Capítulo 2. Alumno nuevo











La alarma sonó causando que abriera con pereza sus orbes. Se estiró como un gato en la cama y se quedó mirando el techo por varios minutos que sus orbes comenzaban a cerrarse una vez más hasta que el sonido de un mensaje llama su atención.

Su cuerpo se pone de lado y estira su brazo para agarrar su teléfono encontrándose tres mensajes diferentes. Uno de su gemelo, otro del grupo de la clase E y otro de su padre.

Miró primero el de sus padres clavándoles el visto para que vea que lo leyó aunque sabía que no se molestaría por no recibir respuesta, apenas prestaban atención a sus mensajes tanto de él como los de su hermano.

Luego abrió el grupo de la clase E y sonrió al leer el mensaje de Kayano-chan deseándoles un gran año en su nueva vida, que decidió luego responder o que su hermano respondiera por él, cualquiera de las dos era válida. Para después mirar el chat de su hermano encontrándose un simple mensaje.

》Levántate.《

Kenji rió y le mandó un emoji de lengua. Con toda la pereza del mundo se levantó de la cama que era una de las primeras cosas que hizo anoche porque no iba a dormir en el suelo y se dirigió hacia el baño a hacer sus necesidades y darse un baño que ya tenía agua caliente.

Cuando ya estuvo listo y de haberse lavado los dientes con su cepillo y dentrífrico salió del baño desnudo ya que se había olvidado la toalla. Por lo tanto, se paseó por toda la sala buscando la caja donde se encontraban sus toallas hasta que se cansó.

Suspiró llevando sus manos hacia su cintura.

—Debo desempacar.

Luego de unos 45 minutos buscando sus pertenencias y el uniforme que usaría, se cambió rápidamente y se marchó sin antes agarrar su patineta, su mochila, su celular y su billetera que después debería ir y comprar algunas verduras y carnes para comer a la noche.

Había salido de su edificio y comenzó a recorrer las calles con su patineta debajo de su brazo. Sacó su teléfono de su bolsillo trasero y decidió contactar a Ritsu para que lo ayudara con la ubicación de su nuevo instituto.

—¡Hola Kenji-Kun!

El pelirrojo sonrió al ver a su amiga virtual en su pantalla de teléfono y le respondió.

—Buenos días Ritsu-chan.— canturreó feliz Kenji al ver a la pelivioleta de dos coletas sonreír hacia él.— Necesitaría tu ayuda.

》Necesito que busques algo por mi.《

—¡Por supuesto!— Ritsu cambió su ropa en un traje de detective y ponía una lupa sobre su ojo.— ¿Que debo buscar?

Kenji no pudo evitar en reírse y le respondió.

—Necesito que me ayudes con la ubicación de mi instituto.

—Dime el nombre y buscaré la dirección y cuanto te tardará llegar hasta allí.— respondió firme.— ¡Hasta te buscaré el camino más rápido!

—Gracias Ritsu-chan.— sonrió con su típica sonrisa y le dio la dirección.

Kenji siguió caminando por las calles del distrito viendo a varios adolescente con diferente uniforme al de él. Hasta que la voz de su amiga volvió a llamar su atención diciéndole la dirección de su instituto y que tomando cierto camino tardaría unos diez minutos en llegar.

—Muchas gracias Ritsu-chan.

—De nada Kenji-Kun.— sonrió la pelivioleta cambiando su traje de detective a uno de porrista y le gritó con entusiasmo.— ¡Éxitos en tu primer día de clases!

—Si.— le sonrió para luego bloquear su celular y guardarlo en su bolsillo trasero.

Se detuvo en un lugar y apoyó su patineta en el suelo para luego apoyar su pie izquierdo sobre éste para tomar el impulso y deslizarse sobre éste para llegar a su destino.













😈😈😈















Kenji caminaba por los pasillos del instituto Keigo distraídamente junto con su patineta debajo del brazo. Había hablado con el director, de hecho ahora lo estaba acompañando a lo que sería su clase y debía admitir que el hombre a su lado era muy diferente al director Gakuho Asano desde su aspecto físico hasta su manera de presentarse.

Era... un poco flojo y temeroso.

Parecía que tuviera miedo de sus propios estudiantes que se encontraban algún otro en el pasillo que el timbre había sonado hace unos minutos y todavía había algunos afuera del salón.

Vaya... realmente era muy diferente al instituto Kunugiaoka.

Apenas llegaron a la puerta el director tocó la puerta recibiendo un pase del otro lado. La puerta se abrió y ambos entraron donde Kenji intentó no demostrar la sorpresa de ver que el aula estaba desordenado y que solo había unas cinco chicas y un muchacho.

¿Y los demás?

—¿Donde están todos?

El mayor Akabane supo que no había sido el único en pensar aquello al escuchar la pregunta del director. Sus labios formaron una sola línea al escuchar el chasquido de lengua por parte de su maestro y una cara de enojo en este que respondió de mala gana.

—¿Donde crees que esten? Afuera, siendo delicuentes.

—Los iré a buscar ahora mismo.

—Es inútil director.— interrumpió una muchacha de cabellos negros.— lo único que logrará es que le den una paliza.

—¡Señorita Hazumi!

—¿Qué? Es la verdad.

Kenji no pudo evitar alzar una ceja al escuchar esas palabras. El ambiente que había en ese salón, las auras deprimentes y amargas le hizo recordar cuando había llegado por primera vez a la clase E que a cambio de su hermano, él llegó a la "clase del fin" unos días después de haber arrancado las clases por haber golpeado a un profesor.

Esa historia iba a ser para otro momento.

La cosa era que el ambiente era el mismo del principio del año pasado, el acoso y los insultos de las clases del edificio principal diciéndoles claramente que no tenían futuro.

Como ahora.

Aunque claramente Akabane ya no iba a caer en eso y no se involucraría con personas peligrosas. Desde que habia llegado y había recorrido las calles hasta llegar al instituto pudo sentir tanto un aura deprimente como un aura de peligro en la zona.

Y ahora que mencionaban delincuentes estaba intrigado de saber más sobre el distrito Shibuya.

—Bu-Bueno...— carraspeó el director avergonzado y temeroso.— aquí tienen un nuevo compañero, espero que lo traten bien.

》Él ha venido de una gran institución aunque... ahora esta bajo supervisión del gobierno por lo que ya saben que ocurrió el 13 de marzo.《

El único chico jadeó sorprendido que parecía ser que era el único que le interesaba el tema ya que a través de sus lentes se podía ver lo emocionado que estaba.

—Preséntate.— ordenó el profesor de mala gana.

— Buenos días.— saludó sonriendo a su profesor para luego mirar a sus compañeros que tanto las chicas como el chico se sonrojaron ante esa sonrisa angelical y esa aura suave que transmitía y continuó.— me presento,

》Soy Akabane Kenji, vengo del distrito Shijuku, espero llevarme bien con todos ustedes.《

E hizo una reverencia.

Al no recibir ninguna respuesta y solamente un silencio terrible pensó con pesar para si mismo.

Esto será un día largo.













😈😈😈













Las horas pasaron y el receso del horario de almuerzo llegó. Akabane había prestado atención a lo que decía el profesor aunque en algún momento se distrajo recordando a Koro-sensei y una de sus clases.

Hasta por un momento creyó haberlo visto en frente diciéndole que no se distrajera.

Suspiró.

—Ho-Hola.

Kenji levantó la mirada encontrándose a un chico de cabellos castaños, orbes negros con lentes y que le sonreía con timidez.

—Hola.— le sonrió.

—¿Qui-Quieres al-almozar con-conmigo?

—Claro.— respondió contento Kenji.— pero primero debo comprar algo en la cafetería.

—¡No!

El pelirrojo se sobresaltó al escuchar el grito del castaño que lo miró sorprendido pero que se relajó al ver las mejillas rojas del ojinegro.

—L-Lo si-siento.— tartamudeó nervioso.— es, es que-que la, la ca-cafeteria de a-aquí es fe-fea.

》La co-comida es-es tóxica, en -en serio.《

—Oh...— parpadeó comprendiendo.— pero tengo hambre...

—Yo... yo pu-puedo com-compartir mi-mi al-almuerzo.

Kenji parpadeó sorprendido al escuchar aquella propuesta que contento le preguntó.

—¿En serio? Yo... yo no quiero que gastes tu comida en mi... veo que comida puedo comprar que no sea tan... fea.

El pelirrojo vio como el castaño negaba con la cabeza y apoyaba el bento en su escritorio que lo abrió dejándose ver una gran y rica comida. Los orbes rojizos de Kenji se iluminaron de felicidad y su estómago rugió por un pedacito de aquel almuerzo.

—Lo siento.— susurró avergonzado el pelirrojo y más al escuchar la risita del castaño.— en serio, gracias por ser bueno conmigo.

》Por cierto... ¿Cómo te llamas?《

—Me-Me...

—Oye tartamudo.

Y Kenji frunció el ceño al ver cómo una mano se estrellaba contra su mesa causando que el bento saltara al igual que algunos de sus lápices ante el fuerte golpe. Sus orbes rojizos se entrecerraron al ver el terror en el castaño en frente suyo que se encontraba sentado temblando como un papel.

—¡¿Dónde está mi dinero?! ¡¿Eh?!— gritó de vuelta aquel muchacho golpeando una vez más la mesa.— ¡Tartamudo te estoy hablando!

—¡Yo-Yo... no-no lo-lo...

—¡¿No-No-No qué?! ¡Habla bien!

—Oye jefe... por ahí este amiguito pueda decirnos.— se burló otro, colocándose atrás de Kenji que ese aliento horrible golpeó la mejilla del pelirrojo.— o darnos su propio dinero.

—¡N-No! ¡N-No lo-lo mo-molesten!— gritó aterrado queriendo defender a su nuevo amigo.— ¡Yo-Yo le-les da-daré mi..!

—¿Por qué hacen esto?

—¿Eh?— exclamaron los dos matones acercándose al pelirrojo.

Kenji los observó bien.

Ambos eran grandes y pelados con varias cicatrices en sus rostros. A simple vista no parecían ser adolescentes, sin embargo el uniforme del instituto se podía ver con claridad.

—¿Por qué hacemos esto?— repitió con burla el chico del lado izquierdo del pelirrojo.— ¿Por qué hacemos esto Ryoma-Kun?

—¡Porque se nos da la gana!— gritó en el oído derecho del pelirrojo con una sonrisa de oreja a oreja el matón.— ¡Yo mando...

—Tu no mandas aquí, Katane-san.— interrumpió una tercera voz.

—¡¿Eh?!

Kenji alzó una ceja al escuchar ese tono de voz que le gustó, una voz suave pero a la vez un poco grave. Gracias a que el matón de cicatriz en el ojo derecho se corrió de su vista pudo ver a un muchacho de cabellos muy cortos entre tonos lila y plateado, unos bonitos orbes caídos de color lavanda, alto y piel pálida.

Que lindo.— pensó quedado hipnotizado al verlo.

—¡¿Otra vez tu Mitsuya?!— gruñó furioso el de su lado izquierdo.— ¡No te metas en donde no te incumbe!

—¡Mit-Mitsuya-san!— gritó emocionado casi al borde de llorar el castaño, sorprendiendo al pelirrojo.

—Me meto porque claramente me incumbe Goten-san.— respondió acercándose a esos cuatro con una voz intimidante.— ¿Quieren que los deje como la última vez?

El pelirrojo se emocionó ante aquella amenaza del lindo pelilila esperando tranquilamente la acción que ocurrirá enfrente de sus ojos ignorando por completo a su pequeño castaño que temblaba del miedo en frente suyo.

—Tsk... vámonos Midoriko.

El pelirrojo hizo un puchero al ver cómo los dos matones se iban pasando cada uno por el lado del pelilila que tenía una mirada intimidante aunque no había esa típica sed de sangre que había aprendido.

¿Quien era este chico lindo?

Una sonrisa quiso salir de sus labios y pensó.

Koro-sensei... creo que le haré caso y seguiré mi corazón.




><><><><><><><><><><><><><><><><

¡Aquí tienen el segundo capítulo!

Espero que les haya gustado.

¡Voten y comenten!

Ayer actualice ADMIRACIÓN y mañana CONFESIÓN por si no les llegó o llega la notificación, aviso por aquí.

Cuídense mucho.

Besitos.

~M.



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top