Capítulo 20. La verdad











Karma se encontraba caminando con tranquilidad por las calles oscuras del barrio donde vivía su hermano. Sabía que se daría cuenta de su mentira, sin embargo no se preocupaba del futuro enojo que tendría el mayor con él.

Esto lo hacía por el.

Además que lógicamente lo habían citado a él. Ese tal Mikey y esa pandilla querían hablar con su hermano sobre cierto personaje que buscaban, por lo tanto... ¿Qué problema había que el mismísimo personaje, el verdadero Demonio Rojo, fuera a hablar con ellos?

Porque vamos... quieren hablar sobre él y sabía que su hermano no se encontraba listo. 

A Kenji no le gustaba mucho hablar sobre su vida, sobre como habían ganado la reputación en las peleas ni mucho menos le gusta hablar sobre su problema que solamente él conoce y que nació por culpa de él. 

Karma varias veces se culpa por haber sido el causante del quiebre de personalidad en su hermano, esa persona que es diferente al Kenji que conoce y que siempre mete en problemas al mayor, que si no fuera por la ayuda de Koro-sensei, su hermano posiblemente estaría internado en un maldito hospital psiquiátrico  o en el peor y terrible caso en la cárcel. 

Koro-sensei supo manejarlo. 

El pulpo logró ganarse la confianza de la otra personalidad de su hermano, pudo después de tanto tiempo que Kenji y esa personalidad se llevaran bien o por lo menos el mayor pudiera controlarlo mejor y que no se escapara cuando se le diera las ganas. Aunque Karma creyó en un principio que Koro-sensei podía curar a su hermano, el pulpo le dijo que es un tema entre Kenji y la personalidad que debían hablar ya que, si sus sospechas eran ciertas, Kenji era el causante de que ese otro yo siguiera con él.

Kenji tenía un problema consigo mismo que provocaba que no dejara ir a su otro yo. 

Y Karma no podía ayudarlo.

Claro que insistió que fuera a un psicólogo pero ambos, incluido el otro porque sí, increíblemente la mayoría de las veces se unían para llevarle la contra, se negaban rotundamente y terminaban discutiendo, por lo tanto ese tema lo dejaron a un lado ya que a los tres no les gustaba discutir. 

Y si, aunque esa personalidad a veces le irritaba, le molestaba y parecía realmente ser otra persona, también sabia que seguía siendo su hermano, era su autodefensa.

Una defensa para Kenji y para él.

Ya que debido a su imprudencia de haberse metido con dos hermanos que creyó que iba a poder vencerlos, terminó gravemente en el hospital. Y Kenji al haber estado llevando una gran mochila sobre sus hombros queriendo ser el hijo perfecto para sus padres, para un mínimo de atención, sumando el tener que cuidar y proteger a  un menor pelirrojo revoltoso que le gustaba estar en problemas, su hermano mayor no lo soportó más.

Ni mucho menos soportó verlo internado en un hospital donde estuvo una semana dormido. 

Y que estuvo a punto de morir. 

—¡Ken-Kenji-kun!

El menor pelirrojo paró de caminar y miró sobre su hombro, encontrándose a un pequeño castaño  de orbes mieles que respiraba con dificultad con sus mejillas decoradas de un tono carmín debido la corrida que había hecho.

Sabía quien era.

El pequeño y adorable amigo de su hermano.

—Oh Asui...— sonrió angelicalmente e hizo un pequeño esfuerzo en imitar la voz del mayor.— ¿Qué haces aquí? Y tan tarde.

Sabía que Kenji protegía mucho al castaño, siempre hablaba de él y le mostraba todas las fotos que se sacaban, por lo tanto en su compañía aunque no supiera que el no era el verdadero Kenji, lo protegería.

—Y-Yo.. te-te estaba lla-llamando desde ha-hace dos cu-cuadras.— tartamudeó avergonzado.— pe-pero no me-me escuchabas.

—¿Ah? ¿En serio?— parpadeó sorprendido Karma.— lo siento, estaba pensando en muchas cosas.

—L-Lo sé.— respondió para buscar desesperadamente algo dentro de la mochila que llamó la atención del menor pelirrojo.— Yo... yo sé que-que has es-estado tris-triste porque Mit-Mitsuya-san no-no te habla y-y por to-toda la situación de-de la pe-pelea...

》¡P-Por e-eso com-compré esto!《

Karma abrió sus orbes dorados, escondidos detrás de lentes de contactos rojos que siempre llevaba con él, sorprendido al tener en frente suyo un llavero que colgaba una pelota amarilla, con pequeños ojos y sonrisa gigante.

Koro-sensei.

—M-Me di-di cuenta q-que tú... tu per-perteneciste a-a esa cla-clase que-que estuvo ese-ese mon-pulpo.— comenzó a explicar.— y-yo... a-a mí me-me gustaría ser-ser periodista ¿Sa-sabes? Y-Y to-todo lo-lo que pasó con-con la luna y-y ese pulpo me interesa...

》Y-Y cu-cuando su-supe que tú estabas en-en ese instituto, me-me emocioné por-porque pen-pensé que podría sa-saber un poco más... pero... me-me di cuenta que-que te duele ha-hablar del tema y-y también ese pul-pulpo es importante para tí co-como el pe-peluche en el festival... por-por eso creí que-que regalándote algo re-relacionado con-con el... te-te haría sentir bi-bien.《

—Entonces, ¿Te acercaste a mí para saber del monstruo que destruyó la luna?

—¿Q-Que? ¡N-No!— negó fervientemente con la cabeza, no queriendo dar esa intención.— ¡Y-Yo que-quería re-realmente ser tu-tu amigo, Kenji-Kun!

》A-Además... no-no creí que ibas a-aceptar mi-mi compañía... si-siempre fui-fui rechazado por-por mi tartamudes, si-siempre estuve so-solo... so-solo te-tenia com-compañeros co-como Shiba y Mi-Mitsuya-san pe-pero no-no los pu-puedo considerar mis-mis amigos.《

—¡P-Por eso es-estoy muy-muy feliz de que-que seas mi-mi amigo Kenji-kun!— continuó entregándole el llavero una vez más, teniendo sus manos temblando.— Po-por favor... a-acepta mi-mi regalo... Yo-Yo quiero que-que estés bi-bien.

—Mmm...

Karma entrecerró los ojos mirando fijamente el rostro del castaño que agachó la mirada nervioso. Sus orbes dorados, ahora rojizos, se clavaron en el llavero que sentía la mirada del pulpo sobre él.

¿Realmente podía confiar en el?

Su hermano realmente lo aprecia y lo quiere como si fuera un hermano más, pero el que este chico estuviera interesado en lo que pasó con la luna y Koro-sensei no le daba buena espina.

—Yo-yo se que di-di a-a entender que me a-acerqué a ti para-para saber sobre el te-tema pero n-no es así.— volvió a hablar con voz ahogada.— yo re-realmente te considero mi-mi mejor a-amigo, te-te quiero mucho Kenji... solo-solo que-quería hacerte sen-sentir bi-bien porque me-me preocupo por-por ti al igual que tu-tu por mi.

Aplanó los labios procesando las palabras del castaño cuando su cuerpo se tensa al sentir una ráfaga de viento, ese típico viento que aparecía cuando el pulpo usaba su velocidad y escuchó claramente la voz sobre su oído.

—Nurufufufu~ Vamos Karma, acepta el regalo.

Hasta pudo sentir el maldito tentáculo picar su mejilla.

Suspiró y agarró suavemente el llavero sorprendiendo al castaño que estaba a punto de llorar.

—Esta bien.— respondió mirando con aprecio el llavero.— esto realmente me hace sentir mejor... se que lo hará.

—¡Ge-Genial!— chilló feliz, saliéndole brillitos en sus ojos.

—¿Sabes?— le dio la espalda para mirarlo sobre su hombro.— le caerás muy bien a mi hermanito.

—¡¿En serio?!

—Sip.— sonrió angelicalmente y comenzó a ir hacia el templo, quedándole una cuadra y media.

—Q-Que e-emoción.— susurró para si mismo, sin darse cuenta que el pelirrojo lo estaba dejando atrás.— ¡E-Espérame Ken-Kenji-kun! ¿A-A don-donde vas?

—Draken llamó.— respondió encogiéndose de hombros.— quiere hablar del tema en el templo Musashi.

—Oh... ¡E-Espera! ¡¿T-Te llamó pa-para hablar?!— se asustó el castaño, que al ver el asentimiento de cabeza, continuó más asustado.— ¡¿T-Te llamó pa-para a hablar con-con la-la pandilla?! ¡¿Con-Con el in-invencible Mi-Mikey?!

—Sip.

—¡T-Te acom-acompañaré!— habló fuertemente, decidido.

—No, tú ya debes ir a casa.— le reprochó el pelirrojo.

—¡N-Ne-necesitas a-apoyo moral!— se quejó con un puchero el castaño.— ¡Re-Recuerda que si-si es con-con la pan-pandilla, es-estará Mit-Mitsuya-san!

—Ah, cierto.— susurró para si mismo, sin interesarle mucho el tema. Sin embargo, Asui entendió que el pelirrojo se asustó y se preocupó por la presencia del pelilila por lo tanto, lo agarró de la mano y lo tironeó comenzando a caminar.— ¿Que haces?

—Y-Ya lo-lo dije.— respondió seriamente.— eres mi-mi amigo y-y no te-te voy a a-abandonar... ¡Es-Estaré a-a tu-tu lado, Kenji-kun!

》Y-Y no-no te preocupes por Mit-Mitsuya-san, el-el entenderá.《

Karma intentaba en no mostrar una mueca de asco cada vez que mencionaban a ese chico porque debía seguir fingiendo que era Kenji, pero no podía negar que se le estaba dificultando.

No lo conocía y ya le irritaba.

Oh... pero ahora lo iba a conocer.

Sonrió peligrosamente.

—L-Llegamos.

El menor pelirrojo volvió a su mundo, sorprendiéndole el haber llegado tan rápido a la entrada del templo.

—Al fin llegas Kenji.

Sus orbes se apartaron de la entrada para dirigirla hacia esa voz, encontrándose a un muchacho apoyado en una moto, de cabellos rubios con una trenza, rapado en los costados y lo que parecía ser tenía un tatuaje de dragón en una de su sien.

Si Karma recordaba bien lo que dijo su hermano... él era Draken.

El menor pelirrojo sintió a Asui temblar del miedo por lo tanto lo colocó detrás suyo. Sus orbes volvieron la atención a la presencia que tenía, ahora en frente suyo, sorprendiéndole el tener que levantar la mirada por lo alto que es.

—Eres como un poste de luz.

—¿Disculpa?— exclamó indignado Draken.— me vuelves a llamar una vez más así y le diré a Mitsuya lo que sientes por él.

Karma giró su rostro hacia el otro lado, intentando ocultar su cara de asco, que Draken frunció el ceño al verlo callado y no chillando de los nervios que siempre actuaba así por tal amenaza, pero lo dejó pasar comprendiendo que por ahí estaba avergonzado y nervioso con hablar del tema en frente de Mikey, más los capitanes y subcapitanes que estaban en el lugar.

Los orbes negros de Draken pararon en el castaño que estaba detrás del pelirrojo y que miraba con timidez.

—Yo te recuerdo.— volvió a hablar el rubio, recordando que es amigo de Kenji y que lo ayudó a él cuando lo apuñalaron.— ¿Que haces aquí? ¿Por qué lo trajiste?

—Nos cruzamos en el camino.— respondió encogiéndose de hombros.— le dije que se fuera a casa... pero no me hizo caso.

—¡Y-Yo ven-vengo pa-para darle a-apoyo mo-moral!

Draken suspiró dejándolo pasar.

—Bien, vamos.— habló, comenzando a subir las escaleras.— Mikey esta molesto por la tardanza...

—¿Que quería que hiciera? No iba a pedirme un taxi para acá.

—¿Y tu patineta?— preguntó mirándolo sobre su hombro, teniendo detrás a Kenji y al castaño un poco más abajo.

—No voy a sacar mi patineta a estas horas de la noche.— le contestó rápidamente, olvidándose de ese pequeño detalle.— es como mi hijo, no lo voy a sacar a pasear a la noche con el peligro que hay.

—Bien.— rodó los ojos Draken.— solo quiero decirte que Mikey está ansioso y molesto por la tardanza.

》Y no solo esta el, sino también los capitanes y subcapitanes de la Toman.《

—Ok.

Draken frunció el ceño y lo miró obteniendo la atención del pelirrojo.

—¿Que pasa?

—Te veo... muy tranquilo.

—Estuve meditando.— contestó con sus manos en los bolsillos de su pantalón, volviendo a subir pasando al rubio, siendo seguido por el castaño.— y además hable con mi hermanito del tema... me ayudó bastante.

—Ya veo.— susurró un poco dudoso.

Draken y Asui se miraron para luego mirar la espalda del pelirrojo que ya había llegado al templo, los dos siguieron hasta colocarse a su lado. Había algo raro en Kenji pero no sabían que era, por ahí era los nervios y la tensión de hablar del tema.

Si, por ahí era eso.

Mientras tanto Karma lo primero que vio fue a ocho personas sentadas a un lado de las escaleras hablando entre ellos para luego mirar en la cima de esas escaleras a un pequeño rubio, casi de la misma altura que Nagisa, con una chaqueta negra colgando en sus hombros, dándole la espalda.

Karma caminó tranquilamente al igual que Draken que se adelantó, llamando la atención de los presentes.

—Mikey.— habló Draken, subiendo los escalones hasta quedar dos escalones más bajo que él, llamando la atención del rubio ceniza.— Kenji ya está aquí.

Los orbes negros de Mikey pararon hacia el centro donde su vista se cruzó con la mirada rojiza de Akabane y con un pequeño castaño que temblaba detrás de éste.

—¿Quién es él?

—Es un amigo de Kenji.— respondió el rubio más grande.

—Asui apártate ¿Si?— habló Kenji al castaño.— estaré bien.

—P-Pero...

—Togata.— habló un peliazul, bastante alto que llamó la atención de los dos.— ven aquí, el que debe hablar es el Demonio rojo.

》Tu no tienes nada que ver en esto.《

Asui frunció el ceño enojado a punto de reprocharle cuando siente una mano en su cabeza y lo despeinan. Sus orbes mieles pararon en Kenji que le sonreía angelicalmente y le dio un pequeño empujón para que vaya con ellos, o mejor dicho para que se apartara.

—Anda, ve.— comentó.— estaré bien.

Asui aplanó los labios en desacuerdo pero con timidez se apartó del pelirrojo y se alejó de Shiba, estando solo a unos metros.  Hakkai no le gustó que no se acercara a él ni a Takashi como si no confiara en ellos. Sus orbes se apartaron del castaño y miró a su capitán encontrandolo con una mirada seria y fija en el pelirrojo.

—Kenchin.— habló Mikey, llamando la atención de todos y más del pelirrojo.

—¡Comenzará la reunión!— gritó fuerte y claro a los demás, que se colocaron un paso atrás de Mikey y Draken que les daba la espalda, todos mirando en el centro al pelirrojo.

Mikey se quedó a unos metros del pelirrojo donde en ningún momento apartaron miradas, que todos podían sentir la tensión crecer con los segundos que pasaban.

Todos estaban tensos y nerviosos.

Uno que otro ansioso.

Emocionado.

—Tú no eres Kenji.

Mikey que estaba a punto de hablar, cerró su boca y miró detrás suyo del lado izquierdo al peliplateado que le sorprendió al ver a Mitsuya tan serio. Draken como los demás fruncieron el ceño y miraron al de orbes lavanda con confusión, como si le hubiera salido un tercer ojo.

Más Draken, Hakkai y Asui que conocían al pelirrojo y era claramente Kenji.

—¿De que demonios estas hablando?— le cuestionó Draken.

— Él no es Kenji.— volvió a hablar el peliplateado tenso al tener la mirada rojiza sobre el.— estoy seguro que no es él.

—Taka-chan, ¿te sientes bien?— preguntó preocupado Shiba.— todos estamos viendo a Kenji.

—Si, Mitsuya.— habló esta vez Mikey.— Akabane Kenji esta en fren...

Y Mikey no terminó de hablar al escuchar una risita divertida en el ambiente. Sus orbes negros pararon en el pelirrojo y frunció aún más el ceño al verlo señalar a Mitsuya.

—Así que tu eres el que se quiere robar a mí hermanito.

Silencio.

Mitsuya arqueó una de sus cejas al escuchar decir aquellas palabras mientras que Draken, Asui, Hakkai y la mayoría se sorprendieron al oírlo decir eso.

Mikey se puso completamente serio.

—¿Quien eres?

—Soy Karma Akabane.— sonrió, mirando fijamente al rubio para luego sacarse los lentes de contactos, dejándose ver sus orbes dorados.— el hermano menor de Kenji.

》Y el verdadero Demonio Rojo.《



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¡Acá les traigo un nuevo capítulo!

¿Que me encanta dejarlas con la intriga?

Si.

¿Que les pareció?

¿Les gustó?

¿Que piensan que pasará?

Y les quiero avisar que se tranquilicen, la clase E va a aparecer pero más adelante, ya todo está fríamente calculado ahre.

¡Voten y comenten!

Nos vemos el jueves.

Cuídense.

Besitos.

~M.


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