugar huele a ella y le recuerda a ella. María era especial, personas como ella dejan una marca en ti.

Frank le escribe a Matt solo semanas después, cuando son las cuatro de la madrugada y Wanda no está cerca para evitar que piense las cosas demasiado.

***

Matt empieza a pasar tanto tiempo con Kirsten que Foggy piensa que ella es una especie de despecho. No es así, al menos no después de un tiempo.

Kirsten es la única persona que no hace a Matt recordar a Frank porque no hay manera de conectarla con los sucesos de un año que ha sido desastroso y lleno de sucesos inesperados. Kirsten es una bocanada de aire fresco después de todo lo que ha pasado. Matt piensa en lo fácil que sería enamorarse de ella en otro momento, en otras circunstancias.

Pero no lo es ahora. Porque Matt piensa en Frank todo el tiempo y en como las cosas solían ser y en como desearía que fueran como antes. Y en como él necesita espacio, y Frank necesita espacio pero al mismo tiempo, como la idea de ellos dos separados no termina de ser correcta.

—Él se escucha como un buen tipo. —dice Kirsten, en algún momento en noviembre. Su voz se escucha algo triste, como si Matt pudiera transmitirle ese sentimiento de tristeza. Matt tiene ese efecto en la gente últimamente— Deberías hablar con él. Sé que se están tomando un tiempo y todo eso pero... Tal vez sería bueno dejar en claro que aún estás ahí, como un amigo, o algo así.

Lo cosa es que, Frank se le adelanta. Matt escucha el mensaje de voz en una cafetería cerca de la universidad, mientras Foggy está ordenando y Karen está leyendo un libro en silencio. Matt no puede ni creerlo cuando lo escucha hablar al comienzo, su voz está ronca y algo insegura, como las primeras veces que llegaron a hablar, en conversaciones en autos y cuadriláteros de boxeo.

"Hey. ¡Hola! Oh, en serio no puedo creer que esté haciendo esto, Wanda dijo que- Bueno, eso no importa. Hola, ¿qué tal todo? Espero que bien. En realidad no sé a qué quiero llegar con este mensaje, creo que lo que menos quiero hacer es presionarte o hacerte sentir- no lo sé. Soy muy malo en esto. Solo quiero saber que estás bien, es como una especie de necesidad mía el estar seguro de que estás bien; probablemente es algo molesto ya. Solo quiero que sepas que... Te extraño. Mucho. Casi todo el tiempo. Y también que tenías razón, siento que alejarnos fue necesario. Estoy en un mejor lugar ahora... me gusta pensar. Me gustar creer que puedo ser un mejor hombre para ti ahora. Y- Sí, creo que eso es todo. (risa nerviosa) Te deseo lo mejor, especialmente deseo que esto no sea el fin. Te amo- ¿Debería decir eso? Bueno, ya lo dije. Adiós."

Matt escucha el mensaje de voz como cinco veces más. Después le cuenta a Karen (quien casi llora con él), y a Foggy (que lo mira fijamente por un momento y le pregunta si está bien). En la noche, le dice a Kirsten, la cual fuma de un cigarro desesperadamente en una de las ventanas del apartamento de Matt y chilla como una niñita.

—Oh, dios. —dice ella, su voz algo aguda.— Eso es muy- Me voy a poner a llorar.

—Imagínate como estoy yo.

—Este hombre está enamorado de ti. Como un loco. Dios, Matt-

—Lo sé, lo sé-

—Tú también estás loco por él. Crees que eres bueno ocultándolo, pero definitivamente no.

Matt sabe que no. Frank es su talón de Aquiles, el hombre por el que arriesgó tantas cosas y deseo aún más. Piensa en todo el espacio que se prolongó entre ellos por tanto tiempo incluso cuando aún estaban juntos, en las noches preguntándose si su relación estaba verdaderamente yendo a algún lado. Matt puede sentir que justo ahora, si podrían llegar a algún lado.

Matt responde solo unos días después, luchando con un nudo en su garganta y con las ganas de gritar que lo extraña y que lo quiere y que no hay nada que desea más que estar a su lado.

"Hey, tú. En serio lamento estar respondiendo tanto tiempo después. (risa nerviosa, momento prolongado de silencio) Es que... Soy incluso peor en esto que tú. Me gusta saber que estás bien, yo también he desarrollado una necesidad bastante loca en asegurarme de que estés bien. Todo esto es por tu bien, porque me preocupo por ti demasiado. Me gusta saber que haberme alejado sirvió de algo, por mucho tiempo me sentí inútil por no poder ayudarte más. Yo también estoy bien... algo así. Foggy y Karen son un buen apoyo. La universidad es una locura. ¿Puedes creer qué lloré viendo Rocky? Debes estar muy disgustado de haberte perdido algo así. (risa alegre) Normalmente eso es todo lo que hago. Estudiar, preocuparme demasiado, llorar. Pensar mucho en ti. (silencio prolongado. Largo y profundo suspiro.) Yo también te extraño. Y también te amo. Estoy feliz de que lo hayas dicho, necesitaba oírlo. También quiero que sepas que no importa si eres el mejor hombre, te querría como un loco aunque fueras el peor; eso es lo que hago mejor. Solamente me importa saber que estás en un lugar mejor, más estable, incluso si eso no me incluye a mí. Yo... Sí, bueno, eso es todo. Buenas noches."

***

Frank no responde el mensaje de voz. Sin embargo, lo escucha un montón de veces. Lo escucha cuando los días en el trabajo son demasiado lentos o demasiado agitados, cuando las noches en casa son muy silenciosas y lo hacen pensar demasiado, cuando se siente solo y acabado. Matt lo ama, lo cual no es nuevo, pero siempre es bueno oír. Incluso cuando es la peor versión de sí mismo.

Ese mensaje de voz le recuerda que no todo ha terminado. Que alguien lo ama allá fuera.

***

No vuelven a tenerse el uno en frente del otro hasta que llega diciembre. Hasta que llegan luces de LED de colores, todos los lugares huelen a galletas de navidad, gente canta villancicos por doquier. Matt piensa en su vida hace un año, cuando todo parecía estar bien y en como todo cambia repentinamente de un momento a otro. Frank piensa mucho en María, en Matt, pasa mucho tiempo con sus hijos.

Wanda llega un día a casa con una sonrisa nerviosa en sus labios y con su mano sobre su vientre algo abultado. Frank había pensado hace meses que estaba engordando, Wanda se había reído de él y le había dicho que estaba embaraza. Lo cual era una locura. Frank la había abrazado con tanta fuerza que ella se había reído mientras se quejaba de su fuerza. Ahora tiene como dos meses de embarazo y está en la cocina de Frank, mirándolo con grandes ojos y una sonrisa algo torcida que se ve un poco extraña en ella.

— ¿Qué pasa?

—Es que... —Ella suspira con suavidad— Jack me dijo que te invitara al gimnasio, es que va a haber un evento de caridad en estos días y quiere que estés ahí. Eres su amigo, después de todo. Así que... No sé, deberías ir.

—Sí... Claro que iré. —Frank sigue mirando a Wanda— ¿Crees qué él-?

—No lo sé. —Lo interrumpe ella, como si estuviese esperando esa pregunta— En realidad no tengo idea de si estará ahí. Pero... tal vez. —Frank asiente con lentitud.

El evento es unos días antes de navidad. Lisa aún tiene el cabello corto y aún más rojo que antes y está usando un vestido color crema que Frank está seguro era de María. Frankie está tomando la mano de Wanda, mientras ella escucha atentamente la historia que le está contando.

Lisa se burla de él por estar nervioso y arreglar su camisa cada cinco minutos. —Pareces un adolescente. —murmura ella, riéndose. Wanda se ríe con ella, para después darle a Frank una pequeña sonrisa que hace todo increíblemente peor.

Frank siente sus palmas sudar y su corazón latir con fuerza. Se encuentra con Jack unos pocos minutos después, que lo abraza con fuerza, se queja de que tiene meses sin saber de él, le habla demasiado rápido sobre demasiados temas que dejan a Frank un poco mareado, pero comienza a relajarse mientras más avanza la conversación, olvidándose por unos cuantos minutos de por qué estaba tan nervioso cuando llegó.

Hasta que ve, a lo lejos, a una chica alta y de piel morena y cabello rizado riéndose como una loca, al lado de Karen (la cual parece estar teniendo un ataque de risa igual que ella), Foggy (el cual parece ser el responsable de las risas de ambas) y, justo al lado de él, está Matt (que niega la cabeza de un lado al otro y trata de no reírse de lo que sea que esté diciendo Foggy). Frank siente que todo le da vueltas alrededor.

***

Kirsten es la que se da cuenta. Después de reírse sin control por un montón de tiempo de los chistes ridículos que Foggy dice por toda la noche. Agarra su brazo con fuerza y se recuesta con poca delicadeza en contra de él, sus labios acercándose a su oreja y su voz oyéndose demasiado fuerte cuando dice: — ¿El tipo qué está allá es Frank? Oh, Dios, cierto, no pues verlo-

— ¿¡Ese es Frank!? —exclama Karen, casi al mismo momento, interrumpiendo su propia risa y oyéndose tan alterada y ansiosa como Kirsten.

—Oh, sí, es Frank. —dice Foggy, también, probablemente volteándose a ver con muy poco disimulo.

—Es muy guapo, Matt. Dios. —murmura Kirsten, aún demasiado cerca de su oreja.

— ¡Se quitó la barba! Se ve tan bien sin barba.

—Me gusta más con barba. —dice Foggy, murmurando, ganándose una sonrisa graciosa de Karen.

Matt les dice a todos que se callen, mientras siente que el corazón le está subiendo a la garganta. Está tan nervioso y, sinceramente, el escándalo que todos sus amigos están haciendo solamente hace la situación peor de lo que ya es. Matt respira con profundidad. Puede sentir los ojos de sus amigos sobre él, mirándole con expectación y con ganas de que haga o diga algo, pero Matt está como piedra, al frente de ellos, tratando de entender todo lo que está pasando.

Piensa en el mensaje de voz que dejó hace semanas atrás, en el que Frank le dejó a él, en las esperanzas renacidas, en los deseos de moverse y besarlo y decirle que lo extraña, que lo necesita y que es todo lo que quiere. Pero Matt no hace nada.

Sabe que algo está pasando cuando Kirsten deja de sostener su brazo y empieza a reírse nerviosamente. Matt sabe que algo está pasando cuando puede sentir una mano sobre su hombro, delicada y amable al tacto colocándose en su hombro. Huele el perfume a flores y, también, aquel olor masculino que reconocería en todo lados.

—Hola, Matt. —Saluda Wanda, con calma, su voz oyéndose aterciopelada y feliz. Matt siente que puede respirar por al menos una fracción de segundo. — ¿Cómo estás? Te ves muy bien esta noche.

Wanda lo abraza con delicadeza y Matt siente el comienzo del fin llegar, cuando escucha la voz de Frank saludando con alegría (y algo de ansiedad. Le alivia saber que no es el único entrando en pánico) a Karen y Foggy, para después presentarse con Kirsten. Cuando Wanda lo suelta y comienza a saludar a los demás, Matt siente un par de ojos sobre él y hay una sonrisa nerviosa comenzando a aparecer en sus labios.

—Hola, Matt. —dice Frank. Y su voz es ronca y serena, pero también alegre y algo nerviosa. Matt puede oír como sonríe mientras le habla. Puede oler su colonia desde donde está. Mataría por verlo, por ver como las luces de LED pintan su rostro de todos los colores y como sus ojos brillan.

—Hola, Frank.

***

Las manos de Frank están temblando. No sabe si debe acercarse y abrazarlo, o simplemente darle la mano, o simplemente no hacer nada. Es como un especie de cortocircuito. Wanda está hablando con la chica morena (¿Kristen, se llamaba?) sobre como esta es la noche más fría del invierno y puede sentir como Karen y Foggy conversan entre ellos (y miran "disimuladamente" hacia donde Matt y él están). Frank puede oír todo a su alrededor y ver a todos moverse y hablar, pero lo único para lo que tiene cabeza justo ahora es Matt. Siempre Matt. Ha sido así desde hace tanto tiempo que ya Frank no sabe cómo su vida pudo llegar a esto.

—Karen dice que ya no tienes tu barba. —El comentario de Matt casi lo hace brincar sobre sus pies por la sorpresa. Pero logra no ser tan patético como para no hacerlo.

—Oh, sí. En octubre.

—En serio me gustaba tu barba.

—Puedo dejarla crecer otra vez.

Matt sonríe, con timidez, sus mejillas se sonrojan un poco. Frank siente su corazón brincar dentro de su pecho.

—No tienes que hacer eso por mí.

Y Frank, aunque sea arriesgado decirlo, murmura: —Haría muchas cosas por ti.

Obtiene la reacción que desea, gracias a Dios, que es a Matt sonriendo con tanta dulzura y timidez. Frank vuelve a sentirlo, su corazón latiendo tan rápido que siente que se saldrá en cualquier momento.

***

Frank y Matt se pierden del alcance del otro toda la noche, pero vuelven a encontrarse en algún momento como el cliché viviente que son. A veces es Matt quien encuentra a Frank, en algún lado de la mesa de bocadillos, hablando sobre Rocky o alguna película de boxeo que lo ha hecho llorar. A veces es Frank quien encuentra a Matt, metiéndose en alguna conversación sin ser llamado, hablando sobre su trabajo, la vida o sus hijos. A veces se encuentran juntos en alguna parte del camino, como si de magnetismo se tratara, como si estuvieran destinados.

No es cuando se está acabando la noche y está comenzando la madrugada que Matt se siente en alguna parte alejada de todo el mundo que Frank lo sigue y se sienta a su lado.

—Hagamos algo. —dice Frank, su voz oyéndose por encima de la música navideña que suena en todo el lugar.

— ¿Cómo qué?

—No he sabido nada de ti todo estos últimos meses, tenemos que ponernos al día.

—Bueno, pregúntame lo que quieras.

— ¿Así de fácil? No, hagámoslo más interesante. —Frank parece pensar por una brevedad de minutos. Hasta que dice:— Ya vuelvo. —Y desaparece por un corto período de tiempo.

Cuando él vuelve, coloca un vaso de plástico en su mano. Cuando Matt puede sentir como cae líquido dentro del vaso, sonríe con diversión y si es posible, puede sentir como Frank está haciendo una mueca atrevida y arrogante. Matt huele lo que hay en el vaso (que es probablemente whiskey) mientras Frank comienza a hablar.

—Te hago una pregunta, yo bebo. Me haces una, yo lo hago.

—Esto es tan cliché, Frank, por Dios. ¿Cuántos años tienes?

—Vamos, vamos, será divertido.

—Bien. ¿Cómo empezamos?

—Esa es una pregunta, bebe.

—Dios.

Cuando las preguntas verdaderamente comienzan a salir, Matt se encuentra a sí mismo sonriendo de vergüenza, amor y diversión, algo que sentía que no hacía desde hace tanto tiempo. Frank vibra por la risa a su lado. Matt confirma como unas cien veces esa noche que este es el hombre que ama.

***

— ¿Qué tal la universidad?

—Horrible. ¿Qué tal el trabajo?

—Peor que la universidad, me atrevo a decir. ¿Estás emocionado por terminar?

—No puedo esperar a terminar. ¿Les das clases a niños, verdad?

—Así es. Son los mejores alumnos. ¿Qué tal la chica con la qué estabas?

— ¿Kirsten?

—Sí, ella. ¿Acaso-?

— ¡No! Definitivamente no. Pudo haberlo pero... no. Solo somos amigos. ¿Qué tal tú? ¿Hay alguien especial por ahí?

—Sí que lo hay.

—Que fortuna para ellos, entonces.

—Yo soy él que tiene suerte.

Matt sonríe con tantas ganas que las mejillas le duelen después de hacerlo. Puedo sentir la mirada de Frank sobre él, puedo hasta imaginarlo sonriendo. Matt respira con lentitud y después acerca el vaso de cerveza a sus labios y bebe hasta el fondo, pero después decir, su voz oyéndose menos ansiosa de como Matt se siente por dentro: — ¿Quieres ir arriba?

Arriba. Donde Matt solía vivir con su padre hace menos de un año. La habitación en la que creció. La propuesta es algo fuera de lugar y completamente bochornosa pero cualquier otro momento, pero Matt tiende su mano hacia Frank. Siente que puede respirar una vez más cuando la mano de Frank está sobre la suya.

***

Las sábanas de la cama están cubiertas de algo de polvo y Frank puede ver como la habitación está algo vacía. Hay una librería vacía llena de polvo por donde Frank traza sus dedos con cuidado mientras Matt se recuesta en la cama, tirando sus lentes por algún lado, la cama sonando un poco por la fuerza con la que se deja caer. Frank no tarda en acompañarlo.

—Woah. —dice Frank, a falta de otra cosa que poder decir.

—No vamos a hacerlo en mi habitación de cuando era niño, por cierto. Eso son límites que no estoy dispuesto a cruzar.

Frank se ríe, sus sentidos algo distorsionados por el alcohol en su sistema y por lo tonto que estar cerca de Matt suele dejarlo en ocasiones.

—Demonios, en serio subí aquí engañado.

Matt sonríe, para después hacerse un espacio sobre el pecho de Frank y respirar con tranquilidad contra él, sus manos temblando un poco y su corazón latiendo con fuerza. Frank no sabe si eso lo causa el alcohol o lo causa a él. Hay un poco de esperanza de que lo haga él.

Hay silencio por demasiado tiempo. Ninguno de los dos dice nada. Abajo se escucha un piano por alguna canción lenta y armoniosa, Frank mira como las luces de decoración de las casas y apartamentos afuera se cuelan por la ventana y pintan el rostro de Matt de colores verdes y rojos.

—Nunca contestaste mi mensaje de voz. —dice Matt, en un murmullo tan bajo que Frank a penas y logra escuchar.

—No. No sabía cómo responder y no ser un completo egoísta que te arrastrara de vuelta a mí. Pero lo escuché todos los días. Extrañaba tu voz.

—Yo también extrañaba la tuya. Extrañaba todo de ti, de hecho. Tu cabello, tu risa, tus manos, tu nariz que está destruida en mil pedazos. —Matt se ríe con delicadeza contra él— Te extrañaba tanto, yo-

—Ya estoy aquí.

—Lamento tanto haberte pedido que te alejaras, fui tan cruel-

—No. Tomaste la decisión correcta. Yo... No estaba en el mejor lugar. Necesitaba espacio. Tú también. Estoy aquí ahora.

—No te vayas otra vez.

Matt abraza con más fuerza de él. Frank lo sostiene entre sus brazos.

***

Cuando Frank despierta, todo está en silencio. No hay más luces de LED de colores, ni música alegra y nostálgica. Matt tampoco está a su lado. Hay demasiados mensajes en su celular. La mayoría son de Wanda, otros de Lisa, alguno hasta de Jack. No lee ninguno de ellos. La cabeza le duele y la boca le sabe amargo.

Cuando Matt aparece, Frank está luchando por encontrar sus zapatos debajo de la cama. Matt se ve mucho mejor que él, y Frank desea por un largo momento ser así de joven y superar las resacas con tanta facilidad.

—Buenos días. —sonríe Matt, y aunque todo le esté dando vueltas, Frank se siente con las suficientes fuerzas como para encontrar su zapato izquierdo.

—Buenos días.

—Mi papá está dormido y pasando una resaca horrible, también. Pensé que podríamos ir a comprar algo. Podemos ir a donde trabaja Mary Jane, oírla hablar de su carrera de actriz fallida y todo eso. —Matt se escucha nervioso, como si existiera la posibilidad de que Frank le dijera que no.

— ¿Estás seguro de eso? No quiero hacerte sentir presionado o-

—No seas tonto. —Matt sonríe— Vamos a tomar algo de café.

Frank lo mira. Piensa en la noche de anoche, en los últimos meses, semanas, días, en todo el tiempo perdido.  Mira a Matt. Cabello rojo, un suéter negro desgastado y ojos perdidos y sin visión. Su mano estirada hacia Frank con esperanza. Frank piensa en como sostener esa mano le cambió la vida.

Frank sonríe hasta que siente que podría llorar, para después tomar de su mano.

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