[ 05 ]
—Por fin, ¡creo que ya la encontré, Dazai!
—¿Tu dignidad?
El castaño esquivó una patada proveniente del pelirrojo agachándose hasta que sus rodillas tocaran el piso, de paso, aprovechó la posición y rebusco dentro de los cajones del escritorio, dándose cuenta al tantear con su mano los bordes de la madera de uno de ellos de que tenia un fondo falso. Con poca fuerza fue capaz de quitarlo, llamando a su compañero con un gesto simple de su mano desocupada para que también observara lo que realmente se encontraba dentro del cajón.
Nakahara dejó a un lado su misión de buscar entre los estantes y se acerco a Dazai, flexionando un poco sus piernas sin llegar a agacharse del todo. Ambos pudieron apreciar con cierta esperanza dos hojas de papel perfectamente acomodadas una encima de la otra, llamándoles la atención el sello del gobierno al final junto con dos firmas. Osamu tomó entre sus manos lo que parecía ser los permisos y los leyó de forma rápida junto con Chuuya, que para sus suertes, efectivamente eran los dos papeles que buscaban. Otra explosión resonó en sus oídos, pero escuchándose mucho más cercana.
Se levantaron para al fin salir de ese cuarto, Dazai llevando consigo ambos papeles y Nakahara al frente, expectante de cualquier posible ataque. Al pasar por la recepción del casino se encontraron con las llamas consumiéndola poco a poco, las personas al parecer ya habían evacuado de ese lugar puesto que los juegos se encontraban completamente solos. Una sola patada por parte del pelirrojo hacia la puerta bastó para poder derrumbarla, con prisa siguieron caminando con prisa para llegar al exterior, lo más seguro en estos momentos sería escabullirse por algún callejón hasta llegar a la base de la Port Mafia y partir de ahí terminar con la misión.
Y eso fue lo que hicieron, trataron de camuflarse entre la multitud de gente conmocionada para llegar lo mas rápido posible al callejón más cercano.
Una vez dentro del pasadizo y de haber doblado una esquina, se permitieron suspirar con una sensación de alivio. Chuuya apoyó su espalda en la pared de ladrillo y, llevando una mano hacia su cabeza, prácticamente destrozó el peinado que Kouyou le había hecho con anterioridad para dejar su pelirroja cabellera suelta como tenía acostumbrado, la presión en su cabeza por los ganchos para cabello y demás le comenzaban a dar punzadas. No entendía cómo su mayor aguantaba estar todo el día con esas cosas puestas, para él eran un total fastidio.
Dazai se veía muy concentrado en leer los papeles y fijarse en los más mínimos detalles, tanto así que se sentó tranquilamente en el suelo para revisarlos. El pelirrojo se mostró curioso ante la expresión sorprendida que el castaño acababa de poner, por lo que se acerco a su viejo compañero con intenciones de preguntarle qué era lo que le asombraba tanto, aunque eso no fue necesario, puesto que Dazai hablo primero.
—Somos unos totales ingenuos.
—¿Ha? Lo dirás por ti, porque yo-
—Habían modificado la copia que nos entregaron de los permisos, aquí pone cosas bastante resaltantes las cuales no estaban en los otros. Mira.
Osamu le acerco los papeles al contrario, Chuuya prácticamente se los arrebato de las manos para comenzar a leerlos, frunciendo el ceño al llegar a cierta parte del escrito.
— Esto... Nos tomaron el pelo, todo esto fue en vano —su rabia y cólera fue demostrada cuando arrugo la hoja hasta volverla una pelota, lanzandola hacia un lado con fuerza—. ¿Que ellos tomarán el lugar de la Port Mafia? ¿Hundirán a la agencia en caso de que ustedes cometan un delito? ¡A la mierda!
—Estamos rodeados, hasta burlaron la Ultra Deducción de Ranpo-san.
—Exacto, están rodeados.
Una tercera voz se les unió, provocando que ambos se pusieran a la defensiva. Voltearon con una sincronización perfecta para confirmar al dueño de esa voz con sus propios, que lamentablemente, resulto ser un ya conocido ruso de ojos violetas.
—Ahora el gobierno anda detrás de la agencia y la mafia; incendiaron un casino con personas dentro y posteriormente robaron unos papeles que eran legales. No debería estar aquí pero, Sigma me pidio especialmente que viera si su plan había funcionado... Al parecer fue así.
—El gobierno también está detrás de ti, te hundirás en la cárcel —explico el pelirrojo.
—Estaba, querrás decir —corrigió con una sonrisa burlona, cosa que hizo enfurecer más -si es que es posible a estas alturas- a Chuuya—. Gobierno es gobierno, se corrompe rápido por el deseo y ambición de seguir en trono. No fue difícil sobornarlos.
—¡La agencia y la mafia vendrán en un santiamén hasta ac-
—Rompimos toda conexión, por si no te has dado cuenta, hay un apagón eléctrico en toda la ciudad el cual durara unos diez minutos, tiempo suficiente para detenerlos.
Dazai observo como un aura rojiza rodeaba a Chuuya, había activado su habilidad.
Oh, no.
—¿En serio? ¿Crees si quiera que podrás ponerme un dedo encima?
—Chuuya, este ruso es peligroso, no sabemos con exactitud lo que hace su habilidad, pero si sé que con solo tocarte podría mandarte al más allá.
—¡He peleado con tipos más fuertes y lo sabes, soy capaz de matarlo aquí mismo!
Con la nueva discusión, Nakahara había desactivado su habilidad. El castaño ya había pensado una ruta de escape, pero con el temperamento de su ex compañero dudaba bastante poder hablarlo con calma y sobre todo, en voz baja.
Mientras el pelirrojo solo gritaba con todas sus fuerzas las ganas que tenía de cortarle la cabeza a Fyodor, Dazai fue consciente que el extranjero había suspirado con aparente fastidio, procediendo a realizar un corto ademan con mano. Ese pequeño gesto fue suficiente para hacerlo mirar en todas las direcciones, encontrando a un francotirador en la cima de un edificio cercano.
—¡Chuuya!
El nombrado se quejó al ser empujado por Dazai, pudiendo mantener el equilibrio en el instante cuando volvió a activar su habilidad, pero el sonido de un disparo resonó en sus oídos para después ser recibido por el hombro del castaño, provocando que ahora este se quejara.
—Pero qué... —murmuro Chuuya. El suicida había tambaleado por un momento seguido de haber puesto su mano sobre la herida—. ¡¿Acaso eres estúpido?!
No dudó en sostener al mas alto, aprovechando para ver la zona afectada la cual había teñido la ropa negra en sangre, viendoce más como un tono marrón oscuro.
—¿Y donde está mi "Gracias por salvarnos la vida"? El francotirador apuntaba a tu cabeza, y si tu de casualidad lleguases a faltar, estoy seguro de que la mafia no me lo perdonaría —lo escucho reír débilmente, seguía manteniendo una sonrisa. Dazai hablo en un tono bajo—. Esta es la estrategia, así que escucha... ¿Eh? ¿Chuuya?
El pelirrojo soltó al contrario haciendo que este volviera a tambalear, aun así el castaño logro mantenerse de pie. Osamu observó como su ex compañero daba unos cuantos pasos hasta adelante, encarando al ruso, quien solo me mantenía expectante.
—Oh, otorgantes de la desgracia oscura... No me despierten nuevamente.
Dazai expandió sus orbes a más no poder, eso definitivamente no era parte de su plan. Intento acercarse para detener al pelirrojo a la par que fruncía su ceño, sin embargo un fuerte golpe en su cabeza le hizo cerrar los ojos y caer completamente desmayado. A estas alturas sí que se arrepentía de no tener una buena condición física.
[...]
Apenas el suicida fue consciente nuevamente, el olor a polvo y unas estruendosas risas lejanas lo recibieron de lleno, dichas risas se hacían cada vez mas claras. Con cansancio abrió sus parpados y trató de levantarse con ayuda de sus manos, el dolor en su hombro fue un impedimento al igual que la pérdida de sangre, no sabía cuanto más podría aguantar.
Levantó la mirada y se encontró con la fuente de esas carcajadas, importándole poco y dejando en un segundo plano las paredes destrozadas del callejón hasta la calle para correr en dirección hacia esa silueta, la cual caminaba arrastrando sus pies por el suelo y mandaba ataques hechos por gravitones a los lados. Dazai extendió su brazo sano para poder alcanzar la espalda del pelirrojo, activando su habilidad anuladora sobre él.
—Ya es suficiente, Chuuya...
El nombrado dejo de carcajearse, solo jadeo para luego caer inconsciente contra el suelo de la carretera. Dazai también cayo, pero de rodillas y volviendo a posicionar su mano sobre su hombro lastimado, su vista comenzaba a nublarse y se sentía terriblemente mareado. A su alrededor estaban los cadáveres de policías y posiblemente de trabajadores del ruso, que por cierto, por mas imposible que suene, el cuerpo sin vida de Dostoyevsky reposaba de cara contra el piso, pero el castaño no se hizo ilusiones y ni se molesto en comprobar si realmente se trataba del ruso.
—Puede que realmente lo haya matado... Despierta, hay que reencontrarse con los demás.
No hubo respuesta, de hecho, Nakahara solía permanecer consciente unos momentos para después caer como tronco y dormir, pero al parecer este no fue el caso. Extrañado, con su extremidad sacudió un poco el cuerpo del pelirrojo, sin obtener nuevamente alguna respuesta y con su extremidad sana tomo de los hombros a su ex compañero para acomodar su espalda y cabeza en sus piernas, a manera de almohada como para que Nakahara reposara.
—¿Chuuya...? —un pensamiento que hasta para él era ilógico cruzó su cabeza, asustándose seguido de inclinar su cuerpo y acercar una de sus orejas al lado izquierdo del pecho del pelirrojo, tranquilizándose cuando escuchó los latidos de este. —No mueras, te necesitamos aquí.
Unos pasos aproximándose le puso en alerta, volteando de forma rápida hacia atrás a pesar del estado adoloridos de su cuerpo para ver de quien se trataba. Vestía completamente de negro y su cabeza estaba cubierta por la capucha del la chaqueta y sostenía un arma con ambas manos. Detrás de él, se hallaba una segunda persona con la misma ropa y de igual manera con un arma en manos.
El primer sujeto levantó la cabeza y Dazai le sonrió.
—Dazai-san, acompáñenos rápido antes de que otra patrulla de policías venga.
—Y antes de que Jinko se ponga a llorar, casi lo hace cuando los vio —el segundo sujeto habló. Osamu pensaba que por ahora era mejor retirarse como ellos decían.
—Cállate, Akutagawa.
—Cállame.
—Mejor llévanos con Yosano-sensei, Chuuya sigue inconsciente y yo siento estoy a apunto de irme al otro lado.
El nombre del casino le hacia honor al distrito en que se encontraba, pues yacen las paredes de construcciones cercanas y callejones pintadas en el característico color rojizo de la sangre. Este color tiene varios significados e interpretaciones según la perspectiva de la persona, uno de sus simbolismos es el coraje y guerra, el poder y ambición. Primera misión con la cual fallaba el dúo del Doble Negro, sí. Aunque siempre hay una primera vez para todo, solo que la situación no era para nada favorable.
[...]
¿Extrañaron la historia...? ¿No? Ah bueno, yo me vuelvo a ir hasta diciembre JSJS.
Se viene el final, amikos.
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