Capítulo 25. Sueños de anhelos y amigos confiables.















































Kenji se removió en su lugar y abrió los ojos, confundido al encontrarse en frente de sus ojos las copas de los árboles y el cielo estrellado.

No era el techo de su habitación.

Y tampoco estaba en su cama...

—Pero... ¿Qué?— al sentir con sus manos, el pasto y la tierra debajo suyo. Sin embargo, se dio cuenta que tenía su pijama.

—~Nurufufu~ Al fin despiertas.

Kenji se congeló en su lugar, sin atreverse a mirar al costado suyo, del lado izquierdo, reconociendo perfectamente la voz.

—Parece... tan real...— susurró con voz quebrada cerrando los ojos, al sentir el peso del tentáculo sobre su cabeza como si le revolviera sus cabellos.

—Soy real aquí.

—¿En mis sueños?

—Así es.

Kenji asintió suavemente y se quedó en silencio, mirando de reojo al pulpo que éste se encontraba mirando el cielo nocturno.

—Has crecido bastante.— rompió el silencio Koro-sensei.

—¿Por qué... después de meses... sueño contigo?— cuestionó en voz baja el pelirrojo, juntando sus piernas y abrazándose a ellas, donde apoyó su mentón en sus rodillas.

—¿Por que crees Kenji-kun?— le respondió con otra pregunta, causando que su rostro/cabeza se volviera de un color rosado pastel.— Porque me extrañas nurufufu~

Kenji bufó divertido intentando ignorar sus mejillas sonrojadas.

—No lo voy a negar.— susurró abrazándose con más fuerzas, sintiendo un nudo en su garganta.— Te extraño todos los días... y no puedo evitar pensar si estoy haciendo bien las cosas... si.. estas orgulloso de mi, si...

—Lo estoy.

Kenji soltó una risita nasal mientras caía una que otra lágrima de sus orbes llorosos y murmuró con voz rota.

—Es... lo que realmente quiero escuchar, es lo que anhelo... pero cuando despierte no me lo podrás decir en el mundo real porque tú ya no estás ahí.— sollozó sintiendo tan real el tentáculo sobre su cabeza que acariciaba sus cabellos mientras que otro tentáculo lo abrazaba.— Te extraño cada amanecer, atardecer y anochecer Koro-sensei... me ayudaste un montón y siento que... a veces estoy perdido...

》Me alejé de mi hermano, de mi familia... porque no puedo estar cerca de la escuela... porque todo me recuerda a ti.— continuó, esta vez derramando más lágrimas sin parar.— Y yo... yo solamente quiero... poder llenar este vacío que tengo... quiero dejar de llorar por las noches cuando veo la luna... o dejar de llorar por cada cosa que vea relacionado a ti... poder hablar con mis compañeros de la clase E sin tener el constante recordatorio de que te asesinamos... de que... asesiné a una de las personas más importantes de mi vida...《

—¿Te arrepientes de haberme conocido?

—¡No! ¡Jamás!— respondió inmediatamente.— Jamás me arrepentiré de haberte conocido porque me salvaste... me ayudaste cuando más lo necesitaba que ni siquiera lo sabía... porque no quería aceptarlo... no quería aceptar mi sexualidad ni mucho menos mi trastorno... que es alguien bastante peligroso...

》De hecho... soy un peligro...— suspiró mientras cambia de posición de loto, y acaricia sus manos temblorosas.— tengo miedo de no controlarlo y que pueda cometer daño.. que pueda lastimar a mi hermano... o a la gente que quiero...《

—Hemos hablado de esto varias veces Kenji.— respondió suavemente, colocando un otro tentáculo sobre las manos del pelirrojo para que se calmase.— esta en ti en mejorar... y sabes por donde empezar...

—¿Y si me ven con mala cara? ¿Y si... ya no quieren saber de mi? ¿Y si les doy miedo?

—¿Quiénes?

—Mis nuevos amigos.

—¿Amigos?— insistió el pulpo, donde Kenji lo miró de reojo, encontrándose con el rostro rosado causando que se sonrojara completamente mientras se limpia sus lágrimas con brusquedad de los nervios.— ¿Solo... amigos? ¿No hay nadie en tu grupo amigos alguien especial?— continuó el pulpo picando la mejilla del menor con unos de sus tentáculos.

—¡Tengo nuevos amigos Koro-sensei!— gritó avergonzado, apartando de un manotazo la extremidad del mayor.— ¡Y si! ¡También hay un chico lindo que me gusta! ¡Y obviamente tengo miedo!

》¡Tengo miedo de como va a pensar de mi si se entera que me gustan los chicos! ¡Tengo miedo de lo que vaya a pensar de mi si se entera de mi trastorno!— exhaló con brusquedad.— Tengo... tengo mucho miedo de que se aleje de mi por como soy...《

—Nurufufu~ si se aleja antes de conocerte y escucharte, entonces no vale la pena Kenji-kun.— volvió a hablar, levantándose del pasto, que el pelirrojo también se levantó.— Pero si él esta predipuesto a hacerlo, entonces  primero... debes atreverte a abrirte un poco más... no tengas miedo, no estas solo...

—Ko-Koro-sensei.— tartamudeó Kenji al sentir que esta era otra despedida mas, teniendo en frente suyo su característica sonrisa.

—Será mejor que ya despiertes... estas asustando a Ritsu... Nurufufu~

—¿Qué?— cuestionó confundido, cuando trastabilló hacia atrás ante el mini empuje del tentáculo del pulpo sobre el, cayendo hacia el vacío...

Y su cuerpo chocó contra el duro suelo.

—¡Kenji-kun!

Un quejido salió de sus labios, sintiendo su boca reseca y un gran nudo en su garganta, junto su dolor corporal gracias a la caída de su cama más las golpizas que había recibido el día anterior. Entreabrió sus ojos encontrándose con el techo de su habitación e hizo una mueca ante la insistente llamada de parte de su ex compañera de clase.

—Estoy bien Ritsu.— susurró acomodándose en el suelo, sentándose, y agarró su teléfono de su mesita de noche.—Tranquila...

—¡¿Tranquila?!— chilló la pelila con sus ojos llorosos.— ¡No despertabas Kenji-kun! Me-me a-asustaste...

El pelirrojo suspiró tallando su ojo derecho y la miró con una mini sonrisa de disculpa al verla de aquel modo.

—Perdón.— comentó recordando el porqué no despertaba.— Solamente... soñé con Koro-sensei... y no quería despertar.

—Kenji-kun...— susurró tristemente.

—Además...— volvió a hablar, levantándose del suelo y a su vez dejando el celular sobre la cama.— dormí demasiado debido al cansancio.

—¡Kenji-kun!— gritó preocupada la pelila al ver la espalda moretoneada del pelirrojo.— ¡¿Qué diablos te sucedió?!

—Digamos que...— miró sobre su hombro hacia su compañera y sonrió ladinamente.— Estoy en una super  misión secreta...


























😈😈😈
































Sábado.

Lindo día para caminar.

Y mejor si estas comiendo un dulce y delicioso helado de vainilla con chispitas de chocolate, celebrando el avance de tu super misión ultrasecreta.

Por suerte... no recibió más golpes, ganó la confianza del mayor y sus manos derechas y no supieron de su verdadera identidad gracias al disfraz que llevaba puesto en este momento.

Realmente las técnicas de Bitch-sensei lo  estaban ayudando bastante bien.

Y eso lo hacía feliz.

Feliz de poder seguir avanzando en su trabajo, ya que pronto podría reunir más información importante y poder enviárselo a él. Sin embargo, por alguna rara razón... tenía un presentimiento malo... como si pronto una gran tormenta aparecería para arrasar con todo lo que estaba haciendo...

—Ouch...— se quejó, trastabillando hacia atrás por el choque.

—Tsk, fíjate por donde vas.

Kenji frunció el ceño molesto, no por la  forma en que le habló sino porque su exquisito helado se cayó al suelo gracias al empuje.

—Mi helado...— susurró con un puchero Akabane.

—Ridículo.— escupió el otro.— Andando Hanma.

El ex-pelirrojo miró de solayo encontrándose al joven de anteojos de la otra vez junto con el idiota acosador de su hermano. Inconscientemente hizo un gesto de desagrado puro que no pasó por desapercibido por el de tatuajes.

—¿Eh?— sonrió ladino, acercándose al rostro de Akabane, inclinando su cuerpo para intimidarlo un poco más.— ¿Te atreves a hacerme ese gesto cuatro ojos? ¿Sabes quien soy? ¿Eh?

Akabane intentó no reírse por el apodo que le dieron y bajó su cabeza fingiendo estar asustado comenzando su cuerpo a temblar.

—L-Lo si-siento...

—Creo que debo darte una paliza para que aprendas...

—Hanma, déjalo.— habló el joven de anteojos.— No vale la pena.

—Tsk...

Kenji volvió a trastabillar hacia atrás por el empujón que le dio el de tatuados y aún con su cabeza gacha miró de reojo a esos dos chicos escuchando como el de anteojos se quejaba con el otro por el apodo que le dio.

Algo como...

—¿Sabes que yo también soy un cuatro ojos no?

—Si pero...

Y desaparecieron al doblar en la esquina.

—¿Kisaki junto con el idiota de Hanma?— pensó,  sacandose los anteojos falsos que llevaba puesto. — Se conocen... ¿Son amigos? ¿Compañeros del colegio? ¿Qué es lo que está sucediendo?

—Ritsu...— la llamó con su celular ahora en la mano, volviendo a caminar hacia su departamento, olvidándose de su pobre helado.— ¿Sabes algo de lo que te pedí?

—Lo siento Kenji-kun.— apareció una Ritsu vestida de detective.— Me cuesta encontrar información del joven y no puedo entrar a su teléfono ya que... no tienes su contacto.

—Esta bien Ritsu, no te preocupes.—  sonrió amablemente.— Solo avísame cuando encuentres algo sobre él o sobre algún movimiento raro de alguna pandilla en Internet.

—¡Si, jefe!— exclamó con pose militar.

—Adiós Ritsu-chan.

Suspiró y guardó su celular en el bolsillo trasero de su pantalón mientras se encaminaba hacia su hogar cuando al pasar por un callejón llegó a reconocer dos figuras importantes para él.

—¡Déjenos en paz!

—Ya-Yasuda-chan... me-me qui-quieren a-a mi...— sollozó, intentando empujar lejos de el, alejándola de la situación.— po-por fa-favor... ve-vete...

—¡No me iré!— gritó furiosa, empujando a un lado a su amigo y enfrentando a todos los bravucones de su colegio.— ¡Desapareciste desde ayer! ¡Y mira donde te encuentro!

—Oye estúpida...— escupió una muchacha de cabellos castaños con un chupetin/paleta en sus labios.— Me fastidias, ni siquiera estas en nuestra clase, piérdete.

—¡¿Cómo pueden hacer esto?!— volvió a gritar furiosa Yasuda, también derramando lágrimas por la frustración y por el estado corporal de su pequeño amigo.— ¡Son unos monstruos!

Y Yasuda la empujó con todas sus fuerzas en un intento de poner distancia entre los bravucones y ellos y agarró la mano de su amigo Asui para intentar escapar cuando la chica le agarra de los cabellos a la menor.

—¡Agh!

—¡Tú maldita perra!— la soltó para agarrarla del hombro, girandola en su dirección para darle una buena cachetada.

—¡No Yasuda-chan!— gritó Asui poniéndose en frente, recibiendo el golpe.

—¡Asui-kun!

—¡Agh, no te metas idiota!— le dio otra cachetada, tirandolo al suelo.

—¡Asui!— volvió a llamar Yasuda cuando se sorprende al sentir una presencia detrás suyo que logró paralizarla.

Del terror.

Se sentía como una presa.

Todo su cuerpo temblaba del miedo que tenía.

Sentía que tenía un depredador detrás suyo, como la mirada de una pantera.

—¿Eh? ¡¿Y tú quién diablos eres?!— gritó otro chico, más robusto y alto, acercándose al joven que apareció repentinamente.— ¡Piérdete sino quieres recibir una pa..!

Y no logró terminar de hablar al haber recibido un golpe frontal gracias a una lata de coca vacía. El golpe fue tan fuerte que logró que saliera sangre de su nariz.

Yasuda se había corrido hacia un costado (gracias al joven de cabellos negros que le susurró por lo bajo que se moviera) y en el movimiento agarró a Asui por los hombros alejándose los dos, arrastrándose por el suelo.

—Ya-ya-su-suda-chan...— sollozó y tartamudeó derramando varias lágrimas, sintiéndose cálido por el agarre de su amiga e ignorando por completo la pelea preocupado por su amiga.— ¿Es-estás bi-bien?

—Es-estoy bien.— tartamudeó de los nervios, agarrando con fuerzas en un abrazo a su pequeño amigo y mirando con desconfianza a ese chico de cabellos negros que les estaba dando una buena paliza a los bravucones.— ¿Lo conoces Asui-kun?

El castaño lleno de barro y moretones apenas podia ver al joven que los estaba salvando. Lo único que pudo destacar era su cabellera negra y sus orbes negros que parecían brillar de un tono rojizo.

Los dos se sobresaltaron al escuchar como el bravucon, uno de los que  molestaron a Akabane y a él el día anterior, gritaba eufórico del terror...

—¡No sabes con quién te estás metiendo!— escupió sangre al haber sido pateado en el abdomen.— ¡Esto no va a quedar así!— tosió al recibir otra patada que por la fuerza chocó contra la pared.— ¡Tengo contactos, gente impor..!

—¡Kyaaa!— chilló la única mujer del grupo de bravucones que del terror al haber visto como todo sus amigos hasta su novio habían quedado inconscientes cayó hacia atrás, golpeando su trasero con el duro suelo. La muchacha tembló al tener la mirada oscura con tonos rojizos brillar en su dirección y gritó alejándose de él.— ¡No me hagas daño! ¡Aléjate!

—Ridícula.— escupió de desagrado mirándola desde arriba y le dijo.— Largo.

—Pe-pero...

—No despertarán... largo.

La chica temblando escapó, corriendo dejando a todos allí.

Akabane miró la mochila de Asui a unos metros lleno de barro y papeles, junto con los anteojos rotos de éste. Hizo una mueca con sus labios y lo agarró sacudiendolo para poder llevarlo sobre su hombro.

—T-tu... t-tu... su-suel-ta..-ta...

—Asui ten cuidado.— murmuró por lo bajo mientras agarraba su mano, temblando del miedo.

El pelicastaño temblando, tragó saliva en un intento de llenarse de valor y abrió su boca para hablar cuando...

—Asui y Yasuda, ¿Están bien?

Congelados.

Asui y Yasuda se congelaron en el lugar viéndose entre ellos para luego mirar al joven que se acercaba a ellos con sus manos en sus bolsillos, tranquilo como si no se hubiera agarrado a las golpizas con unos chicos recientemente dónde también tenía la mochila colgado sobre su hombro.

Y él estaba completamente intacto.

—Chicos, soy yo...— sonrió angelicalmente.

—¡¿Kenji-kun?!— chillaron los dos, sorprendidos al verlo de aquella manera, que inmediatamente dejaron de temblar y se acercaron a Akabane en menos de dos segundos, tocando sus falsos cabellos y mirando su rostro.

—¿Qué? Oh cierto... mi disfraz...— sonrió avergonzado.

—¿Por qué estas así?— cuestionó Yasuda con el ceño fruncido a su vez que Asui preguntaba.— ¿Es-esto es una pe-peluca? ¡Te que-queda bien el ne-negro Kenji-ji-kun!

—¡Gracias Asui!— sonrió con su característica sonrisa angelical; sin embargo la sonrisa de Akabane no era tan dulce como lo conocían.— Y responderé a sus dudas en mi departamento, andando.

—Pe-pero...

—Andando.




























😈😈😈

























—Ouch... auh...

—Deja de quejarte.— le reprochó Yasuda.

—O-ouch... du-duele...

—¡Por supuesto que te va a doler mira como estás!— regañó Yasuda en voz baja, debido a que se sentía un poco nerviosa al estar por primera vez en la casa de Akabane.

—Per-Perdón...— hizo un puchero el menor mientras intentaba no quejarse por el ardor del alcohol sobre su piel herida.

—¿Eh? ¿Por qué pides perdón?— cuestionó Akabane, apareciendo de repente asustando a los presentes, mientras intentaba secarse sus cabellos ahora rojizos ya que se había dado un baño.— ¿Pides perdón porque  desapareciste casi por un día asustando no solo a mi sino también a Yasuda-chan?

—N-No...— respondió inmediatamente haciéndose chiquito en el lugar gracias a la mirada intimidante de su amigo.

Esta enojado.

Y bastante.

—¿Entonces?

—A-Akabane.— intentó regañar la única chica en el lugar, mientras veía como el pelirrojo pasaba por su lado (estando ellos dos sentados en el sillón del living) y se encaminaba hacia la cocina que podían verlo gracias a que conectaba con el salón, siendo solamente dividido por la barra de mesa.

Asui respiró profundamente y se armó de valor.

—Pe-Perdón por-porque por mi-mi cul-culpa se me-metieron en-en pro-problemas...— contuvo un sollozo ante el ambiente pesado que los rodeó, solamente escuchándose los movimientos de Akabane en la cocina ya que Asui le estaba dando la espalda.— Y-Yo...

—¿En serio? ¿Te disculpas por eso?— cuestionó molesto Akabane dejando de mala manera el azúcar y el edulcorante en la mesita de su living, causando que los dos se sobresaltaran del susto.— No necesito tus disculpas Asui ni siquiera lo quiero, solamente quiero que si ellos o otra persona te vaya a molestar o incluso pegar vayas a buscarme a mi.

—¡N-NO!— gritó aterrado viendo a Akabane.— N-No ti-tienes que de-deferderme... so-solo me-me quieren a-a mí...

—Obviamente te defenderé, somos amigos.— bufó cruzándose de brazos, estando enfrente de él, solamente divididos por la mesita, parado.—¿Y por qué solamente te quieren a ti? ¿Por qué te molestan?

Claramente Akabane lo sabía.

Esos chicos que golpearon de tal forma a su pequeño amigo eran nada más ni nada menos que el grupito de idiotas que aparecieron en su clase luego de la suspensión que habían recibido.

Esos chicos más esa chica que habían insultado a su lindo amigo.

Pero obviamente quería escucharlo de los labios del castaño.

Asui aplanó los labios no queriendo hablar y apretó sus manos en puños sobre sus rodillas derramando varias lágrimas que caían y golpeaban su piel no queriendo levantar la mirada.

—Asui..— susurró preocupada Yasuda teniendo un nudo en su garganta al verlo de aquella manera, temblando.

—Es-estoy can-cansado de-de esto.— sollozó más fuerte.— To-todo el año pa-pasado fue -fue un infierno.. pe-pero gracias a-a que- que Mitsuya-kun me d-defendió va-varias veces, lo-logré  so-sobrellevarlo...

Akabane frunció el ceño.

—¿Mitsuya logró que esos chicos fueran suspendidos?

Asui negó con la cabeza.

—Fu-Fue Hakkai, él-él logró que fu-fuesen sus-suspendidos por-por dos me-meses y-y lu-luego te-te co-conocí... y.. y me olvidé de-de ellos has-hasta que-que vol-volvieron...

—Mmm.. bien, sin embargo no me explica el por qué te molestan A-su-i.

El castaño aplanó los labios y Yasuda miró enojada a Akabane, que se habia mantenido callada hasta ahora.

—Akabane basta.

El pelirrojo suspiró, sabiendo que se había pasado.

—Lo siento Togata.— se disculpó Akabane.

—N-No Ken-Kenji-kun... es-esta bien.— respiró profundamente, limpió sus mejillas mojadas y levantó la mirada para observar a su amigo.— Me-me gus-gutan los chi-chicos Ken-Kenji... soy-soy gay...

Akabane suspiró y se sintió tan aliviado, tan en paz como si estuviera flotando. El oír a otro chico poder decir sobre su gusto, sobre su orientación sexual como lo estaba haciendo su pequeño conejito causaba que su corazón se sintiese cálido.

El pelirrojo sonrió suavemente y se sentó del otro lado de su lindo amigo y le agarró la mano dándole un suave apretón.

—Y-y me mo-molestan por-por eso.— continuó con tristeza, mirando al pelirrojo.— Y... y no qui-quiero que- que se metan con-contigo tam-tampoco A-Akabane...

—No me voy a alejar de ti por esos idiotas Asui.

El castaño negó con la cabeza.

—Te-te molestarán i-igual si se-se enteran tam-también so-sobre ti.

—¿Eh?— el pelirrojo parpadeó descolocado.

—No-No e-eres muy di-disimulado que di-digamos Ken-Kenji-kun.— se burló un poco el castaño, desconcertando aún más al pelirrojo.

—¿Qué?

—Te-te gusta Mit-Mitsuya-kun...— sonrió divertido el menor al ver cómo su amigo se sonroja hasta las orejas poniéndose como un tomate.— E-eres muy... ob-obvio...

—¡Y-yo..! ¡¿Tan obvio soy?!

Asui y Yasuda se miraron por unos segundos para luego soltar fuertes carcajadas, burlandose del pelirrojo que estaba tan rojo como sus cabellos.

—¡No es gracioso!— chilló de los nervios, agarrando una almohada y empezó a pegarles suavemente a los dos.

—¡Es-estoy he-herido! ¡Pi-piedad!

—¡Oye! ¡¿Y por qué me pegas a mi?!— chilló Yasuda, cubriéndose también y soltando algunas risitas.

Akabane suspiró intentando calmar los latidos de su corazón y dejó la almohada a un costado. Asui y Yasuda miraron preocupados al pelirrojo que su rostro se volvía pálido como si hubiese visto un fantasma.

—No se lo dirán, ¿Verdad?— jugó con sus dedos nervioso Akabane.

—Por supuesto que no.— respondió Yasuda, sonriendo suavemente.

— No-no es al-algo que no-nosotros ten-tengamos que-que decir.— continuó Asui, volviendole a agarrar la mano al pelirrojo, en un intento de darle apoyo.

Akabane suspiró y sonrió agradecido.

—Bueno... ustedes son los terceros en saber que me gustan los chicos.— confesó.— Y... me siento un poco más relajado...

—¿Los terceros?— preguntaron los dos.

—¿Tu-tu hermano fue-fue el pri-primero?— cuestionó el castaño, curioso... teniendo intriga por saber como se siente que un familiar sepa tu secreto y si se queda contigo de todas maneras.

Aunque para Asui... dudaba mucho que lo apoyaran.

—En realidado no, mi hermano ya lo sabía...él no cuenta.— respondió Akabane, sonriendo suavemente.— Primero fue mi profesor de mi antigua escuela...

Tanto Yasuda y Asui jadearon sorprendidos pero por diferentes cosas. Yasuda se sorprendió al saber que un adulto sabe sobre el gusto del pelirrojo y el castaño por saber que ese ser amarillo sabía sobre los gustos de su amigo. (Ya que por las noticias, había entendido que ese extraterrestre hizo de profesor en ese instituto.)

—¿Y te escuchó? ¿No te reprochó nada?— cuestionó Yasuda.

Akabane sonrió mirando el techo.

—No, él me escuchó y me dijo que estaba bien.— respondió recordando aquel día.— Que solamente era una forma de amar.

Yasuda se sorprendió y muy dentro suyo, deseó haber conocido a aquel profesor.

—Increíble.— susurró Asui sorprendido por aquel ser amarillo que también hubiera deseado dentro suyo haberlo conocido y, que recordó su regalo dentro de la mochila.— Por-por cierto... el día en-en que-que tu hermano se hizo pa-pasar por ti...— comenzó a rebuscar en su bolso, que había estado en el piso.— Yo le re-regalé un llavero que te-tenía el rostro-tro del ser amarillo pen-pensando que-que eras tú.

—Karma...— masculló molesto el mayor, donde el menor desde su casa estornudó.— El malo de mi hermanito no me dijo nada... ya verá cuando lo vea de vuelta, se quedó con mí regalo.

—A-Aquí ti-tienes.— cuando le encontró, se lo dio y se inclinó suavemente.— Te-te lo doy pa-para dis-disculparme por-por preocuparte. E-res un-un gran amigo Ken-kenji... yo-yo te-te agradezco por es-estar siempre para mí... y me-me gustaría po-poder hacer más pe-pero...

—Esto es mucho más que suficiente.— le interrumpió, abrazándolo sorprendiendo al menor.— Me alegra mucho haberte conocido Asui... eres una gran personita, al igual que tu Yasuda... con ustedes... el colegio no es tan pesado para mí...

—Y no olvidemos que también está Mitsuya.— agregó la única mujer, causando que el pelirrojo volviera a sonrojarse.— ¡Te ves muy tierno todo rojo Kenji-kun!

—A-su-i... Yasuda me esta molestando.— hizo un puchero el mayor, causando que el castaño se riera tiernamente.

—¡Es que harán una muy linda pareja!— chilló Yasuda como una fangirl, sorprendiendo a los varones el conocer esa faceta de su amiga.— ¿Q-qué?

El castaño y el pelirrojo negaron con la cabeza soltando algunas risitas.

—Pe-pero... es ci-cierto.— comentó Asui.— Ha-harían una muy-muy linda pa-pareja...

—Ni siquiera sé si a Mitsuya le gusta también los chicos.— confesó Akabane, levantándose del sillón yendo hacia la cocina a buscar el agua caliente que estaba ya hirviendo bastante.— Y... no lo creo.. me dije que intentaría llamar su atención pero... me da miedo de equivocarme y perder su amistad...

—Mmm... es-es entendi-dible.

—Si...

Akabane al notar el ambiente triste de los dos por la relacion entre el peliplateado y él, sonrió divertido y agradecido por haberlos conocido y decidió cambiar de tema.

Ya que hablar de cierto pandillero solamente causaba que se pusiera más nervioso y su rostro se incendiara como fuego en una chimenea de tanto pensar en él.

Hasta se preguntaba... que estará haciendo en estos momentos.

— Basta Kenji... no debes pensar en él.— se reprochó así mismo, sacudiendo su cabeza como si eso fuese ayudarle.

—Por cierto chicos...— volvió a hablar, llamando su atención mientras que el pelirrojo llevaba algunas tazas para los tres y los colocaba en la mesita ratona en frente suyo.— Como sabrán el equipo de basketball ha mejorado un montón y pronto jugaremos un amistoso con otro colegio y luego viene el campeonato..

—¡Cierto!— recordó Yasuda y Asui asintió con la cabeza.

—Bien... el problema es que no tenemos uniformes.

—¿U-Uni-uniformes? ¿N-No ti-tienen?— cuestionó sorprendido el castaño al oír aquello.

—Sip.— respondió avergonzado, rascando su mejilla izquierda.— Quería saber si ustedes... podrían realizar nuestros uniformes... Claro esta, que el equipo comprará las telas... y si no tienen tiempo no hay problema...  buscaremos por otro lado..

—¡¿Que estas diciendo Kenji-kun?! ¡Nos encantará ayudarte!— exclamó Yasuda contenta, y Asui aplaudió feliz asintiendo con la cabeza, estando de acuerdo.— ¡Y hasta Mitsuya-kun seguramente querrá ayudar!

Akabane ignorando la mención del peliplateado, respondió.

—Chicos... gracias.— y sonrió radiante, causando que sus dos amigos se sonrojaran.




























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¡Volví!

Y con ganas de hacerlas llorar (?

En fin, sigo viva.

Pero... ¿A que costo? Ahre

La vida de adulto es difícil.

Y más cuando tienes bloqueo de escritor.

¿Qué les pareció?

Recomiendo que lean de vuelta los capítulos anteriores porque estoy dejando pistas de futuros acontecimientos.

Y en este dejé varias...

¿Teorías?

Espero que les haya gustado.

¡Muchas gracias por su apoyo! Ya casi llegamos a 200 mil lecturas, en shock.

Maratón 1/3.

Besitos.



~M.

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