| Capítulo Único |

Las bodas en Bestia suelen ser algo bulliciosas y demasiado coloridas, tal vez se puede deber a que la mayoría de las personas por ser comerciantes se conocen entre sí y esas personas conocen a otras así que las bodas suelen estar siempre llena de personas demasiado cercanas a la pareja y algunas personas que van a presentarles buenos deseos para la vida juntos que inician.

Es como "todos conocen a todos" pues sus comunidades son pequeñas, excepto por la capital de Bestia, esa debe de decir que es la más grande aunque eso es bastante obvio, no por nada es la capital y en donde se encuentra el castillo real, donde el rey suele pasar algunos días, no todos los día porque siempre está de aquí para allá haciendo acuerdos de comercio o simplemente yendo a visitar rápidamente las estrellas, le gusta bastante conocer.

Y eso es una de las cosas que Coda ama.

- ¿Me veré ridículo?- suelta la pregunta al aire con una mueca en los labios y el ceño fruncido deseando que alguien le estuviera acompañando en aquel momento y le respondiera, se observa en el espejo de cuerpo completo que se encuentra en su habitación, la cual pronto ya no lo será más.

Da una vuelta, aunque sabe que no se podrá bien la parte trasera del traje, que a su parecer le han hecho más hanfu, y aunque el color no cambia de la ropa de color rojo que siempre suele llevar si la puede ver un poco más brillosa y elegante con toques dorados, Fang había hecho todo lo que le había pedido que no hiciera. La intención de Coda no era llamar la atención en el día de su boda, por ridículo que sonara, le parecía algo incómodo de pensar... más cuando tiene el lugar de la novia. No deseaba que las miradas de las personas presentes se fijaran en él, si su aun prometido se llevaba la atención estaría encantado... era algo imposible de pensar.

¿Qué novia no llama la atención?

Levanta las mangas prestando atención a todos los pequeños detalles que tiene la tela dibujados, la cual la hacen ver más majestuosa es increíble como teniendo tanto encima no se ve demasiado saturado, definitivamente la confeccionista se había esmerado para que diera este resultado.

Su vista vaga por todo los lugares que puede ver, esperando no haberse puesto nada mal, los únicos peros que encuentra en esos minutos que aún tiene de libertad antes que vengan por él es su cabello y sus orejas, al ser su boda y claramente tener su protocolo no podía llevar su típica boina en la cabeza que cubriera lo que siempre le había resultado problemático.

Tal vez si se hubiera puesto algún tocado...

¡Ah, claro!

Casi se le olvida aquel delicado trozo de tela con el que debe cubrir su rostro, lo busca entre todo el alboroto que tiene en su cama llevándolo al tocador para colocarlo y aunque no es de mucha ayuda pues es una tela más bien transparente puede ayudarle a sentir más seguridad al momento de estar rodeado de tantas personas que le parecen desconocidas o ajenas.

Algo es algo.

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Se encuentra nervioso, no tiene que pensar mucho por qué no puede dejar de jugar con sus manos o porque perece que necesita estar aferrado a un trozo de tela de su ropa para poder controlarlas, o que parece que está buscando algo con la mirada cada segundo que pasa. Es tonto que se comporte de aquella forma y más siendo que varias personas, tanto habitantes de Bestia e invitados de otras estrellas, entre ellos los reyes y sus acompañantes de siempre, definitivamente la atención no es lo suyo.

Reciben las felicitaciones y bendiciones de todos con una sonrisa en el rostro, no sabe si es por los nervios que aún conserva o porque realmente en la cabeza no le entra hacer malas caras o molestarse cuando el ayudante y guardaespaldas del rey de Lama, Erin hace algunos comentarios sobre la noche de bodas, provocando que Orion le dé un golpe en la cabeza y Fang se ría ante la situación, Coda solo es un tomate bajo aquel velo rojo.

-Mi rey es demasiado cruel por un pequeño comentario- el joven asesino se queja de manera dramática mientras se soba la parte golpeada.

-Te lo mereces por impertinente- es lo último que agrega el rey de potencia militar antes de disculparse y dejarles para que sigan saludando a los invitados.

Coda suspira sintiendo la mirada de su rey, ya hora esposo sobre él, sin embargo no voltea a verle todo lo contrario, sigue saludando a la distancia a su gran amigo Hope, ver la sonrisa del rey de Eterno por alguna razón le hace sentir que no está completamente rodeado de gente desconocida.

Recibe un suave apretón en la mano que sujeta el más alto.

- ¿Podrías darme el primer beso de esposos?- pregunta Fang, con una sonrisa en los labios, tomándole de la cintura con una mano y acercándose bastante a su rostro. Coda aprieta los labios ¿Acaso quería que muriera ahí? -Podría ayudar con los nervios.

El bestiano más joven parpadea varias veces. - ¿Eso cómo podría ayudar?- cuestiona enarcando las cejas.

Fang medita por varios segundos pero sin apartarse o soltar el agarre en lo mínimo. - ¡Ah ya!- exclama como si hubiera encontrado la solución de algo que busco por años cuando solo estaba buscando la manera de darle más seguridad.

¿Si pregunta haría daño?

A veces pregúntale por su expresión no salía muy bien, claro que el resultado lo disfrutaba pero siempre era algo que le ponía como tomate o le dejaba trabado por minutos.

Los labios se separan, temblando, decidiendo si pregunta o no. Y antes de que pueda soltar aunque sea un sonido los labios de Fang presionan de manera sutil sobre su frente (maldice la tela que le impide disfrutar por completo el contacto), el contacto dura unos pocos segundos pero son suficientes para trasmitirle todo el cariño que este le tiene, sintiendo como su corazón se calienta por la acción.

Esta vez sus labios se aprietan por la sonrisa que trata de controlar pero es algo imposible cuando hasta sus ojos brillan. -Gracias...

- ¿Menos nervioso?

Asiente, Fang siempre conseguía que se sintiera más seguro.

- ¿N... no me veo ridículo?

Suelta su agarre. Desviando la mirada y llevando una de sus manos a su mentón, divertido. -Creo que eres lo más hermoso en todo el salón.

Tonto.

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