[ 02 ]

Y ahí estaba, caminando por unos de los pasillos de la Port Mafia con una expresión seria. Ya le habían dado un cambio de ropa, literalmente idéntico al que solía usar cuando era un trabajador de esa organización, incluso le habían puesto otro vendaje en su cabeza y cubriéndole un ojo.

No sabía cómo decirle a esa sensación, los guardias y pocos ejecutivos con los que se cruzaba le miraban con... ¿miedo?, ¿pavor? Hasta habían algunos que inclinaban su torso y cabeza ante él a modo de saludo. Eso hasta para él era extraño, pero, ¿qué podía esperar? Los recuerdos de él torturando a cientos de personas hasta sacarles información, llegaron a suceder casos en que los prisioneros le suplicaban para que los matase de una buena vez, o también sus miles de estrategias sucias para realizar alguna misión, todo eso era lo que les venía a la mente a esos mafiosos al verlo pasar.

Mori había pedido que la misión no fuese contada a nadie más, podría haber algún traidor infiltrado y eso echaría el plan por la borda.

Y si bien él era un traidor perseguido, también seguía en pié la oferta de volver a mafia, por lo que no le podían matar de todos modos.

Siguió caminando hasta llegar al ascensor, entró en el y marcó el último piso, lugar en que se encontraba la oficina del jefe. Las puertas se cerraron y ese pequeño cubículo comenzó a subir.

Debería de sentir culpa o algún sentimiento relacionado, pero no lo hacía. Oda se lo había dicho en cara en sus últimos momentos de vida; el bien y el mal no significaban mucho para él. Si su muerte no hubiera sucedido y si su última voluntad no hubiera sido que él se uniera al lado del bien, muy posiblemente seguiría estando en la mafia y realizando crímenes, Atsushi hubiera muerto de hambre o los policías le hubieran encerrado y Kyouka seguiría igualmente estando en la mafia como una asesina más.

Las puertas del ascensor nuevamente se abrieron, sin prisa salió y retomó el andar, escuchando como detrás de él las puertas se volvían a cerrar. Se topó con una gran puerta doble, perteneciente a la oficina de Ougai, sin dar aviso alguno entró en aquel cuarto.

El de cabellos azabaches ahora tenía puesto su traje de ejecutivo de la mafia, se encontraba sentado en unos de los muebles centrales junto con Kouyou.

-Se nota que a ti las costumbres no se te quitan, Dazai-kun -habló el mayor con aparente confianza, el castaño no dijo nada al respecto-. Entrando sin siquiera avisar, yo no te crié así, por lo que eso lo agarraste de maña. Pero bueno, ¿cuánto tardará en llegar Chuuya-kun?

El jefe de la Port Mafia miró a la pelirroja, esperando que le dé alguna respuesta la cual no tardó en ser dicha.

-Está aproximadamente a tres minutos de llegar, él estaba del otro lado de la ciudad negociando armas -respondió la mujer con tono tranquilo-. Le dije específicamente que se trataba de una emergencia y que eran ordenes directas del jefe, dudo que vaya a tardar.

El mayor asintió con la cabeza para después dirigir su mirada a su antiguo subordinado.

-Supongo que tendremos que idear algún plan para que Chuuya-kun pase desapercibido, tienen toda la información sobre él y por lo tanto, sobre su habilidad.

-Ciertamente sería problemático -en ese momento, la mente del castaño pareció tener la idea del año, sonriendo de forma inocente a la mujer de kimono-. Ane-san, ¿tienes alguna idea para que Chuuya pase desapercibido entre ese casino mitad prostíbulo?

La mujer mencionada se quedó callada, pensándolo un poco.

-Podría aprovechar su contextura para travestirlo. No tardaré más de diez minutos y si le pongo lentes de contacto no habría problema alguno. Además, el maquillaje hace milagros.

La puerta fue abierta de forma repentina, dejando ver a un joven pelirrojo y de sombrero. Chuuya se le quedó mirando al castaño bastante asombrado, específicamente a la forma en que estaba vestido.

- Tú... ¿pero qué mierd-

-Se nota que ya no me tienen respeto por esa forma tan descortés de entrar -Ougai suspiró con pesar, interrumpiendo al pelirrojo-. Kouyou-kun, encargate de Chuuya-kun lo más pronto posible y cuentale en el proceso la situación.

La mujer asintió y sin más se levantó del sofá para dirigirse al de ojos azules, saliendo junto a él de aquella oficina casi que empujándolo, no sin antes cerrar la puerta.

Dazai tuvo que aguantar la risa, aquel muchacho no tenía idea de lo que le esperaba. Escuchó una leve risa por parte del mayor, extrañado lo miró.

-Mori-san, ¿se puede saber por qué está riendo? -preguntó con recelo.

-Es que, la situación se me hizo muy divertida -explicó con una pequeña sonrisa-. Ni en un momento como éste dejas de ser tú. Voy a volver a repetir la pregunta, ¿en serio no quieres volver a la mafia?

El castaño le devolvió la sonrisa, mismo gesto cargado de hipocresía.

-No, no quiero. Soy un hombre de palabra, ¿lo sabe, verdad?

El mayor asintió. Tan sólo tendría que esperar a que la misión dé buenos resultados y dárselos a saber a la Agencia de Detectives. Sólo eso.

No tenían claro cuál era la habilidad de quien controlaba aquel casino, por eso y por varias razones más era mejor el infiltrarse y después atacar, les quedaba nada más confiar en las habilidades del Double Black.

[...]

-Esto tiene que ser una broma de muy mal gusto.

Esa era la quinta o sexta vez que la pelirroja escuchaba a Chuuya quejarse de lo que iba de la noche. Caminaban de vuelta a la oficina del jefe, había terminado oficialmente de vestirlo, maquillarlo y peinarlo en tiempo récord.

Llevaba puesto un kimono parecido al de ella pero con más tonalidades rojas y algunos detalles en negro, dorado y vino tinto. Kouyou se había encargado de maquillarlo hasta hacerlo parecer en su totalidad al estereotipo de una "chica delicada", hasta le había puesto los famosos lentes de contacto en color marrón oscuro y uñas postizas no tan largas de color rojo. En cuanto a su peinado, también era parecido al de ella; un recogido a lo japonés adornándolo dos palillos cruzados, dos broches de flores rojas y uno más grande de una mariposa en azúl, por último dejando su flequillo suelto y le había aplicado casi toda la botella del fijador de cabello encima. Admitía que era una suerte para ese momento el hecho de que Nakahara tuviera el cabello semi largo.

Ozaki miró al pelirrojo con gracia.

-No tiene caso quejarse. Si te hace sentir mejor, estás irreconocible, hasta podría decir que eres mi hija. Te ves exactamente como una dama de compañía, que es lo que se supone que vas a representar.

-Ane-san, eso no mejora mucho el asunto en realidad-fruncio el ceño y apretó los dientes a la par que se encorvaba en señal de molestia. Kouyou utilizó su abanico cerrado para darle un leve golpe en la espalda, sobresaltando al menor-. ¡¿Y eso por qué?!

-Camina derecho y no te encorves, eso sólo dará a notar más tu falta pecho.

Por alguna razón, Chuuya se sintió ofendido.

Ya la pelirroja le había explicado la situación. Se sentía aliviado y al mismo tiempo tenso al respecto, aliviado porque su teoría de que Dazai había vuelto a ser un ejecutivo de la mafia era errónea, y tenso por la apretada situación en la que se encontraban tanto la mafia como la agencia. Como en los viejos tiempos, la misión dependía de nuevo del castaño y de su persona.

Al llegar a la puerta de la oficina, la pelirroja dijo su nombre en voz alta para avisar que iba a entrar, el permiso le fue concedido de inmediato y tomó entre sus dedos la manilla de la puerta seguido de empujarla para poder entrar. De lleno se escucharon las carcajadas del castaño hacia el pelirrojo, éste se acercó al vendado y lo tomó por el cuello de su camisa con el rostro hecho furia, comenzando a pelear verbalmente.

-Tranquilícense -ordenó Ougai levantándose del sofá. Los más jóvenes dejaron de gritarse y el pelirrojo soltó a el castaño-. Ya conocen el plan, por lo que es innecesario gastar más tiempo explicándolo, ambos llevan en sus ropas pequeños micrófonos escondidos para nosotros estar al tanto de la misión y para más seguridad, por cierto, la agencia también los estará escuchando. Pueden retirarse.

Los más jóvenes asintieron antes de salir de aquel cuarto. Apenas habían cerrado la puerta, los mayores pudieron escuchar de nuevo los gritos, insultos de segunda clase y carcajadas del otro lado por parte de los menores. La pelirroja suspiró para después mirar al azabache.

-¿Crees que estarán bien?

Mori se encogió de hombros.

-Siempre lo han estado, no hay de qué preocuparse.

...

Ysí, me inspiré en parte en el arco "Distrito Rojo" del manga de Kimetsu no Yaiba.

Datazo, a que si.


Otro datazo más, créditos a wikipedia:

Una chica de compañía, call girl o escort es una acompañante remunerada para eventos sociales, es decir, a la que un cliente paga por acudir con él a reuniones, fiestas, salidas a otra ciudad, etc.​ El servicio suele incluir el sexo, aunque no siempre y se da bajo consentimiento y no como parte de la contratación.

P. D: ¿Alguien de acá juega Among Us? Llevo dos días y ya estoy viciada, ayUda.

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