Capítulo 22. ¡Hermano rojo!
—¡Cada vez que se quejan se sumarán tres vueltas más!
—¡Noooo!
—¡Nueve vueltas!
—¡Akabane-san!— sollozaron los muchachos de segundo año de preparatoria que entrenaban corriendo alrededor de la cancha callejera.
—¡Doce vueltas!
—¡Cállense!— gritaron los de último año al ver que los que se habían quejado estaban a punto de volver a quejarse.— Corran en silencio. ¡Concentrados!
—¡Si!
Mientras tanto Kenji disfrutaba con una sonrisa en sus labios el verlos sufrir a sus compañeros de equipo. Faltaba poco para que jugaran en la Interhigh y aunque sus compañeros habían logrado bastante avances, faltaba un poco más para poder sentirse seguro con la victoria.
Nada podía salir mal.
Debían ganar.
Era su obligación llevar al equipo a la victoria.
No podía, ni debía, ni quería saborear la derrota.
—¡Mis pies ya no dan más!
Akabane volvió en sí al escuchar otra queja más de su compañero y rodó los ojos al verlos tropezar con sus propios pies al no aguantar más.
—¡Descansen!— ordenó viendo como sus compañeros de primer año y de segundo frenaban de golpe y se arrojaban al suelo provocando que frunciera el ceño.— ¡Pero así no! Deben caminar y después parar, pueden lastimarse así.
—Akabane tiene razón.— les regañó los de tercero mientras caminaba hacia uno de los bancos de la cancha para tomar un poco de su agua.— Vamos, arriba... que esto todavía no termina.
—¡¿Hay más?!
—Chicos.— los llamó cantarín Akabane, donde el equipo creyó ver unos pequeños cuernos y una colita de diablo detrás del pelirrojo donde la mayoría parpadeó varias veces o se restregaron los ojos, viendo solamente al de orbes rojizos con normalidad.
—Debe ser el cansancio.— pensó la mayoría.
—Vamos, levántense.— ordenó Akabane, sacando de su bolso, cuatro pelotas de basketball.— cuatro equipos de tres... el objetivo de hoy son los pases.
》El equipo contrario deberá quitarse el balón, el que lo logra intercambia con el que perdió y así sucesivamente. Luego entrenaremos las fintas y después un pequeño partido. ¿Qué les parece?《
—¡Sí, entrenador!
—Bien.— agarró un balón y se lo arrojó a uno de segundo que trastabilló hacia atrás de la fuerza del pelirrojo.— Empiecen.
Con el pasar del tiempo Akabane analizaba las habilidades y los avances de sus compañeros, corrigiendo las posturas para que logren reaccionar más rápido a la hora de agarrar la pelota y entendiendo sus debilidades sabiendo que para cierto tiempo deberán volver al banco y recuperar energías durante las jugadas.
—Estuvieron muy bien.— respondió con una sonrisa suave en sus labios, agarrando su bolso (donde se encontraban las pelotas) y agarró su botella de agua, comenzando a caminar, alejándose de la cancha junto con sus compañeros.— hoy fue un gran avance.
—Gracias entrenador.
—Akabane-san...
—¿Si?
—Etto...— dudó.— para jugar necesitamos... bueno... no tenemos uniforme.
—Cierto.— concordó vergonzosamente uno del último año.— ¿Dónde conseguiremos uniforme?
—Debe ser de buena calidad.— comentó otro de sus compañeros.— el último uniforme que tuvimos se rompió apenas hicimos un movimiento.
—Ni me lo recuerdes.— susurró otro avergonzado al recordar que habia corrido por la cancha y sus pantaloncillos se abrieron en una zona bastante incómoda.
Que algunos al recordar aquel momento se rieron.
—Pero no tenemos tanto dinero para pagar a una modista o comprar las telas.
—Si y no, no aceptaremos que tu pagues por nosotros.— habló otro de tercero, sabiendo las intenciones del pelirrojo al querer hablar.— No podemos dejarte todo el cargo a ti... Además, nosotros podemos ayudarte.
—Mmm... estoy pensando... se me había olvidado ese detalle.— comentó Akabane con un puchero en sus labios.— Yo no tengo ningún problema en pagar por ustedes.
—¡No!— gritó todo el equipo provocando que a Akabane una gotita se le resbalara en sus sien.
—Ya, ya.. ya entendí.
—¿Y que hay de Togata-san?
Kenji parpadeó confundido y lo miró.
—¿Que hay con él?
—Él pertenece al club de costura, ¿No?— habló.— ¿Por qué no le pedimos que hagas nuestro uniforme? Podríamos pagarle algo... no sería como una modista profesional pero...
—¿Vamos a dejar nuestros uniformes a cargo de un chico de nuestra edad?
—Los del club de costura hacen muy buenas manualidades.— defendió otro.
—Sí pero tampoco tienen la plata para comprar telas de calidad.— cuestionó otro.— a veces le cuesta conseguir buenas telas.
—En eso tienes razón...
—Nosotros compraremos las telas.— concluyó Akabane chasqueando los dedos.— y le pediremos a Yasuda y a Asui si nos pueden hacer los uniformes.
》Claro, si no están ocupados.《
—¿Y por qué no hablas directamente con el líder del club?— preguntó otro compañero provocando que el pelirrojo se tensara.— Creí que eran amigos, seguro que si le pedimos a él para los uniformes, él aceptará.
—Ah bueno...— sonrió incómodo.
—¿Pasó algo malo?
—¿Se pelearon?
—¿No estaban ya peleados?
—No, espera... es cierto.— recordó otro, siendo de primero.— ¿Que pasó con Mitsuya-san?
》Todo estaba muy tenso cuando estaban juntos... Y no creas que no notamos tu estado emocional, nos dimos cuenta que estabas triste, Togata nos contó sobre la razón y ahí nos dimos cuenta sobre la tensión fea que había entre tú y Mitsuya.《
—Ah bueno... no nos saludamos como antes.— comentó mordiéndose el labio inferior.— pero si nos volvimos a mirar...
—Pero... ¿Se pelearon feo?
—Pelear no peleamos.— explicó moviendo sus manos.— solo hubo un malentendido entre él y la pandilla en el que él está pero indirectamente se aclaró el tema.
—¿A qué te refieres con indirectamente?
—Que solamente hablé con el comandante de la pandilla que también es mi amigo y estaba enojado.— intentó resumir.— con él y la pandilla se solucionó el tema, pero todavía no me animé a hablar con Kashi.
》No encuentro el momento para hablar con él... es frustrante.《
—Ya veo...— comentó uno de tercero.— bueno, está es una oportunidad para hablarle.
—Así es.— concordaron los otros.
—Ustedes se aprovechan de mí.— refufuñó con un puchero el pelirrojo provocando que los demás se rieran.— voy a intentar en hablar con el...
—¡Eso es!
Kenji rió avergonzado sintiendo sus mejillas calientes por hablar de Mitsuya con sus compañeros de basketball. Sin embargo sabía que eran buenos chicos pero aún la duda de cómo reaccionarían si se enteraban sobre sus gustos le pinchaba en corazón.
Tenia miedo sobre ese tema.
—Akabane-senpai...— llamó uno de primero que si recordaba bien era de otro curso, que logró llamar su atención.
—¿Si? Y ya les he dicho que me llamen por mi nombre.— respondió tomando un poco de su agua.— Y más tú, Kyoji-san, estamos en el mismo año.
—A-Ah si... la costumbre.— rió avergonzado, rascándose la nuca.— ¿Crees que esta vez... lograremos ganar?
Kenji iba a responder con obviedad hasta que recordó que este equipo nunca había ganado un campeonato o mejor dicho, nunca había ganado un partido. Así que, el pelirrojo cerró su boca y miró a sus compañeros que esperaban su respuesta con esperanza.
Soltó una risita divertido y respondió.
—No solo ganaremos el partido.— sonrió.— sino que llegaremos a la final y ganaremos la copa.
》Por eso... quiero que den su mejor esfuerzo.《
—¡Si! ¡Eso haremos!
😈😈😈
Ya estaba solo.
Al haber llegado a un punto cada uno de sus compañeros se dividió tomando diferentes camino, donde Kenji fue el único que se quedó solo. Con pasos lentos, disfrutando el sol cayendo en el horizonte, tomó lo último que le quedaba de agua al tener tanta sed. Al no tener más lo guardó en el bolsillo de su bolso cuando el ruido de una pelota rebotando llama su atención.
Sus orbes volvieron hacia el frente notando como esa pelota de plástico cruzaba la calle donde eso no fue que lo asustó sino que una pequeña niña corría detrás de éste cruzando la calle sin prestar atención cuando justo un auto se estaba acercando a rápida velocidad hacia la menor.
—¡No!
—¡Cuidado!
—¡La va a atropellar!
Kenji no dudó en ningún momento, rápidamente soltó su bolso y corrió lo más rápido posible hacia ella ya que la nena se había quedado congelada en el lugar del miedo.
Todo fue en un segundo.
Kenji rodeó con sus brazos a la nena, cubriendo con una de sus manos la cabeza y con la otra abrazando el cuerpo, y ante el impacto de la corrida, rodaron los dos por el suelo hasta el otro extremo de la calle donde Akabane fue el que resultó un poco lastimado, ganándose varios raspones en brazos y un poco en el rostro.
—¡¿Están bien?!
—¡Hay que llamar a una ambulancia!
—¡Oye niña fíjate al cruzar!— gritó el conductor siguiendo de largo.
—¡Que idiota!
—¡Es un irresponsable! ¡Ni siquiera frenó para ver si la nena está bien!
Ignorando los gritos y la muchedumbre a su alrededor preguntando sobre su salud, abrió sus ojos y con cuidado dejó de abrazar a la menor para mirar el rostro de la pequeña que se aferraba a su camiseta deportiva y escondía su rostro en su pecho.
—¿Estas bien?— preguntó en voz baja acariciando la cabeza de la menor que ésta se apartó un poco y miró a su héroe con sus orbes llorosos, resultandole a Akabane bastante familiar.
—Y-Yo...
—¡Hermana!
—¡Mana!
Kenji se tensó al oír aquella voz masculina. Aún tirado en el suelo sin soltar a la menor buscó con la mirada al propietario, encontrándose a un Mitsuya empujando a las personas que seguían rodeandolos (y que solo estorbaban porque ni siquiera lo ayudaron) hasta que logró abrirse paso, encontrándose con un rostro que jamás quería verlo otra vez en el pelilila.
Sus ojos llenos de terror.
Sus lindos orbes lavanda un poco llorosos del miedo.
Orbes muy parecidos a la menor aún abrazada a él.
— A-Akabane...— susurró sorprendido Mitsuya sin poder creer lo que estaba viendo que al notar como el pelirrojo intentaba levantarse con su hermanita todavía abrazada al mayor, no dudó en correr hacia él y ayudarlo.— t-tú...
—Her-Hermano.— lloró la menor al darse cuenta que su hermano estaba parado al lado de su héroe, que sin dudar se abalanzó sobre el pelilila que éste no dudó en agarrarla entre sus brazos y apretarla con fuerzas del miedo al haber creído que casi la perdía.
—Shh... Shh... ya, ya está Mana.— susurró con cariño besándole la coronilla.
—¿Él es su hermano?
—Parece ser que si.
—Mira, parece estar en una pandilla.
—¿Dónde estará la madre? Que irresponsable.
Mitsuya bajó la cabeza y aplanó los labios molesto e incómodo ante la presencia y los comentarios de los mayores rodeandolos. Intentó sonreírle a las menores al ver que lo miraban preocupados, donde Mana estaba abrazado a él desde el cuello mientras que Luna se aferraba a su camisa negra de la pandilla.
—Su madre debe estar trabajando para darle lo mejor a sus hijos.— comentó en voz alta Akabane mientras se masajea el hombro derecho teniendo un pequeño dolor.— mientras que ustedes están ahí parados como idiotas cuestionando a un adolescente sobre su vida.
—¡Que niño maleducado!
—¡Irrespetuoso!
Kenji le dio la espalda a Mitsuya que antes vió sus orbes lavanda llenos de sorpresa clavados ahora en su nuca y con su mirada rojiza llena de enojo miró a cada uno de esos "adultos."
—No soy maleducado ni irrespetuoso, solamente soy sincero.— respondió, acariciando su brazo al sentir ardor por un raspón.— mis padres me enseñaron bien.
》Ahora... que ustedes son adultos y claramente responsables... ¿No tienen nada mejor que hacer que estar aquí parados criticando a un adolescente?— sonrió ladino al ver cómo algunos se ponían rojos del enojo y otros se iban insultandolo.— si... eso creí.《
—Mocoso insolente.— insultó uno alejándose de la escena provocando que Kenji riera divertido.
—Vámonos, encima que nos preocupamos por él.— exclamó indignada una señora mayor junto con otra mujer que asintió con la cabeza.
Kenji sonreía divertido ignorando el dolor en su cuerpo, observando como esas personas se alejaban del lugar. Suspiró completamente cansado e ignoró la presencia de Mitsuya para volver a cruzar la calle, ya que ahora estaba el semáforo rojo, para buscar su bolso que se había quedado en otro extremo. Apenas llegó, revisó si todas sus cosas estaban bien soltando otro suspiro de alivio al notar que si por lo tanto cerró el bolso y agarró la mochila colocándosela en el hombro soltando un quejido de sus labios al tener dolor en aquella zona.
Llegaría a casa y se curaría... o por ahí le pediría ayuda a su linda y amiga vecina.
Si... eso haría.
—Ah... mmm... Akabane.
Kenji se sorprendió al oír la voz de Mitsuya detrás suyo. Giró sobre sus talones encontrándose ahora con una bonita imagen y dándose cuenta que las dos pequeñas realmente se parecían a su hermano mayor.
—Mitsuya.— saludó el pelirrojo, notando una pequeña mueca en los labios de su compañero.— ¿Qué sucede?
—Yo... mis hermanas y yo queríamos agradecerte.— habló nervioso Mitsuya, sin todavía comprender del todo porqué se sentía de aquel modo con el pelirrojo, aunque lo atribuyó por el antiguo conflicto que hubo con Moebius y el Demonio rojo.— Gracias Akabane por salvar a Mana.
—Gracias por salvar a mi hermana menor.— habló la pequeña de dos coletas que se aferraba a la cintura del mayor, aunque hizo una breve inclinación de cabeza como Mitsuya.
—¡Gracias Hermano rojo!
—¿Eh?
—Mana.— regañó el mayor ante aquel apodo que la menor hizo un puchero con sus labios.
Kenji solamente soltó una risita y negó con la cabeza.
—No es necesario agradecerme.— respondió sonriendo suavemente en dirección de la más pequeña que seguía en los brazos del mayor.— pero no debes cruzar la calle sin un adulto, no te separes de tu hermano.
La menor se sonrojó de la vergüenza y asintió con la cabeza.
—Bien.— contestó aún con una sonrisa, para luego fruncir el ceño preocupado.— ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo?
—No, estoy bien.— susurró la menor con timidez, avergonzada de ver a alguien más que se preocupara por ella.
—Que bueno.— sonrió cálidamente hacia la menor provocando que los tres se sonrojaran.— ya debo irme...
—Espera.— llamó Mitsuya que al notar que sonó desesperado, carraspeó un poco y dijo.—Ven a mi casa.
—¿Qué?— preguntó sorprendido el pelirrojo sintiendo sus orejas sonrojarse.— ¿A... su casa?
—Si.— habló firme y decidido el pelilila.— Como agradecimiento de salvar a Mana... te invito a comer y de paso a curar tus pequeñas heridas.
—Ah, no-no no es ne-necesario.— respondió avergonzado el pelirrojo.
—¡Hermano rojo ven con nosotras!— pidió la más pequeña.
—¡Si! ¡Ven con nosotras!— continuó la otra.
—A-Ah... no se...— dudó Kenji pero al tener las dos miradas de las menores como las de un perrito mojado, para luego clavar sus orbes rojizos en el rostro del mayor que miraba con cariño a sus hermanitas, en su pecho sintió calidez al tener esa imagen en frente suyo, deseando ver más esa faceta en el pelilila. Por lo tanto sonrió y asintió con la cabeza.— Está bien... iré con ustedes.
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¡Hola! ¿Como están?
Acá les traigo un nuevo capítulo <3 ¡Hoy es su cumple mes de haberse publicado! 5 meses <3
¿Que les pareció?
¿Les gustó?
¿Que esperan que suceda?
¡Voten y comenten!
No creo que actualice tan seguido como antes, estoy enfocada escribiendo un fanfic de MDZS y tengo esta idea tan metida en la cabeza que lo necesito escribir o sino me voy a volver loca.
MAÑANA ACTUALIZO ADMIRACIÓN.
Y si alguna lee mis historias de Crepúsculo, el viernes y sábado actualizo Caín y Frost.
Cuídense.
Besitos.
~M.
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